Lessons | By : Scorpinok Category: Spanish > Anime Views: 972 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 0 |
Disclaimer: I do not own the anime/manga that this fanfiction is written for, nor any of the characters from it. I do not make any money from the writing of this story. |
Megatron is
teaching a lesson to an overgrown Terrorcon.
O.O Me perv...
Notes:
First two paragraphs belongs to Ikonika. She wrote them as a request I made
^_^v
Note to me:
I’M WRITING IT IN SPANISH!! HOW AM I SUPPOSED TO CALL THOSE BEAUTIFUL
APPENDICES UNDER THOSE CODPIECES???
Disclaimer:
Transformers are not mine (sadly). I don’t wanna make money out of this, I just
want my perverted side out. And erm, I like to make Scorpinok suffer =P He cute
Terrorcon
By:
Seeker Nami
Antes que se diera cuenta un grupo de tentáculos
emergieron del suelo y se enredaron alrededor de sus garras y sus piernas.
Rugiendo intentó liberar sus tenazas, de caminar, de huir aún a sabiendas de
que no tenía la fuerza para liberarse de las ataduras de Unicron. Una vez que
los tentáculos se sostuvieron bien se retrajeron hacia el suelo, arrojando a
Scorpinok sobre sus rodillas y manos.—Me-Megatron... ¿Qué significa
esto?—Interrogó al Decepticon que se le acercaba mientras el Terrorcon luchaba
por liberarse.
Megatron sonrió cruelmente,—Oh, creo que lo sabes
perfectamente. ¡Te mostraré quién es tu verdadero amo, traidor
insolente!—Mientras el líder Decepticon hablaba, un tentáculo más pequeño se
enredó en la cintura de Scorpinok, apresando su codpiece hasta separarla del
resto de la armadura, dejándola caer con un estruendo al suelo. Los ojos del
Terrorcon, protegidos tras su visor, se abrieron como platos con pánico al
sentir el aire frío sobre su piel, al pensar en su intimidad ahora expuesta y
vulnerable.
—Megatron. ¡Suéltame!—Rugió
Scorpinok indignado.—¡No sé qué clase de broma cruel sea esta, pero será mejor
que te detengas!—
—¿Y quién dijo que estoy
bromeando?—Megatron levantó el rostro de Scorpinok con una mano, sonriendo con
placer anticipado ante la vulnerabilidad de su prisionero.—Pobre animal
patético. ¡Lamentarás haberme desafiado!—Como para hacer énfasis en su amenaza
el tentáculo que se había enroscado en su cintura comenzó a acariciar la sensible
zona en la entrepierna del escorpión, en momentos ejerciendo presión sobre el
delicado órgano aprisionado allí. Scorpinok cerró sus ojos; un gemido intentó
escapar de su garganta y apretó sus dientes con fuerza esforzándose por
contenerse, algunas lágrimas se comenzaban a formar en sus ojos. Megatron se
agachó hincándose sobre su rodilla izquierda, hasta que estuvo al nivel del
rostro de su rehén.—No eres diferente a los demás Terrorcon en lo absoluto.
Eres patético y débil.—El líder Decepticon inconscientemente pasó su lengua por
sus labios antes de acercarse a Scorpinok, besándolo con crudeza en la boca.
Scorpinok intentó liberarse pero Megatron sostenía con
firmeza su rostro. Megatron profundizó el beso, dejando su lengua explorar la
tibieza de la boca del Terrorcon. Asustado y respondiendo a un instinto
primitivo, Scorpinok cerró su mandíbula sobre la lengua del intruso; sus
afilados dientes abrieron el músculo con facilidad. El líder Decepticon oprimió
con fuerza los dedos de sus manos al rededor del cuello del escorpión mas no se
separó. Sonriendo vilmente hizo que un nuevo tentáculo se levantara del suelo,
liándose inmediatamente alrededor del hermoso falo del Terrorcon, aplicando
sutilmente una mayor presión a cada pulsación que generaba. El instinto
nuevamente se apoderó de las acciones inconscientes del escorpión en un intento
desesperado por liberarse, su larga cola se movía con violencia buscando a cada
instante poder clavar su aguijón en el cuerpo de su captor, e incluso tratando
de quitar los molestos tentáculos con el mismo. Cansado de ver los lamentables
intentos de Scorpinok por defenderse, el líder Decepticon hizo que los
tentáculos se reacomodaran apresando también la larga cola, que fue forzada
hasta quedar firmemente sujeta a la espalda de su dueño.
