Sobres rojos | By : LunaSolNocturno Category: Spanish > Anime Views: 831 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 0 |
Disclaimer: Rurouni Kenshin no es una obra mia ni saco provecho de escribir un fanfic sobre ello. |
Disclaimer: Rurouni Kenshin no me pertenece, y no saco ningun tipo de beneficio escribiendo un fanfic de esta serie.
M/F / Oral / TF / WIP
Sobres rojos
Cuarto sentido: Gusto
Querida Misao:
Felicidades ¿Por qué no dijiste nada en tu ultima carta?
Kenshin estaba seguro de que tu y Aoshi terminarían juntos, ja, lo dice ahora que el Noviazgo es oficial, por lo demás nada, Kenji tiene ganas de veros juntos ¿Sabrás a que me refiero no?
Quiere que le demostréis si es cierto o no, Sanosuke le dijo que lo vuestro es mentira, que se trataba de una broma, por que Aoshi es un cubo de hielo que anda y tu una comadreja; por lo que mi hijo quiere que os beséis delante de él. Como la vez en que nos pillo a Kenshin y a mí. No hace mas que pedirlo a todas horas, dice que es hermoso.
¿Supongo que para el año que viene vendréis a ver los cerezos? Fueron preciosos.
Escribe pronto, tienes que contarme todas las artimañas que empleaste, una por una, y con todo lujo de detalles.
Se despide.
Kaoru Himura.
Aoshi sonrió al oír la exclamación ahogada de Misao tras leer en voz alta la carta de sus amigos de Tokio, artimañas, si un beso, un abrazo, caricias, susurros, murmullos, sonrisas, roces... si ha todo eso se lo consideraban artimañas entonces si podría decirlo, lo demás era un secreto que se llevarían a la tumba.
-No pienso decir nada ¡Y como se atreve a llamarme comadreja!
-Déjale...
-Tienes razón, quizás sean celos.
Estaban en la habitación de ella, la posición era la más próxima y también la más común, pero también la mas querida por los dos; el cuerpo de la joven sobre el regazo de él, envueltos por sus propios brazos, normalmente dejaban que las respiraciones se mezclasen con suavidad, dejándoles oler el aliento del otro mientras hablaban, hierbabuena y té, frescura y amargor.
Hoy no, era especial.
Revisaban el correo en busca de desacuerdos entre los Onni que no vivían con ellos.
Para sorpresa del guerrero todos estaban de acuerdo; no solo opinaban que la proximidad entre ellos los beneficiaria sino que muchos decían que no había mejor persona que él para ser el compañero de la Okashira, alguien que complementase con paciencia toda la efusividad de Misao, y que hiciese lo mismo con él, infundiéndole vida a un alma congelada. Si la sensación que calentaba su piel y le impulsaba a rodearla y besarla era la tan ansiada felicidad.
Entonces era feliz al fin.
Misao le observo con detenimiento, aun podía ver sombras en sus ojos, recriminaciones por todo lo que había hecho, pero también había cariño, amor y en ocasiones, aunque no fuese el momento aun, deseo. Eso la hacia pensar en que su aprendizaje no había terminado por ahora, los deliciosos meses que estaban atravesando al cumplir con su noviazgo solo eran un preludio de lo que podía ser algo mucho más intenso, gusto y vista.
Los últimos sentidos antes del amor.
¿Pero que preparar para el gusto?
Lo había pensado bien, una comida o una merienda, un día en la parte trasera del templo por donde no pasaba nadie, donde le mostró el aroma de un cuerpo; se mordió una uña con suavidad meditando bien, aunque Aoshi comiese de todo y ella fuese buena cocinera no era lo mismo, el sabor de las comidas era una mezcla no algo definido, y no pensaba boicotear nada para conseguir los sabores necesarios.
Dulce, salado, ácido, agrio y amargo.
¿Qué cosas solo contenían esos sabores únicamente?
Quizás el ochobo, o el ramen, pero volvía con la disyuntiva, no eran sabores puros, dejaban regustos que podían distraer... y una distracción en el Onniwabanshuu era algo imperdonable.
-¿Me acompañarías esta tarde a comprar unas cosas?
-Pensaba ir a meditar por un rato.
-Entonces iré con Osamu, pero entonces intentara convencerme para cambiar el armario por completo.
-Seria una buena idea.
-Ni lo sueñes-le golpeo cariñosa el hombro-al menos por ahora.
-Muy bien, esperare.
Soltó el brazo de la cintura y se puso de pie, el antiguo Okashira observo que guardaba todas las cartas en un apretado paquete y las dejaba en el cajón del mueble, junto a otro que estaba envuelto en seda roja y la caja donde guardaba los materiales de escritura.
