La tarde perfecta de Gavin | By : El8Culpable Category: Spanish > Celebrity Views: 492 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 0 |
Disclaimer: Esta es una obra de ficción. NO sucedió fuera de mi imaginación. Sus únicos personajes reales son las famosas que aparecen, a las cuales no conozco personalmente. No he ganado ni un puto centavo con la escritura de esta historia. |
Prefacio: Por razones que prefiero no explicar, este relato lo he posteado el 20 en lugar del 21. Pido disculpas por no haber podido cumplir mi promesa de postear mis relatos el 21 de cada mes. Espero que el relato del siguiente mes sí pueda postearlo el 21.
ADVERTENCIAS:
MIAMI, FLORIDA
Un muchacho de 14 años llamado Gavin corría alegremente hacia su hogar después de la escuela.
Por unas horas… ¡iba a tener toda la casa para él solo!
Apenas ayer, sus padres habían salido en unas mini-vacaciones en un crucero para celebrar su aniversario y su hermana mayor iba a estar fuera toda la tarde y tal vez toda la noche con su novio.
Él, por su parte, podría atiborrarse con toda la comida chatarra que su madre (fanática de la alimentación saludable) reprobaba, jugar a los videojuegos violentos que hacían que sus padres fruncieran el ceño, ver en internet toda la pornografía que sus padres vigilaban que no viera… ¡las posibilidades eran infinitas! ¡Esta iba a ser una tarde perfecta!
Una vez dentro, corrió a su cuarto e hizo sus tareas a toda velocidad. Era un chico muy inteligente, no había materia que no le resultara fácil y quería salir de eso ya, de una maldita vez.
Una vez terminado, tomó su celular y se dispuso a pedir una pizza a domicilio (que se iba a comer toda, él solo, no iba a compartir con nadie), cuando sonó el timbre de su casa. Maldiciendo, bajó corriendo para ver quién era. No podía ser su hermana (¿Por qué tocaría el timbre si ella tiene su propia llave?) y esperaba que fuese algo que no tomase demasiado tiempo porque no quería desperdiciar ni un segundo de su tarde perfecta.
En cuanto abrió la puerta, fue recibido por un alegre “¡Hola, Gavin!” que provenía de una boca curvada en una sonrisa de oreja a oreja. Gavin enmudeció, su corazón se detuvo y toda expresión desapareció de su rostro.
#######
Todos sus compañeros de clases se burlaban de Gavin por su apariencia increíblemente femenina. De hecho, lucía más femenino que la mayoría de sus compañeras de clase. Parecía una delicada bailarina de ballet de porcelana, con un largo y liso cabello de color rubio pálido, almendrados ojos verdes y grandes y rasgos faciales etéreos. Gavin siempre había sufrido por esto pero, en años recientes, había gozado de una pequeña compensación…
Su hermana era la novia del hijo de Sofía Vergara, la famosa actriz colombiana y mito erótico. Por lo tanto, él se consolaba pensando que iba a estar más cerca de lo que los imbéciles de sus compañeros de clases iban a estar nunca de una de las mujeres más sexys de todos los tiempos.
Cuando abrió la puerta, ante él vio a la bomba latina con una enorme sonrisa en su rostro. No sólo eso: ella se había teñido el cabello de un color azabache (él prefería ese tono al rubio natural de la actriz), vestía una camiseta de color rojo intenso tan ceñida y con un escote tan generoso que parecía que en cualquier momento el par de sandías que tenía por tetas iba a desgarrarla, sus leggings con un estampado de piel de leopardo también eran tan ceñidos que parecía que en cualquier momento iban a reventar y calzaba unos exagerados zapatos de plataforma, también con un estampado de piel de leopardo. Además estaba perfectamente maquillada, sus labios pintados del mismo color que su camiseta, y unos enormes aretes de aro dorados colgando de los lóbulos de sus orejas.
Gavin se quedó inmóvil, simplemente contemplando la perfección de la colombiana.
—¿Y bien? —dijo ella, todavía sonriendo.
Él volvió a la realidad, desconcertado.
—¿No me vas a invitar a pasar? —dijo, aun con la sonrisa.
