Sobres rojos | By : LunaSolNocturno Category: Spanish > Anime Views: 831 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 0 |
Disclaimer: Rurouni Kenshin no es una obra mia ni saco provecho de escribir un fanfic sobre ello. |
Disclaimer: Rurouni Kenshin no me pertenece, y no saco ningun tipo de beneficio escribiendo un fanfic de esta serie.
M/F / Oral / TF / WIP
Sobres rojos
Tercer sentido: Oído
-Bueno, nos contaras que paso anoche.
-Eso, es raro que el señor-cubo-de-hielo vaya a tu cuarto a pedirte algo a esas horas.
Misao miro a sus amigos como si fuese un intercambio de pelota, tomo aire y se sentó para desayunar, tras lo que había pasado una semana antes en las fiestas de primavera y el extraño cambio de Aoshi, que ya parecía haber olvidado el templo aunque lo seguía visitando de vez en cuando, no era de extrañar la actitud de recelo que tenían el resto de los Onni.
Si por lo menos no fuera ella sola a la que sometieran al interrogatorio.
“Cobarde, canalla, traidor... dejarme sola frente a la manada de cotillas”
Pero como culparle, lo mas seguro es que estuviese en la habitación muerto de los nervios por que ella aun no había aparecido por allí, o pensando que tras haber disfrutado de sus caricias y besos ya no lo necesitaba; al contrario la encantaría quedarse así durante horas notando algo que los demás obviarían, la manera de demostrar su cariño. La forma en que la rozaba al abrazarla o la besaba con ternura, incluso la impresión que daba al hacerse vulnerable por no poder ver, se hacia mas ¿Humano?
La cucharada de sopa de miso se le fue por otro lado al alcanzar esa conclusión, tosió varias veces provocando una expectación por sus pensamientos nunca vista y salió al pasillo a calmarse. Una mano callosa la levanto el rostro estirándola el cuello y la bajo los hombros. Su laringe se relajo y rápidamente paso todo.
-Respira... tranquila, tu cuerpo sabe que hacer.
-Ya... ya esta.
-Bien ¿Me llevas el té arriba por favor?
-Hai.
Antes de abrir la puerta del comedor se escucho un estruendo, varios cuerpos salieron corriendo hacia sus sitios. Aoshi tomo la delantera y miro al interior, cuando sus ojos recorrieron uno por uno a los onni se detuvo en Okina.
-Necesitare las cuentas, voy a revisarlas junto con Misao.
-Muy bien.
Misao pensó que era una buena excusa hasta que vio la intriga en los ojos de los demás.
¿Por qué la curiosidad podía llegar a ser tan detestable?
Recogió su habitación en un tiempo record, a la misma velocidad se dirigió a la habitación de Aoshi donde la esperaba, a medio camino se dio cuenta de que se dejaba el té, bajo a la cocina lo preparo y completo el recorrido sin encontrarse a nadie mas, por suerte.
-Traigo el té.
-Arigatto-escucho.
Inspiro con una leve sonrisa, el aroma de Misao llenaba la habitación, los Onni eran famosos por el silencio que siempre había aunque corriesen y eso se notaba, pero ahora él era capaz de saber si ella estaba en su habitación o no.
En cambio la kunoichi observo con detenimiento, la habitación era igual a las demás; ocho tatamis en el suelo y blancas paredes, shojis cuidados y limpios, orden incluso en la austeridad.
Pero había algo extraño.
La luz, la persiana estaba baja y no dejaba entrar suficiente luz por las varillas, eso hacia el ambiente impenetrable, llenarlo de un misterio terrorífico. La demostración no la haría obcecar en su empeño de traerle de donde estuviese, desnudarse y parecer una pervertida era un precio muy bajo para ello, además, él jamás lo diría, era un hombre de honor.
-¿Ocurre algo?
-No, pero esta muy oscuro-tomo asiento delante de la mesita de escritura y abrió el libro de cuentas-¿Te molesta que suba la persiana?
-Para nada.
El calor del sol le baño el cuello, luego el sonido de las piezas del ábaco lleno la habitación.
--
Durante toda la mañana desfilaron sus compañeros con absurdas excusas para ver que hacían, Misao harta de todo, y todos, amenazo con clavar sus kunais donde no debían ser clavados bajo ningún concepto si no les dejaban tranquilos; pensó en repetir dos veces todos los cálculos por si en un momento de distracción había metido la pata, luego cambio de idea, si su sueldo era inferior seria una buena lección para que la próxima vez se lo pensasen antes de molestarlos con algo tan delicado entre manos.
