Solo una noche | By : Aline Category: Spanish > Anime Views: 755 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 0 |
Disclaimer: I do not own the anime/manga that this fanfiction is written for, nor any of the characters from it. I do not make any money from the writing of this story. |
Resumen: Mientras uno de los
chicos camina por el bosque pensando en un amor imposible, algo más asecha
entre las sombras. (RW)
Rating:
NC-17
Pairings: Sage/?
Notas del autor: Esta historia es
Yaoi, de hecho la primera historia Yaoi que hice, es la versión en español de “Just one night” que también tengo
publicada en este sitio, esta es la versión original puesto que fue lo primero
que hice y pensé en subirla también únicamente para que estén las dos versiones.
Estoy usando los nombres en Inglés porque la versión
en español no me gusta. Todos los personajes deben ser considerados como
mayores de edad.
Advertencia: La historia es Yaoi
y contiene escenas sexuales gráficas entre dos hombres, si tienen algún
problema con el tema favor de no leer esto.
Disclaimer: Los Ronin Warriors no me pertenecen, solo los pedí prestados un
momento, nadie obtiene dinero de estos escritos míos.
SOLO UNA NOCHE
Noche de nuevo, después de un día entero de
entrenamiento la fatiga era abrumadora, pero era necesario mantenerse en forma,
hacia mucho tiempo que no entrenaban tan arduamente. Mientras terminaban los
últimos restos de la cena, que era bienvenida después de un día semejante, él
se dedicó a observar a sus compañeros. Todas las caras a su alrededor
reflejaban cansancio, todas excepto una: la de Sage. Siempre
tan impenetrable, tan incólume, le parecía a veces ver una bella estatua de
mármol, inmutable, aunque el mundo se cayera alrededor seguiría igual, y sin
embargo era fascinante, muchas veces pensaba que podría ver el mismo paso del
tiempo en esos ojos grises.
Demasiado poético para él, hacía días que se
preguntaba a sí mismo cómo era que uno de sus mejores amigos podía inspirarle
pensamientos semejantes y cuándo había empezado a hacerlo, había tratado ya de
apartarlos de su mente, pero no podía conseguirlo, simplemente era imposible
que al ver a su amigo no dejara de admirar cada uno de sus movimientos, cuando
combatía era la perfección misma, no se permitía el más mínimo error puesto que
podía costarle muy caro a él y a los demás, y en sus entrenamientos siempre
procuraba dar un poco más de sí, sin importarle el cansancio y el sudor que resbalaba
por su frente y hacía que su ropa se pegara a él delineando su cuerpo, si, a
sus ojos Sage era hermoso y no había nadie que
pudiera quitarle esa idea de la mente.
Mientras
terminaba su cena, escuchando los comentarios del resto de sus amigos su mente
divagaba pensando en esos cabellos dorados y casi sin darse cuenta empezó a
imaginarse a él mismo pasando sus manos entre ellos, tocando esa piel tan
blanca, la risa de uno de sus compañeros lo sacó de sus ensueños y mirando
alrededor procuró tomar parte en la conversación intentando dejar de mirar a Sage tan insistentemente y distraer su mente sin
conseguirlo del todo, al fin el muchacho rubio dejó la mesa y se dirigió a su
habitación deseando buenas noches a todos, lo escuchó subir las escaleras y cerrar
la puerta, y levantándose al mismo tiempo hizo un último comentario al resto de
sus amigos y salió a caminar un poco antes de ir a dormir.
Protegido
parcialmente por uno de los árboles que rodeaban la casa, sus miradas se
concentraban insistentemente en una ventana, el reflejo de una luz muy tenue se
veía a través de ella, no había duda de que el ocupante del cuarto al que
correspondía se dedicaba en ese momento a meditar, como siempre lo hacía antes
de dormir. No recordaba cuándo había
empezado a vigilar esa ventana, quizás desde la primera vez que salió a caminar
por la noche y notó la pálida iluminación que se veía en ella, eso había sido
hacía ya meses y por alguna razón a partir de entonces todas las noches se
quedaba en el mismo lugar, viendo esa ventana, hasta que la luz se apagaba por
completo y veía en su mente la silueta de su amigo ir a la cama y quedarse
dormido, solo entonces se apartaba y volvía a entrar en la casa.
Esa
noche la luz le parecía un poco más brillante que de costumbre y empezó a
imaginarse a Sage, sentado en flor de loto frente a
ella, con sus bellos ojos cerrados y ese mechón de cabello cubriéndole la mitad
del rostro, sonrió con tristeza y continuó mirando hacia la ventana hasta que
la luz se extinguió, bajó la vista y pensó en lo mucho que le gustaría poder
acercarse a su amigo, abrazarlo, y mantenerlo así por siempre. En lugar de
volver a la casa dio media vuelta y se internó en el bosque sin esperar a que Sage entreabriera la ventana, como siempre lo hacía antes
de dormir en las noches calurosas como esa, necesitaba poner orden en sus
ideas, no era que no entendiera lo que sentía. ¡Oh,
no! Claro que sabía perfectamente bien cuales eran sus sentimientos y esto era
lo que lo hacía miserable, porque jamás se atrevería a confesárselos a su
amigo, nunca, prefería morir antes que ver ese rostro mirarlo con compasión y
furia. Sage no volvería a dirigirle la palabra jamás,
se alejaría, y se llevaría con él el único consuelo que le quedaba de verlo
todos los días, compartir la casa con él y los demás, saber que estaría a su
lado siempre que lo necesitara.
