Todo queda en familia | By : monojungla Category: Spanish > Cartoons Views: 2003 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 0 |
Disclaimer: La serie Rugrats crecidos/All grown up no me pertenece ni estoy asociado a ella en ningún aspecto. Este fanfiction es ficticio y sin fines de lucro. |
CAPÍTULO 2:
ATRAPADO
Cada día era una tortura. Cada hora, cada minuto, era una agonía. Para Carlitos la vida era una desgracia de miedos, deseos y culpas. Sus amigos ya lo habían notado pero nunca pudieron sacarle nada y a pesar de lo mejor que trató de ocultarlo sus padres tuvieron sospechas (aunque no pudieron notarlo más que superficialmente) pero pensaron que era cuestión de la edad y su paso por la adolescencia. Lo veían silencioso, cansado, callado (más de lo normal).
Lo cierto es que Carlitos no podía más con la tortura por la que pasaba. Era ella.
- ¡¿Qué pasa hermanito?!
Unos brazos rodearon, su cuello y la chica prácticamente se colgó de él. Era ella, Kimi Finster, su hermana. La razón de todo su pesar. Sus padres miraron la escena y sonrieron.
- Tienes una hermanita que te quiere mucho, Carlitos. Más vale que la cuides.
Restregó su cuerpo con el de él haciendo que se estremeciera. Cuando finalmente sus padres dejaron de prestarle atención ella se soltó rápidamente. Casi con asco.
Miró de cerca a su hermano quien estaba con el rostro sonrojado, la respiración entrecortada y temblando un poco. Se alejó con paso altanero.
- Pervertido - murmuró.
Carlitos suspiró y luego se dio cuenta que la evidencia de su perversión se notaba en sus pantalones.
X.X.X.X. X.X.X.X. X.X.X.X. X.X.X.X. X.X.X.X. X.X.X.X.
Era su obsesión y su deseo más oscuro. La vigilaba y espiaba siempre que podía. A escondidas sacó una copa de la llave de su habitación y revisaba sus cosas, su ropa, su intimidad. Se las arregló para acceder a su correo electrónico y vigilarla más de cerca.
Pero nunca se atrevió a más. Ella podía controlarlo con una sola mirada y destruir su autoestima con unas cuantas palabras; lo único que lo consolaba era saber que esa obsesión malsana era su secreto.
En una noche de aquellas volvió a escuchar el sonido de su tormento. Era música a un volumen alto. No tanto como para volverse escandalosa pero no tan baja como para pasar desapercibida. Carlitos salió a hurtadillas al patio de atrás.
Caminó tratando de ser silencioso. A través de la ventana pudo ver el espectáculo. Kimi estaba ahí. La música estaba a todo volumen. Y ella bailaba. El pantalón ajustado a su cuerpo, su ombligo moviéndose y ella bailando sensualmente. Movía sus caderas al compás de la canción de Hip Hop. Sus contoneos hacían bajar sus caderas para subirlas sin perder el ritmo. Seguí el ritmo lento con una cadencia sensual experimentada. Sus manos acompañaban los movimientos pero de vez en cuando las usaba para rozar su propio cuerpo, desde el pecho hasta su cintura, sobre sus caderas, por sus piernas, acariciando, provocando, invitando a un público inexistente excepto por Carlitos.
Aquella escena se grababa en su cerebro como si fuera fuego. Aquella era una chica sensual. Sus curvas, sus movimientos, su piel lisa y suave.
“Es mi hermana…Es mi hermana” se repetía mentalmente.
La música cambió a otra canción más acelerada y los movimientos más atrevidos.
No quiso ver más. Se alejó de ahí para enfrentar un día más de tortura.
La espiaba siempre que podía, se convirtió en su obsesión y su martirio.
Frente a sus padres ella era la chica más dulce del mundo pero incluso en esa actuación ella lanzaba indirectas y comentarios mordaces que él no podía responder.
Fuera de la vista de todos y a solas con él, se volvía una chica con un humor impredecible, grosera, mandona e hiriente.
Y él no podía hacerle nada. Sus palabras quedaban estancadas, sus respuestas eran débiles, su resistencia era patética. Sólo mirarla a los ojos lo desarmaba.
Ella tenía el control, esa belleza, esa sensualidad lo tenía bajo la bota.
