¡Una noche inolvidable! | By : ace_Hyuga Category: Spanish > Anime Views: 522 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 0 |
Disclaimer: Naruto and his characters do not belong to me, they are the property of Masashi Kishimoto. Only the story is my authorship, and I have no benefit by publishing this story. |
La maga misteriosa, enfundada en su vestido rojo con tonos rosados, y su capucha roja (la que verdaderamente era de ella) estaba mirando a la pareja de amantes, de diferentes edades, durmiendo pacíficamente.
Los había estado observando prácticamente todo este tiempo, desde otro lugar, incluyendo las escenas sexuales. Aunque, ya estaba acostumbrada a ver ese tipo de cosas. Muchos de los deseos que cumplía, se trataban de eso, así que, para ella, todo esto era normal.
Aun así, sintió un poquito de envidia por la mujer peliazul, sabedora de que este pequeño, sería su marido en un futuro próximo.
―Vaya, ¿Quién lo diría? Que este pequeño ya sea todo un semental en la cama. ―y también sabia, que esto, no se comparaba con lo que el Naruto Uzumaki actual podía hacer. Vaya mujer suertuda.
Y bueno, suertudo él también. Porque mujeres así: voluptuosas, cariñosas, tiernas, amables, pero a la vez salvajes en la cama, eran contadas con los dedos de la mano.
Se alegro de haber cumplido el deseo, dándole al chico la persona que más lo ama. Y la más amada por él también.
Ya que, aunque Naruto no lo sabía, ya comenzaba a albergar sentimientos fuertes por Hinata. Y no se refería a la mujer que le dio una noche de sexo, sino a la niña tímida y nerviosa, que, a futuro, se iba a volver su esposa.
Aunque ciertamente, con esta noche, podría haber despertado dichos sentimientos dormidos, y eso la preocupaba un poco.
No deben alterar el tiempo y la realidad, tal y como estaba estipulados en los mandamientos de los magos. Y esto, probablemente, podría causar una fractura en el espacio-tiempo.
Así que por eso estaba aquí, para borrarle la memoria al chico rubio.
Se entristeció un poco por lo que dijo Naruto, sabiendo que él deseaba estar acompañado de alguien, en su casa, para no estar solo. Sabiendo que deseaba una familia, incluso antes que convertirse en Hokage.
Pero no podía hacer nada por él. Además, era por su bien. Tenía que ser paciente, y seguir recorriendo el camino que se había puesto. Y así, todo lo que desea en esta vida se le cumplirá, a futuro.
Ya hizo bastante con haber alargado el deseo unas cuantas horas más, pasada la navidad.
―No pensé que le cumplirías esa clase de deseo a él. ―una voz conocida para ella, sonó en la habitación, que solo era audible para la mencionada.
Regresó a mirar a la dirección de esa voz, y vio que su hermano se presentó ante ella, con una capucha y ropas negras, con destellos azules, así como su báculo dorado. Su parada y presentación, era imponente como siempre.
Aunque no le tenía miedo.
― ¿Por qué no? ―preguntó, haciéndose como la que no sabía la repuesta. El solo frunció el ceño.
― No te hagas. Ambos sabemos que tus deseos son, en parte, peligrosos. Además, sabes que este chico no está estable emocionalmente. ―la maga regresó a mirar al pequeño rubio que estaba dormido, y no le contestó de inmediato a su hermano.
Porque tenia razón. En muchos casos, la gente que pedía los deseos, se volvía loca y desesperada por querer más. En los peores casos, se quitaron la vida, ya que hubo un rumor que yéndose al más allá, podrían encontrar a los magos que daban deseos.
Por ende, la orden de magos había puesto reglas más estrictas, exigiendo que sean más analíticos en elegir a las personas que podían recibir deseos en cada año. Y también, que les borren la memoria de aquí para adelante, solo dejando las experiencias vividas como un vago recuerdo en sus mentes.
Y eso iba dirigido más hacia ella, ya que era la que tenía en su listado más personas afectadas. Lo entendía perfectamente, y por ende decidió borrarles la memoria completamente a cada persona que le cumplía un deseo, como si no hubiera pasado nada.