Sonrió ausente al reconocerla. Hannya se la regalo cuando tenia cinco años.
-No es una mala idea Aoshi, ya tiene edad suficiente para saber escribir.
-Es una niña.
-Misao no es una niña mas, es la hija de un Okashira, nieta de Okashira y protegida de Okashira, si aprende ese tipo de cosas la resultara más fácil desenvolverse, incluso encontrar marido.
-¿Fácil? Creía que Misao quería ser Onni, por eso la empezamos a enseñar-discutió Shikijo.
-Pero si aprende, tendrá la oportunidad de ser tu heredera, nadie necesitara hacer trampas con ella porque será tan independiente que podrá hacerlo sola...
-...protección a través del aprendizaje...-murmuro-es una buena idea ¿Quién hará el regalo?
-¿Por que no entre todos jefe? En unas semanas es su cumpleaños. Podría ser un regalo.
-Hokô tiene razón, el resto del clan solo vera un regalo mas, no sospecharan.
-Incluso Ashimi o yo-se ofreció Shikijo-podemos enseñarla.
Aoshi se giro apartando la vista del jardín interior donde Misao-chan y Sayuri-san jugaban antes de la cena, ellas no le podían ver por estar en la sala de una de las plantas superiores. Él sí, y eso servia para saber que estaban bien.
-Yo la enseñare, será mi regalo.
-La darás alas.
Los demás asintieron, poco a poco la prepararían para ser Onni. Su pequeña Onni.
Al día siguiente la hizo llamar, eso era nuevo para Misao que siempre podía entrar a placer en su despacho, pero él verle allí sentado, con una mesa de escritura y terminando de preparar todo lo necesario la hizo saber que algo nuevo y excitante se abría para ella.
Empezaba a tener alas...
Y esas mismas alas hacían que él ahora pudiese ser libre para estar con ella.
--
-¿Supongo que te los pondrás de vez en cuando?-volvió a mirarla como si estuviese loca; Misao cargaba cuatro cajas con toda la vestimenta de los kimonos que había comprado esa misma tarde, la bolsa que la colgaba del brazo portaba los accesorios necesarios para ponérselos ya mismo.
-Ahora no Osamu.
-¿Entonces para que te los has comprado?
-Para ponérmelos mas adelante.
-Mas adelante ¿Cuándo? Eso es relativo.
-Cuando me dé la gana, se como usar un kimono, pero por ahora no lo haré.
-Seguro que lo harás-la miro inquisidora-pero solo para Aoshi.
-Ni para él-había estado cerca-solo quiero ir teniendo un buen fondo de armario para cuando llegue el momento.
-¿El momento de que?
-El momento adecuado. Ya no seas pesada-murmuro cansada.
-¿El día en que los dos os prometáis?
-No pienso responder a eso, maruja.
-¡¿CÓMO ME HAS LLAMADO?!-grito plantándose en medio del camino de regreso, suerte que estaban solas.
-Maruja, pretendes enterarte de todo sin que lo hayamos hablado antes para contarlo a los demás.
-Soy espía, que pensabas ¿Qué no pretendía saber que os traéis entre los dos?
-¿Perdón?-ahora sí, estaba apunto de cazarla.
-Veamos te has pasado una temporada en que si él te dirigía la palabra te ponías roja como una chiquilla de pocos años, luego le esquivabas, otra temporada en que tus mejillas parecían tomates y ahora esto-fue marcando cada una con los dedos-por descontado, Aoshi a dejado de ser el señor del hielo eterno, y por si fuera poco además, cada vez va menos por el templo, no me mires así, antes había que arrancarle de allí y ahora solo va dos o tres veces en semana ¿Qué tramáis? Los demás se pusieron contentos y no han hecho preguntas pero yo me huelo gato encerrado.
-¿De verdad quieres saberlo?
-Sí. Por lo menos saber que es lo que ha pasado, soy una maruja recuerdas, tengo ese privilegio.
-Prometes por tu honor no decir nada.
-¿A nadie? ¿Misao que ha pasado? ¿No te habrá...?
-No, Aoshi no es de esos, sigo siendo doncella-dijo cabreada, su honor en entre dicho y por una de sus mejores amigas, suerte que Aoshi no estaba allí por que sino...-pero lo que ha pasado es muy intimo... para los dos.
