Deseos prohibidos entrelazados (Secret Lovers) | By : ace_Hyuga Category: Spanish > Anime Views: 508 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 1 |
Disclaimer: Naruto and his characters do not belong to me, they are the property of Masashi Kishimoto. Only the story is my authorship, and I have no benefit by publishing this story. |
Ver la cara de satisfacción del rubio cuando metió su polla en su boca, solo le hizo ver lo mal que estaba la situación.
Que ella le dé una mamada al amigo de su sobrino, en la cocina, era moralmente incorrecto. Se podía considerar que ya estaba engañando a su esposo, de nuevo. Pero ni esa, ni otras razones, la hicieron apartarse y huir de la situación.
Estaba tan mal, pero a la vez, era tan placentero.
Como extrañaba tener esa polla en su boca, lo admitía. Su contextura, su sabor, su color, eran únicos. Que no lo pueda tragar completamente a la primera, eran de las cosas que más le gustaban.
Y que siguiera tan duro a pesar de chuparlo por varios minutos, era la cereza de pastel.
No le gustaba hacer comparaciones. Se le hacía de mala educación y de muy mal gusto, ya que discriminaba a la gente. Para ella, todos tienen algo especial. Nadie, es más, y nadie, ni menos.
Pero no pudo evitar comparar la polla de su esposo con la de Naruto. Era la segunda vez que comparaba los genitales de dos hombres. La primera fue cuando tuvo sexo con el rubio.
Y aunque haya visto más miembros masculinos, ya sea por accidente al confundirse de vestíbulo en las aguas termales, o al acompañar a sus amigas a esos clubs nocturnos, no se le había venido a la mente compararlo con el de su esposo.
Pero ahora sí. Y está claro que la polla de Naruto es superior.
No solo por su tamaño y grosor, sino por su contextura, sabor, y por lo rígido que estaba, y que parecía que podía golpear clavos en el cemento si quería. El color moreno solo la ponía más cachonda.
La polla blanca pálido de su esposo no era tan dura, incluso cuando este se excitaba bastante. Cuando lo chupaba, rápidamente eyaculaba minutos después y se ponía flácido. Tenía que esperar un buen rato para que se recuperara y pudieran seguir. Así había sido siempre.
Y se hubiera quedado con ello, de no ser porque probo un manjar de los mismos dioses. Una paleta de carne única en su especie.
Le dio una lujuriosa chupada, mientras se lo retiraba de su boca, para lamer la cabeza. El sabor del pre-semen era algo salado, pero le gustaba. Recorrió la polla con su lengua, marcando las venas gruesas que bombeaban sangre a dicha masculinidad. A la polla de su esposo nunca se le notaron las venas gruesas como a Naruto.
También chupó sus testículos, mientras lo masturbaba con la mano. Dichas bolsas eran morenas y grandes, con poco pelo rubio. El color y su forma los hacia parecer como huevos de oro. Y el sabor de su sudor solo lo hacía mucho mejor. Se preguntaba si esta era la razón por la cual Naruto tenía tanto semen y virilidad.
Lo volvió a tragar, esta vez completamente. Choco con su garganta, provocándole un pequeño dolor. Y ciertamente le cortaba el aire, ya que la cabeza y parte de esa polla se había ido a su garganta, pero no le importó. La sensación de tener una cosa grande en tu boca, era increíble.
Su nariz roso con el poco vello púbico que tenía el chico. Y Estuvo así por un momento, hasta que retomo el ida y vuelta en su polla. Se dio el gusto de chuparlo, con ímpetu. Había aceptado ayudar al rubio a aliviarse, así que lo iba a aprovechar todo lo que pueda. Ya que después de esto, no lo probaría nunca más.
Y sabía que a Naruto le gustaba, ya que escuchaba los sonoros gemidos que éste soltaba. No se consideraba una mamadora de pollas profesional. Ciertamente no tenía mucha práctica, ya que solo lo había hecho con su esposo. Y cuando sus amigas le dieron lecciones, practico con consoladores.
Pero no creía que era alguien pésima en dicha área. Mas bien, se consideraba alguien competente. No a la altura de sus amigas, claro está, que han probado de todo, y han tenido varios hombres en sus filas. Aun así, era alguien lo suficientemente buena como para hacer temblar las piernas de un chico hormonal, como el que está al frente de ella.
Levanto la mirada, para ver cómo se veía el chico en pleno acto. Lo vio con los ojos cerrado, soltando suspiros.
Naruto inmediatamente bajo la cabeza, enfocando su mirada en ella. Y ver como ella la veía de forma caliente, muy parecido a las actrices porno que veían a sus hombres mientras se los chupaba, lo excito demasiado.
Dejo que ella hiciera todo el trabajo. Como la adulta experta que era, y él, el niño necesitado de atención.
Grave error. Solo las lamidas que le hizo a su cabeza rojiza y que lo haya metido en su boca, lo hizo volver a cielo y regresar a tierra. Lo extasiaba demasiado el ver como humedecía su polla con gusto, como si fuera lo mejor del mundo que esta mujer ha probado. Que le haya chupado sus bolas, y lamido sus venas, lo hizo nublar su mente. Y que lo haya dado una garganta profunda, fue su perdición.
Respiraba con dificultad, y cerró los ojos, para evitar eyacular tan pronto como pudiera. Pero la magnificaba mamada que le daba la señora Hinata, no ayudaba mucho que digamos. Pensó que podía soportarlo sin dificultad, ya que cuando se masturbaba, eyaculaba luego de unos 10, hasta 30 minutos. Además de que adquirió un poco más de resistencia, estos últimos meses.
Pero se dio cuenta que estaba equivocado. No quería eyacular tan pronto. Quería alargar este momento.
Y se estaba controlando de agarrar su cabeza, y menar sus caderas para follar la deliciosa boca de Hinata, pero ya no podía aguantar más, sobre todo al ver esos ojos perlas de llenos de deseo por él.
Acercó ambas manos al cabello negro-azulado, entrelazando sus dedeos entre sus cortos y sedosos mechones, y comenzó a follar esa boca codiciosa. Gimió en vos alta, y soltó maldiciones, mientras chocaba su ingle con la mandíbula de la mujer. Hinata tenía los ojos llorosos, que nunca imagino que volvería a ver. Golpeó sin pausa por varios minutos.
Hinata se estaba mojando más, desde que Naruto decidió follarle la boca. La picazón en su coño volvió a aparecer más fuerte que nunca. Y si no tuviera las manos ocupadas en las caderas del chico, ayudándole con sus movimientos, se rascaría su entrepierna.
Así que decidió restregarse contra la madera de la cocina, moviendo sus caderas en un vaivén coordinado, en sincronía con las embestidas del rubio a su boca. Sabía que Naruto iba a notar su necesidad, y como le había afectado el simplemente chuparle su miembro, pero no le importaba. Ahora, ambos iban a aliviarse.