—Ahora la verdadera diversión puede comenzar.—Murmuró
Megatron muy cerca del audio de Scorpinok, arrastrando las palabras y haciendo
que el otro se estremeciera a pesar de sí mismo. El guerrero Decepticon pasó
sus labios y su lengua por el cuello de su víctima, mordiéndolo y succionando
en los sensibles cables que hallaba a su paso, mientras sus manos acariciaban
el pecho del Terrorcon con suaves movimientos circulares; siguiendo el mismo
sutil ritmo dos tentáculos estimulaban los genitales de Scorpinok, quien no
podía evitar temblar de pies a cabeza.
Esto no está pasando, no puede estar pasando... Repetía
en silencio para sí mas las sensaciones estaban presentes, haciéndolo ya perder
la cabeza, ya desear estar muerto. Alfa Q ayúdame, esto es una humillación. Un
gemido escapó de su garganta cuando uno de los apéndices controlados por
Megatron se enroscó en su miembro; para su horror Scorpinok descubrió entonces
que en efecto ostentaba ya una ardiente erección. Las lágrimas que había
intentado contener ahora corrían libres por su rostro, Megatron se había ya
percatado del asunto, dirigiéndole a su juguete una mirada sádica. El guerrero
alado pasó sus labios por el brillante rastro que las lágrimas dejaban tras de
sí, saboreando el líquido salado, lentamente el Decepticon acercó su boca a la
de Scorpinok, besándolo profundamente de nuevo. Tras una breve pausa el
guerrero se detuvo, poniéndose de pie, el otro lo miró en silencio con
curiosidad y temor ante lo que podía estar por venir, su labio inferior
temblando débilmente.
—¿Q-qué... qué piensas h-hacer...?—Interrogó el Terrorcon,
una parte de él ansiosa por saber lo que el temible demonio Decepticon tenía en
mente aunque su nublada razón se mantenía deseosa de seguir en la oscuridad.
—Júzgalo por ti mismo, traidor.—Las manos de Megatron
bajaron lentamente por su vientre hasta llegar a su entrepierna, donde se
detuvo por unos momentos, sus manos moviéndose en pequeños círculos; lentamente
abrió los seguros que mantenían la armadura unida y separó la amplia codpiece
que le protegía. El Decepticon exhaló con fuerza cuando su erección estuvo
liberada, dedos experimentados acariciaban la extensión total del sensitivo
órgano. Megatron dirigió una sonrisa amplia al robot cerca de él, complacido sin
mesura ante lo que estaba por venir. Alargó su mano libre, tomando a Scorpinok
por la nuca, haciéndolo voltear hacia arriba. La mirada en los ópticos del
escorpión satisfacía en parte su sádico deseo. ¡La hermosa visión de alguien
humillado, postrado a su total merced era quizá el mejor afrodisíaco en el
universo!—Veremos para qué más saber usar esa bocota.—Murmuró el Decepticon,
acercándose aún más a su prisionero. Scorpinok intentó desviar su rostro pero
la mano de Megatron le tenía bien sujeto, cerró sus ojos y labios con fuerza en
una última maniobra desesperada.
El líder Decepticon soltó una carcajada al tiempo que
sostenía su impresionante miembro con firmeza, dirigiéndolo lentamente a su
objetivo; la punta, humedecida por el líquido pre-eyaculatorio se posó en los
labios del escorpión y empujando con fuerza Megatron abrió la boca del robot,
insertando el órgano por completo hasta casi ahogar a su cautivo. Las manos del
Decepticon descansaron en la nuca de Scorpinok, sosteniéndole con firmeza
mientras Megatron comenzaba a empujar sus caderas con fuerza. Adelante y atrás
siguiendo un ritmo acompasado pero veloz.