Tres horas después Osamu no sabia que decir, las tazas de té verde que habían pedido y los dulces de arroz habían desaparecido en los primeros quince minutos de conversación para enmascarar la incomodidad, luego, al no haber nada mas, Misao había estrujado la parte superior de su ropa hasta dejar marcas que ni con el planchado que daba con sus manos en ese momento se iba, su interlocutora no sabia que decir ¿Enseñar? ¿Misao estaba enseñando a Aoshi?
-Pero sí...
Misao levanto el rostro.
-Me parece increíble, le estas enseñando sentido por sentido ¿No seria más fácil entregarte?
-Piensas como lo hacia él antes, eso es sexo, no amor, eso se busca en los distritos de placer, no con una compañera.
-Frente a ese planteamiento nadie puede ¿Pero de verdad fue él el que te pidió ayuda?
-¿Quieres que te enseñe la carta?
-No hace falta, pero me pica la curiosidad.
-¿Sobre que?
-¿De verdad tu... te has... y no intento...?
Empezó a mover la cabeza de arriba abajo sonrojada. Sí, se había desnudado frente a él y había salido indemne.
-¿Qué sentidos os faltan?
-...gusto y vista...
-¿Qué piensas hacer?
-¿A que viene esa pregunta?
-¿No puedo ayudar?
-No sé que hacer, la vista es fácil pero el gusto difícil, todo tiene regustos o mezclas.
-¿Has probado a alimentos simples?
-¿Alimentos simples?
Osamu sonrió y en un visto y visto se perdieron en dirección al Aoiya, si Misao terminaba de contarle todo lo del extraño aprendizaje de Aoshi ¿Quién la impedía el pedir permiso a la Okashira y seguir la tradición instaurada recientemente? ¿Qué la haría no ser feliz con Seijuro?
--
Esa misma noche Misao saco el kimono que tanto quería lucir delante de él de la caja de simple madera donde se lo habían dado, llevaba varios meses ahorrando para poder cogerlo, para que decirlo era una maravilla...
Lo guardo en una de las cajas que Osamu había comprado en él ultimo momento para ella, era muy especial y de eso la kunoichi se había percatado al momento, por eso, y tras el sermón sobre como cuidar la ropa adecuadamente, las dos habían vuelto al centro para conseguir lo necesario, después habían ordenado el armario de tal forma que no sobraba nada y cabía todo.
Miro la lista donde tenia apuntado los sabores más puros que podía encontrar en los alimentos.
Cinco sabores, cinco alimentos.
Dulce, salado, agrio, ácido y amargo.
Nuestra lengua percibe esos sabores en distintos grados ¿Cuántos percibes en una comida?.¿Cuántos percibes en el cuerpo del amado?
No es fácil distinguirlos, pero si se nos dice un alimento que lo contenga se sabe inmediatamente.
Al haber cinco serán cinco los que descubramos plenamente, difícil de conseguir en una hora, pero fácil de conjugar en una noche.
Firmado.
Sensei.
Misao sonrió con picardía, estaba nervioso, la nueva prueba de sabores le tenia en vilo y no le gustaba, con suavidad termino de sacar los kunais de la funda, la practica había hecho que nadie notase nada, no era delatada salvo cuando así lo quería, un movimiento y Aoshi tuvo que agacharse de forma pronunciada por consecutiva vez, entonces le tiro al suelo de una patada y salto sobre él con una nueva llave que inmovilizaba al contrincante; un pie aplasto la muñeca, con la mano contraria le sujeto la otra y la pierna restante se coloco sobre su diafragma cortándole la respiración, la mano libre sujetaba un kunai en la garganta.
-Suelo-susurro en la señal convenida.
-Es un buen movimiento, si lo ejecutas al completo-le costaba respirar por lo que actuó rápido.
Levanto la muñeca donde ella tenia el pie apoyado desequilibrándola, la tumbo en el mismo instante en que se ponía sobre ella y la desarmaba, la inmovilizo con su propio cuerpo.
-Tramposo, se trata de un entrenamiento, no pienso matar a un compañero cuando pongo en practica algo nuevo.
-¿Qué harías en un combate?
-Cortaría la garganta del contrario.
-Tienes poco tiempo, un guerrero hábil ya te abría matado... o te habría hecho algo peor-insinuó, la postura aclaro lo restante.
-Aoshi.
-¿Qué?
-Serias tú el que estaría en el suelo retorciéndose.
-¿Por qué?
Por toda respuesta Misao le rozo la entrepierna con la rodilla, el antiguo Okashira miro hacia las zonas bajas de sus cuerpos, luego levanto la vista y suspiro, ella tenia razón, la velocidad necesaria le habría dejado un mal rato, físico y mental.
-¿Comprendes?
-Comprendo.
