El triste inicio y final de Marie Loud | By : JBG_JBG Category: Spanish > Cartoons Views: 443 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 0 |
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2.
–Ronnie, creo que esto ya es demasiado–
Lo de la otra vez se suponía solo sería una vez, ese era el trato, eso habían acordado. Lincoln podía cogerse a su novia por atrás las veces que quisiera, a ella le gustaba, a él le gustaba e incluso estaba seguro de que Jesús lo aprobaba porque todavía no estaban casados como para tener bebés, sin embargo, lo de la otra vez era solo por una vez, una vez y nada más.
–Por favor Lincoln, si apenas estamos comenzando–
Así que no era como la última vez, ¡gran cosa!, seguía siendo igual de malo.
Todavía no podía ver a Clyde a la cara sin pensar en lo que los dos hicieron, y mucho menos soportaba pasar tiempo a solas pensando en lo cercanos que se habían vuelto.
Ahora, de que a partir de ese suceso Clyde hubiese cambiado era algo que francamente Lincoln esperaba, es decir, no todos los días te consigues un trío con la novia de tu mejor amigo, solo que en el caso de Clyde, resultó ser el único participante activo.
Y ahora… ahora tenía que ver esto.
–Sigo pensando que es mucho–
Ronnie rió desde su posición, estando de rodillas frente a Lincoln.
Su atuendo de la tarde requería ser resistente, porque según ella planeaba pasar una buena parte de ese tiempo en el piso, por ello optó por usar su equipo de patinaje, un juego de rodilleras y coderas naranja que había comprado para que combinasen con la ropa de Lincoln. Aparte de eso, llevaba puestas unas medias de red rasgadas en varias partes, guantes sin dedos y nada más, porque en su opinión, usar más ropa sería una estupidez.
–Si de verdad fuese así no tendrías una erección–, señaló, –Y por cierto, te ves muy linda así Marie–
–Es natural…–, se defendió un sonrojado Lincoln, –¿Y qué más da?, ¡a cualquiera se le pararía al ver a una chica tan sexy como tú rodeada de vergas!–
Ronnie sacudió la cabeza y se lamió los labios, –Natural–, repitió mofándose, –Natural como que tu nuevo nombre sea Marie–
Lo de Marie había surgido como una broma que Ronnie tomó demasiado en serio.
Si la vez pasada se contentó con verlo hacer cosas innombrables con Clyde, fue solo porque se estaba preparando. A decir verdad, Lincoln no lo vio venir, y es que estaba tan acostumbrado a ser un maniquí para Leni o a probar cosméticos para Lola que no le tomó importancia sino hasta último minuto.
Debía de admitir que el conjunto no le quedaba mal, lo que era triste.
Tenía la consistencia de una chica…
En fin, la camiseta sin mangas casi trasparente que Ronnie le hizo usar no estaba tan mal, incluso si no pasaba más allá de su vientre, y la apretadísima tanga negra no era del todo terrible, no por nada la había comprado para su novia.
El que Lincoln tuviese que usarla era el problema.
Lo del maquillaje representaba una dificultad aparte, con la única ventaja de que no era vulgar como el que Ronnie Ann eligió, así que si algo podía rescatar de esa horrenda situación era que al menos parecía una chica decente y… y tendría que reevaluar su vida en cuanto Ronnie estuviese satisfecha.
–Ronnie, no hagas esto. Volvamos a casa y tengamos una velada normal–, se volvió a quejar Lincoln tratando de ponerse de pie, –¿No preferirías probar lo de la crema?, creí que te gustaba lo de la crema–
–Pero eso sería muy aburrido, ¿cierto chicos?–
¿Por qué tenía amigos así?, es decir, los chicos siempre se ponían de su lado, eran buenos amigos, leales y honestos y… y estaban todos desnudos, alrededor de Ronnie Ann.
–Mmm las probaré todas a la vez–, decidió Ronnie en un impulso.
Otro aspecto positivo que Lincoln no había considerado era que aparte de Clyde, todos eran promedio, apenas algo más grandes, apenas, ¡y se darían cuenta si lo soltaran de una buena vez!, pero nuevamente, parte de lo que quería Ronnie involucraba ver a su novio, al que supuestamente amaba más que a cualquier otra persona en todo el mundo, estando completamente vulnerable.