-No dices nada-susurro en un momento de paz. Movió dos piezas del ábaco en un calculo.
-¿De que quieres hablar?
Misao levanto la cabeza, sus ojos le miraron de refilón sin necesidad de girar el cuello ¿Era tonto?.¿Qué tipo de pregunta era esa? Por Kami solo pedía empezar una conversación, no un interrogatorio. Volvió a las cuentas armándose de paciencia, la iba a necesitar.
-No lo sé ¿Tienes algo que contar?
-Mucho-dijo tras un rato-pero no sé por donde empezar.
-¿Quizá por lo mas reciente?-aventuro en un susurro lo suficientemente alto para los dos.
El antiguo Okashira abrió los ojos fijándolos en el perfil inclinado de la joven, la nariz respingona, la forma de medio pétalo de los labios, la suave barbilla redondeada, como todo estaba casi oculto por el pelo... durante un segundo estuvo tentado de arrojarla al suelo, bajo su cuerpo, y... apretó las mandíbulas hasta hacerse sangre de nuevo, luego volvió a sumir su vista en las sombras.
-Me siento inseguro con tanta luz...
-Abre la boca-el tono de voz no dejaba lugar a replica.
Aoshi abrió los ojos de golpe, delante de él la Okashira mantenía la cabeza orgullosamente alzada y una mano sobre el pañuelo que ya uso una vez para limpiar su sangre, separo los labios apenas lo justo, ella se puso de pie y se inclino sobre su boca; en ese instante le echo hacia atrás, antes de que el Onni tuviese la oportunidad de hacer algo su cabeza se vio apoyada en el suave regazo y sus ojos tapados por la mano de aterciopelada piel, aun así las lagrimas de ella llegaron hasta su rostro.
-¿Estas llorando?
-¿Tu que crees?
-Que lo estas haciendo.
-¿Y por que crees que lo hago?
-Tus lagrimas llegan a mi rostro.
-No, sigues sin comprender-reprocho-las acciones físicas son un reflejo de nuestros sentimientos, yo me he desnudado para ti en un intento por que entendieses hasta que punto confió en ti, por que te amo como creo que tú también lo haces-susurro cerca de su boca-y me haces daño.
Luego se esfumo en el aire. Como los pocos recuerdos agradables que poseía.
--
La figura de Misao se recortaba en el panel de arroz del shoji de su cuarto, al igual que él estaba en el pequeño asiento del alfeizar, pensativa, una pierna apoyada arriba y la otra en el suelo, el codo reposando en la flexionada rodilla y la cabeza en la mano; todas las noches desde la pequeña discusión en la que no le quedo mas remedio que escuchar y callar la observaba allí, antes de acudir él a su cuarto y hasta que se acostaba, llego a dudar de que durmiese.
Incluso de que se moviese de esa posición.
Suspiro frustrado y se miro las manos, grandes, morenas y llenas de callosidades por la lucha con las kodachi; las mismas que la habían tocado y la habían separado las capas del kimono en un intento por aprender, por demostrarla que la amaba al fin...
...me haces daño...
Las que sin pretenderlo la habían hecho tanto daño.
¿Cómo había pasado?
Había estado atento, confiando en lo que ella le había propuesto para expresarse, incluso cuando descubrió que estaba desnuda no se acobardo, siguió adelante. Una vez mas se lo volvió a preguntar.
¿Cómo había pasado?
...por que te amo... y me haces daño...
Fue comprendiendo.
Le amaba con una pasión que rayaba la imprudencia y eso la estaba destruyendo, ella había confiado en él, siempre le contaba lo que la ocurría aunque no la prestase mucha atención, continuamente luchaba por arrancarle de su mutismo y la soledad, por hacer que la luz del sol volviese a tostar su piel como las veces en que se permitía entrenar relajadamente junto a ella.
...escuchar la voz del amado puede ser muchas veces causa de nerviosismo o alegría...
¿Qué ocurría cuando no se escuchaba?
Ahora lo podía decir, soledad, perdida; él por lo menos no la alejaba de su lado, la tenia cerca y la escuchaba, la notaba en la proximidad del cuarto, y disfrutaba sus cuidados. Ella no.
Solo le había pedido una cosa, una conversación sobre si le interesaba algo, por saber que había experimentado las dos veces que se habían regalado un rato de intimidad, para después ella explicarle sus percepciones, complicidad. Intima complicidad.