No
sabía decir en qué momento el afecto que sentía por Sage
traspasó el límite de la amistad y se convirtió en lo que ahora era, no podía
ya imaginar su vida sin él, y sin embargo no podía tenerlo como él quería, la
amistad que le daba debía ser suficiente y él estaba de acuerdo en eso, pero
conforme pasaba el tiempo cada vez se le hacía más difícil soportarlo, no podía
ya tolerar estar cerca de él sin tocarlo y muchas veces se había descubierto a
sí mismo con las manos sobre los hombros del espadachín con el pretexto de
darle un masaje para liberar la tensión, Sage nunca
había puesto objeción al respecto y él disfrutaba mucho ese pequeño permiso
para explorar los músculos de su espalda, escuchando con delicia los pequeños
suspiros de placer de su amigo, mientras se relajaba poco a poco bajo el
contacto de sus manos. Era el cielo para él verlo sonreír las pocas veces que
lo hacía, se imaginaba que esa sonrisa era solo para él y que nadie más en el
mundo podía verla, pero esos momentos eran fugaces, y en su intento por
retenerlos había estado a punto de abrir la boca y decirle todo lo que
significaba para él, ceder a su impulso de acercarse y besar sus labios,
decirle “te quiero, te amo, no puedo
vivir sin ti, no quiero vivir sin ti”. En el último segundo sin embargo
tenía la suerte de que alguien apareciera en escena y desviara su atención,
volviéndolo a la realidad, pero él sabía que no podría resistir mucho tiempo
más, tarde o temprano sus sentimientos serían más fuertes que su razón y
saldrían a la luz sin que él se diera cuenta y ¿qué pasaría entonces?
Caminaba
aún por el bosque perdido en sus cavilaciones sin percatarse de la extraña
silueta que seguía sus pasos entre los árboles, una sombra sin forma definida
que parecía deslizarse por el viento detrás de él, de un momento a otro pareció
dispersarse y entonces él volteó inquieto, le había parecido escuchar un
murmullo, de pronto una risa ahogada lo atrajo de vuelta a la casa, sin saber
porqué empezó a pensar en Sage nuevamente e intentó
comunicarse con él a través de su lazo mental, pero antes de que pudiera
concretar su intento la sombra volvió a materializarse frente a él haciéndolo
saltar hacia atrás y poniéndose en guardia, sin embargo no hubo ataque alguno,
examinó la sombra frente a él sin poder distinguirla o identificarla con nada
en especial, sin bajar su guardia preguntó
-
¿Quién eres?
Por
unos segundos le pareció escuchar el ulular del viento, hasta que se dio cuenta
de que eran palabras, poniendo más atención alcanzó a comprenderlas
No importa... no importa... nunca...
nunca...
-
¿Q-qué?
Pero yo te lo daré, yo te daré lo
que quieres...
-
¿Qué eres? ¿De qué demonios estás hablando? –
dijo, empezando a cansarse y dispuesto ya a atacar a lo que fuera que
estuviera hablándole esperando conseguir una respuesta más concreta.
Solo una noche... una noche...
después nunca... nunca más...
-
¿Qué...? ¡Aaah! –
antes de que se diera cuenta la sombra lo envolvió por completo y una ráfaga
de aire lo tiró al suelo, se levantó rápidamente pero no encontró ya nada
frente a él.
Confundido
empezó a caminar buscando la extraña sombra, acercándose inadvertidamente cada
vez más a su casa, poco a poco el interés por descubrir a su atacante desapareció
y pronto no recordaba más el objeto de su búsqueda, solo quería llegar a la
casa, su mente se encontraba en blanco y caminó como un autómata hasta la
explanada que se extendía detrás de su hogar, miró la estructura y de pronto
sonrió, una idea se apoderó de él fuertemente y a partir de ese momento solo
pensó en una cosa: Sage. Dentro de él su razón
desapareció por completo, dejando campo abierto a sus impulsos que empezaron a
fluir libremente, se dirigió hacia la puerta trasera de la cocina y entró.
Sage se encontraba en su cuarto, frente a la tenue
luz de una vela blanca, con las manos sobre sus rodillas y los ojos cerrados,
aspirando el incienso que se quemaba sobre uno de sus tocadores, tranquilo,
meditar siempre lo había relajado y lo había ayudado a resolver sus conflictos,
sin embargo últimamente le estaba costando más trabajo concentrarse y aislarse
del mundo, quizá era el resultado de vivir en la misma casa con sus amigos, sin
lugar a dudas estaba empezando a tomar ciertas cosas de ellos poco a poco,
aunque aún seguía siendo el chico serio del grupo había veces que no podía
evitar sonreír ante algo sin sentido que se le ocurría a alguien, quizás era
mejor para él, nadie puede vivir aislado del mundo y él mismo estaba
sintiéndose mejor con el cambio que poco a poco iba operándose en su interior,
todo estaría bien mientras estuvieran todos juntos.
