¡Una noche inolvidable! | By : ace_Hyuga Category: Spanish > Anime Views: 528 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 0 |
Disclaimer: Naruto and his characters do not belong to me, they are the property of Masashi Kishimoto. Only the story is my authorship, and I have no benefit by publishing this story. |
Notas:
Este capitulo es el más largo, pero es el más disfrutable. Prácticamente aqui es el smut de la pareja protagonista.
Aqui les advierto algo: Lean bien. Asi no va a ver malentendidos o piensen mal de los personajes. De todas maneras, muchas incognitas se contestan en el siguiente capitulo
Sigan con la lectura.
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Naruto comenzaba a regresar al mundo real, sintiendo que sus sentidos comenzaban a despertar para captar todo a su alrededor. Lo primero que notó fue la suavidad de una cama por debajo de él. Todavía no abría los ojos, pero con el oído supo reconocer el ruido de la gente que festejaba. Y con la nariz, aunque no la tenía tan desarrollada como Kiba, olía lo suficiente como para decir que estaba en su apartamento.
En su mente pasó un pensamiento: A lo mejor se había quedado dormido, talvez antes de agarrar ese muñeco de mago. O talvez luego de que esa maga extraña se le presentará.
Porque era imposible que una mujer escultural y hermosa, como la que presenció, este así nada más en su apartamento.
Abrió los ojos, esperando encontrarse solo de nuevo, como ya era costumbre.
Solo para toparse con un par de senos preciosos desnudos en su dirección, que lo hicieron quedarse estático, para luego reaccionar rojo de la vergüenza.
De la sola, brincó al extremo de la cama, alejándose de la mujer desnuda que había visto antes. La mencionada, estaba sosteniendo un paño de agua fría, que había aplicado en su frente.
Se dijo entonces, que no era un sueño, era real. Esta mujer estaba aquí realmente, así como las decoraciones de su habitación.
Pero ¿Por qué?, porque había pasado todo esto. Porque esta mujer estaba ahí, exponiéndose a él, de esa manera.
Acaso, ¿no será?
―Naruto-kun. ¿Estás bien? ―el apelativo cariñoso con el que lo había llamado, se le hizo familiar. Lo había escuchado de contadas personas.
Pero el sonido al decir “kun”, era similar al de una sola persona. Una chica rara y tímida que tenía los mismos ojos, y casi el mismo color de cabello de la mujer, ahora que se fijaba bien en sus características.
Su amiga, y compañera de Kiba y Shino, miembro del equipo 8: Hinata Hyūga.
―¿Q-quién eres?. ― Había preguntado. Tenía dudas, pero sus características principales eran similares a Hinata, así que podía ser ¿familiar de ella?
La mujer misteriosa para él, había sonreído.
―Soy Hinata. ―se preguntó ¿Qué significa esto?
¿Tenía el mismo nombre de su compañera? ¿Había otra Hinata, aparte de su amiga?
―No entiendo. Yo solo conozco a una sola Hinata. ―inmediatamente la mujer rio, divertida, cosa que, a Naruto, extrañamente no le molestó, pero tampoco entendía porque se reía.
Se estaba riendo de lo que dijo, pero no era una sonrisa burlona.
―Si. Lo siento. Déjame explicarte. ―la mujer recompuso su postura, para luego sonreírle. ― Soy familiar de la Hinata que conoces. ―Naruto con dicha respuesta, suspiró un poco de alivió, y se sentó correctamente en la cama. Con razón el parecido.
―Entonces te llamas igual.
―Si. ―la mujer le sonrió cautivadoramente, cosa que Naruto le había gustado, y se había relajado más.
―Entiendo. ―inconscientemente recorrió el cuerpo de la mujer, para caer en cuenta de que estaba desnuda. Pegó otro grito de sorpresa. Se le había olvidado ese detalle. ―Rayos, ¿Por qué esta desnuda?
―Ah, eso. ―Dijo la mujer mayor, como si no tuviera problemas de estar así. ― ¿te molesta? ―lo dijo de manera inocentemente, pero ¿Por qué le parecía que a la par, era provocadora?
―Siii, digo, No, claro que no… digo, ahh. ― estaba nervioso, lo sabía, y había hablado rápidamente a causa de las sensaciones que sentía. Respiró profundo para relajarse. ―Quiero decir, ¿cómo puede estar así frente a alguien?
―Solo me expongo así frente a una sola persona. Además, quería darte una sorpresa. ―lo que dijo la mujer, no lo había entendido, sobre todo lo último ¿Por qué le quería dar una sorpresa?
La mujer, como leyendo la mente, simplemente contestó, sonriendo.
―Soy tu deseo. ―y con eso Naruto, aunque tardó un poco en reaccionar, lo había entendido.
Ese era el deseo, que la maga le había hecho pedir.
Maldita maga, yo no quería eso. Ósea si la compañía, pero no de esa manera.
Le iba a pedir que la mujer se vista y salga, pero por alguna extraña razón, no pudo. Era algo difícil de explicar, pero no se sentía incomodo con su presencia.
Solo que, como estaba desnuda, no se sentía tan relajado
―E-esto., ¿puede vestirse? No creo sea debido que este así, dattebayo.
―Uhm…, ― la mujer lo había quedado mirando, viendo que Naruto desviaba la mirada. Pero sabía que ciertamente tenía ganas de mirar, solo que la vergüenza no le dejaba. Así que sonrió misteriosamente ―Esta bien.
La mujer se alejó de él, para buscar cosas en una mochila, que no había notado antes que estaba en su habitación. Naruto se dio la vuelta, para darle algo de privacidad.
Sintió que la mujer se acercó a él, probablemente ya vestida de forma decente.
―Ya estoy lista. ―Naruto se dio la vuelta, solo para de nuevo se le suban los colores a la cabeza, y voté un poco de sangre a la nariz.
Eso no era lo que esperaba. No se había vestido. Solo se había puesto una lencería sexy roja, que constaba de un brasier escotado, y unas bragas adornadas con lazos navideños.
―! ¡Eso no es vestirse dattebayo! ―le dijo cuando recuperó la compostura. la mujer simplemente rio, divertida. ―No se ría. Hablo enserio. No puede estar así en mi casa, dattebayo― la mujer no dejaba de reír.
―Pero ya no estoy desnuda. Además, sé que te gusta mirar, mi pequeño. ―Naruto quería replicar, pero no podía. Se le había quedado las palabras en la garganta. ―Y ciertamente, no tengo más ropa, pero eso no importa. ―lo había agarrado de la mano, tomándolo desprevenido. ― Ven, vamos a comer. ―aunque quería negarse, se dejó a arrastrar.
Todo esto le pareció nuevo, intrigante, y a la vez, tan confortante. La mano de la mujer se sentía extraña, pero cálida, y emitía felicidad y comodidad.
Es como sentirse en casa.
Alejó esos pensamientos. Ya estaba pensando cosas extrañas.
En un abrir y cerrar de ojos, estaban en la cocina, con Hinata haciéndolo sentarse en una de las sillas del comedor, mientras ella se iba a la estufa, y servía la comida en un pozuelo grande.
Lo puso en la mesa, en su dirección, y se sorprendió lo que había en él. Era ramen de cerdo y miso, con muchos narutomakis en él.
―Come. Esta delicioso. ―la mujer se había sentado en la otra silla, sirviéndose su propio ramen para comer. ―Buen provecho. ― Y la vio comer con gusto. Como si para ella, fuera todo esto normal.
Como si comer con él, un desconocido para ella, y una desconocida para él, fuera lo más cotidiano en la vida de aquella misteriosa mujer.
Porque, aunque sepa su nombre, y sea familiar de Hinata, no dejaba de ser misteriosa.
El ramen que le había servido ciertamente se veía delicioso, y el olor que emanaba le gustaba.
Se le había abierto el apetito de solo olerlo.
Con cautela, probó el ramen, porque ciertamente, la mujer al frente suyo, no tenía malas intenciones. Además, si era su deseo que la maga le había cumplido, entonces no podía ser malo.
Y con solo probar un poco el caldo, hizo que de inmediato devorará el plato.
― ¡Esta deliciosos dattebayo! ―incluso más que el ramen de Ichiraku, se dijo internamente, pero eso no le iba a decir al viejo Teuchi.
Hinata solo sonrío de verlo devorar su comida que lo había hecho especialmente para él.
―Me alegra. También hay dulces para que pruebes. ―le había indicado los postres que estaban en la mesa. Naruto simplemente asintió, perdido en las sensaciones de comer el mejor ramen que jamás había probado.
Y no se comparaba con el que había pedido en el primer deseo.
Suspiró satisfecho, cuando se terminó el plato, dejándolo limpio. Inmediatamente tomo los dulces, y los probó, suspirando de lo deliciosos que estaban.
―Dios, que exquisitos. Super deliciosos. ―Hinata simplemente sonrió de satisfacción, de ver como su amado devoraba los postres.
―Come todo lo que gustes, Naruto-kun.
―Uhmm… ―le había mirado a la mujer, que solo sonreía amablemente, solo para él. Esta vez, le decidió devolver la sonrisa. ― Gracias, dattebayo. ―lo dijo de forma sincera, de verdad.
Porque, nadie había tenido un detallazo así con él. Y lo esperaba de sus amigos, o talvez de conocidos, pero nunca de una persona desconocida.
Se dijo internamente que esto era gracias al deseo. Así que técnicamente no tenía que agradecer, pero con esta mujer, sentía que tenía que ser grato.
Luego de haber comido lo suficiente, suspiró de satisfacción, relajándose en la silla. La mujer llamada Hinata había recogido los platos, para ponerlos en el fregadero.
Tenía un montón de preguntas sobre esta mujer. Ya sabía que era familiar de la Hinata que él conocía, pero específicamente ¿que era para su amiga? Era ¿Tía? ¿Prima? ¿Madre? Lo último lo descartó, ya que, de lo poco que sabía de la chica tímida ojiperla, era que su madre había muerto, y solo tiene a su papá.
Pero aparte de eso ¿Por qué a esta mujer no la había visto en la aldea? ¿De qué lugar, la trajo la maga? ¿Porque esta tan buena?
