Noche en llamas | By : Lily-de-Wakabayashi Category: Spanish > Anime Views: 86 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 0 |
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Noche en llamas.
Para toda persona, habrá ocasiones en las que la vida, el destino o lo que fuera pondrá delante suyo pruebas muy difíciles de superar, pruebas que podrían llegar a definir su carácter y hasta el rumbo que habrá de tomar a partir de ese momento. Los más estoicos, aquéllos que se llaman a sí mismos “héroes”, saldrán victoriosos de la mayoría de esas difíciles experiencias, pero quizás haya una o dos que se escapen de su control. Para Enji Todoroki ese momento había llegado, el momento de una prueba que, en el fondo, siempre supo que iba a fallar, pues llegados al punto en el que se encontraba en ese instante, iba a serle prácticamente imposible el negarse a lo que tenía delante.
Endeavor debía reconocer que esa prueba en particular era tentadoramente difícil porque visualmente era muy atrayente. La joven mujer que tenía delante suyo estaba escasamente vestida con un camisón transparente a través del cual se veían sus bien definidas curvas, un cuerpo que cualquier hombre heterosexual en sus cinco sentidos desearía recorrer. Él trató de echar mano de todo su autocontrol para que pusiera resistencia a lo que sus impulsos masculinos estaban deseando hacer, pero desde el momento en el que aceptó no correr a la joven de su dormitorio, supo que ya no tenía muchas opciones.
– ¿Qué estás haciendo aquí? –bufó Enji, perturbado por la visión que tenía delante suyo–. Te advertí que, si volvías a entrar, no iba a ser tan condescendiente.
El héroe conocido como Endeavor, el héroe infernal, llevaba varias semanas en las montañas Hida, trabajando en conjunto con un grupo de médicos franceses que estaban desarrollando un tratamiento experimental con apoyo del gobierno de Japón. Como parte de ese apoyo, Endeavor y dos de sus subordinados habían sido enviados como guardianes de los médicos galos, además de que se le había pedido al héroe que colaborara con los experimentos a través del uso de su quirk. Ninguna de las dos misiones anteriormente descritas representaba un problema para él, para quien ese tipo de trabajos era lo habitual de su día a día, el verdadero problema era la persona que estaba a cargo del grupo francés, una cirujana que se hacía llamar Nuit y que era mucho más joven que él, arrogante, ambiciosa y con aires de superioridad que constantemente deseaba tener el control de la situación. Con un carácter así, el choque entre ella y Endeavor fue inevitable, aunque a últimas fechas habían conseguido dejar de lado sus respectivos egos para intentar trabajar en conjunto. Y era que, a fuerza de tener que pasar mucho tiempo juntos, ambos habían terminado por respetarse mutuamente, aunque jamás se atrevieran a expresarlo en voz alta.
El asunto habría podido haber terminado de manera sencilla, sin más cosas por reportar que los constantes roces entre Endeavor y Azure Bourgeois (nombre civil de la médica en cuestión), sino fuera porque su aparente “odio mutuo” tenía una base más profunda. Alguien dotado con más sutileza que Enji Todoroki habría reconocido que ese aparente rechazo inicial era el primer síntoma de una atracción sexual muy mal manejada. ¿Habrían sido las cosas distintas si él se hubiese dado cuenta antes de que Azure le atraía como mujer, a pesar de estar casado y de que ella era mucho más joven que él? Era difícil decirlo, pero no lo habría tomado con la guardia baja y quizás Endeavor habría tomado medidas para evitar llegar a un punto de no retorno. En cualquier caso, tras tanto tiempo de estira y afloja, de jugar el peligroso juego del rechazo para esconder esa atracción, al fin Azure había decidido dar el paso en falso y colarse en la habitación de Endeavor sin detenerse a pensar en que lo que estaba haciendo era algo indebido.
Porque lo prohibido siempre será lo más tentador…
– Estuve analizando tus palabras durante algunos días, algo en ellas me inquietaba –contestó Azure en voz baja; era notorio que había cambiado su manera de dirigirse a él, pues además de tutearlo ya no ponía la barrera de profesionalismo que había estado utilizando hasta entonces–. Y por fin he descubierto qué es.