Mientras
meditaba percibió algo extraño, como si alguien estuviera presente, intentó
concentrarse e identificar a la persona de quien se trataba, pero cuando
parecía que iba a alcanzarla una sensación extraña se apoderó de él y pareció
congelarle hasta la médula de los huesos sacándolo de su estado de meditación
en un santiamén y haciéndolo abrir los ojos espantado, como si acabara de salir
de una pesadilla, intentó calmar su respiración y ponerse de pie, sentía que le
faltaba el aire y se dirigió con trabajo hacia la ventana sin darse cuenta de
que la vela se había apagado, llegó a ella y recargó su frente en los cristales
procurando aclarar sus ideas, se apartó de pronto y fijo su vista en el bosque
que rodeaba la casa, le había parecido ver a uno de los chicos internándose en
él, abrió la ventana y sacó la cabeza esperando ver mejor. El aire de la noche
lo refrescó y lo tranquilizó un poco, después de un momento empezó a sentirse
muy cansado, al punto de que sentía que sus párpados se cerraban
involuntariamente, entrecerró la ventana y se dirigió a la cama, sin embargo
antes de llegar a ella un sentimiento de inquietud lo invadió, de alguna manera
parecía que aún podía percibir esa presencia extraña, pero era tan lejana que
apenas podía sentirse, se sentó en la cama y le pareció escuchar un sonido
ahogado, como si alguien intentara contener una risa, después le llegó la
sensación de que alguien intentaba comunicarse mentalmente con él, pero
desapareció casi de inmediato, no pudo evitar sentir ansiedad y trató en vano
de levantarse, los párpados se le cerraban insistentemente y a pesar de que
luchó por mantenerlos abiertos pronto no pudo hacerlo más, la fuerza lo
abandonó por completo y se dejó caer sobre su cama, sin embargo no se durmió,
el sopor que se apoderó de él no lo hizo perder la conciencia por completo, Sage tenía muy clara la posición de su cuerpo y podía
escuchar, pero su pensamiento parecía estancado, perdió por completo el
estricto control que tenía sobre sus sentimientos y el miedo lo bloqueó, sin
poder mover un solo músculo de su cuerpo no tuvo más remedio que quedarse como
estaba y esperar... lo que fuera que sucediera.
Entró
a la casa y subió las escaleras sin preocuparse por si alguien lo escuchaba, el
tigre blanco que consideraban como la mascota de la familia estaba recostado a
lo largo del pasillo que guiaba a los diferentes cuartos, parecía que tenía un
sueño bastante intranquilo puesto que movía insistentemente sus patas
delanteras y gruñía de vez en cuando, el chico no le prestó mucha atención y
continuó su camino hacia su objetivo, sin siquiera preguntarse porqué el enorme
gato no se había despertado cuando pasó prácticamente sobre él, se detuvo ante
el cuarto de Sage y abrió la puerta sin llamar antes,
una grave falta en circunstancias normales, pero nadie le increpó al respecto,
cerró la puerta tras sí y la aseguró, le tomó un momento acostumbrarse a la
media oscuridad del cuarto y al olor a incienso que lo impregnaba, la única
claridad que le servía para orientarse era la que entraba por la ventana
semiabierta y que caía sobre la cama, iluminando parcialmente la figura del
chico rubio, acostado en una posición que debía ser muy incómoda para dormir,
tenía la cabeza apenas en la orilla de la almohada, una mano sobre su pecho y
la otra afuera de la cama, al igual que sus piernas, lo único que traía puesto
eran los boxers verde esmeralda que utilizaba para
dormir, así que la poca iluminación que recibía hacía resaltar su blanca piel
entre sus sábanas.
Se
acercó a él y rodeó la cama para poder tomarlo en brazos y cambiarlo de
posición en el centro de la misma, acto seguido lo observó atentamente, daba la
impresión de estar profundamente dormido, sus labios estaban entre abiertos y
su respiración solo un poco agitada, se tomó unos segundos para admirar el
cuerpo bien formado de su amigo y después empezó a acariciar tiernamente sus
mejillas, delineando sus finos labios con su pulgar, dándose apenas cuenta de
que la respiración de su amigo se hacía ligeramente más rápida.
Sage estaba ocupado intentando tranquilizarse y
averiguar de dónde provenía la especie de energía que había envuelto toda la
casa sin conseguir ninguna de las dos cosas, cuando percibió que la puerta se
abría y alguien entraba a su cuarto, falló miserablemente en su intento por
abrir los ojos y empezó a preocuparse seriamente cuando escuchó el seguro de la
puerta, sin embargo a medida que el extraño se acercaba reconoció el aura de
uno de sus amigos, esto lo tranquilizó un poco, aunque no estaba muy seguro de
cual de ellos era, su cerebro se había obstinado en no relacionar bien las
cosas, sintió que lo levantaban y lo volvían a acostar en una posición más
cómoda, después de unos segundos Sage empezó a pensar
que algo estaba mal, el aura que sentía era sin duda de uno de los chicos, pero
notó que parecía estar mezclada con la energía que le estaba impidiendo
moverse, intentó concentrarse en su amigo y averiguar la forma de comunicarse
con él cuando sintió su mano acariciando su mejilla y el contacto de sus dedos
con sus labios. Se quedó en shock, perdió por
completo la noción de que había algo acechándolos e intentó con todas sus
fuerzas moverse, pero parecía como si lazos invisibles lo tuvieran atado a la
cama, tampoco podía hablar, su voz se negaba a salir de su garganta, en medio
de su desesperación sintió de repente los labios de su amigo besando su frente,
sus mejillas, hasta llegar a su boca y la mente se le puso en blanco sin que
pudiera hacer otra cosa que recibir el beso del joven que se decía su amigo.