Con el ultimo pensamiento, sacudió la cabeza, rojo de la vergüenza, ya que estaba pensando en otras cosas.
Escuchó sonidos de platos y el agua corriendo por el fregadero, haciendo que saliera de sus pensamientos. Vio como la mujer hizo esa tarea con toda la alegría del mundo, y la escuchó tararear una melodía.
Esto hizo que Naruto se relajara más, por extraño que a él le pareciera. No solía estar tan relajado con conocidos, y peor con desconocidos. Se perdió por unos momentos, hasta que inconscientemente recorrió el cuerpo de la mujer, y se dio cuenta que se había puesto solo un delantal, pero todavía se le veía su espalda esbelta, la cintura fina, y, el trasero enfundado en unas bragas sexys.
Creo que ni las mujeres que frecuentaban las aguas termales, tenían un culo así. Tan redondo, grande y perfecto.
Otra vez se recriminó por sus pensamientos, y desvió la mirada. ¿Qué le está pasando últimamente? El no solía ser tan osado en sus pensamientos. Porque con esta mujer….
Interrumpió de nuevo sus pensamientos, cuando la vio cerrar la llave del fregadero, y soltar un ¡Listo! de su boca, para luego quitarse el delantal. Se sintió un poco mal, por no haberla ayudado con los platos, y no ser cortes en su propia casa.
Que extraño. Quería ser cortes con esta mujer.
La vio secarse las manos, para luego dirigirse al sofá que estaba en el lugar. Se había sentado de forma elegante, para después, extender su mano, y llamarlo.
―Ven, Naruto-kun. ―un poco extrañado, pero ya no como antes, se había levantado de la silla para sentarse a lado de aquella preciosa mujer que le había hecho una comida deliciosa.
Porque si, reconocía que esta mujer era muy hermosa físicamente. Talvez la más hermosa que había visto en toda su vida.
― ¿Q-qué pasa? ―lo dijo sin mirar a la mujer directamente. La mencionada extendió los brazos, y lo abrasó de manera cariñosa, dejándolo atónito.
―Feliz Navidad, Naruto-kun. ―No tuvo palabras para describir lo que estaba pasando.
Esas palabras, ese abrazo, ese detalle de compartir una comida con él, era lo que quería en esta navidad. El aire en sus pulmones se había ido, solo para luego volver de golpe, dejándolo consternado.
Luego de varios segundos, reaccionó. Y no pudo evitar abrazar fuertemente a esa mujer, devolviéndole el afecto, hundiendo su cara profundamente en su pecho. No le importó que esté solo en ropa interior.
La mujer apretó más su abrazo, y le acarició en el proceso los cabellos rubios como el sol que a ella le gustaban. Sintió su pecho mojado, producto de que Naruto soltó algunas lágrimas, pero a ella no le importó, porque entendía la situación.
―G-g-gracias, d-d-attebayo. ―lo dijo entrecortadamente. Hinata sonrío enternecida, y siguió dándole mimos a su cabello.
Estuvieron así unos minutos, abrazados, sin decir nada. Naruto ya dejó de llorar, y se tranquilizó, oliendo el aroma de la mujer. Un olor a lavanda y lirios, que lo tranquilizaba y cautivaba mucho más.
Levantó la cara y vio que la mujer le seguía sonriendo tierna y amorosamente. Deseaba que ella le sonriera así, para toda la vida.
Se fijo en sus ojos perlas, y por primera vez le parecieron hermosos. Ya había visto los ojos de los hyugas antes, eran fríos e inexpresivos, como si pudieran leer tu alma, pero, los de ella eran todo lo contrario.
Transmitían amor, paz y tranquilidad.
Diferente a los de su amiga, que transmitían un poco de temor, timidez, y también ternura. Aunque, si lo pensaba un poquito, tenían unos matices que los hacían similares.
Ambos se habían perdido en sus pensamientos, mirándose fijamente. Hinata le acarició las mejillas cariñosamente, delineando sus marcas de zorro. Esta caricia intima, lo hizo volver a la realidad.
Y se dio cuenta que había puesto su cara en los pechos de la mujer. Técnicamente todavía su cara estaba ahí. Se sonrojo furiosamente, alejándose de la susodicha.
―Perdóneme. No era mi intención dattebayo. ―Hinata simplemente soltó una sonrisita.
―No te preocupes. No me molesta. Al contario, me encanta. ―lo dijo de forma seductora, dejando sorprendido al rubio. Y cayó en cuenta que, esta mujer parece estar dispuesta a complacerlo.
Ella mismo lo había dicho: “Yo soy tu deseo”.
Pensar eso lo había entristeció un poco, porque claro, ella actuaba así por ese deseo. Pero alejo esos pensamientos, diciéndose que, sí de todas maneras, todo esto era por el deseo que “pidió”, entonces tenía que disfrutarlo.
― ¿Y ahora qué hacemos? ―le preguntó Naruto. Ya habían comido, y no veía otra cosa más preparada en la cocina.
―Uhm.. ya comimos, ya te di mis felicitaciones. Ahora falta el regalo. ―Naruto asintió. Tenía sentido lo que dijo. En navidad era común la entrega de regalos.
― ¿Y cuál es mi regalo? ―lo preguntó sin querer, pero se arrepintió cuando inmediatamente la sonrisa de la mujer había cambiado a una seductora, provocadora, y sexy, pero no dejaba de ser tierna.
Y emitía un aura, que solo podía describir como lujuriosa. Acaso ¿el regalo era?
―Si, yo soy. ―no pudo replicar, y solo pudo dejar escapar un jadeo amortiguado, cuando ella agarró su nuca y lo pego a su rostro, besando sus labios.
Naruto no reaccionó varios segundos, pero luego, simplemente actuó por instinto y se dejó llevar. ¿Así sabían los labios de una mujer? ¿Así de deliciosos eran?
Correspondió el beso de manera torpe, tratando de seguir el ritmo de la mujer, pero no podía. Vio que a la mujer no le molestaba, al contrario, lo pegó más hacia él, profundizando el beso.
Naruto gimió, y Hinata también, por las sensaciones que ambos experimentaban. Naruto sentía que todo su cuerpo se calentaba extrañamente, quemándolo de una manera agradable. Y sentía los pezones de ella, que estaba duros contra su pecho, haciendo que se excite un poco. Ya le comenzó a doler un poco la entrepierna.
Separaran sus rostros en busca de aire, jadeantes, con muchas emociones liberadas. Se volvieron a mirar, y mutuamente acercaron sus rostros de nuevo, para volverse a besar, pero esta vez más lenta y apasionadamente.
Los latidos del corazón de Naruto, iban a mil por hora. No quería admitirlo, pero le gustaba los besos de aquella mujer. Lo hacían sentir vivo y amado, como nunca se había sentido en su vida.
Si esto es lo que los jóvenes y adultos hacían, los entendía perfectamente porque buscaban más de estas sensaciones.
No quería terminar el beso, pero ya no tenía más aire en sus pulmones.
Se alejó de ella, y estaban más jadeantes que antes. Ambos respiraban rápidamente, para recuperar de nuevo el aire que había sido usado.
Naruto se preguntaba ¿Qué seguía después?
Hinata lo miró de nuevo. Y como leyéndole el pensamiento, ella se irguió en su posición, para luego llevarse las manos hacia atrás y quitarse el brasier, votándolo en cualquier lugar de la cocina. Cruzó los brazos, por debajo de sus grandes senos, y se inclinó a él, como si estuviera ofreciéndolos, como si quisiera que los tocará. Todo esto, con una maldita, pero hermosa sonrisa seductora.
―Tócame. ―le suplicó ella. Ya no lo pensó mucho si estaba bien o mal esto, así que solo se dejó llevar de nuevo, e hizo lo que ella pidió.
Masajeó sus pechos, despacio, con un poco para ver si lo estaba haciendo bien. Vio que ella solo cerró los ojos, como disfrutando de sus sensaciones, cosa que le hizo sentir más confianza, y los masajeo más fuerte.
Que, por cierto, se sorprendía de la contextura y redondez de estos senos. Eran grandes, aunque no tanto como los de la abuela Tsunade, pero eso está bien para él. Eran perfectos en ese tamaño. Además, no estaban caídos, como si desafiaran a la gravedad. Y sus pezones, eran rosados, y también redondos.
Admirar estas características de los atributos de esta mujer, lo envalentó un poco más, para aumentar significativamente el ritmo de las caricias.
Ella soltó pequeños gemidos, por las acciones del rubio, que, aunque inexpertas, la hacían sentir bien.
Naruto se atrevió a ser un poco más ruido, tocándolos y estrujándolos más fuerte, cosa que hizo que Hinata soltará gemidos, también más fuertes. Apretó los pezones de una manera deliciosa, y ella soltó un pequeño grito por eso. Naruto se asustó un poco por eso, pero ella lo tranquilizó con la mirada, diciendo que estaba bien.
Así que, continuó con su trabajo de acariciar estos perfectos montículos.
Y tenía ganas de meterse uno a la boca.
―P-puedes hacerlo, Naruto-kun. Mételos en tu boca. ―no sabía cómo, pero esta mujer es como si le pudiera leer los pensamientos.
Pero bueno, alejó esos pensamientos para después, y sin esperar más, cumplió su orden.
Comenzó a succionar su pezón izquierdo, mientras apretaba el derecho. La succión lo hacía de tal manera, que, desde la perspectiva de Hinata, parecía un bebe que quería su leche materna. Y eso simplemente la excitó más.
Naruto abrió más la boca, como queriendo comerse todo el pecho, emocionado por las sensaciones que asaltaron su cuerpo por hacer ese acto tan atrevido, pero placentero a la vez. Jugueteo con el pezón con la punta de la lengua, para luego cerrar sus dientes en torno a él. Sintió que la mujer gritaba, y eso internamente lo complació.
A estas alturas ya sabía que la mujer gritaba, gemía, y se retorcía de placer por las sensaciones placenteras.
Extrañamente el ruido de afuera cesó por completo, pero eso ya no le importó. Ahora estaba concentrado en saborear y degustar dichos orbes preciosos, tan grandes y perfectos para alimentar la vista y el placer de cualquier hombre. Y ahora estaban siendo ofrecidos solo para él. Únicamente para él.