Ella se refería al hecho de que, en noches anteriores, Nuit se había estado colando sin permiso, y sin dar a conocer su identidad, a la habitación de Endeavor para curarlo de una infección que tenía y que él se había negado a tratar. Durante varias noches, Enji estuvo tratando de descubrir quién era el misterioso visitante que le hacía curaciones sin que él se diera cuenta y, cuando por un descuido de Azure por fin averiguó que se trataba de ella, le ordenó que no volviera a entrar a su dormitorio, orden que la mujer respetó durante unas cuantas noches hasta ésa, en la que ahora se presentaba como una visión erótica dispuesta a romper cualquier tabú. El camisón transparente era lo que más inquietaba al hombre, porque con esa prenda la joven de cabello azul oscuro daba la impresión de desnudez sin estar realmente desnuda, lo que hacía que Enji quisiera arrancárselo o quemarlo hasta dejarlo convertido en cenizas.
– Explícate –ordenó Endeavor, a sabiendas de que debía sacarla de ahí sin tardanza.
– Dijiste que no me necesitas, pero creo que, si de verdad te hubiera molestado tanto mi presencia, habrías cerrado la puerta con llave–. Nuit lo miró directamente a los ojos, en un gesto que él catalogó como de esa típica insolencia que impulsa a las mujeres jóvenes a enfrentarse a los hombres mayores–. Pero no lo hiciste y no fue un simple descuido, aunque eres demasiado terco para admitir que en realidad querías que siguiera entrando.
Endeavor sabía que tenía que ponerle un alto a esa niña irrespetuosa, cuyos ojos brillaban de deseo, pues estaba adentrándose en un terreno peligroso. Su cerebro le dictaba lo que debía hacer a continuación y le remarcaba que debía dejarle en claro a Azure que lo que sea que estuviera pensando hacer, estaba absolutamente prohibido.
– Casi tienes la edad de mi hija –se escuchó a sí mismo decir sin mucho ánimo, como si más que intentar convencerla a ella, tratara de convencerse a sí mismo.
– Pero tú no me miras con ojos de padre –replicó Nuit, sin inmutarse–. No sé por qué la edad tiene que ser un problema.
Quizás para ella no era un problema, pero Enji sí estaba consciente de todo lo que tenían en contra: la diferencia de edades, el hecho de que él no era soltero, el que estuvieran trabajando en el mismo proyecto, pero a pesar de que su pensamiento habitualmente racional estaba dispuesto a mantener la tentación a raya, había algo en la manera en la que resplandecían los ojos color uva de Azure que lo hacía querer olvidarse de todo, aunque sólo fuese por esa noche. Así pues, cuando ella se acercó para besarlo, él apagó sus llamas y no hizo el intento de detenerla. Y una vez que sus labios se tocaron, ya no hubo marcha atrás.
Fue como si, con un solo interruptor, se hubiesen encendido mil hornos. El contacto de los labios de Azure hizo que a Enji lo recorriera un deseo como no había experimentado nunca antes. Entonces, él la abrazó sin tardanza y debajo de ese maldito camisón pudo sentir su piel ardiente y firme, mientras ella jugueteaba con su lengua en un beso tan intenso como no había recibido otro y que hizo a Enji preguntarse cómo alguien podía ser capaz de besar así.
– Es evidente que ya estás bien –murmuró Nuit, haciendo referencia a la reciente enfermedad de Endeavor–. Y voy a hacer que te sientas mucho mejor…
Azure se separó un poco, apenas lo suficiente para que él pudiera contemplarla a su antojo, y tomó los tirantes de su camisón con la punta de sus dedos para ayudarlos a resbalarse por sus hombros. De ahí, con una rápida ondulación de sus caderas dejó que la prenda cayera al suelo, dejando al descubierto su cuerpo joven y curvilíneo. Debajo del camisón, Azure sólo llevaba unas bragas diminutas, el resto de su cuerpo estaba desnudo, incluyendo sus senos, cuyos pezones rosados habían comenzado a endurecerse. La sola visión fue suficiente para que el deseo endureciera el miembro de Enji, que palpitó impaciente a la espera de entrar en ella.
“Todavía estás a tiempo de detenerte”, le dijo la voz de su razón, que cada vez era más débil. “Ordénale que se vaya, ¡YA!”.