Abajo, los tentáculos mantenían su propio compás,
estimulando al Terrorcon; uno de los delgados apéndices producía una leve
vibración sobre la cabeza del falo hiper-sensible, haciendo que un escalofrío
recorriera la espalda de Scorpinok mientras un fino líquido goteaba del miembro
henchido.
Scorpinok gimió, el ruido silenciado por el órgano
atrapado en su boca. Megatron lamió sus labios, apresurando aún más el
movimiento de sus caderas, introduciéndose lo más que podía en la garganta del
miserable Terrorcon.
La mente de Scorpinok se había nublado, se sentía como si
hubiese caído entre una espesa neblina que no lo dejara pensar. Sentía fuego en
el vientre como si algo lo quemara por dentro. Sorpresivamente su instinto
salvaje más oscuro estaba despertando; comenzaba a desesperar, necesitaba
sentir, experimentar. Dejando de lado su orgullo comenzó a estimular a su
captor, tomándole por sorpresa. Lo deseaba, sabía que lo deseaba, la tortura
volviose un juego ardiente del que necesitaba aprender sus reglas. Su
lengua friccionaba el inferior del pene de Megatron, succionando con fuerza la
punta del mismo y, ocasionalmente, mordiéndolo con delicadeza.
—Quieres sentirlo dentro de ti. Lo sé con tan sólo ver tus
acciones, tu cuerpo mismo te ha traicionado. Tu orgullo, Terrorcon no
era como esperabas.—Agachándose nuevamente, el Decepticon mordió el sensible
metal de su audio antes de murmurar: —¿Quieres sentirlo hasta el fondo, en su
totalidad dentro de ti?—Scorpinok se mantuvo llorando en silencio, ignorando a
Megatron.—No puedes negar lo que tu cuerpo desea. Quizá tu mente no, pero tu
cuerpo sí y es más fuerte que tu voluntad.—
—Cállate...—Musitó Scorpinok casi sin aliento.—¡Jamás
admitiría cosa semejante! ¡Primero muerto que permitirte humillarme aún más!—
—Eso dices. Pero créeme, una vez que te haya poseído no
harás otra cosa que gritar mi nombre y suplicar.—Megatron caminó hasta quedar
detrás del Terrorcon que temblaba de rabia. Los tentáculos abandonaron los
genitales de Scorpinok de súbito, haciéndole exhalar pesadamente. Su
respiración errante era todo cuanto Megatron necesitaba para saber que, a pesar
de todo, las defensas de su prisionero estaban debilitándose. Su mano entonces
avanzó hacia abajo desde la base de su larga cola hasta su entrepierna,
deteniéndose a acariciar sus testículos con la palma de su mano, masajeándolos
y presionándolos como si fuesen dos pequeñas pelotas de gel. Scorpinok gimoteó,
su cuerpo moviéndose compulsivamente desobedeciendo a su control.
—¿Desesperado?—Rió Megatron.—Esperemos que no. Quiero
verte sucumbir lentamente a mi tormento.—Mientras con su mano izquierda seguía
masturbando a Scorpinok, su mano derecha comenzó a explorar un poco más arriba
buscando el pequeño orificio oculto por una delgada placa de metal. Megatron
sabía que iba a encontrar más de lo que pudiera esperar dado que este como
todos los Terrorcon, era un ser tecno-orgánico; el Decepticon mordió su labio inferior.
Sí, seguramente penetrar a un animal casi por completo orgánico sería una nueva
y grata experiencia. Sus dedos tropezaron con la delgada plaquita que buscaba y
con un hábil movimiento la removió de su lugar.
—¡Aléjate de allí!—Gritó Scorpinok, sus ojos abiertos como
platos.