Que dura y complicada era la existencia suya…
–Pobre Marie, debe sentirse muy sola y frustrada–, rió Liam usando el nombre clave que Ronnie había seleccionado.
Lincoln se mordió la lengua y pretendió no oírlo, la otra cosa buena que tenían sus amigos era que eran poco brillantes. Buenos chicos, muy buenos, pero no unas luminarias. Aparte de Clyde, que de todos modos no podía hacer mucho por su falta de carácter, ninguno de ellos pensaría en cómo usar la tonta fantasía de Ronnie Ann para chantajearlo a futuro, y si lo hacían entre los dos ya tenían listas varías medidas para contraatacar.
No por ello se sentía mejor, una cosa era dejar que su novia se propasase un poquito cuando hacían el amor, como aquella ocasión en la que robó unas bragas de Leni y pretendieron ponerle la cola a la rubia o esa vez que se toparon con unas fotos comprometedoras de Sam y Luna y tuvieron la brillante idea de espiarlas. Eso, no era normal, lo admitía y no se sentía orgulloso de ello, pero a la vez era menos terrible que lo que Ronnie tenía en mente, y como su sugerencia de volver a casa y recibir un masaje no fue tomada en cuenta, Lincoln dio por hecho que solo le quedaba sentarse y tratar de disfrutar lo inevitable. Debió recordarse a si mismo que lo que estaba pasando era posible porque Ronnie lo permitía, y Lincoln… pues el eligió no quejarse lo suficiente.
–Mira esa cosita toda dura–, le contestó Zach, –Te ves bien Marie, debes haber estado practicando desde la última vez–
¿¡Cómo era que recordaban eso!?, es decir, Lincoln hacía cientos de cosas todo el tiempo, cosas para sus hermanas, para sus padres, para sus amigos e incluso para desconocidos, solo porque sí, y de todas esas cosas recordaban la vez que se puso un vestido.
… Ni siquiera deberían de saber de eso.
–Mira Linky, dos a la vez–
Entonces, ¿qué sentía?, pues… ¡no era del todo terrible y enloquecería si no podía hallar otro calificativo!… pues… no era tan malo, aunque definitivamente no era algo que elegiría hacer de forma periódica. En principio, debía admitir que ver a Ronnie actuando como una puta siempre, siempre le resultaba apetecible. Su novia tenía un libido impresionante y pocas inhibiciones, y lo único que pedía a cambio era honestidad y respeto.
Esa era la base de su relación.
–¡Whooo!, ¡sigue lamiendo allí Clyde!–
Respeto, pensó Lincoln, quizás no era la palabra adecuada.
En fin, ver a su novia mamando las vergas de Zach y Liam, mientras que Clyde se recostaba bajo ella y lamía su deliciosa vagina era algo que jamás imaginó quería ver, y sin embargo allí estaba. Ronnie no era una chica grande, aunque ya se notaba que heredaría las curvas de su madre. Su trasero era espectacular, y parte del motivo por el cual Lincoln la dejaba hacer lo que quisiese, después de todo, lo mismo aplicaba a su persona. Ya habían acordado que a la siguiente Ronnie reclutaría a Carlota para que su prima probase la carne blanca, y si bien no agradecía del todo ser considerado como un bocadillo exótico solo por lo de su cabello tenía que admitir que la idea le excitaba, es decir, ¿un trío con su novia y su sexy prima?, tendría que estar loco para negarse.
Sin darse cuenta, Lincoln había comenzado a moverse en su silla, tratando en vano de satisfacerse rozando la nada. Obviamente, todo lo que consiguió fue frustrarse más.
–Vaya, se nota que te gusta Marie–
Lincoln giró el rostro para ver al recién llegado. Rocky había avisado que vendría después de ayudar a su hermanito con sus deberes, pero que lo esperaran. Tan ensimismado estaba el chico de cabello blanco en sus fantasías con Carlota que ni siquiera notó el pene de su amigo rozándole la espalda.
–¡Ups!, lo siento Marie–, se disculpó Rocky haciéndose a un lado, –Supongo que ver a Ronnie así me afecta tanto como a ti. En fin, relajate y disfruta–, y con eso, se dirigió hasta Ronnie Ann, la abofeteó con su verga y la puso a mamar.