La
piel de Sage era tan suave, siempre se había
preguntado cómo se sentiría en sus labios, empezó a besarlo tiernamente,
probando cada parte de su rostro, aspirando su fresco aroma, él siempre había
dicho que si la luz tuviera olor ese sería el de Sage,
llegó a su boca y cubrió los delicados labios con los suyos partiéndolos
ligeramente con su lengua, después de unos segundos de no recibir respuesta
alguna se atrevió a explorar el interior de esa deliciosa boca, sintiendo el
movimiento involuntario que hacia su amigo al tragar saliva, se separó un
momento para volver a acariciar su bello rostro y volvió a besarlo más
profundamente mientras su mano jugueteaba con los cabellos dorados y procuraba
cambiar de posición cubriendo el cuerpo de Sage con
el suyo propio, se dedicó unos minutos más a seguir besándolo, cada vez más
ansioso, en la boca, mientras sus manos empezaban a explorar su cuerpo y a juguetear
con sus tetillas hasta que estas se pusieron rígidas, esto le agradó, quizá Sage no le estuviera respondiendo pero su cuerpo sí, empezó
a besar su cuello y su pecho y bajar sus manos hasta la cintura de su amigo,
para volver después a recorrer el camino de regreso una y otra vez, sintiendo
el sabor de su piel húmeda y escuchando su respiración cada vez más
desesperada, se concentró entonces en una de las tetillas rosas y empezó a
chuparla, mientras masajeaba los tensos músculos de su amigo cuya respiración
se hizo más pausada, aunque no por ello menos intensa. Después de unos momentos
dedicó su atención a torturar la otra tetilla y seguir con su masaje. La
respiración de Sage se había convertido ya en una
sucesión de suspiros largos que hacían que el pecho del espadachín se levantara
rítmicamente junto con el movimiento de su boca y sus manos.
Luchó
un momento más por no separarse de ese delicioso cuerpo, pero el dolor de su
erección bajo sus pantalones y el calor que era ya insoportable, lo hicieron
abandonar su tarea para deshacerse de su ropa lo más rápido que pudo,
escuchando al separarse un pequeño quejido de su amigo que le anunció que Sage estaba consciente de lo que ocurría y por un momento
vio su rostro temiendo ver los ojos grises observándolo rencorosamente, pero
los blancos párpados seguían cerrados, titubeó por un momento y su vista se
fijó en el cuerpo de su amigo, su respiración volvía a agitarse, alzando su
pecho de forma irregular, le pareció ver un ligero temblor en sus músculos y entonces
se dio cuenta que debajo de sus boxers Sage estaba empezando a endurecer, una sonrisa apareció en
sus labios, después de todo su amigo no lo estaba pasando mal, incluso podría
estar disfrutándolo mucho, un nuevo quejido del rubio lo despejó de sus dudas y
terminó de mandar su ropa lejos de él, liberando también a su amigo de la única
prenda que lo protegía.
Hacía
rato que Sage había dejado de intentar moverse,
convencido de su total impotencia ante la situación en la que se encontraba, su
cuerpo además lo estaba traicionando de la manera más miserable posible, cada
una de las caricias de su amigo despertaban en él sensaciones que empezaban a
ser muy gratas, no podía evitar que sus músculos se relajaran y ni siquiera
notó cuando su respiración se puso acorde a los movimientos de la boca y las
manos que estaban explorándolo, su garganta empezó a responderle a medias,
emitiendo algunos ruidos leves de placer que para su descanso momentáneo solo
él escuchaba. Empezó a angustiarse nuevamente al sentir su sexo endurecer y
hacer presión en el trozo de tela que lo cubría, pero se disipó rápidamente
nublado por la nueva forma de placer que estaba experimentando, ya que no podía
hacer nada para evitarlo ni para impedir que sus sentimientos se dieran a conocer
en su, hasta entonces, bien entrenada mente, se dejó llevar por el momento y no
pensar más en causas ni consecuencias que de cualquier forma vendrían, pero
acababa apenas de perderse en sus sensaciones y empezar a disfrutar en realidad
de lo que su compañero estaba haciendo cuando perdió de improviso todo contacto
con él, un quejido de frustración, leve pero audible, fue la respuesta
inmediata ante el inesperado abandono y Sage reanudó
sus esfuerzos por abrir los ojos y moverse, solo para recordar que no le era
posible hacerlo, se sintió doblemente frustrado e impotente y trató de percibir
cualquier señal de vida que aún estuviera en el cuarto, localizando el aura de
su amigo aún en la cama, a unos centímetros de él. Si aún estaba ahí ¿qué lo
había hecho detenerse?
Sintió
el deseo de pedirle que continuara pero lo único que logró fue un quejido que a
su parecer sonó algo más desesperado de lo que quería, de cualquier modo pronto
volvió a sentir las manos de su amigo sobre él quitándole los boxers y por un momento el miedo lo invadió, en su mente
apareció la idea de que en realidad no sabía lo que estaba pasando con su amigo
y que todo podía ser producto de alguna influencia extraña, pero ese
pensamiento se desvaneció rápidamente al contacto de las manos de su amigo
sobre sus muslos y la parte baja de su espalda, pronto sintió como su amigo separaba
sus piernas para acomodarse entre ellas y una de las manos rodeó su miembro,
dedicándose después a estimularlo haciendo que alcanzara su longitud completa,
el contacto desapareció un momento para ser sustituido por el calor húmedo de
la boca de su amigo que lo envolvió por completo y empezó a chupar y a jugar
con su lengua, recorriendo su pene desde la base hasta la punta una y otra vez.
