Ciencia Loca (versión para el siglo XXI) | By : El8Culpable Category: Spanish > Celebrity Views: 291 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 0 |
Disclaimer: Esta es una obra de ficción. NO sucedió fuera de mi imaginación. Sus únicos personajes reales son las famosas que aparecen, a las cuales no conozco personalmente. No he ganado ni un puto centavo con la escritura de esta historia. |
ADVERTENCIAS:
Ryan se sentía como un completo pelmazo por lo que estaba haciendo en esos momentos. “Cuando todo esto termine voy a ver menos películas de los ochentas”, pensó deprimido y desanimado, mientras conectaba dos muñecas Barbie a su PC usando los mismos cables que se usan para pasar datos a un Smartphone.
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Todo había empezado una mañana de varios meses atrás, cuando vio en la TV una repetición del filme Ciencia Loca.
Este capturó de inmediato la imaginación del chico de catorce años, lo cual no es sorpresa cuando se considera que se encontraba en una situación muy similar a la de sus protagonistas: en la escuela lo molestaban mucho los varones y lo ignoraban por completo las chicas no sólo porque, como uno de los dos héroes de esa historia, era un joven genio de las computadoras (de hecho, tenía tantos conocimientos en este campo que tenía prácticamente asegurada una beca en la universidad para estudiar Programación), sino también por su belleza extremadamente femenina (grandes ojos verdes, inmaculada tez de marfil, largo, sedoso y muy liso cabello casi blanco de tan rubio, rostro de princesita de cuento de hadas, cuerpo de bailarina de ballet, etcétera), la cual hacía que todos asumieran que era homosexual.
Pero en todo el cuerpo de Ryan no había ni una pizca de homosexualidad, como demuestra el hecho de que, con el paso del tiempo, poco a poco fuese madurando una idea dentro del cerebro del muchacho: él recrearía el experimento con el que Gary y Wyatt dieron vida a Lisa…
…con algunas variantes…
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En primer lugar, no crearía una sino dos mujeres (se sentía tan desesperado por sexo que pensaba que con una sola no iba a bastarle para encontrar la satisfacción). Para sus apariencias físicas, recurrió a la que se estaba convirtiendo en la mayor base de datos de hembras ardientes en el mundo: Instagram. Tras mucho investigar, finalmente se decidió por la chica fitness canadiense Amanda Lee y la modelo española Eva Padlock (una rubia y una morena: la fantasía de todo hombre).
Y, en segundo lugar, él alimentaría la simulación con información muy diferente: no tenía el menor interés en que los duplicados de Eva Padlock y Amanda Lee fuesen talentosas o inteligentes ni que le diesen ninguna lección sobre la vida; Ryan las quería para follar. Punto. Así que llenó el programa con todos los clips de Brazzers que pudo conseguir en la red.
La parte más bochornosa fue conseguir las dos muñecas Barbie que darían cuerpo a las mujeres (él no tenía hermanas a las cuales robárselas pues era hijo único). Cuando fue a la juguetería mintió diciendo que eran un regalo de cumpleaños para sus primitas, que eran gemelas; pero, por la mirada que le dirigió la dependienta, Ryan se dio cuenta que ella pensaba que era él quien iba a jugar con las muñecas (lo que, siendo precisos, técnicamente era cierto; así que, ¿por qué se quejaba?).
Por otro lado, una parte del experimento iba a ser mucho más fácil: no iba a tener que hackear computadoras del gobierno para conseguir la potencia necesaria para realizarlo (“¡Dios mío!”, pensó Ryan, “¡cualquier PC de hoy tiene que ser más potente que todas las supercomputadoras del gobierno en los ochentas combinadas!”).
Pero algo que NO estaba dispuesto a considerar siquiera era ponerse un sostén en la cabeza (la película no explicaba de donde era que Gary y Wyatt sacaron los suyos y Ryan no estaba seguro de querer saber la respuesta).
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Con todos los ingredientes reunidos y listos, lo único que faltaba fue una oportunidad de que sus padres lo dejaran solo en casa. Esta eventualmente se presentó tras una larga espera: sus padres querían visitar a una hermana de su mamá y, al igual que los padres en el filme, iban a ausentarse todo el fin de semana. El chico logró convencerlos de que era lo bastante mayor y responsable para cuidar de la casa él solo y así pudo, finalmente, poner en marcha su plan.
