¡Una noche inolvidable! | By : ace_Hyuga Category: Spanish > Anime Views: 522 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 0 |
Disclaimer: Naruto and his characters do not belong to me, they are the property of Masashi Kishimoto. Only the story is my authorship, and I have no benefit by publishing this story. |
Notas:
Bueno, este es otro fic NaruHina shota que hice para la navidad pasada. Igualmente esta historia esta en AO3 si gustan leerla con imagenes.
El fic contiene:
- Contenido sexual explicito.
- Diferencia de edad (20 años). Naruto de 13 años y Hinata de 33 años.
- Sexo con menores (Shota).
- 100% NaruHina
Los que no les guste ver a la pareja hacer estas cosas, o esta diferencia de edad, pueden retirarse.
Ahora si, para los que se quedan, disfruten de la historia.
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En Konoha y en todo el mundo se celebra un día especial, que muchas personas atesoran en sus corazones y anhelaban que llegue este día. Cada persona tiene sus motivos para amar dicho día festivo.
El día de la Navidad.
Algunas personas les gustaban la navidad porque podían viajar a cualquier lugar sin descuidar sus responsabilidades, ya que muchos establecimientos les daban vacación a sus empleados por estos días. Otras personas simplemente aprovechaban que todas las tiendas atendían hasta tarde para comprar todo lo que quisiesen, e incluso algunos productos exclusivos volvían a estar en stock solo por estas festividades. Otros les gustaba porque el comercio en estas fechas aumentaba radicalmente, tanto que tenían más ingreso de lo que usualmente generaban por mes. Incluso algunos aumentaban un poco el precio, sabiendo que la mayoría de la gente no se iba a quejar, y pues claro, mucha gente ahorraba solo para gastar en este mes, y sobre todo en este día.
Ya que, lo que más se hace en navidad, es la compra de regalos.
Esos obsequios que los padres les dan a sus hijos para demostrar su cariño.
Esas cajas envueltas en papel navideño que los amigos se dan unos a otros para demostrar cuanto aprecian su amistad.
Esos presentes que las parejas se dan mutuamente para reforzar su amor.
Y no nos olvidemos de las decoraciones, que es lo que más abunda en navidad, aparte de los regalos.
No hay ninguna casa, local, negocio, institución u otro establecimiento que no esté decorado mínimamente con adornos navideños: Las luces colgando de las ventanas y balcones; los árboles navideños puestos en las salas, visibles desde afuera, y los muérdagos u otras decoraciones, puestos en las puertas y paredes.
Pero lo más importante, es que en este día las familias se reúnen para estar juntas. Todos comen en una misma mesa, disfrutando de la deliciosa comida en compañía de sus seres queridos.
Y los que no pueden celebrarlo en familia por cualquier razón, tienen a sus amigos o pareja para estar juntos el resto del día, disfrutándolo como a ellos les plazca.
Porque eso es navidad, un día para celebrar. No importa como lo celebres. Lo importante es estar con esas personas, o persona especial, o lo que tú consideres que sea especial, en este día. La cosa es disfrutar.
Pero no todo es felicidad. No todos piensan los mismo. Ya que no todos pueden celebrar la navidad en compañía de alguien.
Aunque muchos solucionaban dicho inconveniente, a su manera, como, por ejemplo, algunos se hacían de amistades solo para pasar el rato. Otros preferían estar en bares, bebiendo toda la noche, despilfarrando su dinero. Otros iban a prostíbulos a buscar compañía femenina, ya que, aunque sea navidad, esos establecimientos no cerraban, porque la clientela no faltaba.
Y otros celebraban la navidad solos, en compañía de la soledad.
Claro, si es que la celebraban.
Tal es el caso de Naruto Uzumaki, el chico rubio hiperactivo cabeza hueca, conocido por ser el contenedor del Kyuubi, y la persona que siempre exclamaba que quería ser Hokage algún día. Él mostraba alegría y determinación, vaya donde vaya. Le gustaba hacer bromas a sus amigos y maestros, le encantaba el ramen, y nunca se rendía.
Pero ahora ese chico no estaba. En su lugar, había un chico triste, sentado en su cama con la pijama puesta, con su gorrito de rana, las piernas flexionadas a la altura de su pecho, y la cabeza gacha, pegada a estas. Tenía las luces de la habitación apagadas, solo siendo alumbrada por la luz del exterior.
Esta molesto y melancólico a la vez. Molesto, porque los vecinos de al lado y toda la gente de afuera, no dejaban de hacer ruido. Podía escuchar las pláticas que tenía la gente de afuera. La música en los establecimientos cercanos estaba alta, y los fuegos artificiales sonaban a cada rato.
Tanto fue así que no lo habían dejado dormir, ya que se había acostado a las 9 de la noche, luego de comer un delicioso vaso de ramen instantáneo, como siempre lo hacía. Y ya eran las 10 de la noche y aun así no había podido conciliar el sueño. Mejor dejó de tratar de dormir, ya que sabía que era en vano.
Y estaba triste, porque iba a pasar otra navidad, solo. Al igual que su cumpleaños número 13 y las navidades del año pasado.
Al igual que, prácticamente toda su vida, todos los días. Claro, a excepción de algunas fechas y días, donde tenía misiones y entrenamiento, pero la mayoría de días, en su habitación, los pasaba solo.
¿Dónde estaba Iruka-sensei? No lo sabía. No lo había encontrado por ningún lado. ¿Kakashi-sensei? Estaba con los demás senséis, celebrando en un restaurante, y conversando de cosas triviales que él no entendía del todo, pero suponía que eran temas de adultos.
¿Sus amigos? Celebrando con sus respectivas familias. Había tratado de invitar a Sakura, pero le dijo que estaba ocupada con los preparativos de su casa. Técnicamente lo había vuelto a rechazar, y pensaba que, si Sasuke le hubiera pedido una cita, la chica no se negaría.
Que, por cierto, hablando de él, no sabía dónde está. Nadie sabe dónde está. Solo se sabe que esta con Orochimaru y nada más.
¿Y ero-senin? En los burdeles, como siempre.
Si fuera por él, hubiera estado entrenando ahora mismo, alejado del centro de la villa y así olvidando momentáneamente su soledad. Además de que, con el cansancio del entrenamiento, podría conciliar el sueño más fácil, y ningún ruido lo molestaría.
Pero su maestro Jiraiya le había prohibido que entrene en estas fechas, sobre todo en navidad. Que disfrute de este día porque pasado mañana volverían con los entrenamientos. Y si lo desobedecía, ya no lo entrenaría jamás.