Sage no podía contener los quejidos de placer que
la atención recibida estaba despertando, pensó que era injusto que no pudiera
mover sus manos y entrelazarlas en el cabello de su amigo, más injusto era aún
que su mente no pudiera definir de quién se trataba, sabía que estaría arqueándose
sobre su espalda y moviéndose al mismo ritmo de la boca que lo succionaba de
poder hacerlo, esa sensación de impotencia le estaba impidiendo alcanzar su
clímax, sentía las manos de su amigo sosteniendo firmemente sus nalgas al
tiempo que las oprimía y las exploraba, sus dedos pronto alcanzaron su entrada
y sintió como uno de ellos intentaba abrirse camino a su interior, se congeló
en ese momento, emitiendo un sonido de sorpresa seguido de un “no” que ni
siquiera escuchó. Un viejo recuerdo se abrió paso hasta su mente haciendo que
un escalofrío recorriera su espalda, sintió las lágrimas detrás de sus párpados
cerrados y luchó contra el miedo que lo invadió en ese instante, intentando
enterrar sus memorias y enfocarse en el momento presente, aferrándose al hecho
de que estaba en su casa con uno de sus amigos, claro esta que la situación en
la que se encontraba no era de gran ayuda para él en ese momento, le hubiera
gustado mucho poder abrir los ojos y tener algo de control sobre su cuerpo, aún
así consiguió con algo de trabajo volver a tranquilizarse y estuvo en posición
de volver a sentir lo que su amigo hacía.
Para
gran sorpresa suya éste se separó de él y se levantó bruscamente de la cama, la
frustración no se hizo esperar y se preguntó si solo estaban jugando con él, la
sola idea lo lastimaba y se deshizo de ella concentrándose en su cuerpo
nuevamente. Pronto sintió que su compañero regresaba y se ponía en posición de
nuevo, la boca reanudó su tarea y sintió uno de los dedos de su amigo
insertándose en él lentamente rodeado de algo aceitoso que facilitó su entrada,
empezó a masajear su interior, haciendo que los músculos de su ano se
distendieran, pronto un segundo dedo se unió al primero y tocó un punto que le
mandó una onda placentera como una carga de electricidad a lo largo de su
cuerpo que respondió instantáneamente contrayendo sus músculos alrededor de los
dedos de su amigo, el cual continuó estimulándolo agregando un dedo más a los
anteriores y haciendo que se borraran de su memoria los últimos vestigios de
temor que había experimentado antes, al tiempo que alcanzaba su clímax y sentía
el movimiento de la garganta de su compañero al tragar su semen.
Sage era tan delicioso que no podía apartar su boca
de él, el solo sentir sus firmes nalgas entre sus manos y escuchar los suspiros
de placer del espadachín lo excitaba aún más, no quería parar, quería poseer a
su amigo en ese momento y pensando en eso, sus dedos se deslizaron entre las
mejillas del trasero de Sage y empezó a estimular esa
zona con uno de sus dedos, de inmediato escuchó el sonido de sorpresa del rubio
y un “no” apenas audible llegó hasta él, lo ignoró insistiendo en invadir el
cálido interior de Sage, a pesar de que el canal
estaba seco y le costaba un poco de trabajo mover su dedo en su interior, la
respiración de Sage se hizo de pronto muy rápida y su
miembro empezó a languidecer, esto lo hizo aumentar el ritmo sin lograr mucho,
se preguntó si lo estaría lastimando y retiró sus dedos de donde estaban, al
momento la respiración de su amigo se hizo más tranquila. Sin decidirse a
soltarlo aún pensó en lo que podría hacer, quería poseer a Sage,
hacerlo suyo esa noche, pero no quería lastimarlo, mientras sentía que el pene
en su boca volvía a endurecer recordó que su amigo debía tener entre sus cosas
algo de ungüento o aceite para masaje, de inmediato abandonó su tarea y se
dirigió al tocador, ignorando por el momento el suspiro de protesta que le
llegó desde la cama.
Encontró
el aceite y volvió al lado de su ángel, puso un poco del aceite en sus manos y
comenzó de nuevo a trabajar a Sage, sus dedos
encontraron su camino más fácilmente esta vez y los músculos que los rodeaban
reaccionaron más favorablemente, un quejido más profundo que los demás y el
ligero temblor que recorrió el cuerpo entre sus manos, haciendo que los
músculos del ano se estrecharan alrededor de sus dedos, le indicó que había
encontrado el punto mágico de su amigo y se dedicó a estimularlo, adorando la
reacción que despertaba en el espadachín, se llevó una mano a su propio miembro
y empezó a estimularse al tiempo que su compañero alcanzaba el clímax y
explotaba en su boca, succionó el sabor de Sage y se
incorporó, retiró sus dedos después de otros dos roces en ese punto y bien
seguro ya de que Sage estaba preparado se puso en la
posición adecuada y penetró en el delicioso calor de su amigo.