Sintió que se puso más duro al verla mover sus caderas como una gata en celo.
― ¡Oh mierda! ―Naruto maldijo, sintiendo que se iba a venir. No tomo mucho tiempo, y con dos golpes más, se derramó en esa hermosa boca. Al mismo tiempo, Hinata se corrió, no solo porque la madera le rascaba su entrepierna justo donde lo necesitaba, sino por el puro deseo de tener el semen de Naruto en su boca. Naruto no dejo de eyacular en los siguientes segundos que pasaron, pero aun así se lo tragó todo. Y ni por un minuto dejo de mirarlo.
Se sorprendía a sí misma, que se hubiera corrido solo con chuparle la polla.
Luego de tragar toda su abundante esencia, se lo saco de su boca, para limpiar el resto de semen que tenía la cabeza, a la par que extraía algunas gotas más de la misma. El palo de carne ya estaba algo flácido. Se alegro de cumplir su objetivo.
Aun así, sabía que no tardaría mucho en ponerse duro. Ella probo de primera mano la resistencia del Uzumaki. Así que se puso de pie, limpiándose la comisura de sus labios.
―Espero que eso sea suficiente, Naruto-kun.
―Si. Gracias. Pero aun quiero más. ―Hinata abrió los ojos. ―Y qué tal si pasamos al plato principal, ya sabes. ―lo dijo sin vergüenza. Y estaba mal. Pero no quería que terminara ahí.
La mamada que le dio Hinata estuvo tan buena, que ya no tendría que masturbarse en su casa, si se iba ahora. Pero a la vez, le hacía desear más cosas de ella. Como decía una frase. Es tan satisfactorio, pero a la vez, no es suficiente.
―No. Ya he hecho demasiado. Todo esto está mal ―se alisó el cabello con nerviosismo. ― Súbete los pantalones. Finge que esto nunca sucedió, y vete. ― se dio la vuelta, para buscar el dinero, y dárselo al rubio para que se vaya. Que este más tiempo en su casa, era más peligroso de lo que pensaba.
Naruto se aprovechó sus pantalones, cubriendo sus piernas. Sabía que Hinata estaba muy necesitada. Solo con correrse al chupar su polla era una prueba de ella. Sabía que también lo ansiaba tanto como él, pero lo negaba.
Se puso su mochila en sus hombros. Hinata volvió rápidamente con el dinero, poniéndolo en sus manos, cosa que recibió y lo puso en su bolsillo. La cantidad no era tanta, pero si le servía para vivir unas semanas, así que no lo iba a rechazar.
Pero lamentablemente ese era su ultimo paga. Ya no tenía excusa para volver a la casa de su amigo. Eso pensaba mientras era empujado por Hinata hacia la puerta de salida.
―Señora Hinata. ―Se dio la vuelta, para decirle algo más, pero esta le cerró la puerta en sus narices, cerrándola con llave.
Ya todo había acabado. Se llevo un buen recuerdo de ella, al menos.
Viendo que no podía hacer nada, se dio la vuelta, y se decidió ir a su casa, con la tristeza de que hizo todo lo posible para convencer a Hinata, pero no se logró. Pensaría en otras maneras de acercársele, pero cuando llegue a casa.
Por ahora, solo guardaría los recuerdos de hace algunas horas.
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Abrió la puerta de la habitación de invitados con desesperación, y quito la tabla falsa que estaba debajo del armario de ropa, donde saco su cajita especial que la ayudaba en momentos como este.
Se bien se había corrido cuando le chupo la polla al pequeño rubio, y se sintió algo satisfecha, la picazón que estaba entre sus piernas había vuelto a aparecer, producto de la sugerencia del rubio de tener sexo con ella, y ver que su polla había comenzado a levantarse.
Lo había sacado de la casa, antes de cometer una locura. Y se aseguró de que el rubio estuviera lejos, para ir directo al cuarto de invitados. La comezón le estaba molestando mucho, así que necesitaba calmarlo.
Abrió la caja misteriosa. Y ahí se encontraba un gran consolador, y a lado una unidad USB.
Cuando necesitaba satisfacerse sexualmente, masturbarse con sus dedos era suficiente. Cuando la necesidad a veces era mayor, ponía la unidad USB en el televisor para reproducir los videos porno que este almacenaba. Y cuando necesitaba más placer, usaba el consolador.
La mayoría de las veces, eran más sus dedos las que le hacían alcanzar un orgasmo.
Pero ahora sentía que no iba a ser suficiente eso. Tenía que usar tanto sus manos, como los videos porno, y el consolador, para calmar la ardiente picazón de su interior.
Y es que no había sentido tal picazón tan fuerte desde hace meses atrás. Y es increíble que solo ese niño rubio la haya puesto así.
Solo sus miradas ardientes a sus pechos y trasero, el agarre de sus manos a su cintura. Su polla restregándose en su culo, y la lujuriosa chupada que le dio, la puso muy cachonda.
Estaba mal, que ella mojara sus bragas por un chiquillo. Estaba mal, que ella deseara que él entierre su polla en su interior, y la folle como si no hubiera un mañana. Estaba tan mal esos pensamientos inmorales por un menor, pero no podía evitarlo. Y más cuando recordaba esa noche prohibida y pecaminosa.
Se concentró en darse placer urgentemente. Solo eso importaba ahora. Sin más preámbulos, cerró la puerta, puso la unidad USB en el televisor, se desvistió completamente, se acostó en la cama y con sus dedos comenzó a estimular su clítoris, mientras que con la otra mano agarró el control remoto y prendió el televisor, poniendo el primer video a reproducir de la lista.
Justó en el video apareció una pareja, que ni bien comenzaron a besarse, se quitaron desesperadamente sus prendas y se fueron a la cama. Mientras la mujer se exponía ante él, el hombre bajo por sus piernas y le estaba haciendo sexo oral.
Hinata imitó lo que la chica hacía, abriendo más sus piernas, y acarició su clítoris más rápido. Luego froto sus labios inferiores mientras cerraba los ojos sintiendo el placer que esto le producía. Vio que el hombre del video metió su lengua en el interior de la mujer, y ella imito su acción, con sus dedos introduciéndolos lentamente en su sexo.
Cerró los ojos, y se imaginaba al hombre del video haciendo lo mismo con ella. Fantaseó un rato mientras se acariciaba con desesperación. Era tal su imagen mental que parecía real.
Pero todo cambió, cuando en su mente el hombre levantó la cara, y se veía más joven que en el video. Tenía el pelo rubio, ojos azules, marcas de bigotes en sus mejillas.