Siguió degustando y estrujando sus pechos, alternando en saborear ambos, ya actuando por instinto, y dejando liberar esos deseos reprimidos que se encontraban profundamente dentro de él.
Y hubiera seguido con su tarea, toda la noche, hasta que algo lo detuvo.
Sentía que, lo que creía que era la intimidad de la mujer, estaba mojada, y sus bragas se veían oscuras en ciertas partes, por dichos fluidos. Incluso había mojado un poco su pierna.
¿Esto era lo equivalente a eyacular en una mujer? Se imaginaba que sí. Solo había hojeado los libros de icha icha, por curiosidad. Y lo poco que había leído, había entendido que la mujer se mojaba en ese lugar.
Aunque no había entendió el motivo del porque se mojaban las mujeres protagonistas, en los libros de su maestro pervertido. Ahora ya sabía el porqué.
―Tócame abajo, Naruto-kun. Me haces sentir tan bien. ―y claro que quería tocarla ahí, pero por curiosidad, preguntó.
― ¿Ya te viniste? ―recordando los libros, leyó que los hombres a veces preguntaban eso a las mujeres.
―Todavía no. Es solo el principio, pero ya mismo. ―Hinata tomo la mano que tenía puesta en su seno derecho, y la llevó a su intimidad, por encima de las bragas, instándolo a que la tocara ahí, donde le picaba deliciosamente.
Naruto sin esperar más, la acarició ahí, justo donde más quería. Según los libros, era bueno que una mujer se viniera. Así que, dejándose llevar por eso, decidió tocarla más apresuradamente, buscando la liberación de Hinata.
Hinata, a pesar de que era un poco brusco, y todavía la tocaba de forma acelerada e inexperta, la encendía y la hacía disfrutar de todas maneras.
Naruto por instinto, encontró el ritmo perfecto, que hacía que la mujer gimiera más fuerte, y se mojará más en el proceso. Aumentó sus caricias en sus senos y en su intimidad, conjuntamente con su velocidad, sincronizándolas de tal manera, que producían sensaciones placenteras en Hinata, las mismas que sentía cuando ya se iba a correr.
Y siguieron así por un rato, haciendo que la mujer anhelara la liberación. Porque Naruto, aunque no lo sabía, la estaba volviendo más loca, en hacerla que se quisiera venir, y al último instante, bajar la velocidad, impidiéndole el orgasmo.
―Naruto-kun, por favor… ―pero no tuvo que pedir más, ya que Naruto había metido su mano debajo de sus bragas, y hundió dos dedos profundamente en su interior, cosa que hizo que su centro estallara en una deliciosa sensación orgásmica.
Su pequeño amado la hizo venir solo con sus dedos, y las caricias a sus senos.
Sonrió simplemente, porque ya sabía que Naruto tenía talento natural para el sexo, solo que, por ahora, él no lo sabía.
El rubio vio que la mujer echo la cabeza hacia atrás, soltando un pequeño grito, y se había mojado mucho más en donde la había acariciado, además de que respiraba erráticamente. Creo que esta vez, ya se vino ¿cierto?
La cara de duda que puso Naruto, hizo que Hinata le respondiera a su pregunta, solo mirándole como entre agradecida y satisfecha. Y eso no era suficiente, lo besó apasionadamente. Con esto Naruto, ya no tenía dudas de que la mujer se había corrido. Se alegró por ello.
Hinata separó sus labios, a pesar de la pequeña protesta de su pequeño amante, y se llevó sus dedos a su interior, recogiendo los fluidos que su cuerpo emanó, para llevarlos a su boca y chuparlos deliciosamente. Naruto no tenía palabras para describir aquello.
Solo hizo que dicha acción de la mujer, lo hiciera más excitante.
Pero no se esperó que ella metiera de nuevo sus dedos en sus bragas, y los apuntara a su boca, como instándole a probar su néctar que había brotado de su intimidad. Naruto no supo que pensar.
Porque antes hubiera considerado eso muy indebido y cochino. Ni el mismo había probado su semen cuando se masturbaba. Lo consideraba muy sucio. Y creía que, con las mujeres, era igual.
Pero ahora no podía pensar de esa manera. Y simplemente quería probar a que sabía.
Siguiendo sus instintos, los llevó a su boca rápidamente, chupándolos. Su sabor, le pareció agradable y delicioso. Dulce con un poco de salado. Tenía que admitirlo, pero le gustó dicho sabor. Así que siguió lamiendo sus dedos con deleite.
Hinata solo se río, entusiasmada y con un rubor en sus mejillas, por tal acción del rubio. Le quito los dedos de su boca, para su malestar.
― ¿Te gustó? ―Naruto simplemente asintió, perdido en las sensaciones por entrar a este mundo desconocido hace un par de horas. ―Me alegro. ―la mujer se levantó de su posición, y se puso al frente de él.
Naruto se preguntaba, ¿Qué iba a ser? ¿Qué seguía después?
Hinata se dio la vuelta, dándole la espalda al rubio, para luego bajarse las bragas, inclinando su trasero en su dirección. El chico pudo ver perfectamente su coño depilado, y su agujero rosado.
Era la vista más perfecta que cualquier hombre hubiera deseado ver. Y por primera vez Naruto, se sintió afortunado de estar en este lugar; de hacer cosas de adultos que él no quería tocar hace apenas algunas horas.
La mujer se dio la vuelta, y posó erguidamente, dándole una perfecta vista de todo su cuerpo completo. Naruto se deleitó con ello, sin poder evitarlo. Y en este momento, pensaba que esta mujer llamada Hinata, era la reencarnación de una diosa del sexo, que vino al mundo solo para el placer humano.
Luego se quitó también las medias de ambos brazos y piernas.
― ¿Te gusta lo que ves? ―dijo Hinata, mientras cruzaba los brazos por detrás de su espalda, exponiéndose más. Naruto para todo esto, solo tuvo una respuesta.
―Me encanta dattebayo ―la ojiperla sonrió satisfecha por la respuesta. ―Pero… ―lo miró curiosa, ya que volvió a ver duda en el rostro de su pequeño rubio. ― ¿Está bien que se exponga así conmigo? ¿Está bien hacer esto? ¿Y su marido? ―dudaba de que aquella impresionante mujer estuviera soltera. Lo desconcertó al verla que ella asintió a sus preguntas. ―Pero…
―Naruto-kun. ―dijo pausadamente. ―Solo me he desnudado y ofrecido mi cuerpo para una sola persona, en toda mi vida. E incluso ahora, sigue siendo así. ―el chico no entendía. Sentía que se estaba contradiciendo. ¿Y su esposo? O a lo mejor, ¿No estaba casada?
―No entiendo. ―soltó simplemente lo que pensó, esperando que le dé una respuesta más clara.
―No necesitas entenderlo por ahora. Solo disfruta. ―le había tomado de las mejillas, y lo había vuelto a besar, haciendo que sus guardara sus dudas y se deje llevar de nuevo por dicha las sensaciones que solo le otorgaba dicha mujer.
En medio del beso, Hinata abrió la cremallera de su chaqueta, hasta abrirla por completo. Y metió sus manos, por debajo de su camisa, acariciando su pecho, haciendo que Naruto se sintiera más emocionado, aunque un poquito temeroso, por lo que le hacía. Ella comenzó a subirle delicadamente la camiseta hacia arriba, dándole la señal de que se quite dicha prenda.
Naruto se dejó llevar y aceptó. Ahora todo su torso y abdomen, estaban expuesto al aire.
― ¿Q-que haces? ―preguntó en un suspiró, aunque ya tenía una idea de que se podría venir. Con todas las sensaciones que lo han saltado, se volvió más receptado para entender estas cosas relacionadas al placer carnal.
―Voy a prepararte. ―ella sonrió juguetonamente, pasando un dedo delicadamente por su pecho desnudo. ― ¿Me dejas? ¿Confías en mí? ― y le pareció dulce de parte de ella, que todavía les pregunte a estas alturas.
Porque ya no tenía fuerzas para decir que no, para decirle que se detenga. Simplemente quería terminar lo que ya se había comenzado. Quería llegar hasta el final.
Todavía tenía un poco de temor, pero sentía que, con esta mujer, cualquier cosa valdría la pena.
―Si. ―es lo único que le tenía que decir. Hinata sonrió para luego darle unos besos rápidos a su boca, y luego bajar por su clavícula, y hombros, repartiendo besos en ese lugar. Luego bajo a su pecho, y lamio sus pezones delicadamente, al mismo tiempo que acarició de arriba abajo sus pequeños pectorales y su abdomen.
Naruto simplemente gemía bajito, y se retorcía en el sofá por las caricias de esta perfecta mujer.
Y al estar perdido por dichas sensaciones, no notó que Hinata ya le había quitado los pantalones, y estaba a punto de quitarle su ropa interior.
Naruto detuvo a Hinata antes de hacerlo.
― ¿Qué pasa? ― dijo la mujer, al ver las manos del rubio, encima de las suyas, deteniendo sus movimientos de bajarle su ropa interior.
―Esto, tengo un poco de miedo. ¿Y si no te gusta lo que ves? ―soltó su inseguridad, porque no sabía cómo reaccionaría Hinata al ver su miembro erguido.
Talvez le gustará, o talvez se decepcionaría.
Nunca llegó a pensar eso cuando se bañaba con otros chicos de su edad, o con otros hombres. Y no les importaba las burlas que le daban. Además, no llego a pensar en el tamaño de su amigo. Creía que eso, y todo su cuerpo, estaba en perfectas condiciones.
Pero con esta mujer, se sentiría fatal si viera que no le gustara.
La mujer soló había soltado una risita.
― ¿Y porque crees que no me gustará? ―Naruto no dijo nada, solo desvió la mirada, avergonzada. ―Al contrario, mi pequeño, sé que me va a encantar. ―y sin decir más, le bajo instantáneamente sus calzoncillos, bajo la protesta del rubio, y sin que sus manos pudieran detenerla.
Solo para llevarse la sorpresa de su vida.