Desesperado, Carlitos buscaba un sustituto en otras cosas. Empezó a visitar páginas de Internet para adultos.
En una de ellas encontró una mujer vestida de colegiala. Era japonesa y por un momento le notó cierto parecido con su hermana. Se volcó a su descubrimiento. El disco duro de su computadora se llenó de fotos impúdicas de mujeres asiáticas. Buscaba entre ellas un parecido. Algo que le haga olvidar. Pero no podía, volvía a encontrar a su hermana más hermosa y sensual que cualquier cosa que viera por la red.
En su vigilancia encontró que ella era más corrupta de lo que aparentaba. No era sólo los bailes sensuales y la máscara de dulzura. Era algo más. Algo cruel y nocivo.
Sus e-mails eran groseros y atrevidos. Visitaba páginas para adultos bastante fuertes. Sus grupos de estudio eran inexistentes.
Finalmente la pescó hablando por teléfono con una amiga desconocida. Escuchó la conversación a cierta distancia.
- Bien, - decía ella - dónde va a ser… ¿Quiénes van a estar ahí?... De acuerdo… No te preocupes por mis padres…ellos no se enterarán...¡¿A cuántos chicos invitaste?...¡Genial! ¿Y quién lleva la cerveza?... Bueno…adiós.
Fiesta, chicos y cerveza. Eso no lo iba a permitir. Quedó desvelándose hasta que pudo escuchar a Kimi tratar de escabullirse por el jardín. Estaba por alcanzar la calle cuando se encontró con su hermano.
- ¿Dónde vas?!
Kimi pareció sorprendida por unos momentos pero luego volvió a tener su sonrisa maliciosa cada vez más común.
- A una fiesta…
- Papá y mamá no te han dado permiso.
-¡Vamos, Carlitos, es la mejor fiesta del año, tienes que dejarme ir!
- No.
- No me importa lo que tú pienses. Igual iré.
- Ya les he dicho. Te esperan en la casa. Están furiosos.
Kimi pudo ver las luces de las salas encendidas. Resignada siguió a su hermano hasta adentro cuando se dio cuenta de la trampa. Quiso salir nuevamente pero Carlitos le bloqueaba la puerta.
- ¡Déjame ir! –le susurró.
- No – le respondió su hermano con otro susurro.
- ¡Muévete!
Quiso salir pero Carlitos la detuvo. Forcejearon un poco hasta que hicieron más ruido del que deberían y se detuvieron.
- No creas que no puedo apartarte yo misma.
- Hazlo y papá y mamá se despertaran. Trata de escaparte de nuevo y me daré cuenta y les diré lo que haces, esta vez de verdad.
Kimi lo miró con rencor pero luego de le dedicó una sonrisa maliciosa que lo hizo estremecer. Luego volvió a su cuarto y no trató de escapar.
X.X.X.X. X.X.X.X. X.X.X.X. X.X.X.X. X.X.X.X. X.X.X.X.
Muchos de esos episodios se repetían muy seguido.
Entre sus cosas encontraba cigarrillos, encendedores, revistas pornográficas.
Una vez encontró una prenda atrevida mientras hacía la lavandería.
- ¡¿Qué es esto?!
- ¿Acaso eres idiota? ¡Es una tanga! ¡Ahora devuélvemela!
Trató de alcanzarla pero su hermano la puso fuera de su alcance.
- ¡Carlitos, devuélvemela!
- ¡Para qué rayos necesitas una de esas cosas!
Ella lo miró furiosa. Pero luego le dedicó una sonrisa altanera.
- A los chicos les gusta cuando la uso… ¿pero sabes algo? les gusta más cuando me la quito.
Él reaccionó violentamente. La tomó por los hombros y la puso contra la pared.
- ¡Más vale que te dejes de tonterías Kimi!
- ¡O qué! ¡¿Vas a golpearme?! ¡Vamos, quiero ver que te atrevas!
Él no se atrevió a nada, soltó la prenda y salió apuradamente.
Escuchó los insultos de su hermana taladrándole el alma.
- ¡Eres un maldito cobarde!
Los días pasaron y las peleas se hacían cada vez más frecuentes. Luego de la escuela ella desaparecía y llegaba tarde a su casa poniendo excusas tontas que sus padres creían.
Usaba ropa provocativa y mantenía charlas con gente desconocida pero que él sabía que no eran buena compañía.