Y eso hizo que Hinata abriera los ojos y se asustará. Curiosamente también estaba excitada, y se había venido un poco. ¿Qué diablos fue eso?
Naruto, ¿Qué me hiciste? Ni a Toneri se lo había imaginado en los videos porno que veía.
Vio que la pareja seguía dándose placer, y sintió que su necesidad no se había calmado. Así que alejando de nuevo esos pensamientos, volvió a su tarea de darse placer, esta vez más cautelosa. No cerró los ojos esta vez.
Vio que la pareja finalmente iba a follar. Así que quitó sus dedos de su interior, y tomó el gran consolador en sus manos, para posteriormente restregarlo contra su coño, mojándolo con sus fluidos.
Cuando ya estaba lo suficiente mojado, lo insertó lentamente en su interior.
Arqueó su cuerpo de placer, porque se sentía bien, pero no dejó de ver el video. Notó que la chica gemía de placer, y sintió envidia por ella.
Y más cuando la mujer lo besaba con ganas, porque parecía que le gustaba lo que le hacia ese hombre.
Hinata aumentó el ritmo de sus penetraciones con el consolador, mojándose más de lo normal. Un pequeño charco se formó debajo de sus piernas, y eso que todavia no había llegado al orgasmo
Pero el mismo ya estaba cerca, podía sentirlo, así que cerró los ojos sin poder evitarlo, dejándose llevar de nuevo por su imaginación.
En su mente, el hombre del video la follaba deliciosamente, mientras besaba su cuello. Ella acariciaba su espalda, rogándole que no parará.
Una voz joven pero ronca había salido de los labios del sujeto y exclamo su nombre. Ella abrió los ojos porque esa voz se parecía mucho a…
Y lo vio de nuevo, a Naruto que la veía con ojos de deseo mientras la follaba desesperadamente, le acariciaba los pechos y los lamia. Eso le hizo ponerse más cachonda, que su cuerpo ardía más de lo que ya estaba, y ya no pudo más.
En cuestión de segundos todo su centró explotó, enviando oleadas de placer por todo su cuerpo, mientras grito el nombre de Naruto. Se dejo caer en el colchón, rendida. Había tenido el mejor orgasmo en lo que respecta darse placer ella misma. Estaba satisfecha, por el momento.
Nadie sabría que al final se corrió exclamando el nombre del chico rubio.
Se recordó también que esta es la novena vez que se da placer ella sola desde hace tres meses, y la segunda en usar el consolador.
Que, para aclarar, era nuevo. Había ido a una tienda de juguetes sexuales a comprar un nuevo consolador, porque el que tenía ya estaba viejo y ya no la satisfacía. Agarró uno que vio a plena vista y se fue rápidamente a su casa.
Solo para recriminarse después que estaba mal de la cabeza cuando el consolador justamente era de color moreno, como Naruto. Y su tamaño era grande, muy semejante a la polla de Naruto tanto de longitud como de grosor.
Y ahora, ese mismo consolador estaba cubierto con sus jugos. Le hizo recordar a la mamada que le dio a Naruto, y, por ende, tenía unas ganas desesperadas de chupar el consolador.
Dejándose llevar por sus instintos, chupo el objeto sexual con gusto, saboreando sus propios fluidos. Lo dejo limpio, tal y como hizo con la polla del rubio. La imagen de mismo volvió a su mente, pero no importaba. No había nadie que la viera. Aunque estaba mal. Era muy placentero, pero estaba mal.
Se preguntaba que pasaba con ella. ¿Porque tenía esas reacciones con un menor de edad? Talvez debería ir al psicólogo para que le digan que es lo que tenía y la ayuden en tal caso.
Pero por ahora disfrutaría de chupar el consolador, pensando que era la polla de cierto rubio menor.
―Oh, Naruto-kun ― exclamo cuando se sintió satisfecha, por el momento. La sensación pos-orgasmica que le había dejado el correrse con ese consolador fue placentero.
Dejo ese consolador en su cama, y decidió descansar para calmar sus respiraciones. Se recordó que tenía que cambiar de sabanas, y guardar los objetos sexuales en la cajita que nadie sabía, a parte de ella, que existía.
Mientras pasaban los segundos y regulaba su respiración, se le hizo extraño no escuchar el sonido del video porno. Ella no recordaba haber detenido el video. O apagado el televisor.
Cuando abrió los ojos para ver que paso con el dichoso aparato, se quedó estática, llevándose una gran sorpresa.
Naruto, en la cama, al frente de ella, completamente desnudo y mirándola con deseo, estaba ahí.
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Naruto había llegado a la pileta, frustrado, luego de salir de la casa de Hinata. No se le ocurrió nada para volver a ver a Hinata. Pensaba decirle a Indra si no hay otros trabajos en su casa que desea que arregle, pero levantaría sospechas. Pensaba seguir a Hinata desde la sombra, esperando que hubiera un momento adecuado para hablar con ella. Sabía, por ejemplo, que los domingos iba al supermercado a realizar compras. Pero dudaba que ella accediera hablar con él, no después de lo que paso, y que prácticamente lo votara de su casa.
Talvez si la asechaba cuando no había nadie en casa.
Había sacado una copia de la llave de esa casa, sin que Hinata o Indra se dieran cuenta. Lo hizo como último recurso, para atacar en el momento justo. Y un momento adecuado seria, por ejemplo, cuando ella se ponga mal por su esposo ausente. Justo como paso ese día hace meses, y se había dado la aventura
Pero se recriminó por ello. No quería actuar de esa manera, usando artimañas sucias. Eso estaba mal.
Pero lamentablemente se le acababan las opciones.
Pensó en que otros días podría ir a la casa de Hinata, y sorprenderla sin que se diera cuenta, pero no sabía que días estaba sola y que días no. Sabía que Indra se iba con frecuencia a visitar a sus padres, pero no eran todos los fines de semana. Sabia que el señor Toneri pasaba más tiempo en el trabajo, pero, aun así, le había comentado su amigo que había fines de semana que se quedaba en la casa.
Y entre semana, en la mañana no podía porque estaba en clases. Y en las tardes, trabajaba ayudando a repartir paquetes en una tienda, o se encargaba de la limpieza en un pequeño restaurante llamado Ichiraku.
Así que hoy era el único día, que sabía que Hinata estaba sola.
Tomo una decisión, volviendo por el camino que vino. Regresaría a la casa de Hinata, y le explicaría las cosas, como el pequeño hombre que era. No se rendiría hasta que ella aceptara. Cuando quería ser persuasivo, de verdad que lo era.
Llego a la casa de Hinata, parándose justo en la puerta. Abrió cuidadosamente la puerta con la llave que tenía. Cerró de forma silenciosa, y camino despacio, con la punta de los pies, para no hacer sonar la madera por sus pisadas.