Ese viernes por la tarde, después de la escuela, llegó corriendo a su casa para encontrarla totalmente vacía. Con una sonrisa de oreja a oreja, arrojó su mochila al piso al lado de la puerta (otro golpe de buena suerte: en esa ocasión no le habían dejado tarea para el fin de semana) y subió corriendo a su cuarto. Estaba a punto de encender la computadora para darle vida a sus creaciones cuando un trueno destrozó el silencio de la tarde. Todo el día una gruesa capa de nubes oscuras que ocupaba el cielo entero había estado amenazando con lluvia y, finalmente, cumplió sus amenazas. Y no era cualquier lluvia: era una auténtica inundación con potentes truenos y rayos casi constantes.
Eso no le gustó a Ryan. Como el nerd de las computadoras que es, su PC es su posesión más preciada y la cuida como si estuviese hecha del cristal más frágil. Él nunca usaba su computadora durante tormentas eléctricas por temor a que un rayo cayese cerca y provocase algún daño. Así que el experimento tendría que retrasarse. Pero, durante la espera, no pudo evitar pensar…
“Dios… ¿Qué se me metió en la cabeza?”, dijo para sus adentros. “¿Intento hacer algo que vi en una estúpida peliculita ochentera?” El muchacho se dio cuenta del papel poco digno que estaba interpretando y se alegró de que no hubiese nadie en los alrededores viéndolo.
La espera fue larga. Cuando las lluvias pasaron de “Diluvio Universal: Parte II” a “intensas, pero sin rayos, y no parece que sea el fin del mundo”, Ryan se hartó y decidió empezar de una buena vez. No obstante, sus movimientos al prepararlo todo y activar la simulación fueron lentos y apáticos y la expresión en su rostro era de absoluta infelicidad, pues era consciente de que estaba haciendo una idiotez: la única razón por la que continuaba era porque sentía que, habiendo llegado tan lejos, no podía simplemente meter reversa y ya.
Finalmente, Ryan activó su simulación…
…y no pasó nada…
“¿Pues qué otra cosa podía suceder?”, pensó, infeliz, mientras dejaba escapar un largo suspiro y quedaba encorvado y cabizbajo.
De repente, sonó un trueno tan fuerte que parecía que la casa entera iba a venirse abajo, la luz eléctrica yéndose por unos segundos sólo para regresar. “¡Ese debió caer cerca de aquí!”, pensó, horrorizado, poniéndose de pie de un salto y abriendo sus ojos grandes como platos.
En ese preciso instante, la computadora cobró vida: su pantalla se puso a derramar una cascada formada por todos los colores que puedan imaginar (y otros que seguramente no puedan), hizo ruidos que el chico ni siquiera sospechaba que una PC fuese capaz de hacer y el CPU se puso a saltar como un grano de maíz reventando en palomita.
Ryan gemía angustiado y se retorcía las manos, sin saber que más hacer, mientras pensaba “¡DIOS! ¡SOY UN IDIOTA! ¡SÓLO FALTA QUE QUEDE DESTRUIDA!” hasta que, de repente, la PC produjo una explosión ensordecedora que lo envió volando contra la pared detrás suyo y llenó el cuarto de humo. Cuando este se disipó y él se hubo recuperado del golpe, el chico, jadeando y desesperado, corrió hacia su computadora para ver cómo estaba, palpándola y examinándola minuciosamente por todos lados. Su alivio fue tan grande como su desconcierto: milagrosa e increíblemente, la máquina estaba intacta… pero lo más increíble todavía estaba por suceder…
Sin ninguna advertencia, la puerta de su habitación se abrió de golpe. Ryan, asustado, se dio la vuelta y lo que vio lo dejó boquiabierto y con los ojos aún más desorbitados: en el cuarto estaban entrando, caminando con sensuales contoneos de sus caderas, Amanda Lee y Eva Padlock, sonrisas diabólicas resplandeciendo en sus labios y sus miradas.