Su miembro estaba muy erguido, más grande de lo que lo recordaba, con la punta tan roja como queriendo explotar. Sintió un alivió al ser liberado de su ropa interior, y entendía porque le había dolido tanto hace un rato. Se había aguantado el dolor, en parte para no detener lo que le iba a ser Hinata, y en parte porque se había perdido en sus caricias que se había olvidado mamertamente de dicho dolor.
Regreso a mirar a Hinata, para ver cuál era su reacción, y se llevó otra gran sorpresa.
La mujer tenía la boca cerrada, mordiéndose su labio inferior, mientras recorría desde arriba hacia abajo su polla. La mirada con la que veía su miembro, le dijo que por no lo menos, no la había decepcionado, y que si le había gustado lo suficiente.
Luego, ella agarró la base de la misma, y pasó su lengua por toda su longitud, desde la base hasta la punta, haciéndolo gritar y suspirar de placer. Le dio un beso cariñoso a la cabeza de su polla, cosa que lo hizo ponerse más duro de lo que estaba.
―Me encanta tu polla. ―lo masturbó con su mano, al mismo tiempo que pasaba la lengua por la punta enrojecida. Naruto echó la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos, y diciéndose que esto es mejor que jalárselo el mismo.
― ¿De verdad? ―preguntó sin pensarlo, volviéndola a mirar inconscientemente.
―Si. ―lo dijo seductoramente, sin detener su trabajo manual con su polla. ―Eres muy grande para tu edad. Y tan grueso. Fácilmente superas a varios hombres. ―A Naruto esa respuesta le gustó. Le alzo el ego, y le hizo sentir más seguro. Porque pensaba que no era normal tener una polla así. Y lo más irónico era que, cuando no estaba erecto, su miembro no tenía ese tamaño.
―Me alegro… Pero, muchos me molestan diciéndome que lo tenía pequeño. Aunque, no les hice caso. ―Hinata lo siguió lamiendo, dándole varios besos cariños a toda su polla.
―Te dicen eso porque tienen envidia. ―seguía masturbándolo ―Además, el tamaño del pene no erecto difiere mucho del erecto. Y no creo, que hayan visto el tamaño real. ―lo dijo terminando con una sonrisita, lamiéndolo el miembro de arriba hacia abajo como si fuera una golosina.
Naruto se estremeció que se hundió más en el sofá.
―Y-ya e-entiendo. ―lo dijo entrecortadamente. Ya se le hacía difícil responder. Solo pensó en lo que dijo la mujer, y vio que tenía razón.
Todos los hombres que lo molestaban solo habían visto su polla cuando estaba normal. Y cuando se metía en las aguas termales, curiosamente este se encogía, sobre todo cuando los baños no estaban tan calientes y le hacía algo de frio.
Y la única que lo había visto, aparte de él, de forma erecta, era esta mujer mayor que le estaba dando placer.
Se sentía inseguro por eso, pero, gracias a Hinata, se quitó dichas inseguridades.
―Ohh, se siente tan bien. ―gimió el rubio. ―G-gracias…Hinata. ―la mujer se emocionó un poco más, y lo masturbó más fuerte, pero luego bajo el ritmo para que no se viniera todavía.
―No me lo agradezca. Y me encanta que me llames por mi nombre. ―subía y bajaba el ritmo de su mano, sin dejar de lamer de nuevo la cabeza. ―Pero todavía no he terminado de alabar tu polla. ―Eso a Naruto lo hizo estremecerse. Se sentía tan excitado, que se mordió el labio inferior para controlar los estamos de su cuerpo.
―D-d-dime ―echó la cabeza hacia atrás. No avanzó a decir más, pero fue suficiente para que Hinata lo entendiera.
―La contextura de tu polla es sabrosa. ―remarco este hecho, lamiéndolo completamente. ―Es tan dura. Tus testículos también son grandes. ―lo dijo acariciándolos, para luego darles lengüetadas a ambas bolas. ―El líquido preseminal es sabroso. Me preguntó, como sabrá el semen real. ―vuelta había lamido la cabeza, ansiosa. ― Y algo sobre el tamaño de tu polla, es que todavía está en constante crecimiento. Ya me imaginó la longitud que tendrá cuando seas todo un adulto… Dios, estoy tan excitada con solo pensarlo. Tengo que probarte Naruto-kun. ―Entendió exactamente a que se refería, cuando la boca de Hinata bajó por toda su longitud, centímetro a centímetro, tragándose la mitad de su miembro.
Luego, comenzó a mover la cabeza hacia arriba, lentamente al principio, y hacia abajo, acelerando a medida que avanzaba.
Naruto soltó gritos de placer, y su cuerpo comenzó a tensarse, recibiendo espasmos. Comenzó a respirar rápido para llenar sus pulmones de aire, y se mordió el labio porque sentía que no iba a aguantar más, y todavía quería sentir por más tiempo, esa deliciosa boca en su polla.
Pero ya no resistía. Ya se iba a venir.
Hinata en ese momento lo tragó completamente, acariciando sus bolas en el proceso, porque ya sabía que se iba a venir, y quería tragar su semen. La señal de saber que el rubio no aguantaría más eran sus gemidos urgentes, su cuerpo tensándose y sus respiraciones aceleradas, además de que su polla palpitaba furiosamente en su boca.
Naruto grito por la acción de la mujer peliazul, y simplemente se dejó caer en el colchón, vaciando su semen dentro de la garganta de Hinata. Inconscientemente apretó sus cabellos y su cabeza, acercándola más a su ingle, mientras se corría.
A la mujer le agradó que hiciera eso, y tarareo de aprobación mientras traga todo el semen que este chico le estaba dando. Le faltó la respiración al final, pero no dejó de chuparlo.
Hinata sacó el miembro de su boca, con un delicioso sonido que excitó a ambos, y por la comisura de sus labios se filtraba un poco del semen que estaba en su boca.
Eso era una prueba de que el chico se había corrido en abundancia. Pero eso no asustó a Hinata, ya que estaba acostumbrada a recibir tales cargas, irónicamente, de la misma persona.
Se limpió con gusto el semen que había caído en su barbilla con sus dedos, para luego lamerlos.
―Tu semen es tan delicioso, y adictivo. Tan bueno―lo dijo lamiéndose los labios, antes de proceder a lamer de nuevo su polla, y sus bolas, limpiándola de sus propios fluidos. Su lengua lamio hasta el último resto de semen, con amor y atención, como si fuera lo mejor del mundo. Terminó su trabajo con una chupada profunda y lujuriosa.
Todo esto hizo que Naruto se pusiera excitado de nuevo, mientras su miembro se levantaba, y se ponía de pie, ansioso por más atenciones.
― ¿Ya estas duro de nuevo? ―Hinata dijo con picardía, mientras se levantaba y se ponía a horcajadas sobre él, con sus piernas dobladas a cada lado, y su coño resbaladizo acariciando su polla.
―Dios… Hinata. Eso se sintió demasiado bien. No creo que pueda más. ―Hinata como si no lo escuchara, comenzó a restregar su polla con su intimidad, mojándola con sus líquidos abundantes.
―Tu amiguito no dice lo mismo. ―Sonrió provocativamente, para luego besarlo. Naruto aceptó los besos, y se dijo que tiene razón.
Estaba cansado, pero quería seguir. Quería tener sexo con ella. Quería perder su virginidad. Valia la pena con tan grandiosa mujer. Y sabía que no olvidaría estas sensaciones. Quedaría impregnadas para siempre en su cuerpo y alma.
Así que solo sonrió.
―Quiero hacerlo. ―Naruto dijo simplemente, cuando habían separado sus labios. Hinata le sonrió cómplice, y le dio un último beso de pico, para luego agarrar su pene con la mano. ―Pero... ―se detuvo antes de alinearlo con su entrada. ―No quieres que te lama, ya sabes… prepararte a ti también. Tu hiciste lo mismo. Hay que ser iguales dattebayo―parpadeó los ojos, para luego soltar una melodiosa risa. Acarició su mejilla con la mano izquierda, entendiendo a lo que se refería.
Su Naruto-kun tan considerado.
―Me encantaría, pero yo ya estoy más que preparada. ―para remarca ese hecho, restregó la punta de su polla con su coño, haciéndole notar lo muy mojada que estaba ya. Naruto gimió cuando sus líquidos mojaron la cabeza. ―Además, quiero reservar mis orgasmos para lo que va a venir. ―Naruto en ese momento se le cruzó un recuerdo, de haber encontrado dicha palabra en los libros de Jiraiya, aunque no la había entendido en ese momento. Ahora, entendió lo suficiente para saber a qué se refería. Y eso lo emociono, al saber que Hinata quería correrse en su polla. ―Disfruta del regalo de navidad, mi Naruto-kun. Disfruta del postre principal. ―El simplemente asintió, anhelado también lo que va a venir.
Hinata se acomodó mejor en su puesto, y sin dejar de agarrar la polla, la guio a su entrada, para luego dejarse caer lentamente sobre él.
La euforia que sintió Naruto, solo teniendo la cabeza de su polla dentro del interior de Hinata, era demasiada. Es como si una corriente eléctrica recorriera todo su cuerpo. Y cuando esta se dejó caer completamente, consideraba que ya estaba en el paraíso. Nunca antes había experimentado eso, y se sintió malditamente bien.
Ambos gimieron de placer, porque por fin estaban conectados.
―Ohh Joder….esta muy apretada… Se siente demasiado bien dattebayo. ―lo dijo con los dientes cerrados, apretando los puños en el sofá, inclinando la cabeza hacia atrás por las sensaciones que el interior de Hinata le hacía sentir en todo su cuerpo, y especialmente en su miembro duro.
―Ohh Naruto-kun, eres tan grande. ―La vio tirar la cabeza hacia atrás, soltando un largo gemido de éxtasis. ―Me siento tan llena. ―termino con un suspiro lujurioso. Todo eso hizo que Naruto se sintiera emocionado, por causar estas emociones en tal escultural mujer.
Ninguno de los dos se movió, perdidos en las sensaciones causadas, hasta que Hinata se recuperó y comenzó a moverse lentamente, causando una fricción deliciosa en la unión que los hizo gemir a ambos.
Naruto cerró los ojos, hundiendo la cabeza en el sofá, soltando suspiros sin parar. Dejó que Hinata hiciera todo el trabajo, ya que el simplemente estaba perdido con todo lo que sentía.