Vio que no estaba en la cocina ni en la sala. Así que decidió subir las escaleras, directo a las habitaciones. A lo mejor estaba descansado en su cama.
Ya estando en la segunda plata, oyó un sonoro gemido.
― ¡Ahh!
Quedo impactado, hasta que lo volvió a escuchar. Supo que el sonido venia de la habitación de invitados, así que se dirigió a la misma, lentamente.
El corazón le latía rápidamente en su pecho, porque sabia que esos gemidos eran de excitación. Pero un dolor punzante, vino después, al pensar que Hinata a lo mejor no estaba sola.
A lo mejor su esposo había llegado, y estaban haciendo el amor. Aunque no lo creía posible, sabedor de la ausencia del mismo en la casa. Aun así, solamente la idea le estrujaba el corazón. No quería ver a Hinata con otro hombre que no sea él.
Llegó a la puerta, y expectante, la abrió lentamente. Si a lo mejor el señor Toneri estaba encima de ella, tendría que salir corriendo, con el corazón hecho pedazos. Pero tenía que averiguarlo.
Se llevo una sorpresa al saber que estaba sola en su cama, desnuda, con un consolador dentro de su coño, arqueándose de placer, mientras el sonido de gemidos de una pareja en la TV estaba presente. Se alivio inmediatamente al saber que estaba sola, pero al mismo tiempo, se excito por la escena.
Quedo embobado, y no podía apartar la mirada de aquella escena tan erótica, que ni los videos porno más exclusivos podían igualar.
Sintió una molestia en sus pantalones, notando que su pene ya estaba erecto. Y viendo que Hinata no se había dado cuenta de su presencia, decidió bajarse los mismos, junto con sus bóxer, para acariciarlo.
Mientras veía como la MILF aumentaba el ritmo de sus penetraciones con el consolador, el también lo hacia con su mano, masturbándose frenéticamente. Veía como chorreaba en cada embestida, y eso lo puso muy cachondo. Nunca sintió envidia de un objeto inerte, pero ahora, como deseaba que, en vez de ese consolador, sea su polla la que estuviera ahí.
Se arrodillo, y se acercó lentamente, hasta ponerse al frente de ella. No estaba tan cerca para que ella lo notara, pero tampoco tan lejos. Estaba en la distancia adecuada, donde podía oler el olor a almizcle de su coño, que se le hacía agua la boca. Era un manjar que deseaba probar.
Se masturbó mas rápido, conforme la necesidad aumentaba. El ya sentía que se iba a venir. Y por lo que veía, Hinata también se iba a correr.
Unas acariciada mas de parte de ambos, y se corrieron al mismo tiempo. Naruto ahogo el gemido para no ser descubierto. Y sintió que los flujos vaginales de Hinata le mojaron la cara. Dios, tener ese olor era muy adictivo. Se paso la lengua por sus labios, y se deleitó con el sabor.
De verdad que quería probarlo dichos fluidos, pero directamente de la fuente.
Antes de dejarse llevar por sus instintos, escuchó el grito de Hinata con su nombre.
― ¡Naruto-kun!
Entre débiles suspiros, vio como Hinata había terminado su clímax. Que haya exclamado su nombre, solo podía significar que era participe de ese placer que se estaba dando ella, y eso lo dejo impactado.
Pero le dejo claro una cosa. El no es el único que la deseaba. El sentimiento era mutuo.
Vio que se saco el consolador de su coño. Curioso, se levantó un poco para ver hacia donde lo había llevado, y lo dejo anonado la saber que lo chupaba con gusto.
Ya no podía resistir más.
Se quito todas sus ropas, quedando completamente desnudo. Quería que Hinata se diera cuenta de su presencia, para lanzarse contra ella. Tenían que dar rienda suelta a sus deseos, por muy moralmente incorrectos que estén.
Por ahora, se deleito en como chupaba ese consolador, casi igual que lo hizo con su polla. Curiosamente. El tamaño, grosor y color se parecían a su polla. ¿Sera que lo compró pensando en él?
―Oh, Naruto-kun ―el chico se deleitó con el gemido que llevaba su nombre. Era música para sus oídos.
Vio que se relajó en la cama, cerrando los ojos, dejando el consolador a su lado.
Se veía tan hermosa luego de haberse corrido, con el pelo pegado a su cara, y el ligero sudor que recorría su cuerpo. Era algo que también anhelaba volver a ver.
Ciertamente le encantaba las sonrisas sinceras de Hinata. Así como su melodiosa voz, y su sonora risa. También le gustaba sus ojos perlas expresivos, que mostraban el estado de ánimo de la mujer, ya sea estando triste, alegre o seria; sus dientes perfectos, y nariz respingada.
Pero ninguna de sus caras se comparaba con la que le mostraba ahora. Una cara de una mujer satisfecha. Y eso solo es una parte de las caras cachondas que él sabia que mostraba durante el sexo.
Y es algo que quería volver a ver, pero esta vez, siendo el directamente el creador de dichas expresiones.
Apago el televisor, tomando el control que había en la cama, para anunciar su presencia. Pasaron los minutos, y vio que Hinata comenzaba a respirar con normalidad, y con una expresión de confusión, abrió los ojos poco a poco.
Creo que ya se había dado cuenta que alguien apago el televisor. Sonrió internamente, y mas cuando la mujer, dueña de sus deseos mas oscuros, le había regalado una mirada atónita.
―N-N-Naruto-kun ― Hinata se pellizco el cachete, para saber si no estaba en un sueño. Como vio que la imagen mental del rubio no se había ido, se asustó enormemente.
―No puedo aguantar más. ―Y antes de que la mujer reaccione, el chico se lanzo sobre ella, atacando sus pechos con su boca, cosa que la hizo gemir sonoramente, en parte por el susto, y en parte por la excitación.
Hinata no tuvo fuerzas suficientes para empujarlo de su cama, aturdida por el reciente orgasmos que tuvo. Aun así, intento forcejear con él, diciéndole que se quite, ya que no hacerlo. Eso estaba mal. Es mejor que se detuviera.
―N-no podemos… ―Pero el rubio no le hacia caso. Mas bien, le quito las manos de sus hombros, y las puso en su cama, al lado de su cabeza, mientras devoraba esos pechos deliciosos. Mordió el pezón izquierdo, mientras apretaba con sus dedos el derecho, haciendo que Hinata soltara un fuerte gemido.
Siguió con la labor de succionar sus pechos, mientras se ubicaba entre sus piernas, restregando su polla en ese coño resbaladizo. Sonrió para sus adentros, porque sus acciones dieron frutos, ya que sentía que la piel de Hinata se calentaba más, y que había disminuido gradualmente la fuerza en sus brazos.