Sage luchaba por controlar su respiración, mientras
sentía cómo la dulce boca que lo había envuelto lo abandonaba nuevamente,
seguida poco después por los dedos que aún le mandaron un pequeño estímulo
antes de retirarse, dejándole una sensación de vacío extraña, conoció que aún
no estaba satisfecho y suspiró débilmente, no estando seguro en realidad de
querer seguir siendo objeto de una tortura tan placentera, sin embargo no tuvo
mucho tiempo para que su pensamiento lógico se recuperara, sintió su pierna
izquierda siendo levantada para descansar sobre un hombro bien formado, la
pierna derecha la siguió y las manos de su amigo lo tomaron firmemente por la
cintura, anunciándole que aún no se había acabado, la punta de algo hizo
presión en su entrada y estuvo a punto de volver a entrar en pánico, concentró
su pensamiento en el cuerpo que se inclinaba un poco sobre él, sintió un solo
empujón y cómo su amigo entraba completamente en él hasta su base, arrancándole
un quejido de dolor y haciéndole derramar algunas lágrimas.
Se
quedaron así unos momentos dándole tiempo a acostumbrarse a la invasión, pero
no pudo reprimir un sollozo mientras el dolor se mezclaba con una sensación más
placentera, su amigo se inclinó aún más sobre él acercando sus piernas a su
torso y le besó los labios, secando sus lágrimas con una mano, con un murmullo
apenas perceptible le dijo: – shh, no llores. – Sage volvió a
sentir toda su impotencia en ese momento, en condiciones normales ese murmullo
habría sido suficiente para saber de quién se trataba, pero en ese momento su
mente simplemente no funcionaba, solo podía sentir el placer que lentamente iba
recorriendo todo su cuerpo, su compañero empezó a moverse, lentamente al
principio, pero aumentando el ritmo y metiéndosela cada vez más fuerte, rozando
a cada momento su próstata. Sage sentía su cuerpo
moverse con cada empuje y sus quejidos de placer pronto subieron de intensidad,
una mano envolvió su miembro, endurecido nuevamente, y empezó a estimularlo al
mismo ritmo, pronto alcanzó su clímax una vez más y segundos después, con un
último empujón sintió la semilla de su compañero dispersarse dentro de él, al
tiempo que escuchaba el grito de satisfacción que él no había podido dar.
Unos
segundos después sintió cómo su amigo se separaba y sus piernas volvieron a la
cama, las manos volvieron a explorar su cuerpo de una forma más tranquila y
sintió los labios de su amigo besando tiernamente los suyos, su respiración se
tranquilizó y entonces se dio cuenta de lo tenso que había estado, el cansancio
lo invadió y se sintió agradecido al sentir los brazos familiares alrededor de
él acurrucándolo junto al cuerpo al cual pertenecían, un último beso en la
frente y sintió una mejilla apoyada contra su cabeza, hizo un último intento
por abrir los ojos sin conseguirlo, mientras perdía poco a poco la conciencia
le pareció escuchar una voz lejana, como el ulular del viento, diciendo:
Nunca… nunca más…
-
¿Por qué? – preguntó en su mente, no obtuvo respuesta y el cansancio lo venció
al fin, haciéndolo perderse en el sueño.
Agotado
y satisfecho, evitó apenas dejarse caer sobre Sage y
se separó de él, volviendo a acomodar sus piernas sobre la cama, acarició su
cuerpo una vez más y lo besó tiernamente, sintiendo cómo su respiración volvía
poco a poco a la normalidad, una lágrima se veía aún en la orilla de uno de sus
párpados y sus labios parecían dibujar una sonrisa.
“Mi Seiji” pensó para sí, mientras lo besaba
nuevamente y se acostaba junto a él acurrucándolo entre sus brazos, besó su
frente húmeda y apoyó su mejilla en la rubia cabeza para quedar completamente
dormido.
Una
ráfaga de aire que entró por la ventana lo despertó, sin abrir los ojos intentó
estirarse y se dio cuenta de que había algo entre sus brazos, confundido palpó
ese algo para reconocerlo y un olor familiar llegó hasta él, abrió los ojos
asustado y de inmediato el pánico lo invadió al ver lo que estaba abrazando.
-
¿S… Sage?– murmuró
levemente, levantó la cabeza viendo a su alrededor y en ese momento recordó lo
que había pasado con lujo de detalles.
-
¡Oh, Dios! … ¿qué hice?
Miró
el reloj, eran las 5 de la mañana, si Sage despertaba
podía considerarse hombre muerto. Con sumo cuidado acomodó al chico sobre la
cama y lo cubrió con las sábanas, se levantó y cerró la ventana, luego recogió
su ropa cuidando de no dejar nada y salió silenciosamente de la habitación.
Agradecido
de que el pasillo estuviera desierto y que el tigre no estuviera a la vista,
corrió como un rayo hasta su cuarto y cerró la puerta, dejándose caer en la
cama con las manos cubriendo su cara, deseando desaparecer en ese momento.
“¡Dios, Dios! … ¿Qué hice?… ¿qué
hice? … ¿Porqué? ¿Porqué?… ¿qué me pasó?”
Se
abrazó a sí mismo y se hizo una bola sobre la cama sollozando, todavía podía
sentir el sabor de Sage en su boca y se encogió aún
más, quería convencerse de que había sido un sueño, que no acababa de despertar
en el cuarto de Korin abrazándolo todavía, pero no podía engañarse a sí mismo,
sus recuerdos de la noche pasaban como una película ante él mostrándole la
realidad. Dios, prácticamente había violado a uno de sus mejores amigos,
justamente al que más significaba para él.