Ellas se detuvieron a medio camino entre la puerta y el punto donde el adolescente estaba parado. La rubia vestía un ceñidísimo minivestido de un blanco flamante, con un escote muy generoso y una microminifalda que a duras penas cubría sus nalgotas y calzaba unos zapatos también blancos de vertiginosos tacones de aguja. La española, por su parte, tenía puesta una camiseta negra aún más ceñida y con un escote mucho más atrevido que el de la canadiense, por imposible que esto parezca, y unos jeans que parecían tatuados a su cuerpo. También calzaba unos zapatos que eran idénticos a los de la Lee en todos los aspectos excepto en el color, pues eran negros. Ambas mujeres tenían puesto mucho maquillaje, con labios pintados de color rojo intenso y mucha sombra en los ojos, y sendos pares de enormes aretes de aro dorados colgaban de los lóbulos de sus orejas.
“No puedo creerlo… ¡FUNCIONÓ!”, pensó el muchacho.
—Nos mandó a llamar, amo… —dijo Amanda sin dejar de sonreír.
Lo único que Ryan hizo fue quedársela mirando, su boca abierta y una expresión de absoluta estupidez en su rostro.
—Usted quiere que le hagamos una demostración de nuestros talentos, ¿no es así?… —continuó Eva, con un acento muy grueso y también sonriente. Ryan ahora se quedó mirándola a ella. Tras una pausa muy larga, la española añadió—: ¿Y bien?… ¿Empezamos?…
El joven se quedó tanto tiempo inmóvil y luciendo totalmente atontado que las mujeres se cruzaron de brazos y alzaron, cada una, una ceja burlona. Cuando finalmente salió de su estupor, se puso a asentir una y otra vez, frenético, como si estuviese en un concierto de heavy metal.
Las bellezas dejaron escapar sendas risitas traviesas antes de, sin dejar de sonreír, caminar hacia el muchacho contoneando sus anchas caderas con sensualidad indescriptible. Cuando llegaron junto a él, Eva se puso a su derecha, Amanda a su izquierda y se abrazaron a su delgado cuerpo. Comenzaron turnándose para besar al chico profunda y apasionadamente (la española fue primero) mientras metían sus manos en sus pantalones para consentir su virilidad como merecía ser consentida. Al mismo tiempo, muy poco a poco y lentamente, fueron quitándose las prendas de ropa ellas y a Ryan, con tanta experticia que el adolescente no se dio cuenta cuando quedaron los tres completamente desnudos.
Todo esto hizo que la timidez e inseguridad naturales de Ryan se evaporaran como por arte de magia y estuviese listo para lo que sucedió a continuación.
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Las beldades se arrodillaron ante su miembro. A pesar de su belleza delicadamente femenina, el adolescente tenía un pene que podía competir con los de los actores porno mejor dotados de todos los tiempos: muy largo, muy grueso y cubierto de venas que le daban una apariencia aún más imponente. Los dos mujerones se dedicaron a explorarlo lenta y minuciosamente, recorriendo poco a poco cada centímetro de la suave piel con mordidas donde clavaban sus dientes en la carne lo más profundo que podían, lamidas que surcaban el falo como serpientes, chupadas y besos tan sonoros que se escucharon por toda la casa… Hasta que Eva, sin ninguna advertencia previa, acaparó la polla de Ryan y se puso a metérsela y sacársela lo más frenéticamente que podía, succionando como una aspiradora industrial, su nariz quedando aplastada contra el pubis del chico, dejándola totalmente cubierta de una gruesa y espesa capa de reluciente saliva. Amanda, al mismo tiempo, chuparía golosa las pesadas bolas del tierno efebo.
Eso haría que el jovencito se tensara (sus jadeos atragantados en su garganta, convertidos en ruidos inconexos) y temblara como si estuviese a punto de tener un ataque de convulsiones.
Tras un largo rato así, la española le pasó la polla a la canadiense para que ahora fuese ella la que se la metía hasta el fondo de su garganta, su nariz quedando aplastada contra el pubis del joven genio de las computadoras, mientras la otra disfrutaba del espectáculo desde primera fila. Después de otro largo rato, volvieron a usar ambas sus bocas con el miembro para después volver a “Eva tragándose la salchicha y Amanda comiéndose los huevos”. Como esto volvía a tener el efecto ya descrito en Ryan, él, para demostrarles quien era el que mandaba, se anudó la negra melena de la Padlock en sus manos y, al mismo tiempo que movía la cabeza de la modelo hacia atrás y hacia adelante, movió sus caderas hacia adelante y hacia atrás, follándose su boca.