Tremendamente nervioso y riendo como un tonto, Gavin la invitó a pasar lo mejor que pudo. Cuando ella entró, él fue recompensado con la magnífica visión del perfecto culo de la Vergara contoneándose dentro de unos ceñidísimos leggings.
Una vez dentro de la casa, Sofía se volvió hacia él. Estuvieron viéndose en silencio el uno al otro varios minutos, la colombiana sin dejar de sonreír, él haciendo esfuerzos heroicos por seguir viéndola a los ojos y que su mirada no bajara a su escote. Finalmente, ella habló:
—¿No me vas a preguntar que estoy haciendo aquí? —preguntó, la sonrisa sin abandonar su rostro.
Gavin, de nuevo riendo como un tonto y tartamudeando, preguntó que “sí, señora Vergara, ¿Qué está haciendo aquí?”. Él tendría que espabilarse o, de lo contrario, terminaría haciendo el ridículo frente a una de las mujeres más deseadas del mundo.
Ella explicó que, por casualidad, había escuchado a su hijo comentar que el hermano menor de su novia iba a quedarse solo en casa esta tarde y se le ocurrió que bien podría venir a hacerle compañía. Al terminar, tras una breve pausa para ver si Gavin agregaba algo, Sofía preguntó si tenía algún problema con eso. Él, sonriendo y nervioso, se apresuró a contestar “¡no, no tengo ningún problema!”
Pero sí que los tenía. La presencia de Sofía frustraba cualquier plan que tuviese de ver porno en internet o jugar videojuegos violentos; lo primero por el riesgo que lo sorprendiera masturbándose y lo segundo por temor a que se lo contara a alguien y esa información llegara a oídos de sus padres. Pero, por otro lado, iba a estar en casa con Sofía Vergara como única compañía. ¿Cuántos chicos podrían afirmar eso? Aunque era consciente que las probabilidades de que tuviese algo con la famosa bomba latina eran tan cercanas a cero que no valía la pena calcularlas, no pudo evitar que su imaginación se desbordara.
—Y una cosa más —exclamó Sofía, todavía con esa sonrisa—: invité a un par de amigas mías para hacernos compañía —ella hizo una pausa para ver si Gavin tenía algo que añadir. Tras un largo rato en silencio, agregó—: ¿Tienes algún problema con eso?
—¡No! ¡No! ¡Claro que no! —respondió él, demasiado rápido y con una enorme sonrisa estúpida en su cara, mientras se preguntaba quiénes serían.
Así que prepararon unas palomitas en el microondas (una de las pocas comidas chatarra que, tras mucho rogarle y suplicarle, su hermana y él consiguieron que mamá permitiera en la casa) y se dispusieron a ver una película (uno de esos blockbusters de acción con muchas explosiones donde, al final, el protagonista salva al mundo y se lleva a la chica). Ambos se sentaron en el sofá, con una separación entre ellos que era demasiado grande para el gusto de Gavin. Tan sólo unos instantes después que empezara la película, sonó el timbre de la casa.
—¡Oh, esas deben ser mis amigas! —exclamó Sofía alegremente, antes de ponerse de pie e ir a abrir la puerta.
Gavin quedó boquiabierto al ver quiénes eran las amigas de Sofía. Una era la actriz Kat Dennings con un vestido azul muy ceñido, de mangas cortas, escote muy generoso y minifalda diminuta y calzando unos zapatos negros de tacones altísimos. La otra era la estrella de la música Jennifer López con una camiseta blanca sin mangas con un escote aún más atrevido que los de la Vergara y la Dennings, jeans tan ceñidos que parecían tatuados a su figura y calzando botas con tacón de aguja. Ambas tenían sus labios pintados de rojo intenso y grandes aretes de aro dorados en sus orejas, como Sofía, y, más importante, las tres famosas le estaban sonriendo como si fuesen un trío de niñas malas planeando alguna travesura.
#######
Gavin estaba cada vez más nervioso.
La película había proseguido durante un rato bastante largo pero él no había aprendido gran cosa de ella. Esto porque su cerebro estaba concentrado en otras cosas. Las tres celebridades se habían sentado en el mismo sofá que él y, en primer lugar, no podía dejar de pensar que estaba apretujado entre Sofía y Kat y era extremadamente consciente que Jennifer no estaba muy lejos. En segundo lugar, tenía que hacer un esfuerzo inhumano para evitar que su mirada se apartara de la pantalla de la televisión y se perdiera en los escotes de las mujeres. Y, tercero y último, rezaba porque a ellas no se les ocurriera preguntar porque había puesto un cojín sobre su regazo.