Y quería volverse más fuerte a como dé lugar. Porque reconocía que Jiraiya, a pesar de ser un pervertido y viejo cochino, era muy fuerte, y eso necesitaba para traer de vuelta a su amigo.
Así que no tenía más opción, que quedarse en la casa, y esperar que la navidad transcurra rápidamente.
Porque la detestaba. No tenía con quien pasar Navidad, así que no tenía motivos para amar esta fecha.
Solo esperaba que la gente se callará y se fuera a dormir.
Suspiró para alejar esos pensamientos y vaciar su mente. Decidió estirar las piernas y acostarse. Contemplar el techo con los brazos cruzados en su cabeza. Miró fijamente a un punto, y pensó, que talvez por aburrimiento, le iba a dar sueño.
Sin querer, giró la cabeza hacia el pequeño armario donde estaba su despertador, y miró lo que había ahí.
No precisamente el despertador, sino el objeto que estaba al lado. Era un muñeco de un mago encapuchado con un báculo.
Naruto lo había comprado hace una semana, por creer en las palabras de un vendedor “mentiroso”, según él. Se levanto para agarrar el muñeco y examinarlo con más detalle.
Se preguntaba por qué rayos compró una baratija de quinta, que le había costado el sueldo de una misión.
El muñeco tenía la capucha de color negro, larga hasta los pies. El báculo era de color dorado, y el rostro no se lo podía ver. Debajo de los pies, estaba una plataforma, que tenía una inscripción que decía: “Pide lo que más deseas y se cumplirá”
Abajo del muñeco, en la misma plataforma, decía: “El deseo será momentáneo, pero las experiencias quedarán grabadas en lo profundo de la mente”.
Y más abajo decía: “Si los deseos son con malas intenciones, o alteran la realidad y el tiempo, el mago no cumplirá el deseo”.
Y en letras pequeñas, que casi no se ven, decía: “Al final, el mago decidirá”.
Cosa que confundieron a Naruto. No decía que se debe pedir lo que más se desea, y al final de cuentas, ¿el mago decidiría? Es algo contradictorio y complicado. Por eso se arrepentía de haber comprado eso.
Estaba en busca de algo barato para su cocina, como chucharas y tenedores, ya que se habían oxidado en el tiempo que dejaba la casa cuando hacia largas misiones. Justo había visto una tienda de antigüedades, y le llamo la atención los objetos que colgaba del mismo. Por curiosidad entró a la tienda, y el mago encapuchado le llamo la atención a primera vista.
Se acuerda que el vendedor había visto su curiosidad por el muñeco, y le había contado dicha historia: que el muñeco cumple deseos, solo una vez en la vida, pero se puede pedir cualquier cosa. Que debe sostener el muñeco, en el momento exacto, y se le cumplirá, pero el deseo será momentáneo, no dura para siempre.
Él creyendo en dichas palabras, lo había comprado. Y claro que le pareció muy caro, pero el vendedor le había dicho que el precio lo vale.
Ahora sabía que lo habían estafado.
Porque el vendedor jamás volvió a aparecer, ni su tienda de antigüedades.
Y ni que se diga de los deseos. Nunca se cumplieron.
Estuvo sosteniendo el muñeco muchas veces, en toda esta semana, pidiendo deseos como: Quiero ser Hokage, quiero que Sasuke venga de vuelta a la aldea, quiero tener una cita con Sakura, quiero ramen gratis para siempre, entre otras cosas.
Pero nada. No había pasado nada.
Así que se cansó de probar y lo dejó ahí, como un recuerdo amargo de no hacerle caso a desconocidos.
Se sentó en la cama, con el muñeco agarrado en sus manos. Lo quería tirar a la ventana, pero de nada serviría, se dijo. El dinero ya está gastado, y ya no lo puede recuperar.
Talvez pueda cambiar el muñeco por varios platos de ramen de Ichiraku. Eso sería espléndido. Le diría al viejo Teuchi mañana.
Pero ahora quería dormir. Y que todos se callaran.
Extrañamente, las voces de afuera se fueron reduciendo gradualmente, hasta no hacer ningún ruido. Se acercó a la ventana, y vio que ya no había nadie.
Creo que la gente ya se fue a descansar. Y mejor -se dijo-, así podré relajarme y dormir.
Miró al muñeco de nuevo, y se preguntó en su mente si esta cosa tendría algo que ver. A lo mejor si cumple deseos.
Se sentó de nuevo en la cama, y decidió intentarlo de nuevo. Ya no perdía nada, a estas alturas.
Así que apretó el muñeco, cerró sus ojos, y pidió tener un ramen instantáneo super especial de tiempo limitado, que solo vendían en tiendas exclusivas. Esperaba que se cumpliera.
Y esperó, y espero, y siguió esperando varios minutos, y nada. Abrió los ojos y vio que sus manos todavía estaban sujetando el muñeco del mago, y no había señales del ramen instantáneo que él había pedido. Ni el olor característico del mismo.
― ¡Maldito muñeco, Maldito vendedor! ― gruño, furioso, por haber caído inocentemente de nuevo.
¿Y la gente de afuera? Pues claro, ya se habría ido a descansar. Ya era muy de noche. Era lo más lógico.
Y el creyendo que el muñeco si concedía deseos.
― ¡Ah, eso me dolió! ―quedó congelado, al oír una voz gruesa, en su habitación. Temblando como una hoja, se dio la vuelta lentamente, para ver quién era. ¡Por el amor de Dios! que no sea un fantasma.
Vio con horror, que el muñeco ya no estaba. En su lugar, estaba un hombre encapuchado, con un báculo dorado. No le veía el rostro, pero sabía que lo estaba mirando fijamente. Y lo peor, es que estaba flotando en el aire.
El mago, sin aviso, se acercó rápidamente, como si fuera un fantasma, haciendo que Naruto pegará el grito de su vida.
―AHHHHHHHHHH. ― Se apegó más a su cama, a una esquina, queriendo estar más lejos del fantasma, para que no le haga daño. Estaba pálido como la leche, y sentía que se iba a desmayar.
― ¡Muchacho, como te atreves a tirarme!
―Y-y-y-y-y-yooo…lo siento…tebayoooooooo.
― ¿Estas preparado? ―Le había dicho el mago fantasma, haciendo amago de abrirse la capucha. Naruto ya estaba poniendo las manos juntas, pidiendo piedad.