Hinata gustosamente tomo el papel de dominante, por ahora, y comenzó a montarlo lentamente, dando pequeños brincos de arriba hacia abajo, para que su pequeño amado se acostumbrará a la sensación.
Naruto estaba eufórico. Se sentía mucho mejor cuando le había chupado su miembro. Ahora sus jugos de su vagina mojaban su polla, y se apretaba a su alrededor cada vez más.
―Hinata… esto se siente increíble―emocionada la mujer, se inclinó más hacia el para poder devorar sus labios. El rubio aceptó gustosamente, dejando que ella meta su lengua, así como también el trataba de meter su lengua en su deliciosa boca.
Ambos entrelazaron sus lenguas, mientras sus sexos no dejaban de friccionarse. A medida que pasaba el tiempo, sus besos se hacían más mojados y lujuriosos.
Naruto sintió la fricción de los senos bajo su pecho, que rebotaban por los movimientos de la mujer. Con su mano derecha agarró uno, deleitándose con la dureza de este montículo. Cuando los había chupado, no estaban tan duros como ahora. Y en su interior, se dijo que talvez esto sea producto de la excitación de la mujer.
Hinata gimió en el beso cuando Naruto había comenzado a amasar su pecho derecho, y posteriormente el pecho izquierdo. Le gustaba las sensaciones que hacía sentir a sus pechos, pero también quería sentir esas manos cálidas y ardientes en su culo.
Así que guio la mano izquierda del rubio, a una de sus nalgas, animándolo a que la toca como mejor le parezca. Y así lo hizo Naruto, amasando con una mano una mejilla de su culo, mientras con la otra, apretaba un seno.
Todo mientras lo montaba, y no dejaban de besarse.
Hinata sintió que Naruto tenía más confianza, y se había acostumbrado a ella, porque inconscientemente comenzaba a mover sus caderas. Sonriendo internamente, se dijo que era hora de cambiar el ritmo, para que sea más placentero para ambos.
Así él podría sentir con más fuerza, su interior apretado, y ella podría friccionar más esa deliciosa polla, hasta hacerla caer en la locura.
Cortaron el beso por falta de aire, y la mujer aprovechó el momento para poner sus manos en los hombros del chico, y ajustar mejor sus posiciones, preparándose para cambiar el ritmo.
―Me voy a mover rápido ¿Esta bien? ―Naruto la miró con los ojos entrecerrados, y asintió con la cabeza. Hinata feliz, comenzó a subir para arriba, hasta que solo la punta estaba adentro, y luego, cayó hacia abajo de un golpe. El sonido que produjo el choque de sus sexos, estaba a la par de los maullidos que ellos emitieron de sus bocas.
― ¡Oh Dios, Hinata! ―sintió que su caverna húmeda se sujetó más fuerte contra su erección, haciéndole producir un dolor agradable.
― ¡Oh, si! ¡Se siente tan bien! ―ella exclamó, yendo cada vez más rápido. Ambos comenzaban a perderse en una neblina de placer, mientras chispas electrificantes que recorrían ambos cuerpos.
Hinata cerró los ojos, mientras no dejaba de montarlo, solo concentrándose en esa polla, que, aunque era un recién adolescente, era lo suficientemente fuerte y masculina para hacerla suspirar de placer.
Y aunque no sean tan grande como su actual marido rubio, y por el momento no la llegue a estirar, era lo suficientemente grande para golpear su útero y hacerla gritar. Se recordó, que, en el futuro, su amado iba a ser tan grande y tan bueno en la cama, que se sintió celosa de sí misma.
Pero se sintió feliz al saber, que su yo del presente, iba a disfrutar esto en un futuro lejano.
Además, solo una persona la hacía sentir así, la traía loca de deseo y la ponía tan necesitada. Y ese era su amado Naruto-kun, no importa de cual versión se trate.
Mientras que Hinata se perdió en sus pensamientos, Naruto admiraba la belleza de Hinata mientras montaba su polla. Era sumamente hermosa, con su cabello corto brincando hacia arriba y hacia abajo, sus mejillas sonrojadas, soltando gemidos y pequeños gritos con su boca abierta y ojos cerrados. Sus pechos rebotaban deliciosamente, y su trasero chocaba con su entrepierna, produciendo sonidos agradables que enviaban una sensación de hormigueo a través de sus oídos.
Y lo que más le impactó, y lo puso como loco, era ver como su coño se comía con gusto su polla, mojándola cada vez más. Y en su ingle ya se había creado un pequeño charco de sus líquidos resbalados.
Sin poder aguantar más, y aumentar más su placer, abrazó a Hinata por las caderas, mientras succionaba sus pechos desesperadamente, y comenzaba a empujar hacia arriba sus caderas. Tal acto hizo que mujer gritará de placer, tres veces más, mientras echaba su cabeza por detrás.
Sentía que su pequeño ya estaba sacando la bestia sexual de su interior.
Ella miró con lujuria, y lo volvía a besar. Naruto se puso más feliz, ya que había visto que su mirada se había vuelto más penetrante, más provocativa, más brillosa, con sus ojos con tintes de lujuria dirigidos hacia él, solo para él.
Volvió a darle atención a sus pechos, mientras seguía empujando para arriba. Sentía que Hinata lo apretaba cada vez más, y con eso le quiso decir que lo estaba haciendo bien.
Pero si seguía apretando demasiado, ya no podría durar tanto.
―Hinata…Dios, me aprietas demasiado. ―soltó el chico, metiendo su cara en sus hermosos pechos, restregándose en el canalillo de los mismos. Hinata sonrió por lo lindamente pervertido que era.
―Es que… tu polla es tan buena…. uhh ―soltó con un maullido. Y no le estaba mintiendo. La contextura de su polla joven le hacía sentir de maravilla, que ella mismo apretaba voluntariamente sus paredes para que se sintiera más increíble para ambos.
Y eso lo había aprendido a hacer en todos estos años de casada, mientras practicaba taijutsu. Le gustó los resultados que había tenido dicha hazañas para su matrimonio.
Y ahora le encantaba más, viendo que, a la misma persona, a su amado Naruto-kun, le causaban las mismas sensaciones.
Naruto más osado por su respuesta, había bajado sus manos a su culo regordete, apretando ambas mejillas, mientras no se detenía en empujar sus caderas, cada vez más profundamente.
―Dios, me encanta que diga eso. ―Hinata se sacudía el pelo, dichosa, por todo lo que su pequeño amante le hacía.
―Es la verdad, mi pequeño…. Dios. Golpea mi trasero, por favor. ―Naruto no esperó más para cumplir su petición, abofeteando sus mejillas con sus manos, mientras incrementaba la velocidad de sus embestidas. Hinata se arqueó más de placer, felicitándolo. ―Si, así. Lo haces muy bien. Tan bien. ―sincronizó los movimientos de Naruto, de tal manera que mientras él empujaba hacia arriba, ella se movía hacia abajo, y viceversa. Con eso, ambos amantes ya estaban en las puertas del éxtasis.
―Yo…me voy a correr de nuevo. ―advirtió Naruto. Ya estaba haciendo un gran esfuerzo para no correrse todavía, pero con las paredes de Hinata, que en último instante lo habían apretado tanto, hasta el punto de dolor, supo que ya podía aguantar más.
―Yo también…Córrete conmigo ― y dicho eso, Naruto se corrió intensamente, estrellando fuertemente sus caderas contra las de ella, en un poderoso embiste que los hizo gritar a ambos sus nombres. Su interior lo apretó deliciosamente, diciéndole que eyacule su sumen, hasta la última gota en su útero. Y así lo hizo.
Hinata sintió que su pene palpitaba, cada vez que arrojaba un chorro de su esencia dentro de ella, llenándola. La sensación la hizo suspirar, y votar un poco más de sus líquidos, incluso si se ha corrido bastante con ese explosivo orgasmo que tuvo.
Y que solo su Naruto la había hecho tener.
Una vez que bajaron de sus respectivos clímax, y regularizaron sus respiraciones, se miraron y se volvieron a besar mutuamente, esta vez con más cariño y paciencia. Hinata se levantó, sacando su polla de su húmedo interior, bajo una protesta de Naruto apenas audible, y se sentó al lado de él, admirando sus expresiones.
Naruto miraba a Hinata con los ojos entrecerrados, agradecido por haberle hecho sentir estos momentos, inolvidables para él. Recorrió su cuerpo, y vio que el mismo estaba tan sudoroso como él, y que Hinata estaba con una sonrisa feliz. Se sintió de maravilla observar así a esta mujer.
Y también vio que el semen se filtraba de su coño, cayendo en el sofá. Eso, aunque hubiera considerado algo cochino anteriormente, ahora le encantaba.
Decidió respirar más aire para despejar su mente, y hacer una retrospectiva de todo lo vivido. Ahora entendía a su maestro Jiraiya del porque buscaba los burdeles.
Pero no entendía porque lo hacía con una mujer diferente a la vez. Porque él, no quería hacerlo, si no es con esta hermosa diosa llamada Hinata.
Además, se sintió extrañamente querido y amado cuando estuvo con esta mujer, desde que comieron su deliciosa comida, hasta que hicieron tal acto placentero. Se sentía confundido, porque él creía firmemente que le gustaba Sakura, pero con esto que pasó, ya no lo sabía.
No pudo seguir con sus pensamientos porque sintió que su polla estaba siendo envuelta en una sensación húmeda y agradable, que lo chupaba con fuerza. Abrió los ojos, y vio que Hinata le estaba haciendo una mamada, estando completamente en el sofá, y bajando su cabeza de arriba hacia abajo, gustosamente, agarrando su polla con una mano en la base. Eso lo hizo gemir de placer, y llevó su mano hacia su cabello, para acariciarlo y empujarla levemente hacia abajo, para que se la trague toda.
―Yo, veo que le gusta mi polla ―lo dijo riendo y un poco bromeando. Vio que Hinata se levantó y le sonrió.
―Me gusta demasiado. Se había erguido de nuevo, y parecía que clamaba atención. ―lo dijo encogiéndose de hombros, como si con eso lo justificara. Naruto rio, por lo linda y pervertida que es esta mujer mayor.