El colmo fue cuando la encontró hablando con un muchacho mayor que ella, con fama de ser un fiestero alcohólico y mujeriego.
Él fue hasta ella, la tomó del brazo y la obligó a alejarse del sujeto mientras ella lo insultaba.
Tuvieron la discusión más fuerte donde Kimi le llamó un cobarde hipócrita de formas tan duras que Carlitos quedó devastado por varios días.
Fue cuando se encontró con Rachel. Una chica amable y simpática que conoció en una tarea de grupo. Luego de un tiempo y finalizado el trabajo él le pidió salir y ella aceptó.
Había sido pareja de Tommy por un tiempo pero a éste no le importó que su mejor amigo saliera con su ex. Era una chica alegre y risueña que conservaba una actitud positiva y algo provocadora, le recordó a Kimi en otros días, cuando ella era más dulce e Inocente.
Fue algo liberador. El malestar que tenía a causa de Kimi fue disminuido un poco. La sonrisa de su nueva novia le devolvía un poco su estabilidad emocional y los deseos locos de sentir la piel de su hermana en sus dedos era remplazados por besos y abrazos de otra chica.
No era lo mismo y lo sabía y se sentía culpable por ello pero no iba a dejarla. Era un consuelo que él necesitaba.
Kimi tuvo un cambio de actitud. Ahora volvía más tarde a la casa, escondía ropa aún más provocativa y sus insultos eran más hirientes. Cada vez era más obvio que sus actividades fuera del colegio no tenían nada que ver con el estudio pero aún podía poner su carita de niña buena y sus padres la dejaban salirse con la suya.
Aunque Carlitos todavía trataba de vigilarla y controlarla lo hacía cada vez con menor intensidad. Fue hasta que encontró una caja de píldoras anticonceptivas.
Carlitos la encaró directamente evidencia en mano.
- ¡¿Has estado revisando mis cosas?! ¡¿Cómo te atreves?!
- ¡No me cambies el tema! ¡¿Para qué rayos necesitas estas cosas?!
- ¡Sabes bien para qué son! ¡¿O acaso no sabes nada sobre sexo?! ¡¿La ramera con la que sales no te deja?!
- ¡No te atrevas a llamarle así!
- ¡Ramera, ramera, ramera! ¡Tu novia es una perra!
Carlitos la puso contra la pared y movió su mano y Kimi cerró sus ojos para recibir el golpe, pero el golpe no llegó nunca. Los abrió con precaución para ver a su hermano con una mirada decepcionada. La soltó.
- Ella es una chica más agradable de lo que tú podrías llegar a ser jamás.
Kimi quedó con un gesto de incredulidad por un par de segundos, luego se abalanzó hacia él dispuesta a atacarla. Carlitos apenas pudo tomarla de las muñecas tratando de controlarla.
- ¡No te atrevas a compararme con esa perra! ¡No te atrevas!
Perdió el equilibrio y ambos cayeron al suelo. Carlitos pensó por un instante que afortunadamente Kimi cayó sobré él y no se lastimó. Aún así ella siguió tratando de atacarlo e insultándolo. El chico hizo un esfuerzo y giró su cuerpo (con todo y su hermana encima) quedando Kimi espalda al suelo y él encima de ella.
La chica forcejeó pero fue inútil. Sus muñecas estaban todavía agarradas por su hermano y el peso de su cuerpo le impedían moverse.
Carlitos al darse su cuenta de su posición sintió un estremecimiento por todo su cuerpo. Kimi se veía desesperada, con el rostro rojo revolviéndose debajo de él. Finalmente se quedó quieta y lo miró a los ojos. Parecía asustada.
- ¿Qué me vas a hacer?
Él la soltó inmediatamente y se levantó alejándose de ella.
Kimi volvió a sus andadas por unos días pero en su casa se comportaba seria y desanimada. Sus padres pensaron que de alguna manera ambos se habían alejado y eso tenía desanimados tanto a Carlitos como a Kimi.
Sin embargo no intervinieron. Supusieron que era alguna etapa en el camino de ambos hacia la adultez.
Un día, intempestivamente, Kimi dejó las escapadas luego de la escuela, las páginas para adultos, los correos electrónicos atrevidos y las llamadas secretas. La ropa provocativa desapareció sin que Carlitos pudiera encontrarla.