Dios, que no abra la capucha. Cualquier cosa que saldría de ahí, no iba a ser nada bueno. Podría salir arañas que lo devoren, manos que se lo lleven al inframundo. O mostrando el verdadero ser del mago, que en su mente pensaba que se trataba de una calavera andante.
―Nooo…por…f-f-favor…, perdóname― Vio que el mago sin esperar más, se quitó la capucha. Naruto simplemente cerró sus ojos.
Este era su fin.
Pasaron los minutos y no había pasado nada. El mago no lo había matado, ni sacado arañas, ni manos que se lo llevaran al más allá.
Abrió los ojos, y no vio una calavera andante. Más bien….
―Taraannnnnnnnn. ― Se trata de una mujer de cabello naranja ondulado y largo, que vestía un traje rojo, con tonos rosados, ceñido a su cuerpo esbelto. Sus hombros están descubiertos, y su vestido llegaba por arriba de las rodillas. Su báculo seguía siendo dorado, pero el mango era rojo. ―Aquí la maga que cumple los deseos. ―le dijo con un guiño de ojo.
Naruto se quedó estático, procesando la información, hasta que la mezcla entre el susto anterior, y lo que ahora veía le hicieron fundir el cerebro que hizo que pegue otro grito.
―AHHHHHHHHHH. ― Se escuchó el sonido de un golpe, y seguidamente de Naruto rascándose el chichón de la cabeza, por el golpe que le dio la maga.
― ¡Porque gritas! Ni que estuviera fea. ― Le dijo la maga molesta. ―El anterior grito era entendible porque te quería jugar una broma, pero este ¿Por qué fue? ―Naruto se seguía rascando el chichón, pero la miró más detenidamente.
Y si, tenía razón la maga. No era fea. Era muy bonita. Así lo consideraba Naruto, más bonita que Sakura y que algunas kunoichis que había visto en su vida.
―L-lo siento…―dijo el rubio, para luego acordarse del susto que le dio. Así que, con más confianza, se lanzó a reclamarle. ― ¡Porque me asustó así, anciana! Casi me muero dattebayo. ―Se escuchó otro golpe que la maga le dio a Naruto.
―! ¡No te atrevas a decirme, anciana! No estoy vieja. No físicamente por lo menos. ¡Niño maleducado!
―No soy un niño, dattebayo―seguía rascándose la cabeza, por el otro chichón. ― ¿Por qué me asustó?
―Bueno…me gusta divertirme jajaja. Pero creo que esta vez, me pasé un poquito. ―lo expresó con su mano, de forma divertida. No esperaba que el chico se fuera a asustar de esa manera. Casi hace que se valla de esta vida, directo con Kami-sama.
―Pues no me gustó dattebayo. ―Naruto lo dijo molesto, cruzando los brazos. ― ¿Quién eres? ―preguntó de forma directa, porque a pesar de los coscorrones que le dio, aparte del susto que se llevó, quería saber quién mismo era dicha persona.
―Vaya, que modales, pero está bien. Te lo diré. ― dejó de arrugar el ceño por la descortesía del chico, y alzo su báculo, haciendo que la habitación cambie de ambiente, a un color morado con destellos dorados. Lo que se veía de la habitación, era solo las paredes de los colores mencionados, y la cama de Naruto.
― ¿A-a dónde nos fuimos? ―preguntó Naruto con un poco de temor. La mujer no era un fantasma, pero tampoco era ordinaria.
―Solo me aseguro que nadie nos moleste. Ahora si pon atención ― Naruto, aun temeroso, se sentó recto y con los brazos cruzados, listo para escuchar. ―Soy una maga que cumple deseos…, y ya.
Naruto se quedó esperando a que digiera algo más, pero no llegó nada.
― ¿Y ya? ¿Eso es todo?
―Es lo fundamental que debes saber. ¿O que más quieres saber? ―Naruto puso el ceño fruncido. ¿Es enserio? ¿Con eso piensa que se resuelve todo? No le caía la actitud de la maga, pero, de todas maneras, se dijo, que tenía que ser más específico.
― ¿De dónde vienes?, ¿Por qué vistes así? ¿Cómo así que cumples los deseos, y porque no se me cumplieron antes? ¿Por qué eres diferente al muñeco que compré? ¿Por qué no habías salido antes? ¿Por qué…
―Basta, muchas preguntas. ―alzo la mano, haciendo seña que se detenga. ―Solo responderé las que crea conveniente. No puedes saber todo, y no preguntes porqué… Bueno, respondiendo a tus preguntas: Vengo de un lugar mágico donde residen los magos, fuera de este mundo. No necesitas saber más. Y si, el chakra no es lo único que existe en este mundo. ―se adelantó a responder, viendo que Naruto hizo amaga de hablar. Y esperaba que le hiciera esa pregunta. ― Me gusta vestirme así y ya. La mayoría de las magas se visten así. Además, de que yo, cumplo deseos más orientados a la “satisfacción”. Te lo digo luego. ―se adelantó a responder de nuevo, sabiendo que Naruto iba a preguntar sobre a que se refería con eso. ―Como te dije, soy una maga que cumple deseos. Hay otros magos que hacen otras cosas, pero yo y otros, cumplimos los deseos que nos piden. Claro, siempre y cuando sean posibles de cumplir. Tus deseos no se cumplieron porque no lo pediste en fechas específicas. Solo en fechas especiales como navidad, año nuevo, tu cumpleaños, san Valentín, o el día blanco, se pueden pedir deseos. Soy diferente al muñeco que compraste, porque en realidad, no debería ser yo quien cumpla tus deseos. Esa es tarea de mi hermano. Pero bueno, por razones que no debes saber, no pudo ocuparse de todos los muñecos que le corresponde a él, y me pidió ayuda. Y aquí estoy, dándole una mano. Y si no salí antes, es porque no era el momento indicado. Es todo.
Naruto proceso todo lo que le dijo, entendiendo cada palabra. Suerte que la mujer no usó palabras técnicas, porque si no, no le hubiera entendido ni la mitad de lo que dijo.
Por suerte, entendió la mayoría de cosas. Ahora sabia del porque sus deseos no se cumplieron, y porque ella no había salido antes. Pero aun así tenía más dudas.
― ¿Hay más muñecos de magos encapuchados?
―Si. Y aunque no lo creas, solo lo tendrán personas especiales que fueron elegidas por el mismo muñeco. Es como el destino. Así que, considérate afortunado, Naruto.