Pero Endeavor sabía que no iba a hacerlo, porque era cierto lo que Azure tan insolentemente le había dicho unos minutos antes, que él no la miraba como si fuese una hija, sino como una mujer que le resultaba muy atractiva. Para él, que no había tenido relaciones amorosas en su juventud porque no le interesaban y que no se casó por amor sino por conveniencia, para quien el sexo no era más que un acto meramente reproductivo, fue muy desconcertante experimentar atracción sexual por una mujer a la que acababa de conocer, que era mucho más joven que él y con la que tenía tan malas interacciones que los subordinados de ambos se cuestionaban cómo iban a poder echar a andar el maldito proyecto en el que estaban trabajando juntos. Enji Todoroki podría tener mucha experiencia en actos heroicos, pero en lo que respectaba a atracción física estaba tan perdido como un niño. Y, tal vez, lo que terminó torciendo las cosas fue que, en ese sentido, Azure Bourgeois era mucho más experta que él.
“Porque por algo supo, mucho antes de que tú lo reconocieras, que dejaste la puerta abierta todas las noches con la esperanza de que volviera…”.
– Vete ya –farfulló Enji, en un último intento por evitar lo que ya era inevitable.
– Oh, pensé que ya habíamos dejado eso atrás –replicó Azure en voz baja, en un tono suave y meloso que un hombre más experimentado habría reconocido como de manipulación seductora.
Mientras hablaba, ella se acercó hacia ese animal endurecido y expectante, acariciándolo y sopesándolo por encima de la ropa, ocasionando un leve estremecimiento en Enji. Con una delicadeza que lo hizo saltar, Azure retiró las capas de ropa que le estorbaban para liberar el miembro y lo tomó entre sus manos, masajeándolo con firmeza mientras analizaba su grosor y tamaño, esbozando una sonrisa complacida cuando vio que le respondía. Enji soltó un gruñido apenas perceptible, como si no deseaba que se le notara lo mucho que esas caricias lo estimulaban. Con movimientos ágiles y rápidos, Azure movió de arriba abajo la delicada piel de esa zona erógena, consiguiendo que el deseo en el hombre se volviera casi insoportable.
– Sabía que no ibas a poder resistirte –susurró Azure, con un leve tono de triunfo.
Endeavor experimentó un pequeño momento de rabia debido a ese tono victorioso, que se pasó casi enseguida cuando ella introdujo el miembro en su boca. El placer sustituyó a la furia mientras la boca de Azure succionaba de manera firme y constante, sin darle ni tiempo para analizar lo que sucedía. Enji la tomó del cabello con rudeza, guiado por sus impulsos más básicos, pero esto no pareció importarle a la joven, al contrario, pareció estimularla a continuar lamiendo ese duro tronco que tan bien se estaba portando con ella. Después, Nuit se lo sacó de la boca y continuó con sus masajes manuales, usando ambas manos de manera alterna, de arriba abajo sin cansarse, hasta que Enji sintió que estaba a punto de eyacular.
– Todavía no. –Azure se detuvo abruptamente y se puso de rodillas sobre la cama, con una pierna a cada lado de él–. Creo que ya estamos listos para llevar esto al siguiente nivel.
Una vez más, Endeavor sintió que la rabia se apoderaba de él, debido a que ella claramente llevaba la voz cantante, y arrancó de un tirón las bragas de la mujer, a las que después redujo a cenizas. Azure entonces tomó el pene y con un ágil movimiento empezó a introducirlo dentro de ella, soltando un gemido satisfactorio en el proceso. Enji la tomó por las caderas y la forzó a sentarse sobre él de un tirón, entrando de golpe y con fuerza en ella.
– Oh oui! Quel délice! (¡Oh, sí! ¡Qué delicia!) –exclamó Azure, cerrando los ojos a causa del placer.
