Obsesión Candente | By : Lily-de-Wakabayashi Category: Spanish > Anime Views: 748 -:- Recommendations : 0 -:- Currently Reading : 0 |
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Obsesión Candente.
Genzo Wakabayashi se preparaba para la rueda de prensa de esa noche. El Bayern Múnich daba una conferencia especial en honor a su nueva adquisición, el mejor guardameta de toda Europa, el increíble SGGK Genzo Wakabayashi. Éste se vistió con una camisa negra de manga larga y un pantalón de vestir del mismo color, se peinó lo mejor que pudo y lamentó para sus adentros el no poder usar su inseparable gorra.
Durante la conferencia las cosas marcharon bien. Los reporteros de siempre le hacían las preguntas de siempre, nada fuera de lo normal pues, pero de pronto la vista de Genzo captó algo que lo dejó anonadado: una chica preciosa, con un cuerpo de lujo, estaba parada muy cerca de él y esperaba que un camarero le llenara una copa de vino blanco.
Wakabayashi no perdió el tiempo y se acercó a ella en cuanto los reporteros lo dejaron en paz.
La chica sonrió de una manera cautivadora. Genzo se dejó vencer por esa sonrisa y aceptó la copa de vino que ella le ofrecía.
Ariadna. Era un lindísimo nombre... Genzo siguió sorbiendo su copa de vino. A los pocos minutos, comenzó a ver todo borroso y el mundo comenzó a girar...
Cuando Genzo despertó, se encontró amarrado de muñecas y tobillos a los postes de una cama, completamente desnudo. Parada a un lado de la cama se encontraba una chica semidesnuda, solo llevaba puestas unas bragas y un antifaz negro en la cara. Su larguísimo cabello caía por su espalda y tenía unas curvas sorprendentes... Genzo se excitó con solo verla.
La muchacha tomó un frasco que contenía un líquido espeso y transparente y lo vació sobre el abdomen de Wakabayashi. Después, ella comenzó a untárselo por todo el cuerpo, con movimientos sensuales y candentes. Genzo sentía el contacto de esas ardientes manos, su nivel de adrenalina aumentó más... Después, la muchacha comenzó a lamerle todo el cuerpo con pasión; su lengua bajaba por su cuello, su pecho, su abdomen musculoso, sus muslos... Posteriormente la chica se dirigió al miembro de él, ya erecto, y se lo comenzó a chupar con fervor. Wakabayashi creyó que estallaría del placer que estaba experimentando...
Pero la muchacha se detuvo justo antes de que él llegara al orgasmo. Tomó más líquido del frasco que había agarrado antes y se lo untó en sus pezones rosados. Después los acercó a la boca de Genzo, provocándolo para que él los lamiera. Genzo no pudo resistirse a tan suculento manjar y comenzó a probar y a lamer los pezones de la chica. Ella comenzó a gemir y a arquearse sobre él y Genzo cada vez tenía más deseos de penetrarla... Si no hubiese estado atado, la habría tomado por la cintura y la habría hecho suya sin tardanza... La muchacha se irguió e hizo que Genzo enterrara su cara entre sus muslos tersos. Él tomó una parte de la pantaleta de la chica con los dientes y se la comenzó a quitar. Delante de él quedó la zona íntima de ella, la cual escurría ya de sus jugos más íntimos...
La muchacha se quitó completamente la pantaleta y acercó su cadera al miembro de Genzo. Ella lo tomó con sus manos, lo estimuló un poco y después se descuartizó a sí misma cabalgando frenéticamente sobre él. Wakabayashi movía sus caderas al compás de las de ella, ambos comenzaron a jadear y a gritar, ella brincaba sobre él cada vez más rápido... Wakabayashi, experto ya en los embates cuerpo a cuerpo, aumentó la velocidad de la penetrada, a pesar de que estaba atado. Los cuerpos sudaban, sus lenguas se tocaban y se lamían... Sin esperar más tiempo, él eyaculó al tiempo que ella llegaba al orgasmo...
La joven se recostó sobre Genzo, lamiendo los restos del líquido que aún había sobre su cuerpo (Genzo había comprobado que el líquido era almíbar). La muchacha no notó que con la fuerza de los embates las ataduras de Genzo se habían aflojado, de manera que él pudo soltarse sin que ella se diera cuenta. Pero, en vez de que él escapara, tomó sorpresivamente a la muchacha por las muñecas y la ató a ella de un poste que colgaba a poca altura por encima de la cama.
Se dirigió nuevamente hacia la zona más íntima de ella. Comenzó a besar y a lamer la parte interna de sus muslos, acercándose cada vez más a su vagina... Pero sin llegar a su objetivo... La muchacha gemía y se retorcía y su cuerpo le pedía a Genzo que llegara al final... La lengua de Genzo jugueteaba sobre el clítoris de ella, muy suavemente lo estimulaba pero no lo suficiente como para que llegara al orgasmo. Cada vez que la chica era presa de un espasmo de placer, él se detenía y eso la estaba volviendo loca. Ésa era su venganza...
Pero Genzo cayó víctima de su propia trampa. Excitado nuevamente ante la vista de los fluidos naturales de la chica escurriendo por sus muslos, la tomó por la cintura, hizo que abriera las piernas y su pene comenzó a penetrarla con frenesí. La muchacha gritó. No podía mover sus manos, pero sus caderas se acomodaban para que el pene de Genzo entrara más y más profundo en su vagina. Genzo tomó un seno de la muchacha y se lo metió en la boca, saboreándolo lentamente... Con su otra mano, frotaba el pezón que había quedado al descubierto... La chica lloraba del placer, sus gritos se escuchaban ya por todo el lugar... Wakabayashi dejó de penetrarla para colocarse detrás de ella y entrar de nuevo por detrás. Era un sexo salvaje e intenso, el tener a su captora desnuda y a su merced le habían dado al acto un toque extremadamente suculento... Genzo dejó de penetrarla, gozando del hecho de saber que él tenía el control.
Wakabayashi soltó las ataduras de la muchacha, la tumbó boca arriba sobre la cama, pegó sus brazos contra el colchón y por fin la penetró.
Genzo vio la oportunidad perfecta y le quitó el antifaz a la muchacha. Se sorprendió al darse cuenta de que era la asistente del redactor en jefe de la revista Deportes Hoy, la misma que le había ofrecido su copa de vino...
Wakabayashi le hizo el amor toda la noche. Siempre bajo su poder, siempre bajo su control... La ató varias veces a la cama para poder penetrarla a su antojo, cosa que parecía volver loca de excitación a la joven... Se suponía que ése era su castigo, pero la muchacha lo estaba disfrutando como nunca, al igual que él... Wakabayashi pensó que nunca antes había tenido mejor sexo que ése...
Al amanecer, después de una larga e intensa jornada de sexo satisfactorio, Genzo despertó solo. Se dio cuenta de que estaba en el cuarto de un hotel muy cercano a su departamento. A un lado de él, sobre la cama, había una flor de azucena blanca con una nota que decía: Gracias por la fantástica noche... Siempre seré tu fan número 1. Atte. Ariadna.
Fin.
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