―C-como sabes mi…
―Sabemos muchas cosas. Nos entrenan para eso. Y es obvio que vamos a saber el nombre de nuestro invocador. No preguntes más. ―Naruto asintió, por todo lo que le dijo la maga. El vendedor no le había mentido, pero tampoco le había dicho todo esto. Si hubiera sido más específico, a lo mejor no hubiera estado molesto casi toda la semana.
Pero bueno. Así se dieron las cosas.
―Ya veo. ¿Así que, ahora ya puedo pedir mis deseos?
―Si, pero…―Naruto la interrumpió, ya que no podía esperar más.
―Quiero ser Hokage… No más bien, quiero tener una cita con Sakura-chan… pero, ella quiere de vuelta a Sasuke, y yo también…
―Naruto.
―Pero también quiero ramen gratis…. O no, más bien, quiero que mis amigos estén aquí en navidad. O mejor, quiero volver más fuerte, Ahuché. ―Naruto de nuevo se rasco la cabeza, porque lo había golpeado de nuevo con el báculo. ― ¿Por qué hiciste eso?
―Porque no te callabas. ¡Déjame terminar! Puedo cumplir todos los deseos, siempre y cuando cumpla con mis competencias. ¿Recuerdas que te dije que cumplo deseos más orientados a la “satisfacción”? ―hizo énfasis en esa última palabra, con una expresión algo extraña, para Naruto. De todos modos, asintió―Pues eso, cumplo deseos más específicos a esa área. Por ejemplo, la satisfacción de comer, talvez un romance pasajero, o lo que más me piden, satisfacción de la carne.
― ¿Satisfacción de la carne? ―preguntó Naruto, sin entender esas últimas palabras.
―Si, placer carnal. Tú me entiendes― le dijo con una cara pícara y atrevida. Aun así, el rubio no entendió. Ella frunció el ceño ― Ósea “unirse con otra persona”, hacer el “amor”, tener sexo, ósea…―hizo mímicas con una mano haciendo un círculo redondo, y con la otra, sacando un dedo, apuntado al círculo.
Simulando, lo que ya saben ustedes.
Y parece que Naruto lo entendió.
― ¿F-Follar? ―dijo tembloroso Naruto, porque lo había escuchado de su maestro Jiraiya al referirse a esas “escenas para adultos”. Y para su mala suerte, había visto una de esas “escenas”, sin querer, cuando estaba buscando al ero-senin en las aguas termales.
― ¡Si, eso! Por fin lo captaste. ―dijo emocionada la maga, ya que por fin le había entendido. Le gustaba ser más directa con hombres adultos, pero con los niños, le gustaba ser un poco sutil.
― ¡Yo no quiero esas cochinadas!. ―eso sorprendió a la mujer.
―¡Ehhh! ¿Cómo qué no? Si es lo que le gusta más a la gente, no seas tapado… o acaso ¿No te gustan las mujeres? ¿Será verdad que bateas del otro lado? ―lo dijo de forma dramática, tapados la boca con la mano.
Naruto a pesar de no entender todo lo que dijo, entendió lo suficiente para saber a qué se refería.
―Nooooo. Quiero decir, si me gustan las mujeres, dattebayo.
― ¡Uff, ya me había asustado! No suelo cumplir muchos deseos eróticos del mismo sexo. Eso lo hace más mi otra hermana. ―lo que le dijo lo sorprendió mucho. Ósea, no quedar decir, que algunos hombres pedían… ¿o sí? ― Entonces ¿lo quieres o no? ―interrumpió sus pensamientos, y con la mirada que le dio, era suficiente para decirle que conteste ahora.
Pero, no tenía una respuesta clara para eso.
―Uhmm no lo sé. Es que… ―como adivinándole la mente, la maga se adelantó a contestar.
―Tienes un poco de miedo ¿cierto? ―Naruto simplemente asintió.
―Es que, no sé cómo pasar ese límite. Además creo que esto debe ser con alguien especial. ―la maga lo miró con curiosidad.
― ¿Quién te dijo eso?
―Pues, ero-senin, dattebayo. ― ella soltó una fuerte carcajada.
―Viniendo de él, es muy contradictorio. ―Sabia de quien se trataba. Hasta en su mundo era sonado el nombre de uno de los legendarios sanin. ―Si sabes que, al visitar los burdeles, no precisamente va conversar con las chicas ¿cierto?
―Si, no me lo recuerdes. Por eso es un viejo cochino dattebayo. ―la maga solo sonrió, dándole la razón.
―Si. Y yo creo que vas a seguir los mismos pasos. O por lo menos, vas a ser igual de pervertido que él. ―Naruto se puso rojo, producto de la mezcla entre la vergüenza y molestia.
― ¡Ehhh! ¡claro que no! Yo no seré como ero-senin, dattebayo, además… ―la maga río más fuerte, e hizo amago de no prestarle atención el resto que dijo, porque no le creía.
No cuando lo había visto en su habitación jalarse el “amiguito”, o incluso hojear por curiosidad los libros de icha icha, o a veces espiar a las mujeres junto a su maestro. Vamos, si es el inventor del jutsu sexy.
―Si, si, como digas. Entonces ¿vas a pedir el deseo o no? ―interrumpió a Naruto, haciendo que esté se acordará de la pregunta que le hizo. Bajó la cabeza.
―Uhmm ¿No puedo pedir otros deseos? ―la maga lo miró extraño al chico, abriendo un poco los ojos.
Porque no era la primera vez que cumplía deseos de ese tipo a chicos de su edad. Pero él se veía inseguro. Aunque tenía la certeza de que, en lo más profundo de él, si quería el deseo.
Pero se dijo, que no puede obligarlo de todos modos.
―Uhmm Bueno… si puedes, siempre y cuando pueda cumplirlos. ―Naruto se puso menos tenso y rigido, alzando la cabeza en su dirección.
―Entonces, ¿puedo pedir un ramen instantáneo?
― ¿El que pediste antes de lanzarme contra el suelo? ―lo dijo un poquito molesta al recordarlo, cosa que Naruto lo notó.
―Si, ese. Y lo siento, jeje. ―Se rasco la nuca, denotando nerviosismo. La maga suspiró, y se encogió de hombros.
―Está bien. Eso es fácil. ―Alzó el báculo, y una luz dorada de la punta del mismo salió de él. Mágicamente después de eso, apareció un ramen instantáneo, ya preparado, en las manos de Naruto.
