Fuego de Noche, Nieve de Día | By : Lily-de-Wakabayashi Category: Spanish > Anime Views: 676 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 0 |
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Capítulo 14.
Lily lentamente fue abriendo los ojos. ¿Dónde se encontraba? Parecía ser un lugar muy limpio, aunque bastante lujoso, eso sí. Del sitio entraban y salían personas, Lily podía escucharlos aunque no los veía. Los hombros le dolían, y le escocían las muñecas, pero sobre todo le dolía el pecho y sentía unas increíbles ganas de toser. Lentamente, ella intentó mover la cabeza para todos lados para saber en dónde se encontraba. Junto a ella, Lily vio una cama ocupada por alguien que parecía ser Sakai; ¿realmente sería él, y de ser así, estaría vivo? Es más, ¿estaría ella viva, no estaría alucinando?
Una mujer vestida de blanco entró y al ver que Lily estaba despierta, le sonrió. La mexicana intentó hablar, pero la enfermera se llevó un dedo a los labios.
¡Frankfurt! ¿Cómo era que Lily había ido a parar tan lejos? ¿Y con una neumonía? Lily conocía lo suficiente de enfermedades como para saber que una neumonía era una infección en los pulmones, lo que la gente vulgarmente conocía como “pulmonía”. Bueno, eso no era de sorprender, con el clima tan extremo de Rusia y la delgada e inadecuada ropa que Lily llevaba dieron como resultado esa simpática infección, lo que ella no se explicaba era que se encontrara en Alemania, cuando antes de perder el conocimiento estaba en Rusia.
Lily suspiró y derramó algunas lágrimas de alivio; al menos Sakai estaba vivo. ¿Qué demonios había pasado, cómo habían conseguido escaparse de ésa? Lo último que Lily recordaba era el estar a punto de ser ultrajada por uno de los tipejos que la secuestraron, pero al parecer alguien había llegado justo a tiempo a salvarla. ¿Quién? Era la pregunta obligada.
Ésa era una recomendación que salía sobrando. ¿Cómo podría Lily descansar, cuando no tenía ni idea de lo que había ocurrido? Al menos, a ella le hubiese gustado saber cómo se habían zafado de ésa. Sakai comenzó a removerse en su cama y entonces Lily se dio cuenta de que él no estaba dormido. La chica trató de incorporarse, pero sentía como si una mano de hierro le oprimiera el pecho.
Lily suspiró de alivio al saber que en verdad se encontraban a salvo; de primer momento, al ver a la enfermera, Lily temió estar soñando, pero ahora que Sakai le estaba hablando, Lily se dio cuenta de que todo era real.
Hubo un momento de silencio, cortado tan solo por el pitido del monitor que marcaba los ritmos cardiacos de los dos jóvenes; Lily quería preguntar, pero era poco probable que Sakai tuviera la respuesta que ella buscaba.
Él, sin embargo, no le quiso decir lo que a esas alturas ya sabía: que Wakabayashi los había rescatado y que los había sacado del país en menos de una hora, llevándolos a la mejor clínica de Alemania para que pudieran ser atendidos cuanto antes y que, por lo tanto, estaban ahí bajo protección y cuidado de los Wakabayashi. Sakai no quiso decir nada más que nada porque no le correspondía a él el decirlo, además de que presentía que Lily podía sacar sus propias conclusiones. No había ninguna otra persona en el mundo con suficiente poder y suficientes deseos de salvarlos como los tenía la persona que los rescató...
Lily seguía con la incógnita, aunque más que nada deseaba que alguien le confirmara sus sospechas. Ella estaba segura de que, en algún punto, había escuchado la voz de Genzo pidiéndole que no lo abandonara, que peleara por su vida. Lily no sabía si fue realidad o solo un deseo oculto de su subconsciente, pero ella sabía que no estaría tranquila hasta no verlo...
Pasaron algunos días; Lily y Sakai se recuperaron rápidamente y pronto fueron dados de alta. En el tiempo en el que Sakai estuvo en el hospital, fueron a visitarlo su tío y un abogado; el primero, para velar por la salud de su sobrino y el segundo para arreglar algunos asuntos, entre ellos, lo de la fortuna perdida. Junto con el abogado de Sakai, aparecieron después otro abogado, que Lily sabía que pertenecía a los Wakabayashi, y un hombre que tenía toda la facha de banquero. Los tres hombres hablaron con Salai y su tío, y alguna conexión poderosa debió tener alguno, o quizás los cinco, que consiguieron que el dinero perdido regresara íntegro a su dueño original. Sakai había conseguido recuperar toda su fortuna, y la gente que había intentado timarlo estaban ya tras las rejas, en prisiones de máxima seguridad. O al menos, los que sobrevivieron, ya que Lily supo mucho después que para rescatarlos, la guardia personal de los Wakabayashi tuvo que quitar a varios del camino.