―Eres una pervertida, Hinata grande. ―le dijo, haciéndola reír, cosa él también río.
―Solo dime Hinata. Y solo lo soy contigo, mi amado. ―y ahí está lo que él no podía entender. ¿Porque se refería a su persona de esa manera tan cariñosa, cuando apenas se conocen? ―Ya está duro de nuevo ―aquello que dijo corto sus pensamientos, viéndola dar una última chupada a su erección, para luego sentarse nuevamente en el sofá. ―Espero que estés listo para la segunda ronda.
― ¿Segunda ronda? ―no entendió, hasta que vio a Hinata darse la vuelta hacia atrás, ponerse en encima del sofá sobre sus manos y rodillas, y darle una vista de su perfecto trasero, con ese coño necesitado que clamaba de nuevo por atención. Metió sus dedos entre sus piernas, de tal manera que presentaba sus pliegues ligeramente recortados hacia él.
―Te necesito de nuevo, Naruto-kun. ―con el espectáculo que le dio, así como la mirada que le lanzó, como pidiéndole que se dé prisa, hizo que el rubio se levantara sin pensarlo, ubicará su miembro en su entrada, y de un solo empuje, metiera su longitud hasta la empuñadura dentro de ese cálido interior.
El grito que soltó la mujer, se volvió una melodía para sus oídos.
Sus paredes lo agarraron deliciosamente, que le habían robado el pensamiento, pero tenía la suficiente razón como para hacer que su cuerpo actúe, empujando sus caderas y golpeando su trasero.
Hinata simplemente cerró los ojos, dejándose llevar de nuevo por las sensaciones de lujuria, emitiendo gemidos seductores de su boca. Apretó más su polla, para sentir esa gran longitud en su interior. En esta posición, podía confirmar lo grande y grueso que es, que parecía que la abría cada vez más, en busca de lugares inexplorables.
Sonrío ante el pensamiento, porque la misma persona, ya había explorado todos los rincones de su cuerpo, desde el pelo hasta los pies, y eso incluía su coño. Pero, aun así, cada vez que lo hacían, se sentía como si fuera la primera vez que se entregaran, como si fuera la primera vez que explora su interior con su miembro.
Así como lo están sintiendo ahora con su pequeño rubio amado.
Naruto se volvió a sentir eufórico, porque las paredes internas de Hinata lo hacían sentir tan bien, más incluso que antes. Y aunque su interior estaba lo suficiente húmedo como para empujar su polla sin problemas, aun así, se sentía demasiado apretado que lo hacía suspirar.
El chico repitió el movimiento varias veces, cada vez con un poco de más fuerza, dejando escapar jadeos en sus respiraciones profundas, mientras que Hinata dejó escapar gemidos que aumentaron en conjunto con sus empujes. El rubio quedó hipnotizado sobre como la piel del culo de Hinata se ondulaba con sus golpes, y como el sonido que producía su trasero con su inglés se hacía cada vez más sonoro, producto de lo mojados que estaban en su unión.
Hinata sentía que sus ojos soltaban lágrimas de placer, ya que Naruto golpeo más fuerte, al acostumbrarse de nuevo a la sensación de tenerla apretada alrededor de él. Y atrevidamente, le abofeteó el trasero, haciendo que soltara más jadeos placenteros.
Pero quería que sea más rudo.
―Naruto-kun, abofetea mi trasero tanto como quieras. No te contengas. ―le dijo una necesitada Hinata, con un tono de vos, que hacía que Naruto no le pudiera negar dicha petición. Él también quería abofetear ese trasero con más rudeza.
Así que levantó su mano, y la dejó caer fuertemente en una de las mejillas de su culo, haciendo que este se ponga color rojo y le ardiera la mano en el proceso. Pero ese dolor no era nada, comparado con la sensación que sintió su polla cuando se apretó su interior por dicha acción.
Y vio que a Hinata le encantaba, porque lo instaba a que siga abofeteando su trasero, sacudiéndolo fuertemente en su dirección.
Y así lo hizo. Golpeo varias veces ese perfecto y redondo culo, mientras la seguía embistiendo fuerte y deliciosamente. Y apretaba también su trasero, de una manera ruda, pero a la vez amorosa, que hacía que Hinata se arqueara de placer.
Ella, para sentir más el contacto de sus sexos, y sentirlo cada vez más profundo, comenzó a empujar hacia atrás, golpeando su trasero cachondo en su ingle, y mojando el ligero vello púbico del rubio con sus jugos.
Naruto empujó la cabeza hacia atrás, quedándose momentáneamente perdido por las emociones placenteras que recorrieron su cuerpo, cuando Hinata decidió tomar ligeramente el control.
Pero, no queriendo quedarse atrás, y también para darle placer a estar mujer, como le había dado antes, reanudó sus empujes, esta vez más pausados, pero más profundos, que los hacían de nuevo suspirar, comenzándose a perder en una neblina de placer.
Naruto encontró la sincronización perfecta con los empujes de Hinata, y se alegró enormemente, ya que esta vez se sintió mucho mejor, cuando ella empujaba hacia atrás y el hacia adelante.
Y cuando ellos se retiraban, hasta que la punta de su miembro este en su coño, se hundía tan profundo, que sentía que algo tocaba dentro de ella.
Y esta vez fue más consciente de que lugares exploraba dentro de Hinata, ya que antes solo se había perdido en las sensaciones placenteras.
Recordó en los libros, que esa parte la llaman comúnmente como la entrada de su útero, o la entrada de su matriz, y que esa parte, así como algo llamado el punto G, eran las que se debían estimular en una mujer.
Así que siguió empujando hasta tocar este lugar, mientras no se olvidaba de golpear las mejillas de su trasero.
Lo que no sabía es que también está raspando sin querer su punto G, haciendo que Hinata se vuelva loca de placer, votando el aire que tenía en sus pulmones con un fuerte gemido, para luego respirar rápidamente en busca de aire. Sus ojos se habían ido hacia atrás, mientras se seguía arqueando más como una gatita en celoso.
Dios, su Naruto es tan bueno en el sexo. Aunque se dijo que no debería sorprenderse, ya que ella sabía desde hace fechas que él tenía talento para eso.
La estaba golpeando en ese punto que más necesitaba, así como, increíblemente la estaba estirando un poco más. Se sorprendió que lo sentía cada vez más grande, duro y grueso, y eso le encantó.
Pero quería que sea más fuerte, más rápido, y la empuje sin cesar.
― ¡Más profundo, Naruto-kun! Más rápido. ― se detuvo un momento por lo que le estaba pidiendo. Comenzó a pensar cómo podría hacerlo en dicha posición, hasta que simplemente pensó que tenía que dejarse llevar por el instinto de nuevo, como lo ha estado haciendo.
Así que sentía que podía empujar mucho más rápido sus caderas, si pegaba su espalda a su pecho, y la abrazaba por la cintura.
Y así lo hizo.
― ¡Ahhhh! ―La ojiperla exclamó fuertemente, felicitándolo internamente por encontrar el balance perfecto para que sus embestidas sean más rápidas y profundas que antes. De esta manera, Naruto estaba tan profundamente enterrado dentro de ella, que, sin lugar a dudas, la había estirado más de lo que creía posible con esa polla.
Naruto estaba dejando salir esos deseos lujuriosos con dicha mujer, empujando desesperadamente, buscando más placer del que ya sentía. Estaba jadeando tan fuertemente, que ya no se reconocía. Ni en sus entrenamientos, le faltaba el aire como ahora.
Pero al mismo tiempo quería seguir. Y seguir y seguir hasta que morir de placer.
Hinata se río internamente, cuando escuchó a Naruto jadear en voz alta, de forma ruidosa. Lo había empujado hacia el límite, y eso le encantaba. Se vanagloriaba por causar dichas sensaciones en su amante, que lo había hecho perder la moderación.
Así que lo dejó tomar el control, tal y como él quería y ella lo deseaba. Y para ayudarlo más con eso, había arqueado su culo hacia arriba, flexionando sus piernas, haciendo que con ello sus embistes sean cada vez más profundos. Naruto emocionado, seguía empujando fuertemente, haciéndola perder cada vez en esa neblina de placer.
Y cuando sintió que él había agarrado sus montículos, amasándolos suavemente y pellizcando sus pezones. Sintió que ya estaba completamente en el cielo.
Si seguían hacían, sentía que se iba a correr. No, ya se estaba corriendo.
―Naruto-kun…yo, me estoy corriendo en tu…AHHH. ―soltó el grito más fuerte que jamás pensó soltarlo, cuando el rubio se había metido completamente dentro de ella, envainándola, convulsionando en el proceso, para luego, llenarla completamente de su esencia. El explosivo orgasmo que deseaba, había llegado.
El también pegó un grito cuando se corrió, apretando más sus senos y su cuerpo contra el suyo propio, mientras los espasmos de su cuerpo seguían y seguían hasta cesar completamente. El coño necesitado de Hinata lo apretaba tanto como un terciopelo.
Hinata se deleitó una vez más con el semen de su amante, cerrando los ojos y disfrutando del momento. Incluso lloró ante tal sensación abrumadora, porque la había hecho correrse un poco más.
Y la sustancia cálida y espesa, vertida dentro de ella, le produjo un placer indescriptible. Que, recordando de nuevo, solo lo podía hacer su amor platónico. Su Naruto-kun.
Jadeantes, se habían caído en el sofá, pero el pequeño rubio había perdido el equilibrio y había caído atrás de ella. Por increíble que parezca, no se había salido del interior de Hinata, y eso a la mujer, le hacía sentirse amada.
Estuvieron un rato así, calmando sus respiraciones y los latidos de su corazón. Cuando ya estaban más calmados, se volvieron a mirar, y se besaron nuevamente. Hinata acarició el cabello de Naruto en el proceso, inclinando su cabeza hacia atrás para profundizar más el beso.
Y Naruto no dejaba de darle mimos a sus pechos.
Se siguieron besando unos minutos, hasta que Hinata gimió cuando sintió que Naruto se ponía duro de nuevo dentro de ello.
Eso, más que sorprenderla, la emocionaba, porque ella sabía de primera mano, cuál era la resistencia del rubio en la cama.