―Woahhh. ―El rubio se sorprendió. El olor del ramen inundaba toda la habitación. Se le hacía agua la boca con solo saborearlo. E incluso vino con palillos especiales para comerlo.
Entonces la maga si cumple deseos.
―Anda y come rápido, para que luego me pidas tus otros dos deseos. ―Naruto se detuvo a mitad del camino de saborear su ramen, con lo que la maga dijo.
―¿Dos deseos?
―Si. Tienes tres deseos. Ya te cumplí uno, así que te quedan dos. ―Naruto estaba desconcertado por eso.
― ¿Como así tres deseos? Pensé que solo cumplías un solo deseo dattebayo. ―recordó la inscripción del muñeco donde había salido ella.
― “Pide lo que más deseas y se cumplirá”. No se dice en ningún lado que solo sea un deseo. Además “El mago al final decidirá”. Y eso incluye el número de deseos que podemos decidir cumplir. A pesar de que eres maleducado y muy preguntón, me caíste bien, por eso decidí cumplirte tres deseos. ―Naruto abrió la boca, sorprendido, para luego asentir con la cabeza, entendiendo lo que había dicho la mujer.
―Ah, ya veo. Y gracias. ―La maga sonrío por el agradecimiento. Pocos les agradecían a estas alturas. Muchos solo le decían el deseo que querían y ya. Parece que el chico no tenia del todo malos modales. ―Hum, ¿puedo pedir un deseo que me dé más deseos? ― y luego se arrepintió de pensar bien de él, cambiando su cara de molestia. Otro que se quería pasar de listo.
―No, no puedes. Y tampoco puedes pedir regresar en el tiempo para pedir de nuevo los tres deseos. Deseos así están prohibidos. Te lo digo de una vez. ― lo dijo muy seria, que hizo temblar un poco a Naruto.
―Y-ya entendí…. Entonces. Buen provecho. ―se decidió mejor a comer el ramen, tomando los palitos, degustando el caldo y los fideos. Mientras comía, pensaba en el segundo deseo que le pedirá a la maga.
Por cierto, este ramen sabe mejor de lo que esperaba. Nunca había comido un ramen así.
―Dime algo ¿Puedes repetir los deseos? ―Vio que la maga simplemente negó, y eso lo decepciono un poco. Ese ramen estaba más que delicioso, y quería repetirlo. Así que, decidió saborearlo hasta la última gota, para disfrutarlo, porque sabía que una sensación así, no se volverá a repetir.
Al terminar de comer, ya sabía que pedir, pero ¿será que lo puede cumplir? No perdía nada con intentar preguntar.
―Quisiera tener una cita con Sakura-chan. ―lo maga lo quedo mirando sorprendida y fijamente. ― ¿Puedes cumplirlo? ―ella solo suspiró.
―Naruto. ―Con su vista que puede verlo todo, miró a Sakura disfrutando con su familia, feliz, mientras esta abría los regalos y se sorprendía de los mismos, agradeciendo a sus papas por los obsequios ― ¿Estás seguro? Sakura esta con su familia ahora. Y además… ella ama a otra persona. ― Podía ver los corazones de las demás personas. Ese era su don. Y sabía que, Naruto ya sabía sobre los sentimientos de su amiga.
El rubio simplemente bajo la cabeza y suspiró, de tristeza.
―Lo sé, dattebayo. Entonces no puedes cumplirlo ¿cierto?
―Claro que puedo, ―Naruto alzó la cabeza ―pero te aconsejo que no lo pidas. Seria engañarte a ti mismo, obligar a que otra persona te ame en contra de su voluntad. Pero si quieres de todos modos, lo cumpliré. ―lo dijo haciendo amago de alzar el báculo, pero se detuvo ya que Naruto le hizo señas de detenerse.
La maga tenía razón. Sería solo engañarse. Quería que Sakura lo aceptara por voluntad, y no por obligación.
―No, está bien. Lo entiendo, dattebayo. Entonces… tampoco podrías traer a Sasuke ¿cierto? ―la maga simplemente asintió.
―Solo puedo cumplir los deseos que van más a la satisfacción, como ya te lo había dicho. Otros deseos triviales también los puedo cumplir, pero, en ambos casos, siempre y cuando no alteren la realidad y el tiempo. Traer de vuelta a tu amigo alteraría eso, tanto el presente como el futuro. No preguntes más Naruto, no te lo puedo decir. ―se adelantó a contestar, viendo que el chico hizo amago de replicarle.
Aun así, Naruto no se detuvo a preguntar
―Pero no entiendo. ¿A qué te refieres con alterar la realidad? ―la maga simplemente suspiró. Este niño era muy preguntón, pero bueno, no estaría mal responderle.
―Me refiere a esos deseos que pueden cambiar lo que conocemos. Y si vemos que esos deseos alteran eso, para bien o para mal, no los cumplimos. Por eso se dice: “Al final, el mago decidirá” ¿Entiendes? ―Naruto simplemente asintió, por entender la gravedad del asunto, pero aun así no se sentía del todo contento. ―Bueno, ya no preguntes más.
―Pero…
―No más. Solo dime los deseos y eso es lo único que escucharé. ―Naruto suspiró, y se resignó. Estaba curioso de saber más cosas sobre los deseos y la maga, pero con la mirada que le dio, sabía que ya no le iba a responder.
Así que comenzó a pensar en su cabecita, que tipo de deseo podía pedirle a la maga que pueda cumplir. Sabe que la maga solo puede cumplir deseos más para la satisfacción. Y ya no podía pedir más ramen, además de que ya estaba lleno.
Y sobre el placer carnal, pues, bueno…, no sabía que pensar.
Si fuera ero-sennin, de seguro sin dudar pediría ese deseo. Ya se lo imaginaba siendo muy específico con la maga, sobre lo que quería. Ese viejo cochino.
Incluso ahora estaba disfrutando de su navidad, en esos lugares que no le gustaba entrar. Pero pensar en eso, hizo que una idea se le viniera a la mente.
Siempre veía a su maestro pervertido quejarse que en los burdeles no hay mujeres tan hermosas como él deseaba: sabrosa y con grandes curvas. Se rio internamente al recordarlo, ya que en ese momento no sabía a qué se refería con eso y había traído una fruta en su lugar.
Pero volviendo a lo anterior, su maestro siempre se quejaba de eso. Y se desquitaba con el entrenamiento, diciendo que no estaba lo suficientemente motivado.