—Oblígame...—Respondió su captor sin inmutarse, después de
una corta pausa Megatron se acercó y lamió la tibia entrada al cuerpo del
escorpión; La punta de su lengua trazando círculos alrededor. Separándose de
súbito, Megatron introdujo su dedo índice por la abertura lo más profundo que
pudo, recibiendo un grito de dolor por parte del otro como respuesta.—Vaya,
vaya ¿Qué tenemos aquí? Está muy estrecho... ¡Primus! Jamás pensé que serías
virgen, mi querido Scorpinok.—
—¡Quítame tus sucias manos de encima!—Bramó Scorpinok
cuando un poco de su razón se había aclarado. Su larga cola luchaba por
liberarse, Megatron habría sido un blanco fácil para él de estar libre su
aguijón. Megatron soltó una carcajada e insertó un segundo dedo en la ardiente
abertura silenciando las infructuosas amenazas del escorpión. Sonriendo
maliciosamente Megatron lamió una vez más al escorpión y retiró su mano por
completo, en esta ocasión su prisionero no hizo nada y permaneció en silencio,
respirando con dificultad.
El Decepticon tomó su miembro con una mano, frotándolo con
su puño cerrado sobre él hasta que una brillante gotita blanca manó del mismo;
con su dedo pulgar untó la pequeña cabeza con el pegajoso líquido hasta que
estuvo bien humedecida. Posicionándose justo detrás de su prisionero su mano
dirigió el falo hasta quedar en posición. Megatron mordió su labio inferior,
succionando levemente al sentir a Scorpinok de semejante manera.
Por su parte el Terrorcon temblaba, no podía hacer nada.
Parte de él disfrutaba del trato que se le estaba dando y se odiaba por lo
mismo. Sentir el pene de su captor tan peligrosamente cerca estaba teniendo el
efecto más extraño en él y una vez más todo vestigio de razón en su CPU cayó en
el olvido. Jadeaba de placer, mas seguía resistiéndose a expresar en voz alta
lo que sentía, lo que estaba pensando. No, no podía darle a su enemigo ese
gusto, no después de que su cuerpo mismo se había entregado sin gran esfuerzo.
Un dolor punzante le recorrió la espalda cuando Megatron
lo penetró bruscamente, y un grito agonizante dejó sus labios. El Decepticon no
tenía piedad alguna, sumido en su propio placer egoísta trataba al Terrorcon
como poco menos que un objeto inanimado. Megatron entraba y salía de él con
violencia y el estrecho orificio había comenzado a sangrar o eso parecía
al brotar el líquido traslúcido que daba vida a sus sistemas internos. Megatron
masturbaba a Scorpinok con igual arrebato, lastimándolo y excitándolo a la vez.
El Terrorcon ya no jadeaba en silencio, sus gemidos aumentando de volumen
conforme los segundos pasaban.
—Te gusta. Lo sabía. No hay criatura, orgánica o mecánica
en el Universo que pueda soportarlo.—Murmuró el líder Decepticon con palabras
entrecortada sintiendo su mano húmeda con la propia semilla del traidor.
—Me.... Mega... tron...—Masculló Scorpinok casi sin
aliento. Los espasmos del orgasmo empezaban a hacerse presentes, sus jadeos
aumentaban al mismo compás. Entonces toda resistencia final se desvaneció,
dejándolo como una simple criatura entregada a sus deseos oscuros.—Megatron,
e...estoy...—No pudo siquiera terminar de formular la idea cuando el orgasmo
llegó de golpe, haciéndolo gritar en total abandono.
Escuchar a su enemigo y sentir el tibio líquido brillante
mojando su mano casi habían provocado en Megatron la misma reacción, pero con
increíble habilidad se contuvo, saliendo del cuerpo de su Terrorcon.
Tenía una idea diferente para su propio orgasmo. Sintió como el otro robot
temblaba extenuado y los tentáculos que le habían sostenido todo el tiempo le
soltaron poco a poco y se ocultaron una vez más dentro de las paredes de
Unicron. El Terrorcon apenas y pudo sostenerse por sí mismo cuando estuvo
liberado. Sus garras y rodillas se sentían adormecidas, sin fuerzas. Su cola,
ahora libre, colgaba tras de él rendida, como de trapo.