–Ok… eso pasó–, pensó Lincoln, –Voy a relajarme y disfrutar, pensando en Carlota, Carlota y su enorme culo de caramelo–
Realmente trató de meterse en la fantasía, es decir, lo de Carlota lo llevaba ansiando desde que tuvo edad para comprender lo que se hacía con las chicas, más allá de besarlas y respetarlas claro esta…
–Nghhhhh, ¿quieren al mismo tiempo?, van a destrozarme–
Lincoln volvió a enfocarse en lo que tenía en frente, Ronnie Ann estaba… bellísima.
–Mira bien Marie–, le ordenó su novia, con el maquillaje corrido y el rostro embarrado de saliva y liquido preseminal, besando con cuidado las bolas de cada uno de sus amigos para dejar la marca de sus labios, –Como puedes ver los chicos y yo estamos casi listos, pero falta algo, algo muy, muy importante–
Diciendo eso, Ronnie se separó de los chicos, caminó hasta Lincoln y comenzó a acariciarlo.
–Todavía me sorprende lo bien que te ves con mi ropa–, murmuró Ronnie, –Por Dios Lincoln, de verdad que no tienes idea de lo hermoso que eres. A la siguiente te vestiré como Lucy, creo que te verías precioso como una chica gótica, podría ponerte un collar con púas y todo eso. Podríamos practicar lo del maquillaje con mamá, me encantaría verla así, mi dulce mamá vestida como una chica mala–
Sip, esa era la novia de Lincoln, una loca, caliente y degenerada latina con tendencias abusivas y sin empacho alguno a la hora de evidenciar sus gustos incesuosos. Carlota, Frida e incluso Maria, ninguna se salvaba de ella.
–Necesito que me beses Lincoln–
Novia caliente, incestuosa y exhibicionista, Lincoln podía manejarlo, o al menos eso quería creer. Ronnie lo besó con una intensidad que estaba seguro nadie más podía replicar. Apenas le daba tiempo de respirar mientras que se frotaba con su persona, un masaje de cuerpo entero especialidad de Ronnie Ann que en un par de ocasiones hicieron sobre un colchón inflable con mucha agua jabonosa. El solo recuerdo de ello hizo que su erección creciera, lo que era un problema, porque estaba a punto de correrse.
–Estoy tentada a patear a esos perdedores a la calle y seguir la fiesta contigo, pero eso sería algo injusto, siendo que tus amigos se esforzaron mucho por hacer todo esto–
Vio a sus amigos convencido de que no sería injustos patearlos a la calle y que una mamada era más que suficiente.
–¿Todavía me amas Linky?–
Lincoln hizo rechinar los dientes, pues, ¿qué más podía hacer?, decirle que no a la chica que amaba en esas condiciones le resultaba imposible, en especial porque la sangre había abandonado su cerebro y la constante estimulación acabó con su sentido común. En otras palabras, estaba caliente, cachondo, en celo.
Era un idiota pensando con el pene.
–Más que a la vida–, respondió embobado, ganándose una sonrisa de oreja a oreja por parte de Ronnie.
–Dile a los chicos lo que quieres–, pidió Ronnie Ann, –No me hagas esperar, o puedes irte olvidando de Carlota–
Carlota… dulce, dulce Carlota. Cualquier sacrificio valdría la pena con tal de cogerse a esa diosa de caramelo.
–Amigos…–
Los chicos esperaron a que siguiera hablando, manoseando a Ronnie en todo momento.
–Amigos… Ronnie Ann necesita hacerlo–
–No lo sé Marie, no pareces estar convencida–, dijo Zach mientras que se inclinaba sobre el hombro de Ronnie.
Liam le siguió imitando a su amigo, y entre los dos, comenzaron a jugar con los pechos de la latina, torciendo delicadamente sus pezones frente al pobre Lincoln.
–Es cierto Marie, tienes que quererlo de verdad, es decir, nosotros queremos hacerlo, pero si tú no quieres…–
–No sean tan duros muchacho–, intervino Clyde, –Esto no debe ser fácil para Marie–
Con eso, Clyde se separó del resto y se apoyó sobre el hombro de Lincoln. Rusty en tanto cogió del cabello a Ronnie y la puso a mamar, la latina tragó lo que más pudo de su miembro, quedando su nariz cubierta de algunos bellos naranja. El movimiento rítmico era animado por Zach y Liam, con el primero recibiendo una paja y el segundo masturbando a Ronnie. Todo esto lo hicieron sobre el regazo de Lincoln que seguía tratando de rozarse con algo y sin poder alcanzar nada.