Cuando terminó de hacer esto, las mujeres le sonrieron con aprobación para que, después, Amanda volviera a mamarle la polla mientras Eva seguía el show muy de cerca… hasta que la española, sin previo aviso, apresó con una mano la nuca de la canadiense y, con la otra, se hizo un nudo con su blonda melena para mover su cabeza hacia adelante y atrás mientras el chico movía sus caderas hacia atrás y adelante.
Tras eso, la morena apartó a la rubia para que le follaran su boca de nuevo… sólo que, esta vez, su compañera, al mismo tiempo, devoraría sus masivos pechos de pezones grandes, gordos, prominentes, erectos y duros como piedras.
Después, Ryan y Eva volvieron a colaborar para que él le follara la boca a Amanda, tras lo cual el muchacho se follaría otra vez la boca de la española mientras la canadiense le chupa las bolas, sólo para que, de nuevo, el chico y la morena cooperaran para que él enfundara la totalidad de su sable de carne en la garganta de la rubia, después de lo cual ellas le propinarían, otra vez, sexo oral a dos bocas, el cual sólo se interrumpió cuando el muchacho, por última vez, se folló la boca de la Padlock mientras la Lee le engulle los testículos.
Las beldades, durante todo esto, harían ruidos escandalosos, exagerados y obscenos, como dando a entender que esto era lo más delicioso que alguna vez se hubiesen metido en sus bocas.
No obstante, por muy glorioso que fuese el sexo oral dado por dos mujeres, Ryan empezó a preguntarse qué otras cosas podían hacer sus creaciones. Así que las detuvo y se puso a follarse las tetas de Eva mientras esta se daba un largo, apasionado y profundo beso de lengua con Amanda, para después follarse las tetas de la Lee (quien tiene la misma clase de pezones que el otro duplicado) al mismo tiempo que la Padlock admiraba el espectáculo a sólo milímetros de la acción, sonrisas de oreja a oreja en los rostros de ambas.
Pero, aunque las tetas de las dos bellezas se sentían casi tan bien como sus bocas (en ambos apartados, el duplicado de la española superaba por muy poquito al de la canadiense), Ryan decidió que ya era hora de cumplir su máxima fantasía sexual…
Empezaría con Eva; para prepararla, hizo a la española ponerse en cuatro patas en el piso, su espalda arqueada como la de una gata en celo y su derrier apuntando al techo, y después Amanda y él se arrodillaron tras ella para cubrir sus increíbles pompas de nalgadas tan fuertes y besos tan ruidosos que se escucharon por toda la casa, lamidas y chupadas que explorarían hasta el último milímetro de los glúteos… a hundir sus uñas y sus dientes lo más hondo posible en la carne… para, finalmente, recorrer la raja del culo con sus bocas, dándole ambos el beso negro a la morena, que ronroneaba como una gatita consentida; ella apretando las pompas e intentando aplastar los rostros de sus amantes.