Lily ya no respondió; Sakai lo sabía mucho mejor que ella... Así pues, una vez que estuvo todo arreglado, Lily y Sakai firmaron los papeles del divorcio, el mismo día en que los dos eran dados de alta.
Lily y Sakai se separaron entonces, y él abordó un automóvil junto con su tío y su abogado; ella suspiró al verlo partir, conciente de que pasaría mucho tiempo antes de que lo volviera a ver...
Después de despedirse de Sakai, Lily estaba pensando en qué hacer, el joven le había dejado dinero suficiente para irse y comenzar de nuevo en cualquier lado, pero había algo que no concordaba o que no le parecía bien a la chica, era como si ella sintiera que aun tenía algo pendiente en Alemania, y si bien Lily sabía muy bien qué era, ella no se decidía a cumplirlo. Ella estaba por abordar un taxi cuando de repente se paró una limosina frente a ella; el vidrio de la puerta trasera se bajó y Lily vio a Kenji mirándola con una gran sonrisa, bajo sus gafas.
Lily no pudo evitar soltar una risilla. Arisa y Tanya no cambiaban...
Lily no estaba muy segura de querer volver; después de todo ese traqueteado viaje a Rusia, ella se había dado cuenta de que no deseaba seguir siendo guardaespaldas. Se había cansado de toda esa vida de falso glamour y falsa seguridad, de andar vigilando las espaldas de otros, de andar siempre viviendo en el peligro. Ella solo quería regresar a México y vivir tranquila en lo que le quedaba de vida. Sin embargo, Lily quería ver a sus amigas aunque fuese por última vez, así que consintió en subir a la limosina.
Él no dijo nada más, y Lily ardía en deseos de preguntar. ¿Quién los había rescatado a ella y a Sakai de las garras de los rusos? Kenji muy seguramente conocía la respuesta a su interrogante, pero algo le decía a Lily que no iba a decírsela.
Rato después, los jóvenes regresaron a la mansión Wakabayashi, lugar en donde ya los estaban esperando Alex, Vicky, Tanya y Arisa. Las tres chicas, al ver a Lily sana y salva, se le dejaron ir en un efusivo abrazo. Lily suspiró, ya que de momento se sintió en casa; se le había olvidado que el hogar se encontraba en donde estaban las personas que uno amaba y que correspondían al sentimiento.
Después de la calurosa bienvenida, Lily les contó a sus amigas su odisea en Rusia y cómo misteriosamente fueron rescatados Sakai y ella. Tal y como pensaba, cuando Lily mencionó a su misterioso rescatador, Alex carraspeó, Tanya gruñó, Vicky suspiró y Arisa elevó los ojos al cielo. Era obvio que ya todas sabían quién la había salvado, menos la propia Lily.
Lily en verdad se negaba a creerlo. ¿Por qué razón habría Genzo de querer que se quedara con él? Sea como fuere, Lily no quería hablar de eso ya y pidió cambio de tema. Alex le contó entonces a su amiga que ella y Taro iban a casarse y que esperaba que fuese a la boda; Lily dijo que no se lo perdería por nada del mundo. Vicky dijo que la cosa entre ella y Kenji era ya bastante serio y pues Arisa y Tanya prefirieron no abrir la boca para hablar sobre sus amores. Entre tanta plática se hizo tarde y las chicas le pidieron a Lily que se quedaran a dormir ahí, aunque fuese por última vez, cosa a la que Lily no se pudo negar. Sin embargo, la chica se negó por completo a ocupar la que fuese su antigua habitación; le traía demasiados recuerdos de Genzo... Así pues, Lily se quedó a dormir con Alex, preguntándose si acaso volvería a ver a Genzo una vez más...
A la mañana siguiente, las chicas despertaron con una impactante noticia: Arisa se había fugado a Italia con Kojiro. Tanya, su compañera de cuarto, informó que muy de madrugada alguien estuvo aventando piedritas a la ventana del cuarto que las chicas compartían y que después escuchó que Arisa se levantaba de su cama, se asomaba por la ventana y tras discutir un rato con el misterioso visitante, la chica se había marchado con él, a través de la misma ventana. Tanya solo alcanzó a ver el perfil inconfundible de Hyuga recortarse contra la oscuridad previa al amanecer, tomando a Arisa por un brazo mientras los dos escapaban por el jardín.