–Tú quieres que esto suceda, ¿no es así?–, preguntó Clyde en voz baja.
¿Por qué había dejado que las cosas llegasen a ese punto?, la primera vez que Ronnie Ann le propuso algo así de loco, se prometieron no ir más lejos, y ahora… ahora habían pasado de algo medianamente confuso a una situación francamente ridícula. A esos cuatro los conocía desde hacía años, habían sido amigos en las buenas y en las malas, siempre juntos, siempre apoyándose el uno al otro.
Con Ronnie sucedía algo similar, después de su primer quiebre, su amiga y ex novia y actual novia volvió a Royal Woods. Lincoln jamás cuestionó sus motivos, no necesitaba hacer preguntas porque estaba feliz de que estuviese de regreso. Sin embargo, ya desde ese entonces se había dado cuenta de que algo cambió a Ronnie Ann, solo que no tenía idea de cuál era ese cambio.
–Clyde… –
Quizás, Lincoln también había cambiado, si ese cambio era positivo o no, era algo que estaba por verse.
–Hemos sido mejores amigos durante años, y quiero que confíes en mi–, dijo Clyde, –Nadie necesita saber lo que hicimos, nadie pensará menos de ti, tan solo se honesto, es lo único que pido–
–Quiero que mis amigos se cojan a mi novia, quiero ver a Ronnie haciéndolo con todos ustedes, que la llenen de semen y quiero verlo–, respondió Lincoln sin pensar.
Clyde levantó un pulgar, –¡Ya escucharon a la señorita!–, vociferó antes de apartarse de Lincoln.
–Me estaba tocando–, pensó Lincoln ruborizándose, –El muy bastardo me estaba manoseando–
Afortunadamente, nadie más lo notó, nadie lo vio inclinarse mientras que posaba su mano sobre el plano pecho de Lincoln.
–¡Y el muy marica lo disfrutó!–, se dijo a si mismo enfurecido e ignorando de manera magistral el tintineo que eso le produjo.
–Sosténgala de las piernas, así es–, instruyó Rocky a sus amigos, –Quiero que Marie vea todo–
Zach y Liam levantaron a Ronnie y la abrieron de piernas, a altura del rostro de Lincoln.
–Bien Clyde, puedes hacer los honores–
El joven peliblanco vio nuevamente como esa cosa entraba en la vagina de su novia, hundiéndose palmo a palmo conforme el rostro de Ronnie Ann evidenciaba lo mucho que lo disfrutaba.
–Haaa… todavía no me acostumbro, llegas tan profundo Clyde… mucho más adentro que el perdedor de mi novio–
La latina alzó los brazos y cruzó las manos detrás de su cabeza, arqueando la espalda y meciéndose suavemente frente al rostro de Lincoln.
–Tienes suerte Marie, desearía que mi chica fuese así de participativa cuando lo hacemos–, comentó Zach.
–Eso es porque tu chica no es Ronnie Ann y además, dudo de que la quieras ver cogiendo con otros–, le respondió Liam.
–Cierto, eso no me gustaría–, concedió el chico de lentes antes de alcanzar con la boca uno de los pechos de Ronnie Ann.
–Es porque no somos como Marie, ella confía al ciento por ciento en Ronnie, se tienen mucho respeto–, justificó Rocky, –Mira que bien portada es, sentada como una señorita mientras que a su chica la complacen sus amigos–
Lincoln no entendía del todo lo que le sucedía, solo sabía que pensar en Carlota se le hacía cada vez más difícil, y que la vergüenza que sentía, lejos de aniquilar su erección, parecía alimentarla. Ver a Ronnie de ese modo, verla cogiendo con tres tipos al mismo tiempo, sin preocupación alguna, era más de lo que podía soportar. La parte de su ser que deseaba defenderse había desaparecido, dejando a una porción de su persona que comenzaba a disfrutar demasiado de lo que estaba pasando.
Clyde notó el modo en que Lincoln aceptaba su papel, y no pudo evitar el tratar de hundirlo más.
–También ayuda el que Lincoln sea un degenerado–
Antes de que Ronnie pudiese protestar para defender a su novio, la agarró de la cintura y se puso a bombear más fuerte. Aprovechando que sus amigos hacían las veces de soporte, no tuvo que poner mucho más de su parte, dado que de haberlo intentado por si solo no hubiese tenido la fuerza para mantener en pie a Ronnie Ann.