—¿Y bien? —preguntó Sofía, de repente, con una sonrisa de oreja a oreja, lo que fue seguido por las risitas traviesas de las otras.
Gavin, en su confusión, sólo pudo emitir un sonido inconexo y ahogado. Tenía el desagradable presentimiento de que era el blanco de una broma.
—¿No me vas a preguntar cómo es que Kat Dennings y Jennifer López son amigas mías? —todavía con la misma sonrisa. Más risitas traviesas de las otras.
—¡Oh, sí, oh, sí! —contestó él, nervioso y con una enorme sonrisa de idiota en su rostro— ¡Claro que sí, señora Vergara…
—Llámame “Sofía” —aun sonriendo.
—De acuerdo… —y, tras una breve pausa incómoda— …Sofía… —otra pausa— Por favor, ¿podría decirme cómo es que se conocieron? —interrogó con un tono tan formal que resultaba ridículo.
—¡Por supuesto! —procedió a explicar, risueña—: a Kat la conocí en los Emmys, mientras que a Jennifer la conocí en un evento de la comunidad latina.
—¡Claro! ¡Entiendo! —exclamó él, que, en realidad, no entendía nada; esa enorme sonrisa estúpida todavía en su rostro.
—¡Pues yo también tengo una pregunta! —declaró Kat, de improviso, con una sonrisa de oreja a oreja.
Sin darle a Gavin un solo segundo para reaccionar, continuó:
—¿Por qué te pusiste un cojín encima? —todavía sonriendo.
Él no tuvo nada de tiempo para intentar pensar cualquier excusa (sólo suficiente para sonrojarse un poco); Jennifer, riendo a carcajadas, dijo “¡veamos que estás escondiendo!” y, con un solo movimiento, le arrebató el cojín, revelando el enorme bulto en sus pantalones.
Gavin bajó la mirada y el rubor en su rostro se intensificó hasta convertirse en un escarlata profundo mientras escuchaba a las famosas riéndose. Había hecho el ridículo. En su cara se notaba que tenía ganas de llorar.
—Oh, Gavin. No estés triste… —escuchó que decía Sofía en un tono tranquilizador.
Un largo rato después de oír esto, habiéndose dominado, finalmente se animó a alzar el rostro con lentitud. Notó que las mujeres, a pesar de estar sonriendo, no parecían estar burlándose. Aunque era obvio que estaban divirtiéndose, lucían más interesadas que cualquier otra cosa.
—Nosotras ya estamos acostumbradas a producir ese efecto en los hombres —continuó la colombiana, con una sonrisa radiante.
—¿En serio? —dijo desconcertado pero a la vez aliviado, casi en un suspiro.
—¡Claro que sí! ¿Verdad que sí, chicas? —preguntó alegremente.
“¡Sí!” respondieron Kat y Jennifer al mismo tiempo, con enormes sonrisas en sus rostros y asintiendo con la cabeza.
—Es más… —continuó Sofía, llamando la atención de todos en la sala y apagando la televisión con el control.
Y, antes de darle a Gavin un solo segundo para reaccionar, las tres mujeres se le lanzaron encima como fieras hambrientas, cubriéndolo de besos, desnudándolo por completo y desnudándose entre ellas.
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Las diosas empezaron dando un pequeño show para él. Las tres famosas, de pie en medio de la sala, no llevando encima nada más que sus calzados, gemían y jadeaban ruidosamente mientras se daban apasionados besos de lengua entre sí y se manoseaban, mordían, chupaban y besaban las tetas las unas a las otras. Parecía que los ojos de Gavin, todavía sentado en el sofá, iban a salírsele de las órbitas mientras admiraba ese bello espectáculo, su verga totalmente enhiesta en sus 25 centímetros y apuntando hacia la acción.