Así que, si pediría el deseo para él, talvez se motive lo suficiente para que mañana mismo lo entrene.
Decidido, se dirigió a la maga.
― ¿Puedes cumplir deseos para otras personas? ―la maga se sorprendió por lo que dijo, por lo raro del asunto. Casi nadie, de los que le había tocado para cumplir deseos, había pedido por otras personas. Siempre pensaban en sí mismas.
Pero este chico quería pedir para alguien más.
―Bueno, técnicamente sí. ¿De quién se trata? ―lo dijo interesada.
―De ero-senin. Él siempre se pasa quejando de que no ha encontrado mujeres tan hermosas en los burdeles. Y por eso, no me entrena con ganas, cuando sale de ahí. Quiero que le des una mujer sabrosa y con curvas, o varias mujeres, y le hagan lo que tengan que hacerle. Así ya no se quejará y me tendrá que entrenar si o si, dattebayo. ― lo último lo dijo en un susurro, que fue apenas audible para la maga, pero de todas maneras lo oyó.
Ella simplemente soltó una carcajada, dejando consternando a Naruto.
― ¿Qué es lo gracioso? No te rías, dattebayo.
―Lo siento. Y si, lo puedo cumplir. Aunque, no pensé que pedirías para otra persona, y menos para ese viejo libidinoso. Pero bueno... ― alzó su báculo, que de nuevo brilló con una luz inmensa, haciendo que Naruto se tape los ojos mamertamente. Vio que la luz se fue, y de nuevo abrió los ojos. ― Deseo cumplido.
― ¿Ya está? ¿Enserio?
―Si. El deseo ya fue cumplido. Jiraiya ahora se ha de estar divirtiendo como nunca. Le di la mejor selección de mujeres, que en su vida no va a encontrar. ―Naruto le sonrió agradecido.
―Ah pues, gracias. Espero que con esto ya no se queje, y mañana me entrene, dattebayo. ―lo dijo en un susurro y con puchero.
― Yo creo que, para él, fue muy buen regalo de tu parte. Lástima que no puede saber que pediste un deseo, y menos saber de mi existencia. ―regresó a mirar a la maga, con los ojos abiertos.
― ¿Ehh? ¿No se lo puedo decir?
―No, Naruto. Nada de esto lo puedes contar con nadie más, sino puede haber consecuencias.
― ¿Qué consecuencias?
―Mejor ni te lo digo. ―Naruto miró intrigado. ¿De cuáles consecuencias estaría hablando? ¿Serán graves? Porque con el tono que lo dijo, así parecen. ―Bueno, sigamos con el último deseo. ― al decirte esto último, Naruto cayó en cuenta que todavía le falta un deseo más.
Un último deseo, y eso será todo.
Tenía muchos deseos que pedir, pero por las limitaciones de la maga, sabía que no podía pedirlos.
Quería ser Hokage, traer de vuelta a Sasuke, ser más fuerte, tener citas con Sakura-chan. Tener una familia, pero era imposible.
Lo único que le quedaba, era pedir esos deseos orientados al placer sexual, pero no sabía cómo pedirlo.
Talvez, si solicitaba una mujer, como lo pidió con Jiraiya, solo para no estar solo….
―No sabes que pedir ¿cierto? ―le dijo la maga, sabedora de los pensamientos del rubio, ya que se había atrevido a leerle la mente, viendo que el chico tardaba bastante en decirle un deseo.
Se le vino una idea a la mente. Pero primero, tenía que levantarle los ánimos.
―Tendrás lo que tanto deseas, algún día. Te lo aseguró. ―Naruto la miró sorprendido en su dirección, por lo que acababa de decir. ―Si te sigues esforzando como lo haces ahora, cumplirás tus sueños. Claro, no todos los cumplirás, porque conforme vayas creciendo, vas a ir madurando, y notaras más cosas a tu alrededor.
― ¿Cómo? No entiendo lo último que dijiste.
―No necesitas saber más. Vas a tener lo que tanto anhelas, en un futuro lejano. Confía en mí, pequeño. ―Esas palabras hicieron que Naruto se sintiera más liviano, y menos triste. Le gustó, que esta persona que acaba de conocer, haya creído en él.
―Gracias. He…. No se tu nombre.
―Y no necesitas saberlo, chico. Con el gracias, es suficiente. ―Ella también le sonrió, cosa que contagió a Naruto a devolverle la sonrisa. ―Bueno. Como veo que no sabes que pedir, entonces, déjame sugerirte un deseo. ―Naruto vuelta la miró intrigado.
¿Cuál deseo le sugerirá? ¿Será uno que le gusté?
Como leyéndole la mente, la maga contestó riendo seductoramente.
―Créenme, te gustará…. Bueno, que te parece: Pasar con esa persona especial, con la persona me más te ama, esta navidad, ¿para vivir una noche inolvidable?
Naruto la miró extrañado, y no por el deseo en sí. Se oía muy bien, y eso es lo que quería: pasar con alguien en navidad.
Pero, con la persona que más me ama…
―Hum… Si, se oye bien, pero….
―No es Sakura, por sea caso. Es otra persona que te ama mucho, demasiado incluso. ―Naruto abrió los ojos, como si le hubiera leído la mente. Entonces ¿Quién era? Él no quería a nadie más que a Sakura, así que no sabía quién más podría ser.
La curiosidad le ganó, y de todas maneras decidió preguntar.
― ¿Cómo así no es Sakura? ¿Entonces quién es?
―No te lo puedo decir Naruto. Es parte del deseo.
―Pero.
―Sin, peros. Si sigues insistiendo no cumpliré el deseo. ―vio que Naruto hizo un puchero inconforme, así que prosiguió. ―Confía en mí.
Naruto no sabía porque, pero sentía que el deseo no iba a ser malo, y sentía que no estaba mintiendo, pero le daba un poco de curiosidad, y miedo, saber de qué persona especial estaba hablando.
Como ciertamente quería tener ese deseo, simplemente se resignó y asintió con la cabeza.
―Está bien. ―la maga sonrió. ―Entonces, cúmplelo dattebayo.
―Eso me gustaría… pero no puedo cumplirlo si tu no lo dices. Así funcionan los deseos ―Naruto de nuevo asintió. No tenía problemas con eso.
―De acuerdo… Entonces, ¿Qué tengo que decir?
―Cierra los ojos, y repite conmigo. ―La maga se puso firme, haciendo que Naruto se siente más recto y sea todo oídos, cerrando los ojos, para repetir lo que vaya a decir. ― Quiero pasar con la persona más amada…,
― Quiero pasar con la persona más amada.,
― Con la que más me ama, estas últimas horas de navidad….