–¿¡Qué!?, cualquiera que hubiese crecido en esa casa rodeado de bellezas estaría algo reprimido. Deberíamos estar felices de que Lincoln confíe en nosotros para hacer esto, al menos así estamos todos seguros–, dijo Clyde defendiendo su punto, –De seguro que el único motivo por el que no está en casa masturbándose con las bragas de una de sus hermanas es porque tiene novia, ahora usa las bragas de ella–, indicó sonriendo.
Lincoln quiso ponerse de pie antes de recordar que sus brazos seguían esposados al respaldar de la silla y bueno… de verdad estaba usando la ropa interior de su novia, no podía negarlo.
–¿Qué se siente usar ropa interior de chica?–, preguntó un genuinamente curioso Rocky.
–Excitante–, contestó Lincoln sonriendo, –¿Quieres probar?, podrías discutirlo con tu novia viejo, a ver si te pasa lo mismo que a mi–
–Pues se te ve bien amigo–, se apresuró a decir Rocky sintiéndose bastante incómodo, –En serio, no todos tienen la figura para eso–
Era el peor cumplido que Lincoln jamás hubiese recibido, y Rocky lo sabía.
–Ya me cansé de mirar–, dijo incómodo para luego apartar a Liam de en medio.
Viendo que toda la acción se la estaba llevando Clyde, y ahora Rusy, tanto Liam como Zach se hicieron a un lado y les dejaron todo el trabajo. Lincoln en tanto tuvo vista de primera a la doble penetración de su novia.
–Mirala Lincoln, quiero decir, Marie. Mira lo mucho que se divierte–, le dijo Zach sonriendo, –Es una profesional, ¿segura de que no había hecho esto antes?–
–¿De quién fue la idea de vestirte de chica?–, preguntó Liam, –No es que me queje ni nada, solo que no lo esperaba–
¿Había hecho Ronnie lo mismo con otros chicos?, pues… pues así parecía. Igual, no era como si pudiese preguntar así sin más, sus hermanas le habían remarcado en incontables ocasiones lo mal que estaba cuestionar el pasado de una chica, en especial una con la que se tiene una relación. Decían que no era sano, que era una muestra de machismo recalcitrante y que de todos modos, de haber algún problema cualquiera de ellas lo notaría y le diría.
Así que estaba tanteando el terreno a ciegas, solo que todavía no se daba cuenta y de no ser por Zach, quizás nunca lo hubiese hecho.
–Ronnie cree que se me ve bien–, murmuró Lincoln, –Lo hago porque la hace feliz, eso es todo–
–Y vaya que tiene razón, sabes, jamás lo consideré antes… y no lo haré ahora. Voy a manosear a tu novia un poco más–
Y ahora eran Rusty, Liam y Clyde sobre el colchón. Ronnie había maniobrado su cuerpo sobre el de Liam mientras que Clyde, Rusty y Zach la rodeaban, tomando turnos para follarse la boca de la latina. Ronnie Ann correspondía a la atención recibida, y no solo chupaba y lamia todo lo que se le presentaba, sino que lo hacía de la manera más obscena posible, a veces rogando y también gruñendo como una cerda en celo. Lincoln la vio tratando de chupar las tres vergas al mismo tiempo mientras que los chicos reían e incluso le escupían, pero nada de eso perturbaba a su novia, ella lo aceptaba como si fuese algo natural,
Incluso cuando Clyde la abofeteo no se movió, ni siquiera cuando la llamaron puta frijolera y otras cosas que Lincoln en su vida jamás se atrevería a pronunciar, a ella, a Ronnie Ann, solo parecía excitarla más y más.
Lincoln perdió la noción del tiempo, su pene tan erecto como era posible en la apretada tanga usada de Ronnie Ann. Con la respiración agitada y moviendo las caderas sin control, fue testigo de su querida Ronnie Ann lamiendo entre las nalgas a Rusty, luego a Zach y finalmente a Clyde. Esa misma lengua con la que lo besó antes y que profesaba su amor eterno no tenía problemas en probar el culo y las bolas del mejor amigo de Lincoln, y Clyde, sin quitarle la vista de encima al pobre chico, no tuvo mejor idea que follar la garganta de Ronnie Ann a fondo antes de eyacular al mismo tiempo que Liam. La latina estuvo a punto de caer de no ser porque entre Rusty y Zach la atraparon a tiempo.
