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Sobres rojos	By : LunaSolNocturno Category: Spanish > Anime Views: 831 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 0
Disclaimer: Rurouni Kenshin no es una obra mia ni saco provecho de escribir un fanfic sobre ello.

Chapter List
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Disclaimer: Rurouni Kenshin no me pertenece, y no saco ningun tipo de beneficio escribiendo un fanfic de esta serie.

M/F / Oral / TF / WIP

Sobres rojos.

Alumno.

Sí, ya sabía dónde había comprado el papel: en la papelería que estaba cerca del camino al templo, la que estaba regentada por la anciana Mariko.

-¿Misao-san, anda buscando alguna cosa?

-Anciana Mariko ¿te quedan más sobres rojos?

-¿Cómo el que se llevo hace un mes Aoshi-sama?

¿Un mes? Sí que le había costado escribir.

-Sí, me gustaría llevarme unos pocos, no es un color común.

-Ajá-dijo sacando un cajón por debajo del expositor donde estaba el género-el rojo sangre, o “rojo pasión” como dicen los occidentales, ¿Cuántos querías, pequeña?

-Dame... seis. Por cierto, ¿tienes papel para caligrafía?

-¿Blanco o con algún motivo especial?

-¿Con olor?-la idea que acababa de tener sería su sello distintivo en el intercambio.

-No, pero tú lo puedes hacer: pon flores entre las hojas y coloca algo de peso encima, olerán igual.

-Muchas gracias por el consejo-dijo al pagar-y no le digas nada a Aoshi–sama, es una sorpresa.

-Muy bien, mantendré el secreto-el guiño cómplice las hizo reír.

--

Tras la cena subió directamente a su cuarto. Algo le decía que el retraso de Misao era más importante que no sólo la siestecita que supuestamente había dormido en el baño.

Corrió el shoji con rapidez e igualmente lo cerró. Su futón estaba extendido, el sobre rojo reposaba sobre la almohada.

Sentado en el alfeizar de la ventana lo abrió tembloroso. El papel era tan fino como el que había empleado él, pero tenía algo distinto: desprendía el olor de los cerezos; la caligrafía era regular, trazos rápidos pero definidos, únicamente legibles si se prestaba atención.

Usted dice no ser una persona digna.

De ser así no habría experimentado amor hacia otra.

Es difícil expresarlo, cuando estamos enamorados da igual que la otra persona nos trate con indiferencia si logramos que nos mire un segundo.

Entonces somos felices.

En eso consiste el amor hacia otro.

Pero el amor es algo frágil, hay que cuidarlo entre dos personas o se marchitará, tampoco hay que confundirlo con un rato de placer físico, eso es sexo.

Hacer el amor sería entregar a la persona amada una muestra, física, del placer que se siente al estar con ella.

Firmado.

Una persona que le considera digno.

Cerró los ojos evitando por todos los medios derramar lágrimas. Su frialdad hacía mucho que se había empezado a disolver, pero los retazos le controlaban en ciertos momentos; miró la noche, la pagoda y el templo estaban recortados contra el cielo cuajado de estrellas, la luna marcaba débilmente los contornos de los tejados, y al otro lado del impresionante patio donde estaba el cerezo que perfumaba la carta, la habitación de Misao.

Su sombra se definió durante un segundo ante la ventana de su cuarto, camino del futón. Ya era hora de dormir.

--

-Misaoooo.

-¿Qué pasa?-murmuró con la cabeza aún entre los brazos, la luz la molestaba.

-Tienes una cartaaaaa.

Okon jamás había visto una velocidad semejante: la Okashira se levanto de un salto, le arrebató el sobre y la empujó fuera de la habitación al grito de “no estoy para nadie”. Cuando se quiso dar cuenta los demás, incluido Aoshi, la miraban asustados.

-¿Y eso?

-La piqué con una carta que tenía en el suelo, por la reacción que llevaba tiempo esperándola.

Okina se encogió los hombros: quizá fuese alguna carta de los Himura, en ese caso era mejor no preguntar ni quién la había dejado ni quién la había traído. No obtendrían respuesta.

-Vamos, hay un restaurante que empieza a funcionar a las nueve y son las ocho y media.

Dentro de la habitación la joven permanecía arrodillada de cualquier manera, parpadeaba de vez en cuando.

Por que Misao no podía creer lo que ponía ¿Acaso se había vuelto loco?

Sé que es algo que no debería decir. Impensable teniendo en cuenta lo que implica, pero debo saberlo.

¿Puedo ser su alumno?

El amor es algo nuevo para mí, he tenido relaciones con mujeres en los distritos de placer, decían que lo que se hacia allí era el amor, pero su lección me ha quitado una venda muy pesada, era únicamente placer físico.

A demostrado ser una maestra, con pocas palabras dijo a este insignificante ser lo que es en esencia, y es en realidad, el amor.

Por eso humildemente, sabiendo que no soy digno ni de mirar el tabi que usa, quiero saber si usted podría enseñarme.

Firmado.

Una indigna persona.

--

Fintó buscando una brecha, al encontrarla arremetió, el guerrero cayo hacia atrás provocando un ruido sordo sobre el tatami de la sala de entrenamiento.

-Aoshi-sama ¿Esta usted bien?

-Hai, fue un buen movimiento.

-¿Digno de maestros?