“Dios, Dios… ¿porqué?… ¿porqué?…”
Repetía
esas palabras una y otra vez como un mantra, dejando
que las lágrimas resbalaran libremente por su cara, se sentía tan mal que no
percibió la extraña energía que poco a poco abandonaba la casa, formando una
nube oscura afuera de su ventana; Fuego Blanco la veía desde el tejado a donde
había subido y le gruñía levemente, aunque no parecía muy enfadado, la nube fue
tomando consistencia hasta formar una sombra de forma humanoide,
pareció ver hacia el tigre y levantar una mano a modo de saludo, luego se alejó
de la casa y se perdió entre las sombras del bosque, el tigre la miró
desaparecer y volvió a dormirse.
Sage despertó con un singular dolor de cabeza y
sintiendo que tenía una cruda espectacular, todo su cuerpo le dolía y voltearse
en la cama para ver la ventana y el reloj le costó mucho trabajo. Las 6:30 de
la mañana. Intentó incorporarse y un dolor particular en su trasero lo hizo
desistir, recorrió la habitación con la mirada y hallándose solo suspiró,
esperaba que al volver la cordura a él se sintiera furioso y traicionado, pero
no era así, más bien se sentía abandonado, había esperado encontrar a su
compañero de noche junto a él y al no hacerlo no pudo evitar sentirse
decepcionado… y solo… Se acostó sobre su costado derecho, viendo como la luz de
la mañana se hacía presente poco a poco, aún estaba muy cansado y no se sentía
capaz de enfrentar a sus amigos en esas condiciones, pero tenía que saber quién
de ellos había sido. Intentó recordar los detalles de esa noche pero a su mente
solo llegaron sensaciones y unos cuantos murmullos ininteligibles. Se sintió de
cierto modo usado y rechinó los dientes con rabia, pero recordó las caricias y
la atención que había recibido, no iba a engañarse a sí mismo, la noche le
había gustado, intentó una vez más organizar sus recuerdos pero tuvo que
convencerse de que se sentía muy mal y demasiado cansado como para lograr nada,
se acurrucó entre las sábanas y volvió a cerrar los ojos, quedando dormido al
momento.
No
se había atrevido a darles la cara a los chicos en todo el día, tan pronto
había considerado pasada la hora del desayuno se había escabullido hacia el
bosque con el pretexto de entrenar, intentaba evitar a Sage
lo más que pudiera, pero sabía que tarde o temprano iba a tener que enfrentarse
con el espadachín, lo peor era que no tenía idea de lo que le había pasado,
simplemente el deseo puro que sentía por su amigo salió a la luz sin que él
pensara siquiera en reprimirlo, a Luz no iba a bastarle esa explicación, a él
mismo le costaba trabajo imaginarse cómo era posible que sus impulsos
simplemente lo hubieran gobernado hasta ese punto. Pasó el día entero
intentando encontrar una razón a lo que había sucedido sin conseguir gran cosa,
lo único de lo que estaba seguro era de que la extraña sombra que lo había
atacado tenía algo que ver en todo esto, recordó también que Sage jamás había abierto los ojos, así que tenía una
pequeña esperanza de que Luz no lo hubiera reconocido. Si por algún milagro eso
resultaba cierto, conociendo al espadachín, Sage no
diría nada sobre lo sucedido, era además probable que intentara ignorarlo y
continuar como si nada hubiera pasado, como siempre hacía, dudaba sin embargo
que el portador de Korin dejara pasar algo semejante así como así y eso tenía
sus nervios de punta. Al caer la tarde tomó finalmente la decisión de volver a
la casa y si tenía que enfrentarse con Sage lo haría
y si su amigo quería hacerlo trizas… lo aceptaría. Ahora, lo que le remordía en verdad la
conciencia era que dentro de sí sabía que si tuviera la oportunidad de repetir
la noche, lo haría.
Después
de tomar un baño y cambiar las sábanas de su cama, Sage
se sentía mucho mejor. No había querido bajar en todo el día, el dolor de
cabeza no había cedido aún por completo, pero tenía que comer algo, lo único
que tenía que hacer era evadir el inevitable instinto de enfermera de Sai, algo en realidad difícil ya que se veía como un muerto
recién salido de la tumba, sentía los ojos hinchados y no estaba seguro de
poder sentarse cómodamente. Aún así estaba decidido a bajar y enfrentar a sus
amigos, además podía empezar a hacer conjeturas sobre cuál de ellos podría
haber sido su compañero de noche, tenía una hipótesis, pero aún no se atrevía a
asegurarla, estaba seguro de que reconocería al culpable si analizaba a cada
uno de ellos, alguno seguramente se comportaría ligeramente diferente.
Pero
primero tenía que comprender plenamente lo que había pasado, en el libro que le
había enviado su familia decía que algunos espíritus podían responder al tipo
de meditación que él había intentado practicar, en ese caso, él servía como una
especie de enlace entre el espíritu y el mundo real, si el enlace era lo
suficientemente fuerte el espíritu podría manifestarse por completo y ser capaz
de afectar a ciertas personas, sin embargo, lo único que hacían estos espíritus
era liberar impulsos y sentimientos que ya existían en la persona, no actuaban
por ella, simplemente destruían momentáneamente cualquier barrera psicológica o
física que le impidiera al impulso realizarse.