Una vez que la dejaron lista, Ryan hizo aquello que había anhelado desde el momento en que empezó a sentir deseos sexuales: penetró analmente a Eva Padlock. Aferrado con fuerza a sus sensuales caderas, una y otra vez enfundó su larga espada de carne en el culo de la española con violentas embestidas. La modelo, al mismo tiempo, se puso a menear el trasero como si estuviese bailando el perreo y a murmurar una y otra vez “ay, diosito…” y “¡así, así!” en español mientras su cuerpo lentamente se cubría de una tenue capa de transpiración, sus aretes de aro y sus tetas rebotando como locos, el pubis del chico produciendo música celestial cada vez que impacta contra sus glúteos. Amanda, por su parte, tras un rato disfrutando del espectáculo que se montaron, su rostro muy cerca de la acción, gateó con los deliberados movimientos de una pantera hambrienta hasta encarar a Eva para darse apasionados besos de lengua y ofrecerle sus pechos para que se los devore. Minutos después, la canadiense se acuesta boca arriba muy abierta de piernas frente a la Padlock, y esta, entendiendo lo que esperaba de ella, se pone a comerse su coño con la misma hambre con la que antes se ensañó con sus ubres, haciendo que la rubia emitiera toda clase de gemiditos suaves y melodiosos (la Lee, durante todo esto, también se sobaría sus montañas, jugaría con sus pezones y se lamería lasciva sus labios). Un largo rato después, la boca de Ryan volvería al lugar que antes ocupara su pene (Eva apretó sus nalgas, intentando aplastar su cara) para lubricarlo por unos cuantos minutos antes de volver a la carga con su poderosa estaca de placer con renovados bríos, haciéndola desgañitarse, repitiendo “¡SÍ! ¡SÍ! ¡SÍ!” innúmeras veces contra el coño de la rubia.
Tras esto, Ryan volvería a darle el beso negro a la Padlock (quien volvió a apretar sus nalgas, en un intento por aplastar su rostro) mientras esta continuaba satisfaciendo oralmente a la Lee antes de decirles que quería cambiar de posición.
Hizo a Eva acostarse en su cama, sobre el lado izquierdo de su cuerpo, y él se acostó de la misma manera abrazado detrás de ella, para proceder a tirársela vaginalmente. La capa de transpiración que cubría el cuerpo de la española se fue haciendo más gruesa mientras ella repetía una y otra vez “¡SÍ! ¡SÍ! ¡SÍ!”, “¡PUTA! ¡QUE RICO!” y “¡OH, DIOS MÍO! ¡ME LO HACES TAN BIEN!” con una voz quebrada que poco a poco perdía el control debido a las sensaciones que le producía el semental de 14 años. Amanda, tras un rato sentada admirando el show, para no perderse la diversión, se posicionó en cuatro patas de forma que permitía a la Padlock comerle los melones y masturbarla con su mano derecha, lo que hizo que llenara la casa de gemidos agudos y estridentes. Al ver esto, el adolescente aumentó el ritmo de sus embestidas a una velocidad increíble, de vez en cuando propinándole una sonora nalgada a la morena. Luego de un tiempo así, la española acercó los dedos de su mano derecha a la boca de la canadiense para que esta probara sus propios jugos; después que esta se saboreara, gustosa, las dos mujeres compartieron besos largos, fogosos y profundos.
Cuando rompieron el beso, un sonriente Ryan salió de Eva y le preguntó a Amanda “¡hey! ¿no te gustaría sentarte en mi polla?”; a lo que la Lee respondió alegremente “¡sí, papi: haré todo lo que digas!”
El chico se acostó boca arriba en la cama, su colosal miembro elevándose por los aires como un obelisco, y la rubia, dándole la espalda a su hombre, se dedicó a subir y bajar por el mástil de carne, empalándose vaginalmente, sus tetas y sus aretes de aro rebotando como locos, y llenando la casa entera con sus escandalosos gemidos. La morena, tras unos minutos admirando acostada el espectáculo, se movió hasta sentarse en frente de su colega y alternó entre estrujarle las chichas y comérselas al tiempo que la masturbaba con los dedos de su mano izquierda (su mano derecha cubriendo de caricias su perfecta espalda) y besarse larga y apasionadamente con su amiga mientras se abrazaban estrechamente.
Luego de un largo rato en esta posición, Ryan se mueve hasta hacer que Amanda y él queden acostados sobre el lado izquierdo de sus cuerpos y continúa cepillándose con violencia a la canadiense. Eva, al mismo tiempo, se posicionaría a sólo milímetros de la cara de la diosa del fitness y ofrecería su sexo a su colega, acostada boca arriba, jugando con sus propios pechos, y con las piernas lo más abiertas que podía, y esta lo aceptó, devorándolo famélica y cubriendo de caricias la cara interna de sus muslos, lo que haría a la española llenar el aire de innúmeros gemiditos agudos.