Guiado por su erección, se puso de pie y se acercó, tímidamente y poco a poco, a las tres celebridades. A medio camino, Jennifer, de improviso, se separó de sus amigas y se abalanzó sobre la polla de Gavin y, arrodillada, empezó a administrarle una espectacular mamada, sus aretes de aro rebotando como locos, mientras las otras continuaban devorándose las tetas entre sí.
Unos minutos después, Gavin ve como Sofía y Kat se separan y, tomadas de la mano, se acercan a J-lo y a él contoneando sus caderas con sensualidad. Al llegar junto a ellos, las dos estrellas de la TV, mientras Jennifer continúa consintiendo su miembro y sus bolas, se ponen una a cada lado del chico y se turnan para besarse apasionadamente con él, metiéndole sus lenguas muy hondo en la boca para que las succione con gula, y ofreciéndole las montañas que tienen en lugar de senos para que él las cubra de besos, lamidas, chupadas y mordiscos, ensañándose especialmente en los endurecidos pezones.
Después de un rato divirtiéndose de esta manera, Sofía se aparta de Gavin y, mientras Kat sigue amamantándolo y él sigue amamantando a Jennifer, ella se arrodilla e inclina ante el culazo de la López, separa las imponentes nalgotas de la diosa de bronce con las manos y hunde su rostro entre ellas, dándole el beso negro a la cantante puertorriqueña. Como si esto fuese una señal, Kat se separa de la boca de Gavin y, segundos después, el adolescente tiene a Kat Dennings y a Jennifer López arrodilladas ante él, demostrándole al mismo tiempo sus sonoros poderes de succión a su verga y a sus bolas, mientras Sofía Vergara se come el ano de la boricua.
Tras un largo rato en esta posición, Kat interrumpe su mamada y se pone de pie. Va donde Sofía y la aleja de Jennifer. Luego, situándose detrás de una Vergara en cuatro patas, se arrodilla para darle el beso negro a la actriz colombiana y después le mete varios dedos de su mano derecha por el ano mientras con la otra le soba las tetas. Tras otro largo rato haciendo esto, esa mano deja los melones de Sofía y tira, por su cabellera, de su cabeza hacia atrás, atrayendo su rostro al de Kat para que ambas actrices puedan compartir un apasionado beso de lengua y, simultáneamente, la mano derecha de Kat continúa en su frenética faena anal. Gavin disfruta, absorto, de este espectáculo, pero Jennifer quiere que vuelva a concentrarse en ella, así que se saca el pene del chico de la boca y se lo pone entre las chichas. Aunque es el culazo de la López el que atrae toda la atención, los senos de la cantante tampoco se quedan atrás, como Gavin descubre al sentir esas dos redondeces exprimiendo brutalmente su grueso miembro. De vez en cuando, la puertorriqueña se saca esa estaca de carne de 25 centímetros para frotarse el enrojecido glande en sus endurecidos pezones, antes de volver a ordeñarla con sus ubres. Una vez que ha terminado de masturbarlo con sus pechugas, ella se pone de pie y rodea con sus brazos al chico; ambos se abrazan con fuerza, los dedos del uno hundidos como si fuesen clavos en las nalgas del otro, y se besan profunda e intensamente.
Pero Sofía decide que Jennifer ya se ha divertido suficiente con la polla de Gavin y que es su turno demostrar que, para las mamadas, no hay quien la supere a ella (después de todo, fue idea suya el tener sexo con el hermano menor de la novia de su hijo). Así que cambia de parejas con la López para después arrodillarse ante él y succionarle sonoramente su verga y sus huevos, metiéndose ese mástil entero dentro de su boca hasta que su nariz queda aplastada contra el pubis del chico, sus aretes de aro rebotando como locos. Gavin estaba extasiado: ¡la mamada de Sofía Vergara era inclusive mejor que la de Jennifer López! Y todo era mejorado por el hecho de que, mientras recibía una felación de la boca que siempre había fantaseado que le diese una, pudiese admirar la vista de cómo Jennifer López ponía a Kat Dennings en cuatro patas para arrodillarse detrás de ella y darle el beso negro. Mientras hacía esto, Kat empezó a sacudir sus nalgas como si estuviese bailando el perreo. Este detalle hizo sonreír a Gavin, porque esperaba que fuese Jennifer, precisamente, quien menease el culo de esa manera durante la velada. Sin dudas era una experiencia maravillosa ver sus 25 centímetros de polla entrando y saliendo a toda velocidad de la insaciable boca de la mujer que llevaba años deseando mientras otras dos bellezas tenían sexo lésbico. Una vez que terminó de darle el beso negro, Jennifer y Kat se pusieron a rodar por el suelo dándose ardientes besos de lengua.