Solo a pocas personas que ella creía que podían manejarlo, les dejaba las experiencias vividas.
Y creo que, para este chico rubio, tenía que emplear el método más estricto: borrarle todo lo vivido.
Porque es verdad, que el mismo no estaba estable emocionalmente, y eso se veía en el fuerte apego que había generado con el equipo 7, sobre todo con su amigo Sasuke. Todo esto fue producto de haber estado solo desde su nacimiento, y que la aldea lo rechazase por ser un jinchuriki.
Aún así, no se había ido al camino de la oscuridad. Y eso era de admirar.
―Solo quise que sea feliz una vez. ―dijo de manera tranquila, sabedora que su hermano la escuchaba. ―Bueno, a mi manera. ―sonrió coquetamente, cosa que hizo que su hermano resoplará. Regresó a mirarlo divertidamente. ― Además, ya le iba a borrar la memoria.
―Tu y tus deseos mundanos. Espero que lo soluciones como es debido. ―Suspiró el mago. No era correcto que ella le hubiera dado ese deseo, ya que no fue elegido para eso por una razón. El deseo lo tenía que cumplir él.
Pero bueno. Lo hecho, hecho está.
―Claro. ―vio que su hermana se acercó a la cama de los amantes, bajando al suelo porque estaba levitando, parándose frente a ellos.
La maga los quedó mirando un rato, hasta alzar su báculo al aire, mientras este brillaba intensamente. Todas las decoraciones comenzaron a desaparecer, en un destello de polvo violeta, volviendo a ser el mismo apartamento desordenada de antes. La mujer Hinata también desapareció en el mismo destello, mientras que Naruto volvía a estar vestido con su pijama.
Lo último que vio la maga antes de deshacer su hechizo, era ver a la mujer peliazul triste, pero asintiendo con la cabeza en su dirección, para luego besar la frente de Naruto, y decirle en un susurro, que lo amaba mucho.
Todo ese polvo violeta se reunía al frente de ella, formando la vasija que tenía antes en sus manos.
Agarró la misma, y abrió la tapa. Sacó un muñeco de cerámica, que tenia forma de marioneta, y le quito el mechón de pelo azul oscuro que tenía en la cabeza.
Tanto el muñeco, como el mechón, se hicieron polvo en sus manos, y desaparecieron en el aire.
La maga suspiró, como siempre lo hacía cuando deshacían sus hechizos, porque marcaba el final de un deseo cumplido.
―Ya me lo imaginaba… ―dijo su hermano serio, bajando al suelo, y poniéndose al lado de ella. ―Usando tus marionetas para cumplir los deseos. Te gusta ir por el camino fácil. ―la aludida solo sonrió.
―Bueno, no quería lidiar con la Hinata de 33 años, explicándole un montón de cosas que no va a entender. ―su hermano solo dio un resoplido.
―Ha, si claro. O más bien es porque Hinata no iba a aceptar lo que le ibas a pedir.
―No es del todo cierto. ― lo regreso a mirar. ―Si bien Hinata no hubiera aceptado a la primera, más por el tema de que con su esposo llevan una relación de mutuo acuerdo en las cosas que hagan o dejen de hacer, sé muy bien que ella lo quería.
―Explícate. ―le dijo el mago de capucha negra.
―Verás. Sabes que con mis marionetas puedo crear una réplica exacta de la persona, siempre y cuando tenga algo de su material genético, como un mechón de pelo, por ejemplo. Pero no solo se copia físicamente a esa persona, también sus recuerdos y sensaciones, sus deseos y anhelos más profundos. La diferencia es que las marionetas son efímeras, y por el mismo hecho de saber que solo van a existir mientras el deseo este vigente, están dispuestos a hacer casi cualquier cosa.
―Como cruzar ciertos límites ―ella asintió con la cabeza.