Cogió las toallas que habían dejado antes en un rincón, aún tenia escalofríos por lo que podía haber significado ese movimiento para él.
-Lo tenias todo calculado-la puso la toalla en el cuello y se sentó a su lado.
-Me lo pusiste en bandeja, por cierto debes saber que Osamu sabe todo.
-¿Todo?
-Todo, ayer cuando fuimos a comprar me lo saco.
-Me habrá tomado por un ser aun más extraño.
-No, al contrario-se apoyo contra él-creo que te respeta aun más, que un guerrero se de cuenta de sus errores esta bien, pero que sepa pedir ayuda es aun mejor, demuestra que confía en los que le rodean y le quieren.
Cogió aire llenando por completo los pulmones, que le quieren, esas eran unas palabras que siempre había adjudicado a sus amigos, es decir a Hannya, Shikijo, Hokô y Ashimi, además de Misao, jamás a nadie mas fuera de ese reducido circulo, de los demás solo pensaba que eran sus enemigos, lo máximo que se habían ganado de él había sido su respeto pero por pertenecer al Onniwabanshuu; finalmente se recostó contra uno de los pilares del porche dejando que la cabeza de la joven se quedase en su regazo, con ternura la aparto los mechones empapados de sudor del rostro, Misao hizo lo mismo alargando una mano.
-En que piensas-susurro Aoshi.
-En una de las cartas, venia lo mínimo que pide el protocolo para no ser grosero. Es muy impersonal.
-No creas que a todos les habrá gustado, Okina recibía muchas cartas y siempre decía que ya las leerías.
-Pues yo no he visto ninguna-sabia bien que tipo de cartas eran. Matrimonio.
-El fuego que siempre hace para quemar las facturas viejas y que ya están en los libros...
-Sí cada mes hace una pequeña hoguera en la parte de atrás.
-Allí las quema, junto a las facturas, aun así ¿De quien era?
-Ryunosuke Yagami ¿Te suena?
-Siempre buscaba mis errores para pedir mi destitución, cuando se entero que además seria el encargado de cuidarte intento secuestrarte, le aleje.
-¿Envidia?
-No, ambición, fue uno de los muchos enemigos que tuve dentro del clan, el mas peligroso.
-¿Debería tener cuidado?
-Si te toca un pelo sabe bien que no lo dejare pasar ¿Pero procuraras tener a alguno de nosotros en la habitación si quiere hablar contigo?
Por respuesta su nariz le rozo en la barbilla, por los labios y jugo con la suya en una alusión tan tentadora como dulce.
-Muy bien-dijo aceptando la adivinanza. La respuesta era sí, y sabia bien quien tendría el privilegio: él.
La kunoichi le beso las comisuras y él la cogió por el mentón impidiéndola escapar.
-¿Es esta noche?
Misao le beso de forma rápida y esquiva.
-Puede... ¿Tu que crees?...
La lengua masculina asomo levemente en la comisura, ella la busco y el guerrero se aparto lo justo para continuar el juego.
-Que sí.
Sonrió contra sus labios.
-A media noche en la cabaña, Osamu me cubrirá pero creo que tu tienes que buscar una excusa.
Busco sus labios con la lengua pero ella se negó ofreciéndole la mandíbula, beso en el lugar donde su pulso moraba desde el primer grito de vida hasta sus florecientes veinte años.
-Tendré una misión. Si no le parece mal a la Okashira.
-No, no me lo parece, pero eso significa que no podré verte en lo que queda del día.
-Pero podrás enseñarme a degustar.
Hasta unas horas después no comprendería su nerviosismo.
--
Vio como la joven entraba a la cabaña y dejaba el pañuelo blanco en la ventana, la señal consistía en que cuando todo estuviera preparado ella lo quitaba y entonces él podía entrar, con los ojos tapados desde luego; tras un ratito solo vio las maderas de la cabaña: era la hora.
Las lejanas campanas dieron puntuales la medianoche cuando se arrodillo en la esterilla, suponía que delante de él estaba Misao por lo que alargo la mano para decirla que estaba listo.
-No. Es el momento del gusto no el del tacto.
-Sensei... yo...
-¿Tanto miedo tienes de saborear algo ofrecido a través de mi cuerpo?
-Soy indigno...
-Me has tocado y sigo siendo pura ¿Qué diferencia hay en que lo hagas con las manos o la lengua?
-Rezumo veneno.
-Pero siempre hay un antídoto.
Derrotado por esa palabra Misao pudo ver por encima del hombro que separaba los labios indeciso y se echaba hacia delante, arrodillada de espaldas a él doblo el cuerpo hasta que sus senos la rozaron las rodillas, dejando la espalda a su merced, se mordió los labios cuando el roce tentativo de la lengua acaricio el final de la columna vertebral.