De repente, Sofía deja de mamársela y se pone en cuatro patas para Gavin, ofreciéndose con la espalda arqueada y las pompas apuntando al cielo, indicándole sin palabras lo que quiere que le haga, y él procede a darle sonoras nalgadas a los imponentes glúteos de la colombiana y a besarlos, lamerlos, chuparlos y morderlos, separándolos, juntándolos, amasándolos y estrujándolos sin misericordia, dejándolos enrojecidos y cubiertos de marcas de uñas y dientes; el aire de la habitación se llenó del sonido de la mano del chico contra los firmes cachetes de la Vergara así como de las escandalosas carcajadas que ella emitía mientras imploraba que le diese más y más duro. Sus manos le arden de tanto darle. Una vez que termina con estos preliminares, el muchacho hunde su poste dentro del ano de Sofía, metiendo y sacando a toda velocidad su miembro de 25 centímetros por el dulce agujero con el que llevaba años soñando, haciéndola proferir auténticos alaridos de placer, sus aretes de aro y sus chichas rebotando como locos, su pubis produciendo una música celestial al estrellarse contra las nalgotas de la colombiana. Durante todo este proceso, Sofía meneó sus caderas como sólo las mujeres de su país saben hacerlo. Al ver esto, Kat y Jennifer se posicionan de tal forma que, mientras Gavin cabalga a la escultural latina por el trasero, la actriz de Modern Family le dé el beso negro a una Kat en cuatro patas y la actriz de Two Broke Girls, a su vez, le haga sexo oral a una López acostada boca arriba. Tras unos pocos minutos así, el semental de 14 años agarra con rudeza los melones de Sofía y atrae hacia sí el rostro de la colombiana hasta que puede besarla apasionadamente mientras sus manos exprimen con furia sus chichas y su polla continúa reventándole el ano con violencia. Al sentir que la boca de la Vergara se iba de entre sus nalgas, Kat se abalanzó sobre Jennifer y las dos celebridades procedieron a besarse famélicas, rodando por el piso, mientras cada una masturbaba con sus dedos la vagina de la otra.
Luego de esto, la estrella de Two Broke Girls cambia de pareja con Gloria de Modern Family y es el turno de las nalgas de Kat de descubrir lo que las de Sofía experimentaron ante las manos y la boca de Gavin, para después sentir su enorme verga partiéndole el culo con rabia al mismo tiempo que ella hace que sus glúteos tiemblen mientras baila el perreo y aúlla como perra en celo, sus aretes de aro y sus chichas rebotando como locos, el pubis del semental de 14 años produciendo música contra sus pompas. Además de esto, el muchacho disfrutó del show que estaban armando Jennifer y Sofía: voraces besos de lengua, devorarse los senos la una a la otra y masturbarse frenéticamente entre sí con los dedos mientras ruedan por el piso. Luego de un rato, Gavin se pone de pie y le ordena a una Kat arrodillada que use su boca para limpiarle y lubricarle el miembro, sus aretes de aro rebotando como locos, para, después, hacer que la estrella de la TV se lo masajee con ferocidad entre sus opulentos melones. Entretanto, el show del que disfruta Gavin cambia un poco: ahora es “Sofía Vergara le hace furioso sexo oral a una jadeante y gimiente Jennifer López”.