Dada la situación, Sage dedujo que,
inadvertidamente, había traído a un espíritu a su plano de realidad, no había
podido controlarlo y el espíritu había encontrado a uno de los otros chicos,
como cualquiera de ellos era bastante sensible a la energía sobrenatural no
debió haber sido muy difícil para la entidad en cuestión empatizar
con los sentimientos más fuertes de su “víctima” y liberar sus impulsos. Claro
que para que no hubiera problema alguno con las acciones de su amigo, era
necesario también eliminar cualquier posible estorbo físico, probablemente el
resto de los chicos habían pasado la más tranquila de las noches, durmiendo
como rocas y sin darse cuenta de nada. Sage sonrió pensando que incluso él había sido incapaz de
identificar a su “visitante” y seguramente era el único cuyo cuerpo resentía
los efectos de una inmovilidad casi absoluta, causada por energía extraña. Era una situación poco común, pero ahora
tenía la completa seguridad de que uno de sus amigos sentía por él algo más que
amistad, cerró los ojos y un nombre en especial llegó a su mente, sonrió y
dando un suspiro decidió bajar por una taza de té, si los demás estaban en la
cocina mejor aún, tendría la oportunidad de empezar a aclarar sus dudas.
En
cuanto entró a la cocina todos los ojos estuvieron de inmediato sobre él,
excepto los de Rowen, que estaba ocupado leyendo un
libro, sin embargo su lectura no debía ser muy interesante porque fue el
primero que le habló, sabiendo que era él por ser el único que faltaba.
-
¡Hey Sage! ¿Dónde te habías
metido todo el…? ¡¿Qué rayos te pasó?! – la última exclamación la hizo al
levantar la cabeza y ver a Sage, igual que todos los
demás que seguían observándolo con un gesto de preocupación en sus rostros.
-
¡Cielos! ¡Te ves terrible Sage! – dijo Kento, sin poder ocultar en su voz la sorpresa que le
causaba ver a Korin de ese modo.
-
Gracias Kento (cof!) no lo
había notado
Sage se dio cuenta de que su voz se escuchaba
terriblemente seca y el gesto de preocupación y sorpresa de sus amigos se
acentuó aún más, en realidad no había creído que se viera tan mal. Tratando de ocultar su incomodidad y de
evadir a Sai que ya estaba sobre él, intentando
tomarle la temperatura y regresarlo a su habitación, se acercó a la estufa para
poner agua a calentar.
-
Sage ¿te encuentras bien?
-
Seguro Ryo, solo… solo no pude dormir bien, es todo.
-
¿Pesadillas? – preguntó Sai, aún con algo de
preocupación.
-
No… no exactamente.
El
té estuvo listo y Sage volvió a su cuarto cuando Sai quedó convencido de que no tenía fiebre y lo único que
necesitaba era descansar un poco.
Después
de que Sage volvió a su cuarto, él salió de nuevo al
bosque, no se atrevió a internarse en él y solo caminó hasta ubicarse en el
lugar de siempre, viendo la ventana de su amigo, se había preocupado esa tarde
cuando, al llegar a la casa, los demás le dijeron que ninguno había visto a Sage en todo el día y había estado a punto de ir a buscarlo
cuando apareció por fin en la cocina, pero ¡Dios santo! ¿En realidad lo había
lastimado de esa manera? Su amigo se
veía increíblemente más pálido de lo normal, los ojos un poco hinchados y la
garganta seca, parecía en realidad que estaba a punto de darle un resfriado y
por un momento había esperado que eso sucediera en realidad, pero no, Sage no estaba enfermo, lo que tenía era consecuencia de la
noche, solo que no tenía porqué estar tan mal, seguramente esa cosa que lo
había atacado a él le había hecho algo a Korin, era indudable, puesto que de
otra manera no habría podido él hacer… lo que había hecho.
-
¡Maldita cosa! ¡Si lo lastimaste
yo… yo...!
No
podía hacer nada en realidad, ni siquiera sabía qué lo había atacado y porqué,
pero si de algo estaba seguro era que no se perdonaría jamás haber lastimado a Sage. Se quedó
sentado a la sombra del árbol hasta que todas las luces se apagaron.
Sage estaba apoyado en el marco de la ventana,
protegido por las cortinas, la cena que Sai le había
preparado e insistido en que comiera lo había hecho sentirse mucho mejor, pero
no tenía más sueño, había prendido la vara de incienso y entreabierto la
ventana, pero no iba a meditar esa noche, no quería atraer por accidente otro
espíritu sin nada mejor que hacer.
Miraba las estrellas mientras la casa poco a poco iba quedando
silenciosa, escuchó atentamente cada uno de los pasos de los demás y los
reconoció a todos, faltaba alguien, lo último que percibió fue como cada una de
las puertas de los cuartos se cerraban, excepto una. Sonrió con satisfacción al
tener su hipótesis completamente comprobada, casi podía apostar dónde estaba su
amigo en ese momento. Apartando un poco las cortinas analizó los árboles del
bosque que se extendía rodeando la casa, en uno de los que estaban justo frente
a su ventana se podía apenas distinguir una silueta extraña. Sage volvió a sonreír, en la seguridad de que tenía a su
hombre dio media vuelta y abandonó su cuarto, él no iba a dejar pasar el asunto
así como así, noo, él quería la revancha, después de
todo, nunca puedes decir nunca más.
FIN.
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