Lo único que le había exigido había sido una conversación.
Él había aceptado. Cumpliendo con la discreción.
...Mañana no iré al templo...
...¿Y eso?...
...Tengo algo que contar...
...Muy bien...
Y tras una semana había llegado el momento, para callar como una tumba perdida en las montañas, apoyo la cabeza contra el marco del alfeizar y dirigió la mirada a las sombras del cuarto de Misao; la joven cambio de postura, ya no estaba sentada, había puesto las piernas en el asiento del alfeizar y tenia echado el cuerpo sobre ellas, el bote que dio la trenza sobre los hombros dijo mas que un grito a pleno pulmón.
Lloraba.
Seguramente de rabia y por su culpa.
Volvió a mirarse las manos, si ya le había arrebatado el amor.
¿Aun le quedaba su cariño?
...¿Estas llorando?...
...¿Tu que crees?...
...Que lo estas haciendo...
...¿Y por que crees que lo hago?...
...Tus lagrimas llegan a mi rostro...
Lucho para contener un gemido de rabia, había sido mas fácil que la atravesara el corazón con sus kodachis.
Durante días le había esquivado, si él quería algo de ella se lo montaba para que fuese otro el que se lo llevase, para que respondiese que estaba ocupada... lo que fuera con tal de no verle, de no volver a ver los ojos que aun la hacían estremecer, las manos que la habían acariciado...
Un ser tan frío como el hielo.
Tan carente de sentimientos como las piedras del patio.
El ser del que se había enamorado dándole su corazón, y al que gustosa habría entregado su cuerpo.
Levanto el rostro aspirando el frescor de la media noche ¿Qué haría ahora? Si se iba los demás le preguntarían a Aoshi que había pasado, él la buscaría y la devolvería al Aoiya aunque fuera a rastras, entonces volverían a empezar, se iría, la buscaría, volvería a irse... así hasta que alguno de los dos perdiese la paciencia, cosa que terminaría con algo de sangre de por medio...
En cambio si se quedaba el no salir se haría muy notorio, la excusa de que se sentía mareada llegaría un momento en que no funcionase, pedirían explicaciones, ella no respondería, él tampoco, la tensión se cortaría fácilmente con un palillo de comer, investigarían en sus cuartos, descubrirían las cartas, atarían cabos pues no eran tontos, y lo siguiente seria de monumento...
Estaba perdida.
Atrapada entre dos frentes muy peligrosos.
Aoshi y el honor.
Bajo el rostro de nuevo y seguidamente se entrego al llanto silencioso de las ultimas horas ¿Para qué preocuparse si conocía su destino? Por lo menos la quedaba el verter tantas lagrimas como pudiese, cuando se supiese todo nadie en el Onniwabanshuu lloraría por ella, al contrario, dirían que fue una mujer, aplicarían el sentido de inferioridad a su nombre y genero, nadie se interesaría por lo que había sido de ella, si se suicidaba dirían que había salvado PARTE de su honor...
Pero no habría lagrimas por ella...
Solo las que vertiese ahora.
Habría malgastado su muerte por una parte que no estaría ni reconocida.
Saco uno de sus inseparables kunais de la funda, el metal brillaba tan frío como los sentimientos de Aoshi, la luz de la luna lo hacia hasta gélido, paso la yema del dedo por el perfecto filo, abriendo su piel como los pétalos de una flor ante el sol. Cuando llegase el momento decisivo solo la darían un cuchillo de cocina.
Viejo y desgastado para provocar dolor, así en la otra vida jamás olvidaría su falta.
La hoja de metal resbalo por la piel de la muñeca dejando un rastro rojo a su paso, se puso de punta sobre la vena que se transparentaba en esa porción de piel tan delicada.
Entonces unos dedos traspasaron el velo de lagrimas sujetando el kunai para separarlo de allí.
-Damelo.
Él ya tenia el resto en la otra mano.
-Vete.
-No puedo... y no quiero.
-Pero yo ahora no quiero verte, ni tocarte, ni... no quiero nada de ti...
Los dedos se relajaron y ella volvió a hundir la cabeza en las rodillas rendida, su espalda tembló por un momento y las lagrimas cayeron de nuevo por los pálidos muslos como los ríos en las montañas; Aoshi busco un lugar cerca de ella encontrándolo en el pequeño espacio que había entre la joven y la pared del alfeizar.