Mucho tiempo después, el muchacho, sin previo aviso, apartó a Amanda de un empujón, avanzó hasta donde estaba Eva, se pasó las piernas de la morena por los hombros y procedió a tirársela con absoluta brutalidad. La española, alardeando de la increíble flexibilidad de su cuerpo, se dobló por la mitad hasta que sus piernas, muy rectas, quedaron casi aplastando sus pechos para darse apasionados besos de lengua con el semental de 14 años al mismo tiempo que intentaba partirla en dos a punta de pollazos. La canadiense, para no quedar fuera de la diversión, puesta en cuatro patas a la derecha del dúo, se dedicó a amasar con sus manos las ubres de la Padlock.
Después de muchos minutos, el adolescente movió a la morena hasta que esta quedó apoyada sobre el costado izquierdo de su cuerpo, la pierna derecha alzada por los aires, tras lo cual volvió a la carga abrazado detrás de ella con renovados bríos, haciendo a la belleza europea proferir sin parar escandalosos jadeos y grititos tan agudos como breves, su cuerpo transpirando cada vez más y más, mordiéndose, coqueta, el labio inferior y cerrando sus ojos con expresión soñadora. La rubia, mientras tanto, siguió ensañándose con las chichas de su compañera. Pero el hembrón del vecino del norte, de pronto, dijo que quería hacer más por su creador, así que el joven genio de las computadoras sacó su gigantesco pene de la vagina de Eva para ofrecérselo a Amanda, a lo cual la rubia respondió dándole una rabiosa mamada, con la cual su nariz quedaba aplastada contra el pubis de Ryan y sus aretes de aro rebotaban como locos. Al mismo tiempo, él usó sus manos para atraer la boca de la Padlock a la suya y trabarlas en un beso largo, profundo y apasionado. Una vez que la Lee terminó de dejar su masivo miembro perfectamente lubricado con una gruesa capa de reluciente y espesa saliva, volvieron a la posición anterior (él tirándose a la española mientras la canadiense juega con sus montañas) sólo para, eventualmente, volver a recibir una felación de la Lee mientras se besaba con la Padlock. Estuvieron mucho tiempo alternando entre estas dos posiciones hasta que el semental de 14 años decide que es hora de otro cambio…
Se pasa las piernas de la española por los hombros y empieza a follársela frenéticamente mientras cubre de caricias sus perfectos muslos, haciendo que en el rostro de la belleza europea se dibuje una sonrisa de oreja a oreja al mismo tiempo que llena el aire de innúmeros gemiditos agudos, de vez en cuando estallando en carcajadas. La Lee, por su parte, puesta en cuatro patas, se ensaña con las tetas de su colega, devorándolas. Luego de un largo rato así, el adolescente sale de Eva y le ofrece su colosal miembro a Amanda para que le dé otra mamada fenomenal mientras él masturba a la Padlock con los dedos de ambas manos. Después de esto, él volvería a follarse a la morena mientras la rubia se besa ardientemente con ella y le devora los melones. Luego de muchos minutos así, el jovencito hala de la dorada melena de la canadiense para atraer su boca a la suya y compartir un largo, profundo y volcánico beso de lengua y un abrazo muy estrecho mientras continúa cepillándose a Eva sin misericordia.
Cuando el efebo empieza a extrañar el coño de Amanda, sale de la morena y hace a la rubia acostarse sobre el lado izquierdo de su cuerpo, la pierna derecha de ella alzada por los aires, antes de, abrazado detrás de la diosa de oro, darle duro hasta llenar la casa de incontables gritos de lujuria. Eva, por su parte, se puso en cuatro patas de tal forma que podía intercambiar fogosos besos de lengua con Ryan mientras masturbaba a su colega con los dedos de su mano izquierda. Tras unos minutos así, rompería el beso con el chico para trabar su boca con la de su amiga con idéntica hambre; las manos del jovencito estrujando, amasando y haciendo rebotar los pechos de la reina de ojos azules como si no hubiese un mañana. Luego de un largo rato en esta posición, el muchacho saca su polla del coño de la Lee y se lo ofrece a la Padlock, la cual gatea hasta situarse de forma que puede propinarle a esa portentosa estaca de carne otra rabiosa felación, su nariz siendo aplastada por el pubis del joven y sus aretes de aro rebotando como locos. Amanda y Ryan, por su parte, largamente se besarían con pasión antes de darse cuenta de que tenían justo al lado el fabuloso culazo del mujerón europeo; una vez notado esto, la Lee cubriría la nalga derecha de besos, lamidas, chupadas y mordidas mientras el semental de 14 años metía los dedos de su mano derecha por el ano de la morena.