Y en este momento confirmaba que esto era otro talento natural de su amado.
Se miraron nuevamente, y vio que el chico, aunque respiraba cansado, producto de la intensa sesión anterior, quería seguir. Vio un juego especial dirigido a ella, que confirmaba dicho pensamiento.
No necesitaban palabras para comunicarse. Todo se lo trasmitían solo mirándose a los ojos. Siempre ha sido así con ellos.
Alzó su pierna izquierda, e hizo que Naruto la agarra por ella Abrió más la pierna derecha, para que pueda continuar embistiéndola como él quiera. Ella también ya estaba algo cansada, pero si su rubio quería seguir, entonces lo haría.
Naruto entendió, y empujó otra vez en ese cálido interior que lo había acogido amorosamente. Esta vez decidió ser más lento, pero no dejando de empujar profundo. Estaba cansado y por el momento, ya no podía hacer ese ritmo de la manera que lo hizo antes.
Pero sentía que, si descansaba un poco unos minutos, podría recuperar sus fuerzas y volver a embestir tal y como él quería.
Aun así, la posición en la que estaban, le permitía disfrutar de placer mientras mantenía ese ritmo. Y con los suspiros de Hinata, sabía que ella también lo disfrutaba.
Hinata solo se dejaba hacer, ya que estaba muy sensible por los orgasmos anteriores que tuvo, y tampoco podía tomar el control. Le agradecía a Naruto que esta vez, sea lento y cariñoso, ya que no sabría cómo manejarlo si hubiera sido rápido y fuerte como antes.
Ya que, si volvía al ritmo anterior, no tardaría mucho en correrse por lo sensible que estaba. Y ahora quería sentir un orgasmo más agradable, pero que no dejaba de ser delicioso.
La mujer gemía de placer, y soltaba lindos suspiros, aprobando los empujes de Naruto, que, con el tiempo, se hacían cada vez más profundos. En cortos periodos de tiempo, se besaban y se lamian. Naruto no dejaba de tocar sus pechos, aunque esta vez más lento, pero los seguía apretando lo suficientemente fuerte para hacer a Hinata gemir más seguido, y se perdiera poco a poco en esa nube de placer.
Y mantuvieron ese ritmo, hasta que ya sintieron que el final estaba nuevamente cerca.
Y Naruto acaricio su clítoris, y su dulce perla, que la hizo correrse en otro orgasmo placentero.
El chico calló su gran gemido, volviéndola a besar, mientras el último empuje de su polla a su coño sensible, pero necesitado, lo hizo más fuerte, para finalmente correrse de nuevo, dentro de ella. La sensación de llenarla con su esencia le agradaba, porque de una u otra manera, la hacían sentirse como suya.
Y Hinata, al sentirlo de nuevo correrse, no difería de ese pensamiento.
La sensación post orgásmica luego del sexo, era algo que ambos habían amado a su manera. Naruto no podía definir el sentimiento de esa sensación, pero Hinata sabía que era amor por esa persona amada.
Lamentablemente no podía decirle nada, y solo podía expresar todos sus sentimientos por medio de su cuerpo
Luego de recuperarse de la tercera sesión de sexo de esta noche, Naruto sentía que quería más. Ya tenía las fuerzas suficientes para hacerlo de nuevo, e hizo saber de ello a Hinata, lanzándose de nuevo, capturando sus labios en el proceso, mientras restregaba su polla en ese coño desordenado.
Hinata gimió de sorpresa, viéndolo que ya quería más. Se preguntaba qué horas serian, porque las sesiones anteriores no parecían haber acabado en cuestión de minutos.
Pero alejó esos pensamientos al aceptar gustosamente los besos del rubio, que sabían tan bien, y con el poco tiempo que habían pasado juntos, sus besos se habían vuelto más expertos y sabrosos.
Naruto tenía un pensamiento similar. Estaba encantado de los labios de Hinata. Se volvió su primera comida favorita, y aprovecharía cada oportunidad de esta noche para besarla. Sabían más deliciosos cuando la besaba luego de haberse corrido.
Pero ahora quería hundirse profundamente en su interior. Y lo estaba haciendo, de no ser, porque Hinata lo detuvo.
¿Ya no quiere hacerlo más? Pensar eso le produjo tristeza.
―Hinata…. ¿ya no quieres? Yo… ―lo calló con un beso, gimiendo un poco ya que Naruto se había envainando de nuevo dentro de ella hasta la mitad. Y si no lo hubiera detenido ahora, no lo hubiera podido detener después. Ya que cuando esa polla estaba profundamente dentro de ella, no podía volver atrás, y no podía pensar en nada más que no sea satisfacción sexual.
El sofá estaba hecho un desastre. Y quería cambiar de lugar.
―Vamos a la habitación. ―le dijo amorosamente, acariciando sus mejillas, pasando los dedos por sus marquitas que le encantaban. Naruto cambio a una cara feliz, y asintió con la cabeza.
Se levantaron del lugar. Y la mujer tomó de la mano a su pequeño amante, para irse a la habitación que había en el apartamento.
En ese momento, solo importaban ellos dos, y nadie más.
Antes de meterse a la cama, Hinata lo había acorralado en una pared, para luego chupar su miembro deliciosamente, tal y como a él le gustaba. Sabía que con eso lo pondría más duro, y sería más placentera para la siguiente sesión de sexo.
Naruto solo gemía desesperado, porque esta mujer tenía hambre por su polla, que lo hacía sentirse malditamente bien, y aumentaba su ego de hombre. Le acarició los cabellos, mimándola de que hacia un buen trabajo.
Y Hinata tarareo por sus mimos, y comenzó a chuparlo más fuertemente. Queriendo ir un poco más lejos. Tomó sus grandes pechos, y envolvió su polla en el valle de los mismos, para luego moverlos de arriba hacia abajo, mientras le daba lengüetazo a su cabeza sobresaliente.
Naruto gemía por lo bien que se sentía sus pechos, y por la visión caliente que le estaba dando esta Hinata. Y la susodicha se mojaba cada vez más, solo teniendo esa increíble polla entre sus pechos y emocionándose, que incluso con los grandes que eran sus montículos, no podía cubrir toda su polla, y sobresalía su glande.
Aunque su futuro Naruto-kun le golpeaba la barbilla, y podía tragarse más pulgadas en su boca, este Naruto-kun no se quedaba atrás.
Y la sensación placentera era casi igual.
―Dios… Hinata… ―sintió la urgencia de su voz, y ella no quería que se corra todavía. Así que, dejó de hacer su trabajo manual con sus pechos, para levantarse y estirarse en la cama, lista para la acción.
Naruto respiraba erráticamente, y espero un minuto para recomponerse. Luego de aclarar su mente y vista, vio que Hinata yacía en su cama, extendiendo los brazos y piernas a su dirección, invitándolo a otra vez entrar en ese paraíso que creía que había sido hecho solo precisamente para él.
Sin perder más tiempo, fue con ella, abrazándola por la cintura, y besándola mientras ella lo apretaba con sus brazos y piernas, y él, se alineaba de nuevo para entrar en ese dulce y cálido sexo.
Se hundió de nuevo, y ambos gimieron de placer, ahora tan sensibles por las sesiones orgásmicas pasadas.
Sin perder más tiempo, comenzó a empujar, montándola rápido y duro esta vez, no queriendo demorarse más en hacerla sentir más placer, y hacerla suya una vez más.
Porque Naruto sentía eso, que cada vez la hacía suya y la reclamaba como suya cuando se hundía profundamente en su interior.
A Hinata solo le bastó una mirada a sus ojos para saber que estaba pensando, y sonrió sabiendo que su Naruto era un poco posesivo, no importa que versión se trataba.
Lo apretó más, y le acarició su espalda, suspirando cuando comenzó a morder y lamer su cuello. Con sus caricias le dijo que no tenía que preocuparse. Ella seguirá siendo suya, y siempre suya.
Naruto succionó sus pechos, intercambiando ambos en cortos periodos de tiempo. Estos pechos perfectos que había amado, y que no se cansaría de degustarlos. Mordió los pezones, hacían que Hinata diera largos gritos, y se arqueará más a él, profundizando el choque de sus sexos.
Agarró su cintura, empujando más rápido, para deleitarse con el rebote de esos pechos que lo hipnotizaron desde el primer momento, solo para luego, volverlos a succionar, sintiéndose tan agradecidos por tenerlos en su boca, y manos. Solo para él.
Hinata gimió cada vez más, perdida de nuevo en el placer.
―Naruto-kun…. tu polla es tan buena ―dijo entre suspiros cachondos.
―Hinata… tu cuerpo es el mejor. Es la mejor sensación que he sentido, dattebayo. ―siguió metiendo su gran polla en ese coño necesitado. Hinata maullaba a estas alturas, acariciando sus cabellos rubios como agradecimiento de hacerla sentir tan bien, tan deseada, y tan mujer. ―Dios, estas más mojada que antes. ―salió casi por completo, para luego volver a entrar en un poderoso empuje, golpeando ese punto que la hacía gritar cada vez más.
― ¡Si, si, si! ¡No pares, Naruto-kun! ¡Naruto-kun! ¡Hazme venir con tu polla! Ohhh ―él empujó más rápido y necesitado, buscando también la liberación.
Y lo hizo, sujetándola de la parte interior de sus rodillas, mientras erguía su cuerpo para empujar todo lo que podía, con todas sus fuerzas. Hinata agarró la almohada que tenía detrás, con sus brazos, y se sacudió frenéticamente, al ritmo de las embestidas de su amado rubio.
La cama se mecía por el intenso sexo que tenían, estando a la par de los sonidos que hacían sus sexos cuando se encontraban. Eso los hizo excitarse más.
Y el vaivén frenético no se detenía, haciendo que ese coño sensible comenzara a votar líquidos como si ya se estuviera corriendo. Hinata, con tanto placer y chispas que recorrían todo su cuerpo, producto de la follada que su compañero de cama le daba, la hicieron chillar y gritar, de tal manera que ella mismo se asustó de los grandes que estaban siendo sus gritos.
Por lo que se tapó la boca con la mano. Creía que los sellos que había puesto en el apartamento, que anulaban los sonidos, ya no podrían hacer nada con dichos gritos sonoros. Si hubieran estando en campo abierto, se hubiera escuchado a kilómetros.