Lily se echó a reír; bueno, al menos al fin Arisa y Kojiro habían reconocido lo que sentían el uno por la otra y decidieron marcharse juntos.
Sorprendidas, Lily, Alex y Tanya voltearon a ver a Ken Wakashimazu, el cual estaba parado a la entrada de la habitación. Lily y Alex miraron a Tanya, pero ésta tampoco tenía idea de lo que él estaba haciendo ahí; así pues, las chicas decidieron no estorbar y salieron, no sin que antes Lily hiciera un gesto de desagrado al pasar junto a Ken.
Tanya estaba ofuscada; ¿qué era lo que pretendía él, después de que se desapareció por tanto tiempo?
Tanya, sorprendida, no supo de momento qué responder, ni tampoco supo como reaccionar cuando Ken la abrazó y la besó. Sin embargo, no había mucho qué decir o pensar, ya que el corazón de la muchacha estaba a punto de decidirlo todo...
Horas más tarde, Lily ya estaba lista para marcharse; tenía ya su boleto de avión, y dado que se había negado a llevarse sus cosas, solo llevaba una mochila pequeña con lo más esencial. Alex, muy triste, le dijo que deseaba acompañarla al aeropuerto, cosa de la que Lily no estaba muy segura, ya que así le iba a costar más trabajo despedirse... Sin embargo, la muchacha insistió tanto que Lily ya no se pudo negar, aunque minutos después estuvo a punto de arrepentirse, ya que Alex de plano hizo todo lo posible para retrasar a la chica, como si deseara hacerla perder el vuelo. Alex le había pedido a su amiga que la esperara un momento mientras iba a buscar algo de dinero, pero se tardó tanto en aparecer que Lily tuvo deseos de colgarla.
Refunfuñando y maldiciendo, Lily se dirigió a la sala, para buscar el dichoso abrigo de Alex. La chica iba tan enojada que no se dio cuenta de primera instancia que había alguien ahí, esperándola, por lo que cuando Lily levantó la mirada dio un respingo. Genzo la miraba fijamente, parado a tan solo pocos metros de ella, tan cerca que Lily pudo aspirar el aroma de su colonia.
Fue entonces cuando él la beso, y ella de momento se perdió otra vez en esos cálidos labios masculinos, aunque de pronto a Lily le regresaron escenas del rechazo que fue víctima por parte de Genzo y se separó.
Genzo bufó; esa chica podía llegar a ser muy desesperante, pero él no iba a aceptar un no por respuesta.
Lily se decepcionó momentáneamente, ella esperaba que Genzo siguiera insistiéndole un poco más, pero en ese momento el portero llegó y cargó a la chica por la cintura y pasándola sobre su hombro, como si se tratara de costal de papas. La chica gritó de momento, pero el portero no le hizo caso.
Alex, muy divertida, vio a su hermano salir de la sala con Lily a cuestas y se echó a reír. Tanto Alex como Tanya y Vicky vieron a Lily patalear, retorcerse y pedir ayuda a sus amigas, pero ninguna le hizo caso. Genzo cargó a la chica hasta su automóvil y la soltó en el asiento de pasajeros, para después subirse él y arrancar a toda velocidad. Después de conducir un rato, Genzo llegó hasta un acantilado desde donde se miraba toda la ciudad. A esas alturas, claro está, Lily ya le había dicho hasta de lo que se iba a morir, pero Genzo, en vez de enojarse, estaba muy divertido.
Genzo movió una palanca y el asiento de Lily se movió hasta dejar a la chica casi acostada; de inmediato, el portero se cambió de lugar y se colocó encima de ella. Lily sentía que su corazón se le iba a salir del pecho, de lo rápido que latía. Sin decir palabras, Genzo lentamente empezó a desnudarla al tiempo que la acariciaba y la besaba, repasando cada centímetro de la piel de Lily, y así, lentamente, Genzo comenzó a hacerle el amor, de una manera tan profunda, tan suave, tan gentil que Lily se sintió transportada a las estrellas.
Genzo no necesitaba escuchar nada más. Esas palabras eran más que suficientes para ponerle fuego a su corazón... Y no importaba qué fuera a ocurrir después; mientras los dos estuvieran juntos, todo iría bien...
Fin.
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