Algo no estaba bien pero el muchacho no pudo determinar qué era. Su obsesión volvió aún más fuerte y no podía disfrutar sus citas con Rachel pensando en los nuevos asuntos por los que Kimi estaba pasando.
Finalmente un día ambos hermanos quedaron solos luego de que sus padres decidieran ir a una de las tantas reuniones con toda la parentela. Carlitos se encontraba en el patio junto con su hermana y luego de que dieran las recomendaciones de siempre partieron.
Kimi los vio salir en silencio y de un momento desapareció de la vista de Carlitos. Él no le prestó atención hasta que volvió y simplemente lo tomó de la mano y lo jaló sin decir una palabra. Él exigió una explicación pero ella no dijo nada. No pudo negarse, ese embrujo que su hermana poseía lo envolvía nuevamente y le hacía obedecerla.
Lo llevó a la sala que se encontraba en penumbras y lo colocó en el centro que estaba extrañamente desocupado salvo por un sillón bastante bajo. Ella lo empujó hasta hacerlo caer sobre los suaves cojines
- Siéntate… No te levantes… quiero mostrarte algo.
Él protestó pero ella lo ignoró. Salió de la sala y Carlitos quedó clavado al sillón sin atrever a levantarse. Cuando ella volvió ya estaba maquillada y vestía con un kimono blanco.
El kimono estaba ajustado a su cuerpo y dejaba ver sus curvas.
- ¿Te gusta, hermanito?
Carlitos quedó petrificado ante la chica. Ella se acercó contoneando las caderas.
- ¿Y bien?
- T-te queda bien – tartamudeó el chico.
- Me gusta pero me hace demasiado calor ¿No crees que es demasiado caliente?
Mientras lo decía acariciaba la tela del kimono con sus manos por encima de su pecho.
La franja de tela que sostenía el kimono en la cintura de Kimi fue desamarrado por las expertas manos de la chica. Ante la atónita mirada de su hermano, Kimi abrió el kimono de par en par y con un movimiento de sus hombros y un leve jalón el kimono cayó al suelo silenciosamente.
Delante de él estaba su hermana menor vestida con una camisa diminuta y ajustada, una falda azul cortísima que apenas cubría sus partes íntimas, una corbata, azul marino también, remataba el conjunto con unas medias blancas que casi le llegaban hasta la rodilla.
- ¿Mejor?
Él temblaba.
- Estoy aburrida así que vamos a hacer esto… Un juego, voy a poner algo de música en un CD que tengo preparado. Voy a tratar de hacerte acabar. Si lo hago antes de que se acabe la música yo gano y tú me dejas en paz. Sí no acabas antes de que acabe la música entonces tú ganas y haré todo lo que quieras.
- ¿Acabar?
Kimi le dio una sonrisa macabra.
- Acabar – repitió.
Trató de huir. Quiso levantarse pero antes de que pudiera levantarse del sillón el pie de Kimi apoyó su pie en su pecho y lo empujó de vuelta contra el respaldar.
- ¿Dónde crees que vas? Si mal no recuerdo a ti te encanta ver a chicas vestidas de colegialas ¿no? Después de todo, todas esas páginas pornográficas que ves son con mujeres vestidas como colegialas. Debería darte gusto verme así. Oh, tal vez sea que esta vez no estoy bailando. Bueno, solucionemos eso ¿no?
De su bolsillo sacó el control remoto del equipo de sonido y con un pequeño movimiento de su dedo la música se puso en marcha.
Era música cadenciosa, igual a la de todas las veces que la había observado bailar. Y ella empezó a bailar. Tan cadenciosa y sensualmente como la había visto bailar siempre, pero esa vez, en frente de ella, con esa vestimenta, el efecto era diez veces más fuerte.
Cada giro, cada meneo, el mover de sus cabellos, el doblez de la falda levantándose y dejando ver por unos instantes las pantaletas color blanco.
Ella le dio la espalda continuando con su sensual baile. Meneó las caderas al mismo tiempo que con las piernas bajaba su cuerpo en un vaivén que dejaba loco a su hermano. Cuando volteó nuevamente su camisa ya estaba desabrochada. Sin perder el ritmo y con un caminar sensual una vuelta alrededor de su hermano haciendo girar la camisa sobre su cabeza para finalmente lanzarle hacia él.