Y Hinata ya no pudo amortiguar, el grito más profundo que había dado esta noche, mencionando el nombre de su amante, mientras su cuerpo comenzaba a sufrir espasmos, producto del orgasmo que la había golpeado como nunca.
Jadeo al sentir a Naruto dando dos empujes más, para luego venirse dentro de ella, sucumbiendo en un gemido ronco que los hizo temblar a ambos.
El sexo de Hinata, aunque ya débil, seguía apretando su polla, hasta que la ordeñara por completo, y vaciara toda su carga dentro de su útero. No ayudó que Hinata lo abrazara con las piernas, como queriendo que hasta la última gota se quede dentro de ella.
Y no se negó de todas maneras. Para él, el placer de llenarla se había vuelto adictivo e indescriptible.
El chico luego de descargarse, se cayó encima de ella, cansando y satisfecho. Vio que Hinata tenía la misma cara, con los ojos cerrados, y suspirando de satisfacción. Ella también se sentía muy satisfecha. Y lo miraba con todo el amor del mundo, que lo hizo a Naruto estremecerse.
Ninguno se movió. No hasta que volvieran a regresar al mundo real, dejando el mundo del placer. Sus respiraciones se normalizarán, así como los latidos de su corazón.
Pasaron varios minutos abrazados, disfrutando del calor del cuerpo del otro, hasta que decidieron que ya era suficiente.
Naruto se levantó, no sin antes besarla de nuevo, solo para tumbarse en la cama y sonreír como nunca.
Esta es la mejor navidad que había vivido. Y el mejor deseo que había pedido.
Tenía razón la maga misteriosa. Su deseo le gustó muchísimo. Aunque, esas palabras quedaban cortas con lo que en realidad sentía.
Y deseaba que esta mujer se quedara con él para siempre.
Recordar eso lo hizo entristecer, porque sabía que el deseo solo se cumplía una vez, y que solo duraría esta navidad.
Pero se dijo, que no tenía que ser egoísta. Al igual que él, a otros también los harán felices esos magos que cumples deseos.
Pero, si le gustaría que su Hinata milf este con él más tiempo.
Se río en el proceso por haber usado ese término con ella. No sabía exactamente a que se refería ero-senin con eso, pero siempre lo decían con mujeres de la talla de Hinata. Así que talvez sea esa manera de nombrar a mujeres mayores con cuerpos exuberantes.
Pero decidió pensar después en eso. Ahora quería descansar.
Regresó a ver al otro lado de la cama, y vio que Hinata seguía ahí, respirando felizmente con los ojos cerrados.
Se levantó un poco para ver el despertador de su armario, y vio que eran las 1:30. El deseo decía que iba a pasar con esa persona especial, estas últimas horas de navidad. Y ya era el otro día.
Técnicamente navidad ya había acabado.
No entendió. Acaso ¿hubo fallos en el deseo? ¿O también contaba el otro día? A lo mejor la maga…
―Naruto-kun ¿En qué piensas? ―había cortado sus pensamientos con la voz dulce de su Hinata, que lo miraba curiosamente, mientras se había puesto sin querer, en una pose sexy para el rubio.
Decidió alejar esos pensamientos. Hasta que esta Hinata se vaya, aprovecharía cada oportunidad para estar con ella.
―Nada, dattebayo. ―lo dijo al acercarse a ella, y abrazarla amorosamente, mientras hundía su cara en sus pechos, esta vez no de forma lujuriosa. Hinata simplemente sonrió y le dio mimos a su cabello.
Hasta que se dio cuenta que el miembro del chico estaba algo duro. Ella solo se rio.
― ¿De qué te ríes, dattebayo? ―preguntó divertido, hasta que él también se dio cuenta que su polla se estaba poniendo dura, mientras golpeaba el vientre de la mujer. ―No puede ser…Ya no tengo fuerzas. Se sabía calmar con 4 pajas, pero ahora…―la mujer siguió riendo melodiosa
―Es normal viniendo en ti ―lo que dijo lo sorprendió el rubio, y la miró de tal manera como si le exigiera una respuesta. ―Lo entenderás alguien día, mi pequeño. ―el solo hizo un puchero, por no contestar sus dudas. ―Pero, tengo la manera de calmarlo mientras duermes. ―la miró con los ojos abiertos. ¿Eso era posible?
Y abrió grandes los ojos y la boca, al ver a Hinata extender su pierna derecha hacia arriba, mientras agarraba su miembro y lo ponía un poco adentro
― ¿En serio dattebayo? ―lo dijo sin creerle.
―En serio. ―asintió ella. ―Empuja tu polla sin problemas. ―el accedió, y empujó lentamente hasta la base, gimiendo un poco por volverla a sentir de nuevo ese dulce sexo apretarlo suavemente. Hinata abrazó su cuerpo con sus piernas, mientras pegaba su cabeza a sus pechos.
Esto, misteriosamente relajó su miembro, haciendo que este menos duro y doloroso.
Pero si empujaba un poquito más, sentía que se iba a poner tan duro como antes, y que no se iba a calmar nunca. Y así lo hizo.
―Ahh… Naruto-kun ¡Ya no! ―lo dijo reprendiéndole, pero con una expresión y tono de vos divertida de su parte. ―Hay que descansar, mi pequeño pervertido. Si lo seguimos haciendo, moriremos de agotamiento. ―y este con un suspiro, asintió entre sus pechos.
Tenía razón. Su polla quería seguir haciéndolo, pero ya estaba cansado. Por ahora fue suficiente.
Pero morir de placer no se oía tan mal.
Alejo esos pensamientos. Ya se prometió una vez, que él no morirá hasta haberse convertido en Hokage. Además, tenía que traer de vuelta a su amigo en la oscuridad.
Así que se decidió descansar profundamente, en los brazos de esa mujer. Dormir de esta manera, teniendo su polla en el interior de ese coño, se sentía tan bien y tan relajado.
Y Hinata pensaba lo mismo. Dormir, siendo invadida por su Naruto-kun, se sentía de maravilla.
Naruto mientras se relajaba, y se dejaba llevar por Morfeo, pensó que tenían más días para disfrutarlo con la Hinata mayor. No tenía que estar desesperado. Claro, si estaba se quedaba.
Antes de caer de sueño, decidió preguntar.
― ¿Hinata? ―la aludida soltó un gemido de afirmación, diciendo que lo estaba escuchando. ― ¿te quedarías conmigo para siempre? ―la ojiperla solo abrió los ojos, y lo quedó mirando por un buen rato. Y para fortuna del chico, asintió con la cabeza. ― ¿Enserio? ―lo dijo sonriente, mirándola desde su posición.
―Si―con esto, Naruto exclamó un grito de júbilo.
―Entonces durmamos para disfrutar los demás días dattebayo. ―Hinata sonrió por el entusiasmo del rubio. Aunque, se sintió un poco triste por haberle mentido, pero era por su bien.
―Eso me encantaría. ―decidió seguirle el juego. ―Feliz Navidad, mi Naruto-kun. ―lo dijo con alegría, ocultando la tristeza que Naruto no notó.
―Feliz Navidad, Hinata. ―Y se hundió más en su pecho, alegre. Ya quería que el día de mañana llegara, para hacer comieran juntos, pasearan juntos, y….
Un pensamiento golpeo su momento. Había olvidado preguntarle si estaba casada. No quería hacerlo, pero sentía que debía hacerlo.
Porque algo le quedaba claro. Y es que ella no era inexperta en los temas sexuales.
―Hinata. ―la mujer acarició su cabello, diciéndole que continuara hablando. ― ¿Estás casada? ―la aludida tembló un poco, para luego abrazarlo más fuerte en su regazo.
―Si. ―y la respuesta que no quería, había llegado a sus oídos. Se comenzó a alejar de ella, sintiéndose mal. No debía estar así con una mujer casada.
Pero Hinata le prohibió dejarlo ir, al apretar más su abrazo, así como su sexo apretando más su largo miembro.
―Déjame ir. ―le pidió de favor, comenzando a sentir que sus ojos se llenaban de lágrimas. A Hinata eso le partió el corazón.
Así que se decidió decirle la verdad.
―Déjame terminar. ―le dijo, calmando un poco los forcejeos de Naruto. ―Estoy casada, sí, pero contigo. ―el chico se detuvo en seco. Y su corazón comenzó a latir frenéticamente.
Aunque no entendía nada. ¿Cómo es que estaba casada con él? ¿Cuándo? ¿Dónde?
―¿Pero cómo? ―es lo único que pudo decir, al ser callado con un beso de Hinata.
―Es difícil de explicar, pero debes creerme. No te mentí, al decirte que solo con una persona haría todo esto. Y esa persona eres tú. ―le dijo acariciando sus mejillas ―Siempre te seré fiel y leal, no importa de qué época seas, porque todos son Naruto-kun. ―Y Naruto, de nuevo, no entendió nada de sus palabras.
Pero con la mirada que le dio, tan amorosa, bondadosa, amable, leal, le decía que de ninguna manera estaba mintiendo, por extraño que hayan parecido sus palabras.
Así que decido creerle.
―Te creo. ―Hinata sonrió por su respuesta. ―Gracias por todo los detalles, dattebayo. ―Ella lo abrazó mucho más.
―Te mereces eso y mucho más, mi Naruto-kun. ―Y con esto, se dejó querer por esta mujer.
Y si estaba para él, entonces…
―Podremos tener sexo cuando quiera? ―la ojiperla se sorprendió un poco por lo directo que fue, pero lo reemplazó con una sonrisa, cómplice.
―Cuanto tú quieras, mi pequeño. Siempre estaré disponible para ti. ―Y con eso Naruto se contentó de no preguntarle más.
Porque quería repetir de nuevo, tal experiencia placentera que tuvo con esta mujer. Y solo con ella, con nadie más.
No quería que se quede solo esta noche. No quería volver a estar solo.
Con un último pensamiento, antes de dormir, se dijo que, independientemente de lo que pase mañana, hay algo certero en todo esto. Y es que, había tenido: ¡Una noche inolvidable!
Una noche que la atesorará por siempre.
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