Clyde se limpió el sudor de la frente y junto con un cansado Liam se alejó del colchón. A Ronnie le dieron un par de minutos para recuperarse, antes de que Zach y Rusty la pusieran de perrito para cogérsela.
–Voy a mear y vuelvo en cinto minutos–, anunció Liam al pasar junto a Lincoln para limpiarse la verga en la delgada camiseta de este.
Clyde pensó en hacer lo mismo pero se detuvo a último momento, y luego, esperó a que Ronnie volviese a tener la visión obstruida para hablar con Lincoln.
–Supongo que somos solo tú y yo Marie–, le susurró mientras masajeaba sus hombros, –Tu novia es muy exigente, me sorprende que puedas seguirle el paso–
–Creo que Ronnie puede con uno más–, dijo Lincoln tratando de apartarse, –¿Por qué no te unes?–
Clyde lo ignoró por completo, contentándose con seguir el masaje y bajar de a poco a los brazos de Lincoln. Su reacción, por involuntaria que fuera, complació al moreno. La camiseta era en extremo delgada y estaba empapada de sudor, tanto el de Lincoln como el de Ronnie Ann.
A Clyde apenas le bastó rozar ambos pezones para hacer a Lincoln gemir al punto en que el parche húmedo en su ropa interior tomó un ligero tono blanquecino.
–Vaya, eso no me lo esperaba–, dijo suavemente, –Cambiaste hermano, aunque claro, ya no te puedo decir así, no después de ver esta faceta tuya–
Lincoln estaba completamente mortificado, eso no, ¡claro que no había pasado, de ningún modo podía pasar algo así!. Era… ¡era algo mental!, ¡era su cuerpo reaccionando!, no era otra cosa, definitivamente no.
–Hey viejo, hazme un espacio, ¿quieres?–
Ronnie seguía con su fiesta aparte, haciendo un split, se había sentado sobre las vergas de Zach y Rusty al mismo tiempo. Ambos chicos la embestían coordinados, sin poder creer que la ruda novia de su amigo fuese una sucia puta cualquiera.
–¡Oh Dios, Oh Dios, Oh Dios!–, gemía Ronnie sin control, con los ojos cerrados en absoluto éxtasis, –¡Uhhhhggg!, dos… dos penes a la vez nnnggg, dos pelirrojos cogiéndose mi coño al mismo tiempo–
El corazón de Lincoln se quebraba de a poco, era la peor sensación que jamás hubiese experimentado, y lo peor de todo, era que le encantaba. Su propia erección no cedía, y Clyde no le facilitaba las cosas, tocándolo a cada momento y respirando tan cerca de su persona.
–Pensé en ayudarte–, le susurró Clyde al oído, –Soltar una de tus manos para que puedas acabar, o al menos tus piernas para ver si logras frotarte o algo, pero si lo hago, ella se enojará, y nadie quiere eso, en especial tú–
–Más duro, ¡dame más duro hijo de puta!–
Los muslos de Lincoln comenzaron a temblar, presintiendo que en cualquier instante acabaría, y sin siquiera tocarse. La humillación, los estímulos, eran demasiado para él, ¡y el maldito de Clyde no lo dejaba!, seguía tocándolo de forma descarada a pesar de que no había nada que tocar, y rozando su apestosa verga cubierta de los jugos de Ronnie cerca de su cuello.
Liam, que había vuelto del baño un tanto antes, se acercó al colchón en el que estaba Ronnie con los chicos.
–Deberíamos tomar turnos, digo, que le toque a todos, ¿no?–, sugirió, más que nada, para no tener que volver a tocar el cuerpo desnudo de alguno de sus amigos.
–¡Buena idea Zach!, pero necesitaremos algo más que el colchón–, le contestó Rusty.
–Podríamos haber usado una cama, el colchón se ve tan… vulgar–, se quejó Zach, –Entiendo que va con la temática y todo, pero es muy incómodo e inconveniente–
–Ronnie es una chica vulgar–
Todos se voltearon a ver a Clyde que se sacudió de hombros. Ronnie lo desafió con la mirada, desconfiada del tiempo que ese perdedor estaba pasando cerca de Lincoln.
Eso no le gustó para nada.
–¿Qué dices si usamos la silla?–, sugirió ella.
Los chicos se vieron entre si para ver si alguien pensaba en una mejor idea, así que Ronnie insistió.