Sin dejar de bailar empezó a desabrochar el cierre de su falda para luego soltarla. La prenda cayó al suelo y Kimi aprovechó para patearla directo hacia su hermano.
Kimi estaba tan sólo con sus prendas íntimas. Un pequeño corpiño con dos diminutos triángulos que cubrían sus pezones, una pantaleta ajustada apretando su sexo, ambos de un blanco inmaculado. Una corbata azul colgaba de su cuello. La música seguía mientras ella se acercaba girando hacia su hermano. De un salto se sentó a horcajadas encima de su regazo. Continuó con su vaivén donde su entrepierna rozaba la erección de su hermano por encima de su pantalón.
Desató la corbata y la colocó alrededor del cuello de él.
Carlitos jadeó pero tuvo la entereza de levantar una mano y acariciar a su hermana a la altura de su pecho. Un manotazo desvió su mano violentamente. Con la otra mano trató de hacer lo mismo pero recibió el mismo resultado. Sus intentos de tocarla eran rechazados fuertemente.
Ella continuó con su vaivén tratando de hacer que su hermano sucumba. Él sólo apretó los dientes.
- Kimi…-gimió el muchacho - ¿Por qué haces todo esto?
- Sólo estoy jugando.
- ¡¿Esto te parece un juego?!
- Claro, creo que me lo he ganado ¿no? Rompí con mi novio por ti, me perdí la fiesta más grande del año por ti. Ahora estoy aburrida… - se acercó para susurrarle al oído- Así que voy a jugar contigo.
Paso la lengua por la oreja de Carlitos haciendo que el se estremeciera.
- El juego se llama “mira pero no toques”. Si me pones un dedo encima pierdes… y me pierdes.
Se desabrochó el sostén quedando semidesnuda frente a él. Se deslizo hacia atrás hasta llegar a su rodilla y se inclinó hacia delante haciendo un movimiento hacia delante con su torso casi pegado a su hermano pero sin tocarlo subiendo desde el pecho hasta quedar cara a cara con él. Se deslizo sobre su regazo sobre él nuevamente hasta que sus entrepiernas se juntaron nuevamente. Arqueó su espalda echando su cabeza hacia atrás dejando sus pechos sobresaliendo. Siguió frotando suavemente su intimidad sobre la entrepierna del pantalón de Carlitos.
Él se aferró a los brazos del sillón con sus uñas pero no la tocó.
Lil se levantó y le dio la espalda. Empezó a contonearse nuevamente pero esta vez con sus nalgas moviéndose sensualmente frente a él. Separó sus piernas, se apoyó en la mesita de noche que estaba delante de él y empezó su descenso. Su espalda se contorsionaba al compás de la música haciendo que sus caderas dancen provocativamente delante de él.
Finalmente la canción llegó a su fin y la sala quedó en silencio.
Kimi encaró a su hermano.
- Aguantaste. Eres más obstinado de lo que pareces.
Se arrodilló frente a él. Acarició la tela de su pantalón antes de empezara desabrochar su cinturón. Él trató de levantarse violentamente pero Kimi lo empujó antes.
- ¿Te vas a acobardar tan pronto? Típico de ti.
Carlitos estaba estupefacto. Su hermanita le había abierto el pantalón y movido sus trusas dejando al descubierto una palpitante erección. Kimi quedó un momento asombrada de la hombría del chico pero se repuso rápidamente.
- ¡Vaya! Quizás esto sea más interesante de lo que pensaba.
Acercó su cara a la hombría de su hermano.
- Recuerda. Si me tocas pierdes.
La húmeda y tibia lengua de Kimi pasó a todo lo largo del erecto miembro del muchacho cuyo cuerpo se convulsionó ante la caricia. Con su mano, la chica empezó a masturbarlo mientras su lengua se ocupaba de estimular la punta y el cuerpo de aquel miembro erecto.
Sin decir más Kimi engulló el pene de su hermano.
Con medio pene en su boca, Kimi chupó suavemente logrando que su hermano lance jadeos desesperados. Luego bajó su rostro introduciendo el miembro de Carlitos aún más profundamente hasta llegar a la entrada de su garganta y se detuvo. Elevó su cara hasta que sus labios volvieron a aprisionar la punta rojiza y la bajó nuevamente hasta llegar a su límite.
- Agh!