―Aunque Hinata ya los había cruzado antes. ―eso sorprendió al mago, instándola a continuar. ―Si te digiera lo que ellos hacen en la cama…ufff… Me acuerdo que Naruto cayó en los efectos de una sustancia que lo hizo volver a ser ese adolescente de 12 años. Y lo que paso después con Hinata, cuando está lo estaba cuidando…―con el tono y sonrisa que lo dijo, sabia lo que se refería su hermana.
―Ok, entiendo…
―Y eso que no sabes cuantas veces han usado el justo de transformación para verse jóvenes, solo para tener sex….
― ¡Esta bien, ya entendí! Mucha información ―la maga pegó su fuerte risa, por ver a su hermano sonrojado.
―Aunque me sorprende que no lo sepas, con tu magia de viajar en el tiempo. ―Le muestra el brazalete que tenía en la muñeca, que su hermano le había creado con su magia, para que ella viaje en el tiempo, para cuando sea necesario.
Porque él no lo necesita. Con solo su poder, era capaz de moverse a diferentes épocas cuando se le plazca.
―No soy pervertido como tú. No miro esas cosas. Yo lo uso para el bien. ―ella solo soltó una risita. ― A veces, me haces arrepentirme de haberte dado el brazalete. ―lo dijo un poco resignado
Aunque estaba mal sorprenderse, se dijo, porque sabía cómo era hermana en realidad. Se tendría que haber imaginado que le sacaría provecho al artefacto para viajar en el tiempo.
―No digas eso. ―le dio palmaditas en su espalda. ―Todo ha resultado muy bien por ahora, no ha habido consecuencias. Por algo confías en mí, ¿no? ―y él sonrió, porque es verdad. Confiaba plenamente en ella, a pesar de su manera de ser.
―Pues, por algo te pedí que me ayudes con los deseos de este año, ya que me pusieron muchos a mi cargo…, pero, ya me estoy arrepintiendo, sobre todo con este deseo que realizaste. ―la mujer hizo un puchero de reproche.
―Oye, no te he decepcionado desde que me prestaste el brazelete. Y te iba a pedir perdón por haber hecho esto. ¿Perdóname sí? Te prometo darte todos los dulces que reciba esta navidad. ―lo dijo con un puchero, tocando la debilidad de su hermano por los dulces. Él solo la fulminaba con la mirada. Maldita bandida.
―Está bien… pero los quiero a todos en la bóveda de mi casa. ―y ella sonrió victoriosa.
―Claro, mago goloso. ― y aunque no le gustaba ese apodo, no le dijo nada porque se lo decía, ella.
Una duda lo asaltó con respecto al hechizo de su hermana
―Dime, una cosa. La persona que eliges para hacer la marioneta ¿no queda afectada? ―ella negó con la cabeza.
―No, porque la copia exacta no tiene ninguna conexión con el real. Y curiosamente, se parece al jutsu que empleas los ninjas. Uhm ¿cómo se llama?
―Jutsu Clones de Sombra.
―Si. Ese. ―señalo con el dedo, la maga. ―La diferencia es que los recuerdos no son regresados a la persona real. Todo desaparece cuando deshago el hechizo.
―Entiendo. Pero, ―se puso la mano en la barbilla, recordando algo que había escuchado. ―Según me dijiste una vez, no podías hacer algunas cosas con la marioneta. ¿Sigue siendo así? ―la mencionada solo se encogió de hombros.
―Si, y no. ―decidió continuar viendo que su hermano la miraba. ― Mi poder ha crecido mucho estos últimos siglos, y por ende puedo someter a la marioneta a que haga lo que yo pida, o bueno, quien pida el deseo. Pero, hay gente a las que no puedo someter.
― ¿Cómo cuáles?
―Como la gente que ama verdaderamente a una persona, y le es tan leal al mismo, que haría cualquier cosa por él. ―lo dijo mirando al espacio vacío que tenía el pequeño rubio en sus brazos
―Como Hinata.