Gavin decide que empieza a extrañar a Jennifer y se propone solucionar esto. Se separa de la Dennings, va donde las otras dos famosas, aparta a la López de la Vergara y les explica lo que quiere que hagan ahora; ordena acostarse a la puertorriqueña boca arriba en la alfombra de la sala y abrirse de piernas lo más que pueda, una enorme sonrisa en el rostro de ella, y hunde su larga serpiente en el coño de la boricua, mientras Sofía se sienta en la cara de J-lo y la obliga a hacerle sexo oral. Kat se sienta detrás de Sofía y sus manos la rodean para estrujarle con rudeza los senos a la colombiana; y, mientras Gavin mete y saca frenéticamente su verga del coño de la cantante, Sofía y él se besan con ardor. Después de un rato en esta posición, Kat separa a Sofía de los otros dos y las estrellas de la TV se dedican a rodar por el piso, besarse ardientemente, devorarse los melones con voracidad y masturbarse la una a la otra con sus dedos. Cuando los dejaron solos, Gavin, al principio, continuó follándose a Jennifer sin misericordia; pero después se pone de pie y hace que la López se arrodille ante él y alterne entre darle feroces mamadas, sus aretes de aro rebotando como locos, y masturbarlo con sus tetas.
Tras varios minutos así, Gavin decide volver a gozar de la madre del novio de su hermana, se separa de Jennifer y busca a Sofía. La aleja de la Dennings y la acuesta boca arriba en el lugar donde antes había estado Jennifer, las piernas abiertas lo más que puede, y se la tira como antes se había tirado a la puertorriqueña, mientras la voluptuosa actriz emite escandalosas carcajadas. Esto le encanta a la colombiana, porque, desde que vio lo larga y ancha que era la espada del chico, no había nada que desease más que saber cómo se sentiría tenerla entrando y saliendo de su coño. Y, ahora, es el turno de Jennifer y Kat de rodar por el piso, besarse apasionadamente, devorarse las tetas la una a la otra y masturbarse entre sí con sus dedos.
Luego de dejar bien follada a Sofía, Gavin sale de ella pero sólo para arrodillarse cerca de su rostro. La colombiana entiende lo que él desea y vuelve a demostrarle que ella da las mejores mamadas del mundo (así es como consigue sus papeles en el cine y la televisión, después de todo). Mientras se traga enteros el pene y los testículos del chico de 14 años, Kat se pone en cuatro patas ante su coño y se dedica a administrarle sexo oral; Jennifer hace lo mismo detrás de Kat para darle el beso negro a la actriz de Two Broke Girls.
Esta última parte fue tan intensa que tuvieron que hacer una larga pausa, tirados los cuatro de cualquier forma por el piso, totalmente cubiertos de transpiración, jadeando ruidosamente, para reponer sus energías. Una vez recuperado el aliento, Gavin le cuenta a las famosas una idea que se le acaba de ocurrir. Las mujeres se muestran de acuerdo y se ponen en cuatro patas para ayudar a cumplir la fantasía del chico. Él procede a reventarle el culo a Kat con su falo mientras Kat le da el beso negro a Sofía y Sofía, a su vez, le da el beso negro a una Jennifer que ríe a carcajadas. Después de un rato haciendo esto, cambiaron posiciones: ahora era a Sofía a la que le reventaban el culo con un grueso lingote de carne mientras ella le daba el beso negro a Jennifer y Jennifer le daba el beso negro a Kat, quien sacude las nalgas haciendo el perreo en su cara y ríe a carcajadas. Además de las risas de las famosas, la sala también fue inundada por la música gloriosa que producía el pubis del chico al estrellarse contra las pompas de ellas.
Una vez satisfecho, Gavin se sienta en un sillón y ordena a Jennifer ensartarse su miembro mientras le da la espalda. La cantante sube y baja una y otra vez, frenéticamente, empalando esa estaca de carne en su hambriento culo (pues no era justo que, teniendo la retaguardia más famosa de las tres, la hubiese ignorado hasta ese momento) al mismo tiempo que menea sus caderas y sus nalgas tal y como hace en sus shows, aullando más alto que sus dos amigas juntas, sus aretes de aro rebotando como locos, música celestial oyéndose cada vez que sus glúteos impactan contra el pubis del adolescente. De vez en cuando, la López movía su rostro hacia atrás hasta que su boca encontraba la del chico y compartían un beso apasionado. Mientras ellos hacen esto, Kat, en cuatro patas, le da una magnífica sesión de sexo oral a una Sofía acostada boca arriba en el piso, quien ríe a carcajadas.