Ella mantuvo el equilibrio posando las manos en el hombro y el muslo del hombre para poder cabalgarlo salvajemente, moviéndose con tanta fuerza que sus senos saltaban de arriba abajo. Desde su ángulo, dicha escena resultaba más estimulante para Enji, quien no tuvo inconveniente en morder y lamer los pezones rosados que estaban tan cerca de su boca. Su cuerpo estaba siendo dominado por sus instintos masculinos, su reticencia había quedado acallada hacía mucho y en esos momentos sólo hablaban el placer y el deseo, la apremiante necesidad de penetrar a Azure como si fuese lo único que importara en el mundo. Las mordidas inesperadas a sus senos sorprendieron a la mujer, pero no pareció molestarle sino que tuvo el efecto contrario, su placer se intensificó y estimuló a su amante para que continuara jugando con su cuerpo. En algún punto, Azure abrió los ojos y clavó su mirada color uva en los ojos turquesa de Enji, quien vio reflejado el mismo ardor que seguramente había en los suyos. Él apenas fue consciente de que había comenzado a jadear, no tanto como Azure pero sí lo suficiente para levantar sospechas en cualquiera que pudiera pasar en esos momentos a las afueras de su dormitorio, aunque por la hora era poco probable que hubiese alguien ahí. De cualquier manera, una pequeña advertencia alcanzó a hacerse notar en el cerebro de Enji, lo que lo impulsó a besar a Azure otra vez para controlar sus gemidos. Ella le devolvió el beso con tantas ganas que el deseo lo hizo sentirse mareado e incrementó la fuerza de sus penetraciones, podía sentir el húmedo y cálido interior de la joven, tan estrecho que cada movimiento resultaba delicioso. Azure, a su vez, estaba perdida en su placer, doblemente estimulado por ese grueso miembro que se frotaba dentro suyo y por las lamidas que Enji tan ardientemente les daba a sus sensibles pezones.
– ¡Ah, voy a correrme! –exclamó Nuit de pronto, al tiempo en el que emparejaba su movimiento de caderas al de él–. ¡Qué delicia es sentirte dentro!
Y segundos después, su cuerpo cubierto en sudor se contorsionó y ella jadeó larga y profundamente, con los ojos cerrados. Algo en los temblores de su cuerpo, en su olor de mujer joven o en la manera en la que había gozado su éxtasis, hicieron que Enji alcanzara el orgasmo también sin darle oportunidad de retirarse, simplemente soltó un gruñido sordo y se descargó dentro del cuerpo de Azure.
– Me preguntaba si te atreverías a correrte dentro –murmuró ella, recostaba a medias sobre Endeavor–. Es una suerte que haya considerado esa posibilidad.
Demasiado tarde él se percató de que no habían usado protección y se preocupó por las posibles consecuencias, aunque Azure le aseguró que había tomado sus propias precauciones.
“De cualquier modo, está mal que permita que alguien más resuelva lo que debería de ser mi principal deber”, pensó Enji, sin detenerse a considerar que su principal deber era no ser infiel a su contrato matrimonial y resistir la tentación. Sin embargo, esa noche no era él mismo, no estaba siendo racional ni honorable como solía ser, como se exigía ser, esa noche en llamas él había dejado de ser Endeavor para convertirse en un hombre normal con deseos sexuales normales, unos deseos que no había sentido jamás en su vida. Él se sorprendió al notar que, lejos de satisfacer sus primarios impulsos carnales con el acto que acababa de realizar, estaba deseando poseer a Azure otra vez, dominarla a su manera, porque sabía que antes ella lo había tenido bajo su control y eso lo sulfuraba.
“Esta niña engreída debe ser castigada”, susurró una voz a su oído. “Lo sabes y lo deseas…”.
Pero no era como si de inmediato pudiese estar en condiciones de llevar a cabo su venganza. Por muy ansioso que estuviera, su cuerpo necesitaba más reposo del que le hubiese gustado en esos momentos, había que considerar que su juventud había quedado atrás unos años antes. Pero casi como si Azure le hubiese leído el pensamiento (o quizás ella tampoco había tenido suficiente), comenzó a mordisquear sus tonificados pectorales, a lamer su cuello y a besar su barba incipiente, en un ataque sutil de caricias que, si bien aparentaban ser inocentes, dejaban ver que ella intentaba controlarlo otra vez. Y fue este pensamiento lo que hizo que Enji se encendiera y que su cuerpo reaccionara, ansioso de fusionarse de nuevo con la mujer que tenía encima de él.
– No vas a mandar esta vez –gruñó Endeavor y, tomándola ágilmente por la cintura, acostó a Nuit boca abajo en la cama.