Si lo deseaba, podría penetrarla ahora profundamente, para luego embestirla con desesperación. Y sabía que ella no tenía fuerzas suficientes para impedirlo. Pero primero, quería probar esos jugos directos de su coño.
Así que bajo directamente al mismo, repartiendo besos en su vientre en el proceso. El olor que desprendía, lo cautivo. Y se maravilló con los labios vaginales tan rosados y perfectos que poseía, mojados por su excitación. Sin esperar, le dio una lujuriosa lamida, para luego chuparlo.
Había visto suficientes videos porno, y leído las novelas eróticas de su padrino, para saber lo que tenia que hacer. Donde tenia que chupar, donde podía meter su lengua y dedos, y con qué ritmo tenía que hacerlo.
Hinata grito sin poder evitarlo. Involuntariamente abrió mas las piernas, donde Naruto aprovecho para acomodarse mejor. Y sus manos habían actuado por su cuenta, ya que había agarrado el pelo rubio, señal de que le gustaba lo que le hacía. Aunque estaba mal.
Naruto se alegró de que, hacia un buen trabajo, viendo como Hinata le agarro el pelo, y suspiraba de placer. Pasaron unos minutos, y, a la par que aumento la velocidad con la que le chupaba, Hinata le rogaba que no parará, e incluso lo presionaba mas hacia su intimidad, jalándole algunos mechones de pelo.
Se deleito con el hecho de que Hinata se rindiera hacia el placer.
Metió un dedo en dentro de su entrada, estimulando lo que llamaban punto G, mientras le chupaba la perla pequeña que se encontraba arrugada de los labios vaginales, llamado clítoris. Con la otra mano, abrió más su coño. Sabia que esos lugares, atacados correctamente, haría que una mujer se corra rápidamente.
Y así fue, porque Hinata había arqueado la espalda, mientras le acariciaba el pelo y soltaba un lujurioso gemido, corriéndose en su cara. No dejo de chupar ni por un minuto, incluso cuando Hinata termino de correrse. Saboreó con deleite los jugos de Hinata, y se dijo internamente, que encontró un sabor favorito de comida, más que el ramen.
Vio que la mujer se acostaba en su cama, extasiada por el recién orgasmo que tuvo. Pero no se quedó admirándola como lo hizo anteriormente, sino que debería aprovechar que Hinata esta débil para poder seguir adelante. Ya saben, para tener sexo de verdad.
Hinata se maravilló por como este chico rubio hormonal la llevo al clímax una vez más, solo chupándole el coño. Algo que su esposo se había demorado en hacer, y no se corría rápidamente como lo había hecho ahora.
También se preguntaba en donde había aprendido a hacer eso. No parecía que un niño le hubiera dado sexo oral, sino un adulto con algo de experiencia.
Pero no tuvo tiempo para indagar más, ya que sintió que la polla de Naruto se restregaba en su coño, lista para insertarla en coño.
―Espera un minuto, Naruto-kun. Me acabo de correr, así que estoy―no pudo proseguir cuando sintió que el chico agarro su miembro para comenzar a insertarlo, poniendo primera la punta, a la par que escucho un gruñido del chico menor. El la vio expectante, diciéndole con su mirada que iba a continuar.
Hinata quería decirle que se detuviera, pero a la vez, que siguiera. Su mirada estaba llena de deseo, pero a la par, de arrepentimiento.
―No, no puedes…―Naruto le hizo caso mas a su mirada que a sus palabras, y la penetró profundamente, mientras se apoyaba en la cama con sus manos, a los costados de los pechos de Hinata.
La misma echo la cabeza hacia atrás, mientras inconscientemente, agarraba los hombros del rubio, soltando un gemido tan placentero, que no era propio de una mujer casada y recatada como ella.
―Esta tan caliente. ―Había soltado el rubio, con los ojos cerrados, mientras se deleitaba del apretón que le daban las paredes internas de la mujer mayor. Era justo como lo recordaba, tan húmedo, tan caliente, tan apretado.
Inmediatamente comenzó a moverse, de forma lenta, mientras se acostumbraba a la sensación de ese coño. Lentamente aumento las embestidas, y la fuerza de las mismas, haciendo que la punta de la polla raspe las paredes de su coño, y comience a tocar la entrada de su matriz. Hinata solo apretó los dientes, y echo la cabeza hacia atrás, mientras se dejaba hacer.
Ya no podía detenerlo. Ya no quería detenerlo. Dejaría que ese chico rubio haga lo que quiera con ella. Que calme su picazón y su deseo por él, mientras el chico se satisfaga también. Solo por esta vez.
Naruto agarro sus pechos, mientras profundizaba mas sus embistes, y la hizo gritar. Soltó sus brazos, disfrutando del placer que solo este rubio le podía dar.
Siguieron así por unos minutos, hasta que Naruto decidió abrazarla y besarla. Hinata fue tomada por sorpresa, pero inmediatamente le devolvió el beso, mientras ella también lo abrazaba con brazos y piernas, haciendo que la penetración fuese más profunda y firme.
Fue algo muy placentero y caliente, donde ambos no querían detenerse. La diferencia de tamaño y edad, donde Naruto alcanzaba su boca sin necesidad de encorvarse, y Hinata rodeaba su espalda con sus piernas, como su estuviera abrazando a su peluche favorito, lo hizo tan excitante. Era pecaminoso, perverso, prohibido, pero se sentía maravilloso.
Las embestidas de Naruto estaban en su punto, donde golpeaba fuertemente el coño de Hinata, pero sin perder su velocidad. Eso a Hinata le encantaba. Sentía que la polla del chico estaba bañada en sus abundantes líquidos, y que su coño estaba goteando cuando este sacaba y metía su miembro.
Y eso hizo que Hinata aceptara que extrañaba la polla de Naruto. Extrañaba su tamaño, su grosor, su contextura. No se sentía tan llena desde hace tiempo. Ni el consolador, ni el miembro de su esposo, la llenaba tanto como esta polla.
Y agregando que Naruto, a pesar de ser menor y algo inexperto, se movía muy bien, hacia que su coño babeara por la misma. No se había mojado tanto, y deseaba con anhelo correrse en esa dura polla.
Que ahora que el rubio aumento mas los empujes, y ella también le ayudo moviendo sus caderas, hizo que su polla se enterrara tan profundamente dentro de ella, que aseguraba que había estirado su útero. Extraño esa sensación de ser estirada por una polla verdaderamente masculina.
Extraño correrse en algo real y no en algo inerte. En algo que tenia vida propia, y cuyo dueño era el chico rubio hiperactivo que le había dado un buen sexo hacia algunos meses, y que con frecuencia lo soñaba desde ese día.
Ya sentía que se iba a correr, pero para hacerlo mas placentero, se decidió soltar completamente, y soltar todo lo que pensaba.