Cuando se aburren del sexo anal, Jennifer cambia de posición: ella se sienta viéndolo de frente. Ahora es su coño el que es empalado mientras continúa moviendo sus caderas y sus nalgas como si estuviese en el escenario. J-lo rodea el cuerpo de su semental de 14 años con las piernas, sus manos abrazadas a la nuca del chico y las manos de él hundiendo sus dedos como si fuesen clavos en las pompas de ella, turnándose entre besos apasionados y el rostro de Gavin enterrándose con voracidad en las pechugas de la puertorriqueña. Kat y Sofía también diversifican sus actividades sexuales: ahora, rodando por el piso, se turnan para hacerse sexo oral entre sí e intercalan esto con sesiones donde se besan, se devoran las ubres y se meten los dedos en las vaginas la una a la otra.
Pero Gavin vuelve a extrañar a las otras dos diosas, así que atrae a Sofía y a Kat junto a ellos. Y, mientras Sofía le ofrece sus gigantescas ubres para que les dé dentelladas sin compasión, Kat y Jennifer, arrodilladas, vuelven a usar sus bocas expertamente en su polla y sus bolas. Luego, Jennifer vuelve a follárselo como lo había estado haciendo antes al mismo tiempo que Kat y Sofía descargan una infinidad de poderosas nalgadas en sus enormes glúteos, para después besarlos, lamerlos, chuparlos y morderlos y jugar con ellos de forma que quedaran totalmente enrojecidos y cubiertos de marcas de uñas y dientes. Y después de eso, Sofía y Jennifer, arrodilladas, le hacen una deliciosa mamada doble mientras él alterna entre besarse apasionadamente con Kat y comerse, famélico, sus pechugas.
Pero Jennifer se aleja junto a Kat y la acuesta boca arriba en el piso para, en cuatro patas, hacerle sexo oral, dejando a Sofía, arrodillada, demostrándole sus talentos bucales a Gavin, los aretes de aro de la colombiana rebotando como locos. Pero el chico, dándose cuenta que, así como había ignorado el culo de la López, también estaba ignorando las tetas de la Vergara, le dice a la voluptuosa actriz lo siguiente que quiere que haga y ella lo obedece. Y así, poniéndose el pene del muchacho entre sus masivos orbes, Sofía Vergara demostró que no sólo superaba a sus colegas con la boca, la vagina y el ano.
Cuando J-lo se aburre del sabor del coño de la estrella de la TV, intercambia parejas con Gavin: ahora Kat es la que se sienta dándole la cara al adolescente, su coño empalado con salvajismo una y otra vez, ella rodeando su cuerpo con las piernas mientras sus manos se abrazan a la nuca del chico, alternando entre besos apasionados y el semental de 14 años comiéndose insaciablemente sus pechugas y hundiendo sus dedos como si fuesen clavos en los glúteos de ella. Durante todo esto, Kat sacude sus nalgas como bailando el perreo. Al mismo tiempo, una Jennifer López arrodillada le da el beso negro a una Sofía Vergara puesta en cuatro patas.
Pero Gavin vuelve a extrañar a Sofía, así que de nuevo se separa de Kat para hacer a la actriz colombiana acostarse boca arriba, las piernas abiertas lo más que puede, sobre la alfombra para envainar y desenvainar su espada en la vagina de ella con frenesí una y otra vez. Kat, uniéndose a la diversión, se sienta sobre el rostro de la Vergara y la obliga a darle sexo oral mientras se besa apasionadamente con Gavin. Jennifer, por su parte, separa las nalgas de Kat para, en cuatro patas, administrarle el beso negro nuevamente y, después, tirando de la estrella de Two Broke Girls hacia atrás, romper el beso entre ella y Gavin para poder sobarle y comerse con gula los melones a Kat.
Unos minutos más tarde, Gavin hace a Jennifer ocupar el lugar de Sofía y se folla con brutalidad a la hermosa cantante puertorriqueña al mismo tiempo que Sofía y Kat, en cuatro patas, le comen las tetas. Y, después de eso, ordena a Kat ocupar el lugar que tanto Sofía como Jennifer habían ocupado anteriormente mientras Jennifer, en cuatro patas, le daba sexo oral a Sofía, acostada boca arriba, no muy lejos de donde estaban ellos.