―Exacto. Porque nosotros los magos, respetamos esos fuertes sentimientos tan puros y profundos de una persona, tanto así que muchos hechizos, como los de sometimiento, son inútiles ante ellos ―Y era verdad. El amor puro y desinteresado, era una de sus leyes más sagradas, se dijo el mago. ―Por eso te dije que ella, de una u otra forma, lo quería hacer, no la obligue a nada. Pero se me hace más fácil crear la marioneta, que estar lidiando con explicaciones complicadas. No es mi fuerte la charla. Además, no quería perder más tiempo. No te mentí hermano. ―el asintió con la cabeza. Tiene sentido lo que decía.
―Además, de haberlo hecho de la otra manera, te meterías en más problemas. ―él recalco un hecho que la maga sabía muy bien.
―Si, porque tenía que borrarle la memoria también, y solo tenemos permitido hacerlo con las personas que piden los deseos. Vea donde lo veas, son mejor mis marionetas. ―el solo resopló
―Aunque no me gusta del todo el uso que le das, pero bueno, tienes razón. ―el miró para el chico rubio dormido en la cama, con una sonrisa feliz.
Si él hubiera estado ahí para cumplir su deseo, posiblemente le hubiera dado lo que pedía anteriormente, aunque solo sea momentáneo. Por algo estaba a cargo de cumplir esa clase de deseos, por su magia del tiempo, además de su magia de la mente y la realidad, para convertir todo en una ilusión.
Pero, se lo dejó a su hermana, porque extrañamente sentía, que con el deseo que le iba a dar ella, el chico rubio iba a estar más feliz.
Y eso lo confirmó al ver los resultados. Su hermana le había dado amor y felicidad con su deseo, no había duda de ello.
― ¿Que esperas para borrarle la memoria? Tenemos que irnos.
―Así que te habías dado cuenta, jaja. ―ella soltó con quejido burlón, cosa que hizo que la fulminara con la mirada. Como creía que no se iba a dar cuenta, si uno de sus fuertes, al igual que ella, es la magia de la mente. ―Y me gustaría hacerlo, pero… ―la mujer lo quedo mirando, señalando con una mano al rubio, diciéndole con este gesto que lo haga él.
―No, ¿Cómo crees? Tu cumpliste el deseo. No me metas en tus líos.
―Ya no puedo hacerlo cuando llegaste aquí. Es como si tú hubieras tomado el cargo, que te correspondía.
―Mentirosa. ―la miró con los ojos entrecerrados. ―De todas maneras, te dejo a cargo de nuevo.
―No puedes…bueno… no si quieres que la orden se entere. ―eso le produjo un escalofrió en su cuerpo. ―Y te recuerdo que el que estaba a cargo del deseo eras tu. ―era otra cosa que no quería aceptar.
Porque si, toda la responsabilidad caería en él, si se enteraran que no estaba cumpliendo los deseos designados a su persona.
Pero para que le dan tantos deseos que cumplir, se dijo.
―Está bien, hazte a un lado. ―lo dijo un poco molestó. Ya se estaba arrepintiendo de nuevo haberle pedido ayuda. ―Le borraré todos los recuerdos relacionados al deseo y los magos. Incluso desde que el momento en que encontró con mi muñeco.
―Me parece bien, pero…―puso su mano en su hombro. ― ¿Podrías hacer que todo lo vivido, quede como un sueño para él? Así recordará las sensaciones que sintió esta noche. ―el mago le quedó mirando un poco sorprendido. ¿Eso no era algo, un poco peligroso? Como leyéndole la mente, ella contestó ―No si lo haces tú.
Y lo entendió. Su magia era tan poderosa, que no habría errores si lo hacia él. Con ella, no es que lo haga mal, pero dejar esas experiencias vividas era algo peligroso en la persona incorrecta, y por eso las prefería borrar.
Y Naruto, era una de esas personas que era mejor borrarles todo. De todas manaras, preguntó.
― ¿Por qué quieres que haga eso?
―Porque tu sabes borrar esa parte que no queremos que él sepa, mantenido las sensaciones vividas, haciendo que sus recuerdos sean vagos, borrosos y fugaces. Yo no puedo hacerlo tan bien como tú. Además, eres muy bueno creando sueños, haciendo que la persona pueda separar la realidad, con la fantasía, y así no volverse loca. ―el mago suspiró.