―Tu polla se siente genial. ―Naruto se quedo asombrado por lo que dijo, cuando soltó sus labios, Rápidamente se recompuso para seguirla follando con vigor, respondiendo a sus palabras.
―Hinata. ―la mujer sonrió, por como la había tuteada durante. Lo apretó más, mientras este se dedico a morder su cuello, sin dejar de embestirla. Sabia que los halagos tenían un buen efecto en Naruto.
―Mas rápido. No pares. ―Naruto no se detendría incluso ni muerto, porque este coño se sentía malditamente bien. Aumento un ritmo a uno tan desenfrenado, que los sonidos de la carne cochándose se había vuelto más fuerte, a la par que los suspiros y gemidos que ambos soltaban. Su polla se metía y salía de ese coño necesitado menos de un segundo.
Hinata sintió que se iba a correr como loca, y también sintió que Naruto respiraba erráticamente, a la par que su polla vibraba fuertemente dentro de ella. Era un aviso que se iba a correr.
―Me voy a correr. Hinata. ― el chico volvió a besar los labios de Hinata, con desesperación.
―Córrete. ―le dijo cuando este soltó los labios. Y sin esperar más, con un profundo embiste, ambos se vinieron. Hinata agarro la cabeza de Naruto, y en el proceso le clave las uñas de su otra mano, en la espalda, mientras este se hundía más en su cuello.
A pesar de eso, el rubio no dejo de moverse, incluso cuando la llenaba de su esencia. Hinata le agradeció por eso internamente, ya que le hizo tener mini órganos, por dicho acto tan atrevido y placentero.
Se habían corrido como nunca. Y por fin, estaban satisfechos, y al mismo tiempo sudorosos. Respiraban erráticamente mientras controlaban sus respiraciones.
El calor que sentía dentro de ella, producto del semen caliente que derramo el chico, y su coño pulsante, por como había sido abusado por esa polla, le hizo sentir como una verdadera mujer femenina que le habían dado lo que más necesitaba. Ese placer, solo lo podía describir como algo mágico. Algo que no había tenido con su esposo.
Naruto se retiro lentamente, viendo que su polla todavia seguía algo dura, pero la cara del Uzumaki mostraba satisfacción. Se recordó que eso era una cualidad propia del chico. Algo que todavia le impresionaba de que alguien de su edad, tenga tanto vigor.
Vio que la punta de su polla todavia tenía semen, que cayó en su vientre. La había manchado, como marcándola como suya. Como si no fuera suficiente haberla llenada con su leche blanca, y hacer que su coño chorree una gran cantidad de semen.
Dios. Este chico, es insaciable. Su polla era de rápida recuperación. Y sabía que la única forma de hacer que dicho miembro este flácido, es con mucho sexo, y no solo una ronda.
Antes de pensar en que hacer, Naruto se lanzo directamente a besarla, mientras se volvía a restregar con su coño.
―Me encanto. Pero quiero más. ―Hinata correspondió a sus besos, volviéndose a sentir caliente por este niño. ― Seamos amantes. ―Hinata detuvo el beso, para poder mirarlo sorprendida.
Fue maravilloso tener nuevamente sexo con Naruto, pero no podían. Estaba muy mal. Eran placentero, pero no era correcto.
―No podemos. ―Vio un deje de tristeza en los ojos de Naruto, y eso la enterneció. Le acaricio los bigotes con mimo. ―Fuiste maravilloso. Te lo agradezco. Pero como te dije anteriormente, no podemos ser amantes.
― ¿Por qué no? ― El chico se había levantado, pero permanecía arrodillado. ―Ambos tenemos necesidades. Nos podemos ayudar mutuamente. ―Para dejar claro eso, restregó su polla en su coño, como haciéndole saber que no hay otro lugar donde su polla quiera estar, y también se aplicaba a la inversa con Hinata.
Hinata cerro los ojos, porque era verdad. Tenia necesidades que su esposo no quería aplacar. No es que sea una ninfómana, pero de por si era alguien resistente que no se quedaba de todo satisfecha con uno o dos órganos. Le encantaba el sexo, lo admitía. Y solo esa llama pudo ser extinguida completamente con ese chico rubio.
Además de que su coño no se sentía tan bien desde que había probado esa polla morena. Creo que sus genitales femeninos, tampoco desean ser abusados por otro órgano masculino que no sea del rubio.
Aun así…
―No es tan fácil. ―soltó con frustración.
―Se que no lo es, pero tampoco es imposible. Solo es cuestión de aceptarlo.
―Lo acepto. ―Eso sorprendió al rubio, y viendo que no decía nada, decidió continuar. ―Acepto que tengo necesidades sexuales, y que tu me has ayudado increíblemente a aliviarlas. El sexo contigo es maravilloso Naruto-kun. Nunca me había sentido así, pero no es solo dejarse llevar por los deseos.
― ¿Cómo que no? Siempre mi vida a sido guiada por mis deseos y metas. Y me propongo en cumplirlas. Siempre cumplo mis promesas, y te prometo hacerte la mujer más feliz mientras estás conmigo.
―Y no lo dudo. En el ámbito sexual, eres increíble. Y tomando en cuenta tu edad, es más sorprendente. Harás muy feliz a una chica en el futuro. Pero yo no puedo ser esa mujer.
― ¿Pero porque no? Se que está casada, pero su marido no cumple. ― Hinata miro a otro lado con vergüenza, dando veracidad a las palabras del rubio. Aprovechó ese momento para meter su polla de nuevo en su interior, y así persuadirla mejor.
Sabia que ella quería eso, pero no lo iba a aceptar del todo.
―Naruto-kun, no... ―soltó un suspiro de placer. Si de por si era difícil pensar con claridad, por los recientes orgasmos que tuvo, peor con una polla dura y grande dentro de su coño. Y lo peor, y mejor, es que se endureció más, listo para más acción.
―Déjeme ayudarla. No se lo diremos a nadie. Sera nuestro secreto. ―Le regalo una sonrisa sincera. Una que le decía que podía mover cielo y tierra por ella. Una que le hacia creer que todo esta bien, siempre y cuando confiara en él.
Pero le preocupaban las consecuencias.
―Eres menor de edad.
―Eso no importa de todas formas. ― Naruto se hundió un poco más, haciendo que Hinata cerrara los ojos.
―Soy mayor de edad. Tenemos tanta diferencia de edad, que podríamos ser madre e hijo
―Eso lo hace mas caliente. ―Se hundió otro poco más, y Hinata no pudo evitar un pequeño gemido. ―Además, solo a usted la veo como mujer. ―Hinata suspiró ¿Cómo era eso posible?
―Estoy casada.
―Lo sé. Y para ser una ama de casa, usted es muy sexy y hermosa, deveras. ―Hinata sonrió por el halago, y también por como este chiquillo se salía con la suya, en meter su polla cada vez más.