Dio un pronunciado respingo, hacia mas de un mes que la dejase su carta y no había obtenido nada, quería cogerla de los hombros y obligarla a darle una respuesta, pero el honor y la clandestinidad de las cartas lo impedían, solo cabía esperar.

-Sí, es un gran movimiento.

Misao respiro cerrando los ojos, lo que había empezado como un “juego” ahora era mucho más serio, convertirse en sensei implicaba tener respuesta para todo y ella solo tenia veinte años, no había vivido tanto.

Alargo una mano, el onni la cogió y la uso a modo de palanca para levantarse.

-Es algo que acabo de inventar, salió sin pensar.

-Pero es bueno.

Esperaba que el futón estuviese extendido, incluso que el sobre estuviese encima del tatami pero no fue así, la habitación estaba tan recogida como por la mañana. Miro por la ventana, la sombra de Misao se recorto camino del futón hacia mucho rato.

De repente unos golpes en el marco del shoji le hicieron darse la vuelta, el peculiar rojo le dio la bienvenida, lo quito del soporte que eran las varillas y abrió la puerta sin encontrar a nadie en el pasillo, rápidamente se asomo a la ventana, el shoji le permitió ver unos ojos verdes antes de cerrarse. Después no hubo mas sombras ante la luz de la luna.

Como primera lección debe saber que el amor es un sentimiento alimentado por sensaciones.

Si alguien como usted a logrado tenerlas es por que ama a una persona en especial, por lo tanto de la misma forma que las sensaciones se perciben por los sentidos, despertaremos estos de forma paulatina.

¿Qué es para ti un roce con la persona que amas?

Firmado.

Sensei.

--

Osamu termino de colocar la pomada en el hombro de Aoshi, la patada de Misao había dejado algo mas que no solo un moratón, la contractura le tendría un tiempo sin poder empuñar las Kodachi, por lo menos con el brazo izquierdo.

-¿Dónde esta Misao?

-Dijo que tenia que ir a hacer unos recados. Últimamente se les ve más unidos.

Hizo un gesto para que continuase.

-Usted a perdido parte de su frialdad y ella a aprendido a tener paciencia, quien sabe, quizá entre usted y las cartas de Kaoru-dono se nos convierta en toda una Okashira.

-¿Este año también participareis en el festival?

-Sí. Hablando de eso, Misao ya lo sabe, hemos cambiado los turnos de baño; dado que mañana nos tendremos que levantar antes, nosotros nos acostaremos mas pronto que de costumbre.

-Otro año en que Okina pasara la mayor parte del tiempo persiguiendo jovencitas-el tono de voz, cargado de vergüenza ajena, no paso desapercibido-por cierto, Shiro dice que necesita tu ayuda para terminar de hacer el inventario.

-Otro año en que el festival de primavera será un caos-concluyo-¿Vendrás?

-No, tengo algo más importante que hacer-clavo la mirada en el hombro de Aoshi-¿Eso se lo hice yo?

-Hai-no estaba enfadado.

La mujer sonrió y la tendió la bandeja con las cosas.

-Pues aquí tienes, la pomada y las vendas, que no quede flojo. De seguro que se ha liado con los ingredientes de los distintos platos.

-Puede-sonrió a la kunoichi en una de sus bromas habituales.

Levanto una ceja al notar que Aoshi daba un respingo, lo cierto era que hacia mas de dos meses que ella evitaba cualquier contacto suave con él, los roces eran fortuitos no buscados como pretendía el onni, y esto no lo eran, los movimientos rudos de un masaje jamás podía ser una muestra de cariño; le indico como extender el brazo y fue poniendo el vendaje, firme y apretado.

-Misao...

Se giro buscándola, se había olvidado de ayudarle con la parte superior del kimono.

En su lugar había un conocido sobre.

Otome.

Un roce no se busca, surge.

Es una importante lección, pues demuestra en apenas un parpadeo todo el deseo contenido de una persona por otra.

Dices que eres un alumno indigno, yo creo que debes aprender de nuevo.

Esta semana hay luna nueva, en el punto álgido ve a la cabaña del bosque de bambú a las afueras de Kyoto, desde donde se ve toda la ciudad, allí véndate los ojos con el pañuelo que hay en el sobre y espera sentado.

Firmado.

Sensei.

Aguanto las ganas de reír al escuchar la tos nerviosa de Aoshi, acababa de vengarse por la vez en que la carta casi cae en manos que no debían, y el posterior susto; dado que esa noche lo terminaría de preparar todo, solo quedaba recibir su respuesta...

Escucho el crujir del suelo.

Salió corriendo, en silencio, pasillo adelante para no encontrarse con él por casualidad; desde su nueva posición vio como miraba en todas direcciones al salir y subía rápidamente por la escalera, por las prisas que llevaba que la recibiría muy pronto.

--

Esa misma noche un trozo de sobre rojo asomo por debajo de la puerta de su habitación, lo cogió por la esquina y tiro notando que la persona al otro lado aun lo tenia cogido, Misao corrió un poco el shoji; los dedos de Aoshi se dejaron ver y ella los acaricio sin miedo.

Por que era él el que lo tenia, temía algo que la había costado comprender y él quería que supiese, creía no ser digno de ella.

De ahí las cartas.

De ahí la muda suplica por ayuda.

Temor a no saber responderla como ella se merecía.

Apretó un momento los dedos y después beso los suyos propios, dejo la mano sobre el papel de arroz hasta que el guerrero apoyo la frente, el beso del valor.
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