–Es lo mejor que tenemos ahora, ¿podrían ustedes dos arrojar a Marie al colchón?, que quede mirando a la pared, por favor–, pidió.
Sin tener argumentos en contra, Liam y Clyde soltaron a Lincoln y lo llevaron entre los dos junto a Ronnie Ann, en donde volvieron a esposarlo.
–Perfecto, los felicito chicos–, les dijo Ronnie Ann satisfecha, –Ahora podemos seguir–
Y siguieron, ahora con Ronnie Ann vigilando atentamente a Lincoln. Desde su posición, el chico peliblanco tuvo que ver a su novia recibir otras dos corridas de parte de Rusty y Zach, su vagina fue llenada por cada participante menos Lincoln, e incluso recibió un par de corridas extras atrás. Los amigos de Lincoln no fueron amables con Ronnie, no le hacían el amor así como Lincoln lo hacía, en lugar de ello, la cogían como si se tratase de un objeto hasta que perdió la cuenta de las veces en la escupían o abofeteaban o mordían sus tetas y nalgueaban su trasero, incluso al correrse Ronnie Ann se aseguraban de que fuese frente a Lincoln, cuando Clyde se cogió el trasero de Ronnie, fue justo frente a la cara de Lincoln.
Al finalizar la orgía, Ronnie les dio un obsequio especial. Se puso un escandaloso lápiz labial color púrpura, y luego de darle un tierno beso a Lincoln, procedió a besar las vergas de cada chico presente, sus bolas e incluso la ingle. Era la imagen más sucia, degradante y perversa que Lincoln jamás se pudiese imaginar, y la estaba viendo con sus propios ojos ejecutada por la chica que amaba.
El pobre no se pudo contener, giró para quedar de estomago sobre el colchón y comenzó a embestirlo.
–¿Qué crees que haces Marie?, no me digas que estás tratando de coger con el piso–, le dijo Ronnie Ann con una sonrisa torcida.
La verdad, era que le divertía mucho verlo así, atormentar a Lincoln era la parte más bella de su día, lo único que se le acercaba eran las mañanas cuando Lincoln le decía que la amaba. Como tal, era difícil para Ronnie el negar a su pobre y diligente novio un poco de alivio, mas, se habían prometido el uno al otro que cumplirían con otra sucia fantasía suya y que luego irían por Carlota.
–Chicos, necesito que volteen a Marie sobre su espalda, no quiero que acabe todavía–
Algo consternados por esa petición, entre Rusty y Zach volvieron a poner a Lincoln de espaldas, ignorando sus ojos llenos de locura y deseo que rogaban que por favor lo dejasen terminar.
Ronnie, presintiendo que los chicos no tendrían corazón como para negar a su amigo algo tan simple, se les adelantó.
–Clyde, Rusty, Zach y Liam me dan más placer de lo que tú jamás podrás–, siseó antes de sentarse en el pecho de su novio, –Soy la perra de tus amigos, tu novia es la puta de tus amigos Linki–
Clyde, bastante más preocupado pensó en ayudar a su amigo, sin embargo, no quería arriesgarse a sufrir la ira de Ronnie Ann a pesar de ser una de las pocas personas que conociéndola, estaba dispuesto a enfrentarla.
Pensó que tal vez, bastaría con que Lincoln pudiese rozarse contra algo para que se corriera, así que con cuidado, presionó con la planta del pie el pene de su amigo, tratando de no poner mucha presión y no sucumbir al asco que se suponía debía de sentir.
Ronnie alcanzó a verlo y lo empujó.
–Hey, dije que nada de acción para Lincoln–
–Pero miralo Ronnie Ann, el pobre no puede aguantar más–, protestó Clyde, –Ya acabamos, ¿qué tiene que Lincoln disfrute un poco?–
Ronnie sacudió la cabeza, preguntándose como alguien supuestamente listo como el amigo de su novio podía ser tan estúpido.
–Esa es la idea, quiero que este frustrado y que no pueda negarse a nada de lo que le pida a futuro–, le explicó Ronnie Ann, –Luego cambiaremos de papel, y así–
–Eso es muy sucio Ronnie Ann–
¿Sucio?, ¡jah!, Ronnie Ann era inmune a tales conceptos cuando se trataba del amor. De ser una pelea, o algo académico o relacionado al trabajo se hubiese comportado acorde a la amorosa educación que le fue brindada por sus padres, pero Lincoln era un asunto aparte, su relación completa funcionaba bajo otro set de reglas que nadie más tenía porqué comprender.