―Pero no has contestado mi pregunta. ―vio que se le quedó mirando al chico rubio durmiente con una mirada de nostalgia.
―Quiero que sienta de una u otra manera, que fue amado por una persona especial, en esta etapa de su vida. ―la vio que hablaba de manera triste, y se preguntó, si tenía algo que ver con su pasado, en el que no estaba ahí. ―Y también quiero que recuerde las sensaciones placenteras, en el momento adecuado, cuando se haga pareja de Hinata. ―y ahí esta de nuevo, su hermana atrevida.
―Eres un caso ¿Lo sabes, hermana Vanessa?
―Y aun así me quieres, hermano Ismael. ―el solo sonrió para apuntar el báculo en la dirección del rubio.
―Está bien. No recordará nada de esto con detalle, ni siquiera lo que pasó exactamente esta noche con tu marioneta hecha del pelo de la Hinata del futuro. Solo tendrá vagos recuerdos borrosos. Y recordará las sensaciones de tener sexo, y ser amado, por esa persona desconocida para él, nada más. Pensará que todo fue un sueño. Por más que lo intente no podría recordar su cara, ni nada relacionado a ella.
―Estoy de acuerdo. Hazlo. ― Y así, el báculo del mago brilló intensamente, borrando todos los recuerdos que vivió el rubio.
Luego de esto, ambos magos desaparecieron en un destello, regresando a su hogar, estando a la espera de que personas indicadas, encuentren sus muñecos, para cumplir sus deseos.
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Naruto se levantó sin ganas de su cama, a apagar el despertador que había sonado ruidosamente. Le dolía la cabeza, y no sabía por qué. Se sentía más cansado de lo normal.
Tuvo un sueño muy extraño, donde recordaba que alguien lo venia a visitar. Creo que era una mujer.
Si, una mujer, ya lo recordó. Y creo que había pasado con él, la toda la noche en su sueño. Aunque, no se acuerda exactamente que hicieron.
Mientras iba a lavarse la cara, sentía que había comido una comida deliciosa. Un plato de ramen ¿creo? No lo sabia muy bien, pero sentía una sensación de haber comido delicioso.
Reviso la cocina y vio que la había dejado igual: desordenada y con los platos sin lavar. Suspiró de desanimo al tomar la tetera y llenarla de agua caliente, poniéndola en la estufa para que se caliente. Sacó un vaso de ramen instantáneo, y lo puso a la mesa, esperando que el agua hierva.
Extrañamente, lo que sentía que había comido, era lo más delicioso que había probado. Pero se dijo que eso era imposible. No había más plato delicioso que el ramen de Ichiraku.
Al sentarse, notó algo mojado en su ropa interior. Se reviso, y había visto una mancha en los mismos.
La sustancia se parecía un poco a la que su miembro botaba cuando se acariciaba. Y eso se le hizo extraño. Según sabía, no era sonámbulo, así que no podría habérsela jalaba mientras dormía.
A lo mejor, tuvo sueños húmedos que ero-senin le decía que iba a tener.
Y extrañamente la polla le dolía, como si hubiera sido usada muchas veces.
Alejó esos pensamientos, cuando la tetera comenzó a sonar. Inmediatamente se levantó, y puso el aguar hirviendo en el vaso de ramen instantáneo. Sacó un reloj de arena que utilizaba para medir el tiempo que este listo su ramen, y se puso a esperar.
Comenzó a hondar más en ese extraño sueño, cuando una sensación placentera lo recorrió. Un fugaz recuerdo, de esa mujer, que no le podía ver la cara, pero le estaba chupando su miembro.
Otro recuerdo lo golpeó, cuando la misma esta arriba de él, moviéndose de arriba hacia abajo, ¿sobre su polla?
Y otro, cuando le besaba, mientras estaba en la cama, y estaban ¿follando?