Cuando la española volvió a dejar la polla del efebo perfectamente lubricada con una gruesa capa de espesa y reluciente saliva, él volvió a la carga contra el coño de la canadiense al mismo tiempo que la Padlock se movía hasta posicionarse, acostada sobre el lado derecho de su cuerpo, de forma que le permitiera besarse ardorosamente con su colega, masajearle los melones y devorárselos.
Pero, eventualmente, Ryan vuelve a ansiar un poco de variedad, así que se acuesta boca arriba para que Amanda, de nuevo, cabalgue su polla dándole la espalda al mismo tiempo que Eva se sienta en la cara del chico rebotando sus nalgas como si hiciese el perreo y dándole la espalda, a su vez, a su amiga, para que se coma su coño, las manos de él acariciando las caderas de la morena; la canadiense desgañitándose como una reina del porno y la española, sonriente, de vez en cuando murmurando comentarios como “ay, diosito” en español y “que bien se siente mi coño” en inglés. Tras un largo rato así, la rubia se quitaría de la masiva verga del efebo y se pondría en cuatro patas, su espalda arqueada como la de una gata en celo y su trasero apuntando hacia el techo, para darle otra espectacular felación. Al poco tiempo, la Padlock se movería del rostro del adolescente y gatearía con los movimientos de una leona acechando a su presa hasta ponerse en la misma posición que su socia para propinarle otra fenomenal mamada a dos bocas a su creador.
Pero el jovencito también se aburriría de esto y se movería, ordenándoles a ellas que se quedaran quietas, hasta arrodillarse detrás del bellezón europeo, que arqueó la espalda como gata en celo y apuntó su culazo hacia arriba, para darle el beso negro (ella apretaría sus nalgas, intentando aplastarle la cara) en preparación para follársela analmente una vez más. Cuando se puso a penetrarla con un ritmo relativamente lento pero constante, sus manos aferradas a las caderas de ella, la española cerró los ojos con languidez y se mordisqueó, gustosa, el labio inferior, murmurando “mmm… mmm…” y meneando la retaguardia como haciendo el perreo. Pero el chico, más tarde, aumentó la velocidad de sus embestidas, haciendo que el cuerpo de la morena se sacudiera violentamente hacia adelante y atrás, sus tetas y sus aretes de aro rebotando como locos, y que de su garganta saliera una sinfonía de gritos agudos y penetrantes, el pubis del efebo produciendo música celestial al impactar contra los glúteos. Amanda, por su parte, puesta en cuatro patas, gateó con movimientos de tigresa al acecho hasta posicionarse a la izquierda de la pareja y admiró este show desde primera fila.
Pero, por maravilloso que fuese destrozar a punta de pollazos la cola de la Padlock, Ryan, de nuevo, sintió ganas de algo diferente. Así que desenfundó su espada de placer del trasero de la española y se la ofreció a la canadiense, quien, de inmediato, se dedicó en cuerpo y alma a darle otra increíble felación, para, después, follarle las tetas a la rubia. Para que la modelo europea no quedara fuera de la diversión, el muchacho metió el dedo índice de su mano derecha por el culo de la española y lo movió frenéticamente allí dentro. Una vez que terminó con las ubres del manjar norteamericano, volvió a follarse analmente a Eva mientras Amanda disfrutaba del espectáculo.