Con una cierta renuncia apoyo las manos a ambos lados de las caderas, por donde estaba lamiendo sabia bien que ella estaba de espaldas a él, tenerla cercada bajo su cuerpo era jugar demasiado con su auto-control, su honor y sus deseos. De repente un sabor extraño le invadió la boca pegándose a ambos lados de su paladar y lengua, volvió a repasar esa zona y descubrió que algo muy fino, como la piel de una fruta, se separaba de la calidez del cuerpo de Misao; estuvo tentado de tragar y seguir pero el susurro nervioso de amargo le hizo recapacitar, mastico con la frente apoyada en la espalda de ella notando que había retazos dulces en la piel.
¿Una fruta que tuviese la carne dulce y la piel amarga?
--
Ya la resultaba imposible o se arqueaba mordiéndose los labios o gemía sin control, y eso, sabia bien que lo único que podía conseguir era perder su doncellez allí mismo. Que Kami-sama la perdonase pero sentir los labios de Aoshi en la espalda era tan... ¡Intenso! La respiración de él estaba cerca de su nuca lo que era un preludio mas que suficiente para advertir que en nada temblaría de gozo.
Justo.
Noto que ella temblaba al rozar y otro sabor le hizo salivar al tiempo que se pegaba a la parte delantera de su lengua escucho algo parecido a ácido. La cogió de las caderas aproximándola a su cuerpo y apoyándola contra el tórax jadeo en su hombro desnudo.
-Aoshi, toma, es agua fresca.
Bebió tan ávido como lo estaba de poder tomarla allí mismo, algo sin sabor, fresco, le hacia centrarse y relajarse al compás de las caricias que la joven le daba por debajo de la ropa del pecho. Con suavidad Misao se puso frente a él besando con ternura sus párpados tapados, la nariz, los tiernos y finos labios, la orgullosa barbilla, trago saliva nervioso y le hizo apoyarse ligeramente en ella.
-¿Mejor? ¿Mas calmado?
-Algo mas pero...-la cogió la mano con suavidad y la puso sobre su miembro, por encima de la ropa, la joven dio un respingo e hizo todo lo posible por no apretar y provocarle aun mas-no del todo...
-¿Aguantaras?
-Si me amenazas como esta mañana... posiblemente...
Rió en su oído y le busco los labios que ya rozaban su garganta, Aoshi se obligo a expresar todo lo que sentía, a derramar su ansia de ella a través de un contacto tan conocido, Misao le atrapo las muñecas con las manos y se hecho hacia atrás arqueando el cuerpo y deshaciendo el beso; la lengua de él resbalo garganta abajo siendo asaltada por un nuevo sabor que le inundo la parte trasera del paladar de forma inmediata.
-Agrio.
Los suaves jadeos del guerrero eran desesperados, aunque se tratara de saber los distintos sabores estaba degustando también el cuerpo de su pequeña kunoichi, traspaso las clavículas tras cubrirlas de besos y simplemente siguió dándolos hasta que noto una textura granulada entre los pequeños senos, el instinto de beber agua se adueño de su garganta. Paso la lengua en toda su extensión por la zona, lamiendo hastiado por el permiso que llevaba impresa la lección.
-Salado.
Solo uno mas y podría correr a meterse bajo la primera cascada que encontrase.
Bajo hasta pasar las costillas, terminando casi arrodillado en el proceso.
Pero un sabor tan exquisito como los labios de Misao lleno su boca, era una pieza de fruta, mejor dicho, un trozo de pieza de fruta, no podía distinguirla muy bien por que aun tenia restos de sal en la boca pero estaba seguro que el amargor de la piel se complementaba con el dulzor de la carne. Demasiado excitado para pensar en ello sus pasiones se levantaron al imaginar la postura.
-¡AOSHI!
--
Ácido: Limón.
Salado: Sal.
Agrio: Vinagre.
Creo saber por que usasteis una ciruela para amargo y dulce.
El amor puede ser amargo por no sentirnos correspondidos, pero también dulce por que puede ser algo que nos llene de satisfacción.
Sigo pensando que os he emponzoñado con veneno y que esa noche os falle, mi deseo fue mas fuerte que mi honor y temo haberos alejado de mí. No respondéis a mis ruegos ni Osamu me dice nada de vos. Solo que estáis bien pero que no queréis verme.
¿Por qué sensei?
¿Qué puedo hacer para remediarlo?
Firmado.
Un ser indigno.
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