Ella soltó un gritito, que parecía más de complacencia que de sorpresa, y alzó sus blancos glúteos para que Enji hiciera lo que quisiese con ellos. Él se estimuló un poco hasta que su miembro volvió a endurecerse y estuvo listo para introducirse en esa cavidad caliente y chorreante. Endeavor la sujetó firmemente por las caderas, apoyó bien las rodillas para tener un mejor soporte y penetró a Azure una y otra vez con rudeza, empujándola contra la cama. Ella se agarró fuerte a las sábanas y se dejó poseer, lejos estaba de sentirse herida o ultrajada por la forma en la que tan violentamente Enji la hacía suya, estaba claro que disfrutaba muchísimo más esa faceta dominante de Endeavor que llegaba hasta la cama. Durante incontables minutos, la atmósfera se llenó de jadeos, gruñidos, rechinidos y el sonido de las sábanas al desgarrarse, cuando Enji levantó a Azure por los brazos y ella, desprevenida, no soltó a tiempo el sitio de donde se sujetaba. Durante unos instantes, Azure no tuvo de dónde agarrarse, sus manos se agitaban en el aire y su cuerpo se convulsionaba por el impulso del cuerpo de Endeavor, que continuaba entrando en ella sin respiro. Desde atrás, él puso la mano en uno de sus blancos senos y lo masajeó con avidez, deteniéndose en el sensible pezón para recorrerlo con la punta de sus dedos. Azure perdió el control cuando el placer explotó dentro de ella y la hizo soltar un grito más fuerte que cualquiera de los anteriores que hubiera dado antes. Su cuerpo quedó laxo y sin fuerzas, pero esto no detuvo a Enji, quien volvió a acostarla en la cama sin dejar de penetrarla. Esta vez, él tuvo más conciencia de lo que hacía y cuando sintió que estaba por llegar a su punto máximo de placer, se salió de ella para eyacular sobre la parte baja de su espalda, un acto que le ocasionó más gozo del que esperaba al ver su simiente escurriendo por la piel de la joven, tras lo cual se dejó caer a su lado, boca arriba y respirando agitadamente como si hubiese acabado de derrotar a mil enemigos, aunque mucho más satisfecho.
– Nunca había tenido un orgasmo como ése –farfulló Azure, feliz y agotada.
Enji no respondió, pero estaba seguro de que su reciente actuación lo había hecho en su lugar. Tenía que reconocer que él tampoco había tenido un placer así nunca antes, el sexo nunca le había resultado tan satisfactorio, además de que había cobrado su venganza, se dejó llevar y poseyó a esa mujer insolente tan ardientemente como pudo, pero irónicamente esto les gustó mucho más a los dos que si se hubiese limitado a seguirle el juego a ella. Endeavor tenía ganas de decirle a Nuit que si seguía comportándose de esa manera iba a continuar pagando muy cara esa insolencia, pero el cansancio propio de la satisfacción lo hizo adormilarse casi sin que se diera cuenta. Lo despertaron al poco tiempo los besos y las caricias vehementes de Azure, quien deseaba hacerlo otra vez.
– Vamos, una más –suplicó ella, entre beso y beso–. Todavía hay tiempo.
Era más de lo que él estaba acostumbrado, pero Enji cedió de nuevo a pesar de que no sabía qué hora era y quizás estaba cerca el momento en el que Kido y Onima lo llamarían para preguntarle cuáles serían las órdenes del día. Nuit lo engatusó tan hábilmente que a él dejaron de importarle estas cuestiones y se concentró en el placer que esos hábiles movimientos de cadera le proporcionaban. Esta vez, Azure se puso en cuatro sobre la cama y Enji la sujetó por los glúteos para poder penetrarla con mayor facilidad, sintiendo cómo había acabado por adaptarse a ella. La visión desde ese ángulo le resultaba muy apetecible, por lo que no tuvo problemas para emplearse a fondo en la tarea por tercera ocasión, hasta que Azure volvió a contorsionarse a causa del placer y Enji tuvo su tercer clímax.
“Es suficiente por esta noche”, se dijo a sí mismo, sin darse cuenta de que debió de haber pensado que era suficiente para siempre y no sólo por esa noche.