No, lo que Clyde consideraba sucio era otra cosa a ojos de Ronnie Ann.
–Tan solo admite que quieres cogértelo porque es lo más cercano que tendrás a Lori–
–¡Eso no es cierto!–
Ronnie Ann sonrió satisfecha, Zach, Rusty y Liam se mostraron incómodos y Clyde tuvo el buen tino de al fin cerrar la boca.
Ya satisfecha al darse cuenta de que no tendría otras interrupciones, le dio un par de bofetadas a Lincoln, presionando en todo su momento su hermoso rostro con ambos muslos.
–Marie, dulce dulce Marie, tengo algo para ti–, canturreó la latina, –Abre bien grande–
Suspirando profundamente, se sentó sobre el rostro de Lincoln, cogiéndose su cara mientras que le ordenaba lamer por su vida.
Los amigos de Lincoln no hicieron otra cosa que mirar a Ronnie tener otro orgasmo, acompañada de Lincoln que se corrió sin siquiera tocarse.
Era francamente patético.
–Eso fue grandioso…–, dijo Ronnie Ann al terminar, –Tal y como lo soñé–
–Uh… ¿podemos usar la ducha?–
La latina no tenía idea de quién había preguntado y no le importaba, mas, debía admitir que ya era hora de acabar con todo.
–Claro, es más, me bañaré con ustedes. Así ahorramos agua–, le propuso a los chicos.
–¿Y qué hay de Marie?–, preguntó Rusty preocupado.
Ronnie vio a su novio, todavía mareado y completamente destruido.
Le dedicó la sonrisa más tierna y dulce que pudo lograr antes de ponerse de pie y escupirle en la cara.
–No creo que quepamos todos, Marie puede esperar afuera–
Y con eso, se marchó.
Lincoln escuchó los pasos, los escuchó sin saber cómo interpretarlos. Estaba embarrado y seguía atado, indefenso frente a todo, usando la ropa interior de su novia que lo hizo correrse mientras se asfixiaba bajo el peso completo de Ronnie Ann.
–Lo siento amigo–
Nunca sabría quién más le escupió, ni cuál de todos sus amigos le pasó la verga por la cara, ni el que le hizo a un lado la delgada tanga y se las arregló para introducir uno de sus dedos porque sencillamente era incapaz de soportar más. El orgasmo quemó toda su energía, y lo dejó completamente indefenso.
No fue sino hasta que Ronnie lo liberó que comenzó a recuperar el sentido.
–Vaya, que loca tarde, ¿ya estás lista para tu baño Marie?–
Con algo de dificultad, Ronnie lo ayudó a llegar al baño y a sentarse en la tina. Allí cupieron los dos, con Ronnie actuando como soporte, sentada detrás de Lincoln.
–Estamos a solas, puedes decirme por mi nombre–
Ronnie Ann hizo un puchero, –Pero te prefiero como Marie cuando vistes así–, le explicó, –Y prometiste ser mi Marie por todo un día–
Lincoln dio el asunto por terminado, pues nada más podía hacer. Ya era evidente que no lograría ir a casa por sus propios medios y que lo más seguro sería pasar la noche en ese motel barato con Ronnie Ann.
Su novia le lavó el cabello, y el cuerpo entero también, sin dejar siquiera una parte libre de su atención.
–Nunca me interesaron las muñecas cuando niña, las encontraba tontas, todavía lo hago, pero esto es… relajante–, admitió Ronnie Ann mientras que tallaba la espalda de Lincoln.
Al acabar, ella decidió que podían relajarse un tanto más en la tina, para que así pudiesen superar lo sucedido. Ronnie se contentó con sostenerlo contra su pecho, hundiendo su nariz en la cabellera de Lincoln antes de encontrar, en el piso del baño, su tanga arruinada.
Frente a un muy confundido Lincoln, Ronnie recogió la prenda, aspiró su esencia y lamió el semen de su novio.
–Mmm buen chico, es… ¡es perfecta!, ¡no hay nada más delicioso en todo el mundo!–, exclamó la latina dejándose llevar por su muy perverso amor.
–Jamás me cansaré de probarte Lincoln, quiero que me ames por siempre y para siempre y que jamás volvamos a separarnos–
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