― Con la que más me ama, estas últimas horas de navidad…―repetía el rubio. Estas últimas palabras del deseo, se oían bien.
―No importa si no es de este tiempo.
―No importa si no es de este tiempo. ―ok, esto sonó un poco extraño. Ya no entendía eso.
―Pero que me haga pasar una noche inolvidable.
―Pero que me haga pasar una noche inolvidable. ―esto sonó aún más extraño, y no tanto por la frase, sino por el tono de vos que había empleado la maga al decir esas palabras.
Sonaba como a Tsunade cuando estaba ebria, y comenzaba a coquetear con otros hombres solo para que no le cobren lo que les debía.
Sonó como a las mujeres del burdel, que se lanzaban a los clientes, como lo hacían con ero-senin.
Acaso, ¿no estará…?
―Oye, ¿Es esa clase de deseo…
―Ya lo dijiste. Deseo cumplido. ―comenzó a emitir una luz brillante, de nuevo en su báculo. ―Y de aquí me despido también.
―Espera, maga de los deseos…―no pudo continuar porque la luz brillante lo cegó momentáneamente, haciendo que se sintiera aturdido.
Luego de unos instantes, la luz desapareció, junto con la maga, y la habitación volvió a la normalidad.
Naruto abrió los ojos, viendo que estaba en su habitación, y que lucía igual de desordenada antes de que esa maga se presentará ante él. Que, por cierto, ya no estaba.
El ruido de afuera también volvió.
¿Qué pasó? ¿Dónde estuvo? ¿La maga fue real, o, estaba soñando?
Esas son las preguntas que se hacía Naruto, hasta topar con su pie el envase de ramen que había comido anteriormente. El ramen que había pedido como deseo. Pegó un pequeño grito del susto.
Si eso estaba ahí, eso quiere decir los deseos fueron reales también.
Eso lo llenó de escalofrió, sabedor de último deseo que pidió. O bueno, que lo obligaron a pedir, según él.
Así que estaba expectante, esperando que ese deseo se cumpla, y la persona especial que la maga mencionó, llegara a su departamento. Así que enfocó su vista en la puerta principal.
Pero pasaron los minutos, y nadie golpeaba la puerta.
Naruto suspiró de resignación. Creo que le había tomado el pelo, y se había llevado su último deseo.
Pero se preguntaba: ¿Quién era ella? ¿Y porque fue elegido para los deseos?
Un golpe en su ventana lo hizo sacar de su aturdimiento, y miró a la misma para ver qué de quien se trataba.
Y ahí solo se encontraba, nada más ni nada menos, que un pájaro mensajero.
Abrió la ventana, y dejo reposar al pájaro en el marco de la misma. Vio que tenía una nota en sus patas, así que le quito, y la abrió.
Leyó, que en la nota decía, que lo necesitaban de urgencia en la torre Hokage.
Suspiró molestó, bajándose de la cama, buscando su ropa de misiones. ¿Ahora que es lo que quería la vieja Tsunade?
Rápidamente se cambió y salió de su departamento, cerrando con llave, dirigiéndose a la torre Hokage, para saber qué es lo que querían de él a estas horas de la noche. Igual, no tenía nada que hacer, así que era mejor ir.
La maga que flotaba en el cielo, simplemente lo observó irse de su departamento. Sonrió.
Ahora sí. Ya podía preparar el deseo.
No tenía que preocuparse de que nadie la viera, porque era invisible para las personas de este mundo, excepto, para el rubio que había pedido los deseos.
Entró de nuevo al departamento del chico, atravesando las paredes, y se fue a la habitación del mismo. Sacó de su túnica, un brazalete que se lo puso en la muñeca, e inmediatamente extendió la mano. Del mismo salieron círculos mágicos que cubrieron toda la habitación, y en ellos había inscripciones, en un idioma, que nadie a parte de los magos conocían, y estaban llenos de figuras en forma de reloj, en el centro de cada circulo.
―Bueno, espero que mi hermano me perdone. Es por una buena causa. ―Comenzó a ajustar el circulo mágico principal, que estaba frente a ella, con el reloj más grande, moviendo mágicamente las manecillas del reloj de forma rápida, hasta que se detuvieron en una fecha específica. ―Veinte años en el futuro serán más que suficientes. Ahí vive tu persona especial, capaz de hacer cualquier cosa por ti. Además de ser, la que mejor en forma está, para lo que quiero darte, pequeño ―lo dijo seductora y misteriosamente. ―Solo necesito una muestra, y ya. ―Tomó ambas manos, y las juntó, formando un sello de manos. ―Magia de Tiempo: Viaje Temporal. ―exclamó la maga, e inmediatamente, había desaparecido, conjunto con los círculos mágicos.
Solo para segundos después, volver a aparecer, con la misma túnica, ropas, y báculo de siempre. Y en sus manos, traía una vasija de color violeta.
Puso el recipiente en la cama del dormitorio, y con su báculo, apuntó al mismo. De la punta del báculo salió un rayo mágico, que golpeo al objeto, haciendo que este brillara intensamente, conjunto con toda la habitación.
La maga ya quería ver la cara de sorpresa que va a tener Naruto.
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El rubio suspiró, algo cansado, caminando por las calles dirigiéndose a su apartamento. El soplido que dio, hizo que saliera humo de su boca, al mismo tiempo que aspiraba el frio aire del exterior. Tiritó de frio.
No se había puesto una bufanda, o un sweater abrigado, porque salió rápidamente de su hogar, a atender el llamado que le habían hecho desde la torre Hokage, por medio del ave mensajera.
Solo para llegar, y darse cuenta que no era la gran cosa.
Le habían pedido que baje un gato, que se había quedado atrapado en el tejado de un edificio cerca de la torre. La dueña, era una señora bien vestida, que pedía el favor a la actual Hokage.
Y hablando de Tsunade, estaba ahí, acostada de borracha en la oficina. La que lo había llamado en realidad, fue Shizune.
Le había dicho la mujer asistente, que haga ese trabajo, ya que la señora es la esposa de un comerciante influyente, que aportaba bastante a la economía de Konoha. Y cuyo hijo estaba triste porque el gato se había escapado, y posteriormente, se había atascado.
Obvio molesto, les preguntó, porque precisamente le habían pedido a él, a hacer esta misión tan fácil, que cualquier novato lo podría hacer.