Finalmente, las mujeres se arrodillaron ante Gavin, quien se había puesto de pie en el centro de la sala, y adoraron su pene con sus carnosos labios, afilados dientes, traviesas lenguas y profundas gargantas. Aparte de tener a las tres famosas dándole un estupendo sexo oral a su miembro y a sus bolas al mismo tiempo, a veces una de ellas egoístamente le arrebata la polla a las otras para demostrarle, brevemente antes que sus amigas la obligaran a compartir, cuan profunda era su garganta, masturbarla con sus imponentes melones y frotarse el enrojecido glande en los hinchados, endurecidos y erectos pezones… como niñas peleándose por su juguete favorito…
Estuvieron mucho tiempo haciéndole esto, hasta que Gavin, por fin, empezó a correrse con un bramido triunfal, su cabeza echada hacia atrás, sus ojos cerrados con fuerza y sus dientes apretados de forma casi dolorosa.
Parecía que su eyaculación no iba a tener fin y, cuando terminó y recuperó su capacidad para abrir los ojos, las tres celebridades tenían sus rostros y sus senos cubiertos de una gruesa capa del blanco, espeso y cálido semen de Gavin, que ellas procedieron a lamer la una de la cara y las chichas de las otras mientras hacían toda clase de ruidos obscenos, viscosos y exagerados para dar a entender que era la cosa más deliciosa que alguna vez hubiesen tragado…
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…y ese fue sólo el comienzo: durante varias horas, Gavin se dedicó a cepillárselas desde todas las posiciones imaginables. Era bastante obvio que Sofía era la mejor de las tres para esta clase de asuntos, aunque Kat y Jennifer tampoco se quedaban atrás en ningún aspecto. Jennifer, en particular, demostrando porque era una estrella de la música, era la que daba alaridos con más fuerza.
Continuó follándoselas una por una. Las nalgueaba hasta dejar sus traseros enrojecidos de un color muy oscuro, dejaba sus glúteos (así como sus senos) cubiertos con marcas de dientes y uñas, se corría una y otra vez dentro de sus tres agujeros principales y cubría sus rostros, pechos, espaldas y nalgas con gruesos chorros de blanca paja (las celebridades quedaron maravilladas con su fenomenal capacidad para producir leche). Mientras él le hacía a cada una de ellas todo esto, las otras disfrutaban del espectáculo mientras se masturbaban o tenían sexo lésbico.
Luego, vino la hora de los tríos. Tomaba a dos de ellas y se las tiraba desde todas las posiciones imaginables mientras la famosa restante disfrutaba del show masturbándose. Y, una vez que se las hubo gozado desde todas las combinaciones posibles de tríos, a modo de “grand finale”, repitieron la excelente sesión de sexo grupal con la que habían comenzado.
Cuando las oleadas de placer de sus últimos orgasmos finalmente cesaron y recuperaron las fuerzas que habían consumido en sus actividades sexuales, Sofía, Jennifer y Kat se levantaron, se vistieron y se dispusieron a marcharse. Gavin, todavía desnudo, empapado su cuerpo en sudor y cubierto con las manchas del lápiz labial de las mujeres, las acompañó hasta la puerta. Allí, tras besar con pasión a cada una mientras les manoseaba las tetas y el culo, ellas se despidieron alegremente y, finalmente, se fueron. Gavin todavía se quedó, inmóvil, contemplando la puerta cerrada, el rostro serio pero con un aire de profunda felicidad, hasta que, de improviso, se dio media vuelta y, sonriente, se fue a su cuarto. “¡Esta sí que fue una tarde perfecta!”, pensaba. Una vez en su destino, se metió en la cama y empezó a dormirse. Mientras la oscuridad del sueño caía sobre él, Gavin, a pesar de todo lo vivido, sólo podía pensar en un detalle curioso, que no sabía si era importante o no o si siquiera tenía cualquier significado: el que, desde que entraron por la puerta de su casa hasta que se fueron, sin importar cuanto aullasen de lujuria o que otra cosa les sucediera, esas sonrisas radiantes nunca abandonaron las caras de las tres sensuales mujeres.
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Poco tiempo después, Sofía, con la que seguía viéndose a escondidas, le confesó que Kat, Jennifer y ella estaban embarazadas y que él era el padre de sus hijos.
FIN
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