Pero, en medio de la neblina que llena su mente debido al placer sexual, el efebo se da cuenta que todavía no le ha dado por el culo a la rubia, así que saca su gigantesca polla de la modelo y hace a la chica fitness ponerse en cuatro patas en el lugar que su socia había ocupado antes para también tirársela analmente a ella. A medida que continúa, Ryan se patea mentalmente por haber tardado tanto tiempo en ordenarle esto a la canadiense. “¡OOOOOOOOOOOH!… ¡PERO SI SE SIENTE INCLUSO MEJOR QUE EL DE EVA!…” (a pesar de que no perrea mientras se lo hace como la otra). La Padlock, por su parte, sentada frente a su colega, se besaría apasionadamente y le sobaría las chichas a la Lee mientras la belleza norteamericana la masturba con su mano derecha. Tras un largo rato así, el bombón europeo, sin previo aviso, se deja caer de espaldas, acostándose boca arriba y abriéndose de piernas lo más que puede, al mismo tiempo que tira de la dorada melena de la otra mujer como si fueran las riendas de una yegua para que entierre su rostro en su coño y se lo devore. Luego de unos minutos, Amanda sumaría a la acción el dedo índice de su mano derecha.
A pesar de lo bien que se siente darle a la canadiense por atrás, después de mucho tiempo en esta posición, el semental de 14 años decide que no le basta con un solo culo, así que sale de la chica fitness y ordena a la morena que se ponga en cuatro patas a la derecha de la rubia, ambas arqueando sus espaldas como gatas en celo y apuntando sus pompas hacia arriba. Él, para prepararlas, le daría el beso negro a la Padlock, primero, y a la Lee, después (ambas apretarían sus nalgas, intentando aplastar su angelical rostro), para, empezando con el hembrón norteamericano, follarse analmente por turnos a sus esclavas sexuales, haciéndolas proferir auténticos alaridos de lujuria al tiempo que las nalgueaba sin una pizca de misericordia; el pubis del chico produciendo música celestial cada vez que impactaba contra sus glúteos, sus tetas y aretes de aro rebotando como locos.
Luego de mucho tiempo dándoles a las dos, el efebo, sintiendo que se acercaba el gran final, se puso de pie en la cama e hizo a sus creaciones ponerse de rodillas ante él para que le dieran una fenomenal mamada a dos bocas por tercera y última vez. Unos minutos después, él por fin se corrió con un bramido triunfal a la vez que echaba la cabeza hacia atrás con violencia y apretaba los párpados con fuerza. Los largos y gruesos chorros de caliente, blanca y espesa paja que salieron disparados a toda velocidad de su colosal falo en una eyaculación que parecía no tener fin cubrieron de arriba abajo los rostros y los pechos de las diosas de Instagram. Una vez que él terminó de pintar una obra maestra del arte moderno en sus pieles, ellas procedieron a lamer y tragar la leche cada una de la cara de la otra, al mismo tiempo que emitían sonidos viscosos, obscenos y exagerados que daban a entender que esto era lo más delicioso que alguna vez hubiesen saboreado y le dirigían al chico miradas diabólicas.
Cuando terminó el show, las piernas de Ryan cedieron al fin y se derrumbó con estrépito en la cama, jadeando fuertemente, una sonrisa de oreja a oreja en su rostro, tanto este como sus genitales cubiertos de manchas de lápiz labial, y su cuerpo empapado en un sudor que parecía estar en ebullición. Los duplicados de las reinas de Instagram, entre risitas traviesas, se acurrucaron cada una a un lado del adolescente, se abrazaron a su delgado cuerpo y le dieron sendos besitos en sus mejillas. Así, entre los brazos de sus creaciones, se durmió.
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El joven genio de las computadoras dedicó el fin de semana a satisfacer todos sus apetitos sexuales con los duplicados. También ensayó (con éxito) los métodos para introducirlas de vuelta en la computadora e invocarlas. Cuando sus padres volvieron el domingo por la tarde, ellos habían limpiado toda evidencia de sus actividades, aunque a los señores les pareció extraña la actitud de Ryan, a quien nunca habían visto tan sonriente.
A partir de ese momento, la vida se le hizo mucho más sencilla al muchacho. Cada vez que sentía que se le acumulaban los problemas, sólo tenía que esperar un día que sus padres lo dejaran solo en la casa para traer de nuevo sus creaciones a este mundo y olvidar sus penas en sus brazos. (Eso ahora sucedía con frecuencia, pues los señores decidieron salir más a menudo ahora que su hijo había demostrado que podía cuidar la casa solo).
Poco después de cumplir 15 años, ellas le dieron la mejor noticia que escuchó en su vida: ambas estaban embarazadas.
FIN
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