Naruto se levantó de golpe, haciendo que la silla se cayera hacia atrás, asustado por las imágenes borrosas que asaltaron su mente, así como las sensaciones que recorrían su cuerpo. No lo creía. Él no podía haber vivido eso.
¿Por qué soñó con esto? Nunca había tenido un sueño de esa manera. Y peor haciendo cosas de adultos con alguien desconocido
Talvez sea verdad lo que le dijo Iruka-sensei, que su cuerpo esta en constante cambio, y va a experimentar cosas nuevas.
Respiró y suspiro. Talvez les debería preguntar a Iruka-sensei, o a ero-sennin, si estoy era normal.
Vio que su ramen ya estaba comenzando a enfriarse, así que se decidió comer, y ya no pensar en eso por el momento. No le gustaba tener pensamientos que atormentaban su mente mientras comía su ramen, su comida favorita.
Luego de comer, recordó que tenia que ir a ver a su maestro Jiraiya, para pedirle que lo entrene. Le dijo pasado mañana, pero ya no podía esperar. Tenia que volverse más fuerte.
Se cambió de ropa, se lavó los dientes y cerró la puerta de su apartamento, brincando los tejados, yendo a ese lugar de mala muerte que sabia donde estaba el legendario sanin.
De paso, aprovecharía preguntarle sobre ese extraño sueño que tuvo.
Llegó al establecimiento, y pasó sin permiso del guardia. Preguntó a la que atendía, en que habitación estaba su maestro, y ni bien le dijo, corrió hacia los pisos de arriba.
Ni bien llegó a la habitación, golpeo la puerta fuertemente, pero vio que nadie contestaba. Ya cansado de esperar, abrió la puerta de golpe, y vio al susodicho dormido en la cama, semidesnudo.
Naruto lo destapó, haciendo que Jiraiya se quejara del chico.
―Oye, no molestes… ¿Naruto? ¿Qué haces aquí? ―el chico no dijo nada y le lanzó sus ropas que estaban tiradas por el suelo
―Vístase, viejo cochino. Quiero entrenar, dattebayo― el aludido solo pudo recoger las ropas, comenzando a vestirse.
―Ya te dije que te entrenaría pasado mañana. Eso quiere decir que es mañana, no hoy.
―No puedo esperar más, dattebayo. Quiero volverme fuerte para…
―Lo sé, pero si no descansas correctamente, de nada servirá el entrenamiento. ―Naruto solo puso un deje de molestia.
―Ya descansé lo suficiente, dattebayo. ―y no quería estar sin hacer nada. Ya había pasado la navidad solo. Otro día más, ya no.
―Anda a comer. Anda a visitar a tus amigos. Haz algo. ―le dijo poniéndose los pantalones. ―Además, me siento muy cansado hoy. ―Naruto se puso un poquito más molesto.
―Como que cansado si solo está aquí haciendo sus cochinadas.
―Estaba investigando. ―Si, a otro perro con ese hueso, se dijo el rubio. ―Además, hice tanto ejercicio como nunca en mi vida. Parecía un regalo de los dioses, que aquellas féminas vinieron a visitarme. ―sabia que estaba hablando consigo mismo, viéndolo salir de la habitación. Así que lo siguió.
Sintió una sensación extraña. Como si él ya supiera de antemano que su maestro disfrutó de esas féminas como dice. Que extraño.
―Y ahora ¿qué hago?
―Ya te lo dije, anda y sal con tus amigos. Mañana nos vemos. ―y vio que Jiraiya desapareció en un instante, escapándose nuevamente de él
Y rayos, se olvido decirle sobre el extraño sueño que tuvo.
Frustrado, salió del establecimiento, para ir a comer ramen de Ichiraku. Eso lo aliviaba. Y luego se iría a entrar en los campos de entrenamiento. No iba a perder el tiempo.
Mientras se dirigía al restaurante, pensó que había muchas cosas que no entendía todavía, y que, si le daba vueltas al asunto, se iba a terminar complicando peor. Decidió mejor olvidarse del asunto.