―Está mal engañar a mi esposo.
―Así como arriesgarse a perder la amistad con mi amigo, pero no me importa, con tal de ceder a mis deseos. Hay que arriesgarse a las cosas de la vida. A las aventuras, no importa si son las más locas. Y si lo ocultamos bien, no se darán cuenta.
― ¿Cómo estás seguro de ello? ―Vio en Naruto, una determinación, que le hacía creer que todo iba a estar bien. A ella le hubiera gustado tener dicha determinación cuando estaba adolescente y joven. Así hubiera podido decir no a muchas cosas, y talvez su vida seria diferente.
―Porque así lo creo. ―Hinata suspiró
La oferta era tan tentadora, que, a estas alturas, ya veía más ventajas que consecuencias.
―Podría haber consecuencias, sobre todo para ti.
―Yo sería el menos afectado en tal caso, pero, de todas maneras, los afrontaremos. Como los adultos responsables que somos. Bueno, como adolescente responsable en mi caso. ―se rascó la cabeza, cosa que Hinata le hizo sonreír. Además…―hundió el resto de los centímetros de su polla en el interior de Hinata, que hizo gemir a ambos. Estaban plenamente conectados. ―No tiene que durar para siempre, solo hasta que uno de los dos se canse de esto.
―Tienes razón, pero aun así…
―Solo arriésguese señora Hinata. Solo una vez en la vida. ― Hinata cerró los ojos. Le conmovía como veía soluciones a sus problemas. Le encantaba que el se muestre tan voluntario, para saciar sus necesidades. Le maravilla, que, a pesar de su edad, era artificie de esa pasión alborotada que el chico poseía.
Lo había soñado muchas noches. Se había masturbado con un consolador, que era idéntico a su polla. Se sentía tan bien el sexo con él. Su estado de animo había mejorado desde hace meses, pero nuevamente se estaba volviendo a apagar.
Tenia necesidades. Su esposo no la ayudaba. Y este chico atractivo, con buen vigor, estaba aquí para satisfacerla. Deseaba estar con él. Solo era tomar una decisión.
¿Tan malo sería dejarse llevar por una aventura loca por una vez? Si sus amigas lo hacían, ¿porque ella no? Simplemente solo era decir una palabra.
―Si. ―Naruto abrió mucho los ojos. ¿Escucho bien?
―Señora Hinata. ―lo interrumpió besándolo, agarrando su cara por sus mejillas.
―Solo Hinata. Y si, quiero que seas mi amante. ―Naruto no creía que aceptara, pero se puso muy eufórico por su respuesta. Inmediatamente la beso con pasión, haciendo que ella sonriera, y le devolviera los besos con la misma pasión, a la para que abrazaba su espalda, y abría mas sus piernas. Era una señal que lo aceptaba como el hombre que la complacería sexualmente de aquí en adelante. El niño que la hizo sentir mujer.
Naruto reanudo sus embestidas, sacando gemidos de ambos. Se devoraban la boca, entrelazando sus lenguas. Cuando se separaban, un hilito de saliva conectaba ambos labios. Y donde sus sexos se unían, estaban pegajosos. Algo tan sucio, pero tan increíble.
Estaba claro que iban por otra ronda. Solo que esta vez, Naruto quería cambiar de posición.
―Quiero que cabalgue mi polla. ―lo dijo pausando entre besos de su boca, de su mandíbula y de su cuello.
―Uhh que travieso. ― Hinata lo dijo de forma picara, abrazándolo dichosamente. Le encantaba la lujuria que sacaba relucir dicho adolescente por su persona.
Lo volvió a besar, para luego empujarlo contra la cama, de espalda, mientras ella se posicionaba encima sobre su regazo. Guio su duro miembro a su entrada, y se dejó caer sobre él.
Ambos echaron la cabeza hacia atrás, y gimieron de satisfacción. Naruto cerro los ojos, deleitándose con ese placer que es tener ese coño resbaladizo y húmedo deslizándose sobre su polla.
Y tuvo el privilegio de verla ahí, tan hermosa, sentada sobre su polla, una vez más.
Ya no sentían vergüenza por tal acto prohibido. Ahora, solo les importaba aliviar sus necesidades.
― ¡Ahh! ¡Dios mío! ―Ella se muerde el labio inferior, y rueda sobre él, de adelante hacia atrás, aumentando gradualmente los movimientos. Naruto puso las manos en su trasero, apretando ese culo delicioso y cachondo.
―Uhh. Monte esta polla, como lo sabe hacer. ―Hinata sonrió coqueta, para simplemente comenzar a cabalgarlo. Sus caderas se movían de arriba hacia abajo sin cesar.
―Dios. Es agradable sentarse en esa polla gigante tuya, mi bebe. ―le gusto el apodo que le puso, denotando la diferencia de edad que había entre los dos. ―Golpea mi trasero. ―y lo hizo, dándole bofetadas con sus manos, mientras lo apretaba con gusto, maravillándose de lo afortunado que es, al tener ese gran y perfecto culo entre sus piernas.
―Gimes como las actrices porno, mi señora. Me encanta. ―Hinata se apoyo en su pecho, para aumentar el movimiento de sus caderas. Ya no le importaba gemir sonoramente. No cuando podía disfrutar del sexo con Naruto, sin rodeos. No cuando podría sentir una verdadera masculinidad, dentro de sus paredes internas, tan caliente como el infierno, y unas manos tremendamente cálidas, agarrando su culo carnoso.
―Pero eso es real, mi pequeño. Yo no estoy actuando… Y no puedo contenerme. ―aumento la velocidad, cabalgándolo con mas ímpetu, echando la cabeza hacia atrás. Se sentía tan malditamente bien.
―Lo sé. No quiere que se contenga. ―Naruto la ayuda con los empujes, bajando las caderas de Hinata con mas fuerza, mientras trataba de alzar sus caderas, para cochar sus sexos. El olor desprendido, así como el sonido de la carne mojada chocando, los existo a ambos, a niveles impresionantes.
Siguieron así por un tiempo, perdidos en el placer, y en ese mundo que compartía ambos. Todo esto era mágico, pecaminoso, y tan caliente, que no se contentaría con solo una vez.
Naruto gemía tan fuerte, porque las paredes de Hinata lo apretaban cada vez más. Y se embelesó en ver como Hinata lo montaba sin parar, con los ojos cerrados, abriendo su boquita, y como su pelo se movía de arriba hacia abajo. Era una diosa en todo el sentido de la palabra.
Y lo mejor de todo eran esos pechos grandes que saltaban con lujuria. Quería probar su boca, sus pechos, todo de ella.