La levanto en una forma desmadejada, apretándola como en el doloroso recuerdo que era esa noche de luna nueva. La limpio las lagrimas con la mano y la obligo a permanecer tan quieta como pudo. A pesar de todos sus esfuerzos ella siguió temblando y llorando.
-...dilo... mi honor ya no le importa a nadie.
-Me importa a mí... pero es muy difícil...
-¿Te importa?-susurro irónica-¿Desde cuando?
-Hace días que pensé en ello, debes ser tu Misao la que de el primer paso... te he dañado... muchas veces por lo que he visto...
-Habría preferido que me mataras.
La apretó con fuerza hasta que escucho su gemido de dolor, sus labios se quedaron suspendidos sobre el pelo de ella y al fin besaron suplicantes.
-... entiende, soy un renegado... por si eso no fuese bastante además fui Okashira... un líder renegado que dice ser participe del noviazgo del actual... aunque me respeten las malas lenguas irán a por ti... debes ser tu, así se las acalla...
Misao se retorció en su agarre y le golpeo el tórax con el puño, el guerrero perdió el aliento por un momento.
-¿Y por que dijiste eso entonces?
-...mi tenshi... desde los quince años fui Okashira, eso lo sabe todo el mundo... pero no saben que incluso dentro del Onniwabanshuu tenia enemigos... muchos me querían ver fracasar para ocupar mi puesto... para hacerse con el poder... tú eres la única junto con Hannya, Shikijo, Hokô y Ashimi con los que podía hablar, al menos con una cierta libertad... comprende Misao... ahora el Okashira eres tu, tienes un estatus dentro del clan que muchos quieren, no eres tan ingenua como aparentas ni de derrota fácil, ellos lo comprobaron... y no pueden con eso... también saben que en cierta ocasión le dije a un hombre que no desenvainaría por él, tu lo sabes, estabas delante... solo si me lo pides lo haré...
La hizo levantar el rostro para verla, la joven lloraba tranquila, ya no temblaba ni se sacudía y eso le hizo apretarla en un abrazo y limpiar de nuevo las lagrimas, otras ocuparían ese camino pero ya le daba igual. Ahora comprendería.
-... da el primer paso... yo estaré detrás...
-¿Cómo pretendes que tenga seguridad?
-Si tú lo dices y yo lo corroboro nadie discutirá... seguiré siendo un renegado... quizá hablen por un tiempo... pero nada mas... no habrá juegos en las sombras, ni alianzas secretas... ningún tipo de estrategia como hubo conmigo... si alguien levanta alguna ofensa contra ti yo desenvainare... protegeré tu honor... nuestro honor...
-Dame una prueba.
-¿Lo dirás?
Le beso suavemente la frente.
-Entonces...-murmuro buscando sus labios-...por tu honor y el mío.
--
-Aoshi creo que tenemos un pro...
Okina ni termino la frase; el guerrero estaba sentado en el alfeizar, había estado mirando al cerezo del patio hasta que entro, momento en el que le dedico una mirada de claro reproche, tenia un brazo apoyado en la barandilla y la espalda contra la pequeña porción de pared; en su regazo Misao dormía tan profundamente como no lo había hecho en los días que había permanecido “mareada”, la cabeza en el hombro de él y acurrucada bajo las ropas del futón de Aoshi.
-¿Ocurre algo Okina?
-Supongo que algo paso durante estos días-cerro el shoji a sus espaldas-sino lo que has hecho pondrá en serio peligro el honor de Misao.
La mano que permanecía escondida se apretó contra su kimono como las garras de los gatos, él la tranquilizo acariciando con el pulgar sobre las mantas; eso era lo que tanto había temido.
-Dirás nuestro honor.
-¿Un noviazgo?
-Misao a sufrido unas pesadillas, por eso se encontraba mal, la ansiedad de los nervios le producía los mareos; anoche fui a verla y estuvimos hablando, llegamos a la conclusión de que era mejor hacerlo publico. Se acabaron las pesadillas... creo.
La Okashira se removió inquieta y el onni la apretó preocupado por sus lagrimas.
-Jiya...-susurro arrepentida, Aoshi despejo un mechón de pelo demasiado rebelde-siento no haberlo dicho antes...