Elevó la mirada para ver a su hermano quien se retorcía en el sillón con los brazos todavía aferrados a las extremidades del mueble.
Kimi continuaba mientras la canción seguía su tono cadencioso. Su cabeza seguía con su vaivén con el pene de su hermano todavía atrapado entre sus labios y su lengua todavía provocándolo.
La canción estaba ya a la mitad y Kimi aumentó el ritmo. Con sus manos acariciaba los testículos del chico.
Carlitos gimió pero dentro de él todavía quedaba la conciencia de lo enfermizo que era todo. Kimi se alejó un poco para mirarlo mientras con su mano seguía masturbándolo.
- Estás por explotar...No aguantas nada.
- No –gimió su hermano- No lo haré.
- Qué engreído ¿te crees demasiado bueno para mí? Estás disfrutando esto.
- Kimi, por favor… Somos hermanos.
- ¡¿Qué tal si dejas de hacerte el santo por una vez en tu vida?!
- No …Eres mi hermana.
Kimi pareció molestarse. Lo dio una mirada asesina y volvió a atacar el pene de su hermano.
Pero esta vez todo la extensión del miembro de Carlitos estaba aprisionada en la boca de Kimi.
Él no lo podía creer. ¿Cómo podía hacer ella eso? No tuvo mucho tiempo para pensarlo. Kimi empezó a mover su cabeza sacando y metiendo todo su pene a un ritmo acelerado.
Los espasmos del chico se hacían incontrolables. Se retorcía en el sillón como si se estuviera quemando.
Kimi aceleró aún más su ritmo al escuchar los gemidos de su hermano y siguió tratando de hacer que él acabe de una vez por rendirse. Sin embargo el tiempo pasaba y él no daba el brazo a torcer.
Con ayuda de sus manos Kimi masajeó las partes de Carlitos y aumento el ritmo en un último intento de estimularlo pero no fue suficiente.
La canción favorita de Kimi terminó y la sala quedó en silencio.
Kimi se separó del pene de su hermano que quedó brillando cubierto de su saliva.
Se levantó, estaba seria.
- Duraste más de lo que esperaba… Supongo que ganaste el juego. Aquí está tu premio.
Se sentó sobre él. El miembro de Carlitos quedó aprisionado debajo de la lampiña intimidad de Kimi.
- ¿Listo Carlitos?... Ahora puedes tocarme.
El chico se revolvió debajo de ella. Clavó sus manos en el sillón para no caer en la tentación.
- Kimi… detente… Estás a tiempo…
- A tiempo para qué?
- Te has convertido en una chica despreciable.
- ¡Mira quién habla! ¡El pervertido que quiere cogerse a su hermana!
Carlitos no pudo moverla. Sus manos no le respondieron pero reunió la fuerza de voluntad que le quedaba para hablar.
- De dónde aprendiste a hacer todo esto… ¡¿Con quién lo has estado haciendo?!
- ¡Yo…no… soy…ninguna… puta!
Lo dijo con odio. Clavó sus uñas en los hombros
- ¡¿Crees que soy una cualquiera?! ¡¿Qué me acuesto con el primero que encuentre?! ¡No soy una igual que esa puta de Rachel!
- ¡Ella no es una puta!
Kimi lo miró asombrada por unos momentos pero luego su rostro se volvió serio y sombrío.
Tomó el pene de Carlitos con una mano y empezó a masturbarlo violentamente.
- Dilo…¡Di que ella es una puta!
El muchacho no entendió bien pero no tuvo tiempo de responderle.
- ¡Dilo!
- ¡No!
Clavó sus uñas en la delicada piel del miembro de Carlitos quien lanzó una exclamación de dolor.
-¡Estúpido! Eres…un… ¡Estúpido!
Se acomodó sobre él.
- Y lo peor es que defiendes a esa… a esa…grandísima puta.
- ¡No le digas así!
Una bofetada cruzó su cara. Kimi meneó un poco las caderas haciendo que los sexos de ambos rozaran. El pene de Carlitos palpitó fuertemente por la provocación.
Kimi se acercó a la boca de su hermano y le plantó un atrevido beso.
Con su mano abrió sus labios vaginales y con la otra tomó el miembro de su hermano guiándolo hacia su interior.