—Me has... humillado… y sin embargo… no tengo siquiera la
dignidad de mirarte a la cara.—Dijo Scorpinok con voz casi inaudible, soltando
una risilla amarga cuando vio las piernas de Megatron acercándose a él.
—Mírame a la cara.—Ordenó Megatron en tono de burla y el
escorpión lo obedeció de inmediato, cansado ya de resistirse. La mirada de
Megatron era cruel y sus facciones mostraban su amplia satisfacción. Entonces
notó el escorpión que Megatron aún sostenía su erección en una mano, Scorpinok
adivinó las intenciones del Decepticon y resignado se acercó. Cerrando sus ojos
abrió la boca, su lengua acariciaba la parte inferior del miembro henchido,
Megatron sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo. Su miembro sensible dando
indicios de estar llegando a su límite. Arrojando su cabeza hacia atrás, el
Decepticon abandonó toda razón cuando el orgasmo tan esperado llegó,
inundándolo de un gran éxtasis.
Megatron levantó a Scorpinok, forzándole a verlo a los
ojos; el rostro del escorpión estaba cubierto del brillante semen del guerrero
Decepticon. El Terrorcon dejó caer sus hombros, desviando la mirada.
—¿Quién es tu amo? ¿Quién es tu dueño?—Preguntó
Megatron en voz baja.—Quiero oírlo.—
De haber tenido manos, Scorpinok las habría cerrado con
fuerza, temblaba de pies a cabeza en parte por rabia, en parte por la energía
drenada por su orgasmo.—Mi amo... e-eres... eres tú.—Concluyó al fin con un
nudo en la garganta, llorando aún.
—Así me gusta. Eres un animalito muy inteligente,
Scorpinok.—
Scorpinok regresó rengueando a la base de Alfa Q en la
cabeza de Unicron. Estaba adolorido, lastimado y humillado. La pesada puerta
que dirigía a la cámara del ser de cuatro cabezas se abrió de súbito.
—¡Mi querido Scorpinok, has vuelto!—Gritaron las tres
cabezas que normalmente tenían el control del cuerpo biomecánico, mas su
alegría se vio interrumpida al ver a su querida mascota y comandante Terrorcon
reducido a poco menos que basura. El Quintesson le miró aterrado.—¿Qué te han
hecho, mi pequeño Terrorcon?—Preguntó la máscara que parecía el rostro
estilizado de una geisha en una máscara kabuki, avanzando con dificultad hacia
él. La armadura de Scorpinok estaba reducida a trizas al igual que su dignidad;
su codpiece destruida a propósito por Megatron para mayor degradación del
Terrorcon y su otrora orgulloso rostro manchado con el semen de su enemigo.
Alfa Q posó una de sus largas garras en la mejilla de su escorpión,
acariciándolo con ternura.
—Perdóname Alfa Q... te he fallado.—Murmuró Scorpinok,
dirigiéndole a su único y verdadero amo una pequeña sonrisa melancólica,
suplicante. Su cola ondeando débilmente un poco oculta entre sus piernas,
entonces sus ópticos se apagaron y se desplomó a los pies de Alfa Q, las tres
cabezas más emotivas lloriqueando locos de ira y dolor hasta que la cuarta
cabeza apareció, la voz de la razón y con cuidado arrastró a Scorpinok hasta
las escaleras que conducían a su sitio de guardia. Allí un cable salió del
suelo y Alfa Q lo conectó al pecho del robot. Este abrió los ojos e intentó
hablar, siendo silenciado por su maestro.
—No tienes de qué disculparte. Ahora debes descansar.—
Scorpinok cayó en modo de recarga, una última lágrima rodó
por su rostro para caer en el suelo.
FIN
Now… what bring that on? It was a pain in the
exhaust pipe but I made it!! But I feel sorry for my scorpion baby… -.-‘’
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