Tras esto, Endeavor se quedó dormido tan profundamente que se desconcertó cuando despertó de golpe, algunas horas después, con el tiempo apenas necesario para prepararse para comenzar la nueva jornada. Fue tan profundo el sueño en el que cayó que durante unos momentos se sintió desconcertado y se preguntó si lo de la noche previa no había sido fruto de un sueño muy húmedo.
– Sueños húmedos a mi edad –gruñó, enfurruñado.
Pero era bastante obvio que lo de la noche previa había sido muy real, los indicios que había en las sábanas no dejaban lugar a dudas, tendría que cambiarlas para no levantar sospechas. A Enji le sorprendió y le alivió el no encontrar a Azure en su dormitorio, seguramente ella se había fugado sin que él se diera cuenta, con esa extraña habilidad que tenía para entrar y salir de su habitación sin despertarlo. Media hora más tarde, mientras giraba órdenes a sus subordinados, Endeavor trató de averiguar si alguno de ellos habría escuchado o visto algo, pero ni Onima ni Kido dieron señas de haberse enterado de lo que sucedió la noche previa en la habitación de su jefe, lo cual lo tranquilizó un poco. Sin embargo, le inquietaba el que Nuit quisiera comportarse de manera distinta con él cuando lo viera, que sintiera que tenía el derecho de tratarlo de forma diferente ahora que habían tenido relaciones sexuales, por lo que decidió que la cortaría en freno si llegaba a darse el caso. El remordimiento empezaba a afectarlo, pero sabía que no iba a servirle de nada si no actuaba en consecuencia. Empero, cuando por fin tuvo la oportunidad de hablar con Azure, la mujer actuó tan indiferente como siempre, con ese toque de engreimiento y fastidio que solía tener cada vez que trataba con Endeavor. Era como si ella nunca hubiese estado en su cama, como si la noche previa hubiera transcurrido sin novedades y fue tan convincente en su comportamiento que Enji ni siquiera pudo encontrar en los ojos de Azure una chispa de complicidad.
– ¿Volvió a tener problemas con alguien del personal de Les Bleus? –le preguntó Kido, a media mañana–. Estuve vigilando los alrededores, pero no vi a nadie en los pasillos.
– No, todo estuvo bien –contestó Endeavor, quien tuvo un sobresalto que a duras penas pudo ocultar y se preguntó una vez más cómo era que Nuit podía moverse por los corredores sin que alguien la viera–. Eso fue un problema que ya ha quedado resuelto.
– Muy bien –asintió Kido–. De cualquier manera estaré al pendiente por cualquier cosa.
“Lo que pasó fue sólo por una noche”, se dijo Enji a sí mismo al acabar el día. “Nuit no regresará, no podrá hacerlo…”.
Logró convencerse a sí mismo que ese asunto había quedado atrás y omitió hacer un examen de conciencia, que su psique tanto le exigía, pues había cometido adulterio. Sin embargo, una parte de su ser todavía no estaba lista para censurarlo, por lo que se fue a la cama con el pensamiento simple de que había logrado sortear el peligro sin mayores complicaciones. Enji estaba quedándose dormido cuando sintió, más que escuchar, que alguien se paraba a su lado. En esta ocasión no prendió sus llamas porque no las necesitaba, sabía perfectamente que era Azure quien se metía bajo las sábanas, con la piel fresca y desnuda.
– Esta vez he decidido prescindir de algunas cosas –susurró Nuit a su oído, al tiempo en el que comenzaba a acariciarlo.
Y Endeavor una vez más no supo oponerle resistencia, ese error estaba grabado a fuego en su destino, al igual que esa primera noche en llamas que habría de recordar una y otra vez hasta el último día de su vida.
Fin.
Notas:
– Los personajes de Boku no Hero Academia pertenecen a Kohei Horikoshi ©.
– Azure Bourgeois / Nuit es un personaje creado por Lily de Wakabayashi.
– Este fic forma parte de la historia de mi Azure en el universo de My Hero Academia, al cual también pertenecen mis otros fanfics “El valor de un hombre”, “Un error de los grandes”, “No digas que me amas”, “Reducido a cenizas”, “Los lazos que nos unen”, “La lluvia ha llegado otra vez” y “Canción para un héroe herido”, siendo continuación/complemento de esta última historia, así como la narración de la primera noche que Enji y Azure estuvieron juntos después de haberse conocido.
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