Se deslizó hacia abajo insertándose a sí misma en aquel órgano ansioso. Hizo un gesto de dolor pero siguió hasta llegar a la base. Jadeó cuando quedó totalmente ensartada en ese miembro viril. Tuvo que abrazarse al cuello de su hermano por la sensación.
Carlitos no podía creerlo. Su pequeña hermana estaba quitándole la virginidad. Pero su cuerpo no reaccionaba, se dejaba llevar por los placeres que recibía.
Kimi se alejó de los labios de su hermano. Su cara llevaba un gesto de dolor y sus ojos mostraban una mirada desesperada.
- Ya…- jadeó ella – ya pasará…el dolor no va durar mucho.
Pero su rostro mostraba otra cosa. Se trató de acomodar nuevamente sobre él pero un gesto de dolor adornó su bello rostro. Algunas lágrimas se juntaron en sus ojos mientras ella trataba de retenerla.
Carlitos se acercó a ella y la besó violentamente. Kimi se mostró sorprendida por unos instantes pero respondió el beso inmediatamente.
Sus temblorosas manos acariciaron sus piernas y sus pechos de una forma suave pero desesperada. Sus lenguas se encontraron y se enfrascaron en una apasionada lucha siendo la atrevida Kimi la vencedora. Su experta lengua se enroscaba y tentaba a la de su hermano que apenas podía seguirle el ritmo.
Carlitos siguió tratando de estimularla siendo ella quien respondía de una forma inesperada. Se apartó de los labios de su hermano y busco su cuello succionándolo fuertemente dejando marcas notorias en su piel. Carlitos trató de hacer lo mismo pero con la puntas de sus dedos ella lo empujaba alejándolo de su cuellos.
Lentamente, los besos y las caricias mermaban el dolor de la chica. Los labios del chico aprisionando se entretenían en una oreja de la chica dándoles pequeñas oleadas de cosquillas que poco a poco hacían que una sensación de delicia se extendiera por su cuerpo.
- Ya…- jadeaba ella- Ya está…
El gesto decidido de la chica volvió otra vez a su rostro. Movió sus caderas nuevamente que esta vez se movieron más fácilmente.
Carlitos gimió. Los labios de su hermana aprisionaba su sexo apretadamente. Pero aún así pudo sentir la humedad haciendo que se deslizara para arriba y para abajo con mucha facilidad.
- Se siente mejor. – jadeó ella – sí, mucho mejor.
Quedó quieta por un momento algo largo hasta que empezó a moverse.
Los embates de Kimi hacían que el sillón se moviera violentamente pero ella aumentaba el ritmo.
- Es una puta…Es una puta…- murmuraba.
Carlitos simplemente se dejaba hacer mientras el placer empezaba a recorrer su cuerpo. Kimi jadeaba y empezó a gemir mientras el vaivén de sus caderas aumentaba el ritmo.
- Dilo… ¡Di que es una puta!
Ahora Kimi cabalgaba a su hermano mientras su miembro se deslizaba en lo más profundo de su intimidad.
- ¡Di que es una puta!
Las manos de Carlitos apretaron sus nalgas tratando de profundizar el vaivén de su hermana. Sus dedos recorrían su pecho.
- ¡Es una puta! ¡Es una puta! ¡Por favor no pares!
El muchacho se entregó al placer que lo invadía. Tomó a Kimi por la cintura y la jaló hacia él. Luego, con toda la fuerza que tenía empezó a empalar a su hermana violentamente.
Kimi dio un respingo pero respondió inmediatamente acelerando su vaivén.
Ella gemía desesperadamente mientras cabalgaba al muchacho de manera salvaje. El placer se acrecentaba en ambos y Carlitos sabía que no aguantaría mucho más. Se dedicó a masajear los senos de su hermana mientras ella incrementaba su ritmo.
Kimi cerró los ojos. En ningún momento pensó que llegaría tan lejos, estaba segura que su hermano no aguantaría siquiera los primeros minutos de su danza erótica. Trataba que aquel placer no la dominara, todavía quería tener el control de la situación, pero era inútil, sus caderas buscaban clavarse en el miembro rígido de Carlitos, que se abría paso en la húmeda intimidad de la chica y la inundaba de placeres. Su hermano la estaba sorprendiendo nuevamente y el placer parecía estar a punto de dispararse. Repentinamente sus senos fueron apresados por las ansiosas manos del muchacho que empezaron a masajear sus pezones de manera desordenada pero intensa.