Y la respuesta que recibió fue, que todos los genin están celebrando la navidad, y el único disponible para misiones, era él.
Se puso más molesto, por lo que querían decir con esas palabras (aunque esa no fue la intención de Shizune) y estaba por declinar la misión, cuando la abuela Tsunade, respondió aun borracha, que, si no cumplía la misión, no le daba más misiones de clase C para arriba, y que no podía ocupar los campos de entrenamiento, para entrenar.
Así que, sin más remedio, y más molesto, se fue a cumplir la misión. La señora le agradeció por ayudarle con su petición, pero él no le devolvió la sonrisa. No iba a dar sonrisas fingidas.
Quería terminar rápidamente con esto.
Luego de ayudar al gato mugroso, y reportar en la torre Hokage que ha cumplido la misión, se fue a su casa, no sin antes, recibir el pago correspondiente, y una propina extra por parte de la señora elegante.
Además de que Shizune, le dijo que, pasado mañana, tenía una misión de clase B.
Bueno, por lo menos no fue malo del todo.
Mientras caminaba a su hogar, la molestia le fue pasando, y en su lugar, una tristeza lo invadió.
Porque sabía, que, al volver a su apartamento, iba a estar completamente solo de nuevo.
Esperaba que esta vez sí pueda dormir. Parecía que la gente, ya no hacía tanto ruido como antes.
Capaz, ya iban a ser las 11 de la noche.
Dio un gran salto, y aterrizó en el balcón de su apartamento. Sacó las llaves de su bolsillo, dispuesto a abrir la puerta, hasta que algo le llamó la atención.
Había un poco de ruido en su departamento, como del sonido que emitían las luces navideñas. Y se podía oler comida preparada.
Él no había puesto nada de adornos navideños en su hogar. Ni luces, ni muérdagos, ni nada. Y no había preparado comida cuando salió.
Dio la vuelta a su apartamento para observar las ventanas, y vio que las luces estaban prendidas. Él las había dejado apagadas.
Vuelta volvió a la puerta principal, y se puso en guardia, sacando su kunai. ¿Quién demonios entró a su departamento?
Podría ser Iruka-sensei, pero él no solía hacer eso, de entrar a su apartamento sin avisar. Le hubiera dicho algo antes, de todos modos.
No creía que fuera ero-senin, porque sabía bien que estaba disfrutando en otros lugares que no quería nombrar.
¿Y sus amigos? Podrían ser ellos, pero era más seguro que estén celebrando en sus respectivas casas.
Así que, podría tratarse de un intruso. O un delincuente que le quiere robar lo poco que tenía. O le quiere quitar todo su apartamento.
¡No señor! Es lo único que tenía en esta vida. Así que no se lo van a quitar.
Pensaba ir a toda velocidad, empujar las puertas, y gritar a quien rayos se haya metió a su apartamento, que se largará de ahí. Pero podría ser un ninja igual que él, o algo peor. Así que, algo que no era típico de él, pero decidió entrar despacio, para sorprender al intruso.
Sigilosamente abrió la puerta, caminando lentamente. Ni bien entró, y vio que la cocina y su habitación tenían las luces prendidas, solo que está ultima tenía la puerta cerrada. Así que se dirigió primero a la cocina.
Ni bien llegó ahí, y notó que todo estaba diferente.
Había comida en la mesa del comedor, donde se veían platillos y dulces decorados de navidad. También el mantel de la mesa era diferente, de color rojo y dorado al estilo navideño. Y las sillas estaban decoradas igualmente.
De la ventana colgaban luces navideñas de colores. Y en las paredes estaban pegados globos, serpentinas, y decoraciones de navidad como bastones y botas navideñas. Además, había un sofá cerca de una de las paredes.
¿Quién podría haber cocinado, y decorado de esa manera? Olía delicioso y se le hacía agua la boca, pero la incertidumbre de quien podría haberlo hecho, lo detuvo de probar la comida.
Talvez podía ser una trampa del intruso, o quien sea que haya hecho esto. Además, el responsable no se encontraba aquí.
Entonces, se dirigió a la habitación, donde posiblemente este esa persona, y obtendría todas las respuestas.
De nuevo en guardia, abrió lentamente la puerta, donde una luz brillante lo cegó momentáneamente, cosa que hizo que se tape los ojos con su antebrazo. Abrió los ojos cuando se acostumbró a la luz.
Y lo que vio, lo sorprendió demasiado. Lo dejó frio como una roca, pálido, estático y aterrado, haciendo que soltara su kunai.
Las paredes estaban decoradas y pintadas de un color navideño crema, que ambientaba el lugar. Sus muebles estaban forrados de luces y adornos navideños. Hasta su cama tenía sabanas nuevas, y un cubrecama de color naranja, con la almohada de color lila.
Pero eso no era lo que lo dejo en ese estado, sino lo que vio que estaba junto a su cama, en una esquina cerca de la ventana.
Donde había un árbol de navidad grande y bien decorado, con lucecitas que emitían sonidos de navidad ¿Pero era eso lo que lo impresionó? No.
Sino era la mujer de cabello corto de color azul oscuro, de piel blanca como la nieve, que estaba arrodillada en el suelo, junto al árbol, desnuda a excepción de unas medias rojas provocativas que llevaba en los brazos y piernas, y lo miraba seductoramente, mientras le daba la espalda y le mostraba su esbelto y perfecto cuerpo, así como un redondo y jugoso trasero.
―Feliz navidad. Naruto-kun. ―la voz suave, melodiosa y tierna, a la par de sexy, lo cautivó, haciendo que los colores de su cara volvieran a la normalidad.
Para seguidamente arder de calor por todo su cuerpo, su corazón latiera muy rápidamente, su cuerpo comenzando a sudar, y su rostro se pusiera increíblemente rojo.
Y para rematar, la mujer escultural se había acariciado sus nalgas de manera provocativa, para luego darles un pequeño golpe a las mismas. Esa visión erótica, así como el rebote de su trasero y las mejillas ondulantes, hizo que Naruto ya no pudiera aguantar más.
Soltó un grito muy fuerte, a la par que le salía mucha sangre en la nariz, para luego desmayarse.
― ¡Naruto-kun!, ¡Naruto-kun! ¿Qué te sucede? ―en el proceso de caer al suelo, solo pudo ver que la mujer se había levantado preocupada, repitiendo su nombre, para luego sumergirse en una inmensa oscuridad.
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