El anciano sonrió comprensivo luego se acerco y en él ultimo momento asomo por la ventana mas de medio cuerpo. En el patio Okon y Kuro mantenían la habitación vigilada con la excusa de barrer las piedras, en cuanto le vieron sonreír y gritar a pleno pulmón que Misao estaba de noviazgo con Aoshi corrieron hacia arriba mientras gritaban a sus compañeros. La habitación se lleno de gente que la felicitaba en un abrir y cerrar de ojos.
Sensei, sé que pedisteis mi voz pero en cambio os he entregado mi corazón. Yo, un demonio indigno de amar al ángel que ahora custodia mi amor.
Mis percepciones son un poco confusas si se refiere a mis cinco sentidos físicos, fui entrenado y mejore los sentidos del peligro y la percepción en el combate pero jamás el tacto, el olfato, el oído, el gusto y la vista.
Me es difícil.
Pero ahora cuento con ayuda.
Siento haberla herido como lo hice el otro día, no fue mi intención pero el miedo a hacer algo indebido y perjudicarla pudo conmigo.
Por eso me mostré tan frío, hasta creo que fui cruel.
Gomen nasai.
Dejare que escuche mi voz cada vez que quiera.
Firmado.
Un ser que se siente agradecido.
Aoshi asintió desde la ventana, Misao cerro el shoji de su cuarto y corrió silenciosa hasta el del suyo, una figura blanca atravesando la noche de Kyoto, llamo un par de veces al marco de madera y entro.
Sin pensarlo mucho se quedo delante de él, acalorada por la carrera y sonrojada por lo que el onni la había indicado en la carta, un rato de intimidad entre ellos. Quitó la mano del regazo y enderezo la espalda ayudándola a sentarse en el reducido espacio, después la rodeo con el brazo la cintura mientras la mano que había apoyado en la barandilla la peinaba el corto flequillo.
-Ya pareces estar mejor.
-No mucho, Okon y Osamu se empeñan en que vaya un día de compras para empezar a cambiar mi vestuario, como ahora estoy de noviazgo.
-Me gustaría verte un día con el kimono de la fiesta-deslizo la mano dentro de su ropa y saco el pañuelo-estarías preciosa.
-Okina no me reconoció-dijo sonrojada.
-Lo sé, toma.
Dejo el pañuelo en sus manos y cerro los ojos, Misao alzo la vista y le miro confundida ¿Quería que le tapase ella? Tomo aire nerviosa y se enderezo notando que él la sujetaba con fuerza, coloco la tela sobre los párpados masculinos y estiro los brazos para atar el pañuelo con firmeza, luego sin poder resistir mas le beso con ternura.
Fue instantáneo, el antiguo Okashira la rodeo con los brazos perdiendo las manos en el pelo suelto y murmurando su nombre cuando paraban para coger aire, tras un rato empezaron a controlarse pero no por ello soltaron el abrazo, al contrario, este se hizo mas apretado.
-Me gusto el tacto de tu piel... parece seda... algo tan frágil que jamás debería tocarse pero... que también es muy fuerte...
-Yo me sentí nerviosa, no sabia si te quitarías el pañuelo y me reprenderías allí mismo...
-¿Por qué debería haberlo hecho?
-Estaba desnuda...
-Fue uno de mis primeros impulsos-reconoció-pero recordé... de que me estabas enseñando a acariciar-metió la mano por la manga de la yukata y recorrió su brazo con la misma lentitud que esa noche-¿Cómo lo hago por encima de la ropa? Además te daba igual...
-No es verdad... una vez le dije a Kaoru que solo me dejaría tocar por ti...
-Y oler.
-...eso, y oler. Siempre quise que fueras tu, me daba igual que otras te hubieran tocado o amado, yo no dejaría que fuese nadie más.
-Muy halagador.
-Pero como te encerrabas en el templo y cada vez que me acercaba a ti me esquivabas...
-Eres más astuta que yo... aprovechaste la petición de auxilio para satisfacerte-ella hundió el rostro en su cuello y comenzó a temblar por la vergüenza-sin saber que cada vez que estabas indefensa ante mí me provocabas.
-¿Provocarte?
-Deseo-susurro en su oído-dos veces he tenido esa tentación y las volveré a tener...
Misao trago saliva. ¿Había estado tentándole hasta ese extremo?
-...pero es agradable notarlo... me indica que tengo algo de sentimiento en mi... que aun puedo salvarme de las sombras...
-¿Ser feliz?
-Hai.
-Lo serás-susurro en su oído mientras deslizaba una mano por dentro del kimono masculino-y yo te ayudare.
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