Era un sueño nada más ¿cierto? Extrañamente quería que se repita, pero movió la cabeza, diciendo que estaba pensando cosas locas.
Ahora tenia que concentrarse en cumplir su sueño, y metas que se impuso.
Vio su lugar favorito de lejos, así que se apresuró y aterrizó en el favorito, Entró con una sonrisa alegre, característica de él, hasta que se sorprendió ver quien estaba sentado ahí.
La chica lo regresó a mirar, y se sonrojo furiosamente.
―N-Na-na-ruto-kun. ―vio que desviaba la mirada y hacia esa cosa con los dedos. Ella y con sus actitudes extrañas.
Que ciertamente no le molestaban. Solo le daba curiosidad porque actuaba así.
―Hola Hinata, ¿Qué haces aquí? ―la mencionada solo se sonrojo más fuerte, mientras se hundia más en su asiento.
―Ella vino a comer un plato de ramen. ―el que lo había dicho fue Ichiraku, sorprendiendo al rubio. ¿A ella también le gustaba el ramen? Genial. La chica ojiperla no sabia donde meterse.
―¿Encerio, Hinata?. Entonces comamos juntos dattebayo. Yo también quiero un ramen miso de cerdo. ―la chica ya estaba votando humo de lo roja que estaba
―A la orden. ―y el dueño del restaurante, se fue a preparar su pedido.
Naruto esperó su pedido en silencio. Quería hablar con Hinata, pero vio que estaba incomoda, así que no dijo nada. Todavía se preguntaba porque actuaba así con él, cuando ya eran más que conocidos.
Su plato de ramen había llegado, y con gusto comenzó a digerirlo. Por el rabillo del ojo vio que Hinata, con un poco más de confianza, también consumía su ramen, pero todavía seguía manteniendo ese rubor en sus mejillas.
Un rubor adorable para su gusto.
Ambos genios no dijeron nada mientras disfrutaban de su comida, y de la compañía del otro.
Naruto sintió el ramen mas delicioso que antes, y se preguntaba si Teuchi le había puesto algo adicional.
Pero en el fondo de su corazón sabia que no era los ingredientes lo que lo hacían sabroso, sino era comer esa comida, en compañía de Hinata.
Y una sensación había recorrió su cuerpo, la misma cuando sintió en el sueño con esa desconocida mujer, que le había dado de comer, según vagamente se acordaba. No sabia como definirla, pero creo que era más apegado al cariño, como si se sintiera querido.
“De verdad, es bastante extraño”
No volvió a pensar en ese sueño en el resto del día, y en los años por venir.
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Mientras tanto, 20 años en el futuro.
Naruto apretó los dientes al ver la visión celestial que presenciaba. Encima de él, a horcajadas sobre su cuerpo, una autentica diosa se arqueaba con fuerza, cabalgándolo con ímpetu, gimiendo sin control. Su polla estaba siendo deliciosamente apretada por el interior de esa impresionante mujer, que era su esposa.
Y de solo pensarlo, se dijo que era muy afortunado.
El agarró su trasero, y la ayudó con los movimientos, mientras en el proceso masajeaba sus mejillas tal y como le gustaban. También de vez en cuando las abofeteaba, ganándose gemidos más lujuriosos de su compañera de cama.
Estaban teniendo sexo como siempre lo hacían, solo que esta vez, había usado el jutsu de transformación para verse tan joven como cuando era genin, ya que tenia esa fantasía de follar a Hinata a esa edad.
Y no es la primera vez que lo hacen. Y en todas las veces se sentía demasiado placentero y lujurioso.
Una sensación extraña golpeó su mente y su corazón. Una que no había salido por años, y si recordaba vagamente, se sentía similar como aquel sueño que tuvo.
Ese extraño sueño que no entendía, que tuvo lugar en navidad cuando tenía 13 años. Y las emociones que antes no había podido rememorar, por más que lo hubiera querido, ahora se volvían más claras que nunca.