Y fue entonces que se dejó llevar por la sensación violenta que la invadía y en un acto de delirio clavó las uñas en los hombros de su hermano y se acercó para darle un beso salvaje.
Esto hizo estallar el placer en ambos al mismo tiempo. Un gemido en su boca apresada por los labios de su hermanastro que solo se revolvió debajo de ella. Pudo sentirlo, el miembro de Carlitos inundándola con un calor que se expandía dentro de ella.
Todavía pudo dar unos embates para que el placer de ambos se mantuviera lo más posible. Luego quedaron quietos los dos.
Quedaron jadeando los dos todavía unidos. Fue ella la que le dio un violento beso agarrándolo de los cabellos para que no se moviera. Se separó de él para mirarlo a los ojos.
- Sí… Rachel fue la novia de Tommy…fue su novia…su primer beso…su primera vez…Por mucho tiempo me preguntaba qué fue lo que vio en ella que yo no tenía. Fue cuando me empezaste a espiar y pensé… Que yo podía llegar a ser mejor que ella y que podía tener algo que ella no…Me gustaba provocarte, esas fiestas, esos novios, esa ropa, para ver como reaccionabas… Me gustaba ver como te enfurecías por mí… como tratabas de parecer fuerte y controlarme… el asunto de las píldoras que dejé en mi cuarto para que las encontraras…Tenía que hacer que pensar en mí, sólo en mí.
De frente a él no tenía una mirada fiera ni furiosa sino que parecía muy triste.
- Entonces…llegó esa maldita golfa…y empezaste a alejarte…empezaste a alejarte de mí… Igual que Tommy…No podía permitirlo…Aprendí a hacer todo esto gracias a ti…lo practiqué en privado sin ayuda de nadie todo lo que veías en esas páginas…para este día. ¡No iba a permitir que me haga eso de nuevo! ¡No contigo!
Se levantó lentamente cubierta de sudor. En el momento que estaba por hacerlo extendió sus dedos para tocar el miembro de su hermano. En él se encontraban rastros de semen y la humedad de la chica, pero también sangre. Ella recogió un poco de esa sangre y se levantó. Cerró su puño apoyándolo en su pecho
- ¡Fue mi primera vez pero no me importa! ¡No volverás a hablarle, no volverás a hablar con ninguna chica!… ¡Tú eres mío!… ¡mío!… ¡nadie más jugará contigo! ¡sólo yo!
Mientras la miraba a los ojos, Carlitos se dio cuenta de que esa oscuridad y esa corrupción que veía en su hermana era la misma que él tenía. Era la misma obsesión, la misma perversión y el mismo tormento que sentía al pensar en ella.
Trató de levantarse pero cayó de rodillas y la abrazó sumisamente. Pasó su lengua alrededor de su ombligo recordando que cuando era más joven ese era uno de sus puntos más sensibles para hacerle cosquillas. Ella se sacudió ante la caricia riendo quedamente. Acarició sus cabellos rojos con sus dedos.
X.X.X.X. X.X.X.X. X.X.X.X. X.X.X.X. X.X.X.X. X.X.X.X.
- Sí… Escúchame… Por favor no llores…No es tu culpa.
Estuvo pendiente de las palabras del otro lado de la línea.
- Lo que pasa es que…es que…
- Eres una puta. –le susurró una voz femenina en su oído.
Carlitos tembló. Su hermana se levantó y lo rodeó como una gata caminando alrededor de su presa.
- Díselo…
Carlitos la miró a los ojos.
- Lo siento Rachel… amo a otra chica.
Colgó el teléfono y suspiró.
Kimi se acercó con una mirada seria y atemorizante en su rostro. Carlitos tembló nuevamente. Ella se inclinó y le dio un corto beso en los labios.
- Todavía tenemos tiempo… Ya hablaremos de esto después. Pero primero hay que ordenar este desastre, hay que recoger la ropa y limpiar el sillón y algo que hacer con el sudor.
Se fue, desnuda como estaba. Al llegar al marco de la puerta se dio la vuelta y le guiñó un ojo.
- Voy a estar en mi cuarto. No te tardes
Él supo que estaba atrapado pero que no haría nada por salir de esa situación. Era un prisionero sin voluntad.
Empezó a recoger la ropa tirada en el suelo.
(FIN DEL CAPITULO 2)
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