Como si Hinata le leyera el pensamiento, bajo la cabeza donde Naruto para besarlo, buscando su boquita desesperadamente, claro, sin dejar de montarlo. Naruto le devolvió los besos con la misma intensidad, y de nuevo agarro su trasero, para profundizar los empujes.
Una batalla de lenguas, besos, y embestidas había comenzando entre los dos. Ninguno quería ceder. Ambos querían demostrar lo buenos que son en la cama.
Hinata le puso los pechos en su cara, Y Naruto entendió inmediatamente, chupándolos de buena gana. Le agradeció internamente que cumpliera con sus fantasías.
―Eso, chúpalos, mi pequeño. Ahh, justo así, como un bebe. ― Como un recién nacido, Naruto los chupos de buena gana. Los pezones eran tan rosados y suaves, que puso los ojos en blanco debido al placer que sentía.
Y Hinata de igual forma puso sus ojos en blanco, ya que el rubio los chupaba tan bien, que había visto estrellas en su mente. Noto que la polla de Naruto vibro dentro de su coño, e involuntariamente lo apretó con más deseo.
Lo volvió a besar, sintiendo que se derretía en sus brazos. El placer es tan abrumador, que ya no pensaba con claridad.
Esto es el sexo real. Uno que había anhelado por tanto tiempo, y que, para fortuna de ella, había alguien dispuesto a dárselo. Solo el podía apagar dicho fuego, rascarle esa picazón y hacerla sentir una verdadera mujer.
El final se estaba aproximando, podía sentirlo. Ya sentía esa oleada de placer intensa.
Necesitando ir más allá del placer que ya de por si sentía, se decidió levantarse de nuevo, volviéndolo a montar con desesperación. Era increíble que en los innumerables movimientos que hacía con sus caderas, arriba y abajo sin cesar, la polla del rubio no haya salido de su coño necesitado. Se maravillo al pensar que se debía a la longitud del mismo, permitiéndole cabalgar sin restricciones.
Eso era algo que su esposo no conocía, ya que el no le gustaba tanto la posición de vaquera. Prefería las posiciones de misionero, o la de perrito. Así que cuando lo habían hecho en esa posición, no lo disfrutaron tanto, y quedaron frustrados. Además, la polla de su esposo se salía si hacia un movimiento desenfrenado, limitándose a rodar hacia adelante y hacia atrás en muchos casos.
Pero con Naruto no tenia esos problemas. Y las caras de placer que ponía el chico, sabía que esa posición le gustaba.
Hinata grito cuando la polla de su rubio chocó con la entrada de su matriz, estirándola de nuevo. Y todavia seguía duro, Dios. Lo volvió a montar como loca, haciendo que de nuevo la punta de su polla chocara con su cérvix. Tanto placer le había nublado el juicio, que no le importaba quedarse en esa cama todo el día, si es para seguir follando con este chico atolondrado.
De nuevo, esa ola de placer. Esa ola intensa. Ya se iba a correr.
―Hinata. ―Naruto agarró los pechos de la MILF, estrujándoles con fuerza, cosa que hizo gemir a Hinata como si fuera una puta. Para rematar, el vello púbico de Naruto, estaba lo suficientemente lubricado, como para excitar los labios vaginales de la mujer, así como su clítoris. Esa fue su perdición, llegando a su clímax.
―Ahhhhhh. ―Hinata chilló dichosa, sacando la lengua como una depravada, mientras ponía los brazos detrás de su cabeza, echando la cabeza hacia atrás de puro placer. Tanto placer, debería ser irreal e ilegal. Inmediatamente Naruto la siguió, corriéndose fuertemente dentro de ella, volviendo a dejar su abundante esencia dentro de su útero.
«Su semen es tan caliente», pensó Hinata.
Naruto bajo las manos hacia los muslos de Hinata, reteniéndola mientras se corría, suspirando por el placer de verter su semen de nuevo en ese lugar que consideraba el paraíso. Veía borroso, y el aire se le salía por los pulmones.
Ambos respiraron con dificultad, hasta que minutos después pudieron tomar aire con dificultad. La mente de cada uno comenzaba a aclararse, mientras sus cuerpos satisfechos dejaban de temblar.
Hinata cayo rendida a los brazos de Naruto, luego de sentir el ultimo mini orgasmo. Estaba tan satisfecha. Se sentía realizada.
Naruto apretó su espalda, acariciándola, como agradeciéndole por la intensa sesión de sexo que tuvieron. Él también estaba satisfecho.
Cuando sus respiraciones volvieron a la normalidad, ambos se miraron y se sonrieron, cómplices.
―Perdón, me vino de nuevo adentro suyo. ―Hinata simplemente rio, acariciando los mechones dorados del chico.
―No te preocupes, no estoy en mis días. ―le dio un pico de beso, mientras lo admiraba fervorosamente. Este chico era increíble, en muchos aspectos.
Luego se bajo de su regazo, sentándose al lado del Naruto. Vio el desastre que habían hecho con las sabanas, mojadas por sus abundantes líquidos. Pero lo le importaba. Eso tenía solución, y solo debía cambiar por unas nuevas.
―Hinata.
―Si. ―regreso a mirar al rubio, viendo que este también se sentaba. La mirada que le dio, le hizo saber que era muy pronto para descansar. Este chico quería más.
―Quiero hacerlo de nuevo, como esa vez. ―Hinata solo lo acaricio con mimo, para luego besarlo dulcemente.
―Estas duro de nuevo, ¿cierto? ―Lo dijo de forma picara, acariciando su polla una vez más. Ya sabia que esta polla no se iba a poner flácida así de fácil.
―Si. Es algo bueno ¿no? ―ella simplemente rio por la mirada descarada que le dio. ―Pero no se si usted quiere. O si ya está satisfecha.
― ¡Estoy más que satisfecha! ―lo dijo coquetamente. ―Pero si quieres seguir follando, no me negare. ―apretó más su polla, dándole una sonrisa nada inocente, haciendo suspirar al chico.
―Que pervertida ha sido.
― ¡Naruto-kun! ―lo reprendió ella, viendo como le lanzo una sonrisa burlona. El rubio se rio sonoramente, y como no le gusto que se burlaba de ella, se lanzó sobre él, echándolo de espaldas, y besándolo.
Habían rodado en la cama, mientras se besaban y se restregaban sus sexos, encendiendo de nuevo el fuego en su interior, que solo mutuamente podían apagar.
Pasaron toda la tarde, en la habitación, follando sin sentido de todas las maneras y posiciones que pudieron, sin pensar en nada más.
Ni siquiera en las consecuencias que una relación de amantes de este tipo podría tener. Nada de eso importaba. Solo pensaban en entregarse el uno al otro, a los placeres carnales que ya no podían ocultar.
Este sería su pequeño secreto de aquí en adelante.
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