Dejándose llevar por la sensación, se incorporó para chupar los pechos de su amada mujer, tal y como creía que los recordaba en ese sueño, al mismo tiempo que comenzó a empujar hacia arriba sus caderas, para profundizarse más en ese húmedo y cálido interior.
Que extrañamente, se sentía similar a la mujer con la que soñó.
Sintió que su esposa se retorcía, se arqueaba, y suplicaba por más, y eso lo hizo soltar una sonrisa de superioridad, ya que solo él podía causar esas sensaciones. Olvido esos pensamientos que los asaltaron por el momento, y se dedico a seguir haciéndole el amor a su amada Hinata.
―Dios…Naruto-kun, estas mas emocionado que antes… ―jugueteó con sus duros pezones, sacándole más gemidos que lo volvían loco, haciendo que lo cabalgará más fuerte, y él aumento la fuerza y velocidad de sus empujes, golpeando la entrada de su matriz. ― ¡Si, Si, ¡Si! Tu polla es tan buena. Sígueme golpeando ahí. ¡No pares!
―Ni loco pararé…. Te amo tanto Hinata. ―siguió con sus movimientos, con los cuales la volvían más loca de placer, y la reclamaban como suya, solamente suya.
―Yo también te amo Naruto-kun. Te amo demasiado. ―y con un grito ella al final sucumbió, sacudiéndose junto a él, por los espasmos deliciosos que recorrían su cuerpo y el explosivo orgasmo que tuvo. Sentía su dulce sexo apretarlo, haciendo que pierda el control, y empujara más fuerte contra ella, hasta también llegar a su clímax.
Aulló cuando al fin explotó, y la llenó con su esencia, mientras ella lo dejaba hacer, temblorosa.
Temblando él también, se dejó caer en la cama, junto con su acompañante, mientras recuperaban la respiración con los ojos cerrados. Tenia una sonrisa de satisfacción, que amplió cuando ella lo acariciaba amorosamente.
Ya era la sexta ronda de la noche, así que era adecuado descansar un poco, para seguir dándose amor en lo que queda del día.
Dejó caer el jutsu de transformación, para volver a su apariencia real. Hinata soltó un gemido fuerte pero placentero, al sentirse estirada de golpe, cuando el miembro duro de su amado volvió a su tamaño real.
Estuvieron así unos momentos, acostumbrándose a las sensaciones que les dejó la intensa sesión sexual.
Hinata, cansada pero terriblemente satisfecha, se reacomodó un poco en el pecho de su amante, buscando estar más cómoda. Un suspiró abandono los labios femeninos, mientras se apoyaba en el mismo para mirarlo como si fuera lo más bello y precioso del mundo.
―Estuviste maravilloso. Siempre eres maravilloso Naruto-kun. ―acarició sus mejillas, delineando sus marcas. Esa caricia siempre le gustaba que ella lo hiciera, luego del sexo.
Beso sus manos, para luego acercarla a darle un beso amoroso, agradeciéndole sus palabras.
―Tu también Hinata. Eres increíble. ―la aludida sonrió, poniendo su cabeza en su pecho, y cerrando los ojos, disfrutando del calor masculino, caliente y duro. ―Y veo que te gusta hacerlo de esta manera. ―la vio soltar una risita femenina.
―Me gusta porque eres tu Naruto-kun, no importa como te veas. ―el rubio suspiró, porque esas palabras tocaban al fondo de su corazón. ―Te amo. ― le dijo su mujer, y el respondió lo mismo, dándole un par de besos, para luego seguirle con los mimos y cariños a su pelo y espalda, deleitándose con lo perfecta que es esta mujer.
Pasados varios minutos, y aun así se preguntó ¿Por qué las sensaciones con Hinata, y con las de esa extraña mujer que tuvo ese sueño, eran casi las mismas?
No podrían tratarse de la misma persona ¿cierto?
Fin
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Espero que hayan disfrutado del fic.
Gracias por leer.
PD: Si quieren traducir el fic a otro idioma, avisenme. Me encantaria escribir en mas idiomas, por ejemplo en ingles, pero lamentablemente solo se español.
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